ESCRIBANO MONACAL

ESCRIBANO MONACAL
UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

martes, 4 de julio de 2023

EL COMPLOT LOCKHART

 

Hoy voy a narrar una trama en la que vamos a ver tres personajes principales y unos cuantos secundarios.

Sólo me voy a referir a los principales, los cuales son tan interesantes que casi merecerían que hiciera un artículo para cada uno de ellos.


En primer lugar, me voy a referir al cabecilla de esta operación. Su nombre era Sir Robert Hamilton Bruce Lockhart. Nació en 1887 en una pequeña localidad de Escocia. No digo del Reino Unido, porque él presumía de no tener “ni una gota de sangre inglesa en mis venas”.

Sus padres y la mayoría de sus familiares se dedicaron siempre a la enseñanza. Así que tuvo una buena formación.

Con 21 años, se trasladó a la actual Malasia para trabajar en la administración de unas fincas de unos tíos suyos. Parece ser que tuvo algún problema con los padres de una chica a la que cortejaba y tuvo que regresar, aprisa y corriendo, al Reino Unido.

En 1912, consiguió aprobar el examen para el ingreso en el servicio diplomático británico. Su primer destino fue como vicecónsul en Moscú. Allí estuvo hasta 1917, cuando sus superiores le ordenaron que regresara a su país. Mes y medio después tuvo lugar la revolución bolchevique, que depuso al gobierno socialdemócrata de Kerensky.

Curiosamente, cuando llegó a Rusia, se estaban fundando los equipos de fútbol. Así que estaban llamando a todos los aficionados que supieran jugar a ese deporte.

Casualmente, uno de los equipos era el Orechovo-Zuevo (OKS), propiedad de la familia Morozov, unos famosos fabricantes de cerveza. Este equipo fue el antecesor del actual Dinamo de Moscú.

Consiguieron reunir una plantilla en la que participaban jugadores locales junto con algunos residentes británicos en esa ciudad. Entre ellos estuvo el que luego fuera famoso mariscal Wavell.

Se produjo un error, en el caso de Lockhart, pues la prensa creyó que se trataba de un famoso deportista británico, cuando lo cierto es que el famoso deportista era su hermano John. Aunque no jugaba al fútbol, sino al rugby. No obstante, Robert aceptó el puesto de futbolista y ese año ganaron la liga rusa. Parece ser que su padre también había sido futbolista.

Tras la I Guerra Mundial, Robert regresó a Rusia, pero esta vez prestó sus servicios en la Embajada británica en lo que hoy es San Petersburgo.

Evidentemente, los británicos y el resto de los Aliados, no estaban nada contentos con la actuación de Rusia en la I Guerra Mundial, ya que firmaron, sin contar con los demás, una paz por separado con Alemania. En 1922, Rusia cambió su nombre por el de la URSS.

No hará falta decir que eso ocurrió porque el Gobierno alemán había pactado con Lenin para llevarlo desde Suiza hasta San Petersburgo a fin de que tomara el poder y firmara un tratado de paz.

Así que el premier británico, Lloyd George, le había encargado a Lockhart que procurase rebajar la creciente influencia alemana en el nuevo gobierno ruso. Hay quien dice que el Gobierno británico no tenía demasiadas esperanzas en conseguir ese objetivo y, por ello, se lo encargaron a un diplomático joven y con poca experiencia.

Por otro lado, esta vez, el antiguo MI, antecesor del famoso MI6, había fichado a Lockhart para que organizase una red de espionaje dentro de Rusia. Para apoyarle en esa complicada misión, le enviaron a Sidney Reilly, un famoso espía originario de Rusia, que es el segundo protagonista de esta historia.

Es posible que a muchos le suene el nombre de este personaje, porque vieran aquella estupenda serie de tv titulada “Reilly, as de espías” (1983), protagonizada, magistralmente, por Sam Neill.

No está nada claro el origen de Reilly, porque así lo quiso él. Parece ser que nació en 1873 en lo que hoy es la localidad ucraniana de Odessa, por entonces dentro del Imperio Ruso. Tampoco está nada claro quiénes fueron sus padres. Hay varias teorías al respecto.

Parece ser que, muy pronto, tuvo problemas con la policía zarista. Así que se marchó de Rusia para ganarse la vida en Brasil.

Posteriormente, se trasladó a Francia, donde tuvo problemas con grupos de anarquistas y la Policía le acusó de haber matado a dos de ellos.

Desde allí, viajó al Reino Unido, donde se convirtió en almacenista y vendedor de medicamentos y también en informante de la Policía, dentro de los grupos de inmigrantes rusos.

Posteriormente, se casó con una viuda británica rica, lo cual le dio una gran estabilidad económica.

En 1899, poco antes de la guerra ruso-japonesa, la pareja viajó a Rusia. Allí conocieron al agregado japonés de su embajada, el cual le propuso ser un agente al servicio de Japón.

Así que Reilly aprovechó ese viaje para, con el pretexto de enseñar el país a su esposa, hacer un informe sobre los cuarteles, los puertos, las tropas y los barcos rusos. Una copia del mismo se la dio a los británicos y otra a los japoneses.

Parece ser que hizo amistad con el infame traficante de armas Basil Zaharoff, al cual le dediqué otro de mis artículos.

Incluso, se cree que participó en algunos atentados de falsa bandera, organizados por la Inteligencia británica, con el fin de presionar al Gobierno USA para que se decidiera a entrar en la I Guerra Mundial.

Es más, algunos historiadores afirman que participó en algún plan para liberar a la familia imperial rusa, que estaba presa en Ekaterimburgo. Aunque eso no parece muy creíble, porque hay infinidad de teorías sobre intentos de liberarles. Hasta el mismo Alfonso XIII dicen que hizo gestiones para liberarles

Parece ser que Lockhart no consiguió el objetivo que le había asignado el premier Lloyd George, así que optó por intentar derrocar al Gobierno comunista, presidido por Lenin.  A mí me extraña mucho que un simple cónsul se atreviera a realizar un objetivo tan importante. Seguramente, sería un nuevo objetivo propuesto por el Gobierno británico, pues obtuvo una importante financiación de su servicio de Inteligencia.

Como Reilly era muy conocido en los ambientes antibolcheviques, Lockhart le encargó que intentara convencerles para realizar una sublevación para derrocar a Lenin y Trotsky. Anteriormente, las potencias occidentales habían apostado por Trotsky, pero luego se dieron cuenta de que era igual o más cruel que Lenin.

Parece ser que contactaron con Savinkov, un antiguo ministro de Kerensky, el cual lideraba un amplio grupo opositor, el cual se mostró muy entusiasmado con ese proyecto. También contactaron con las embajadas de USA y Francia en Rusia.

Por otro lado, el capitán de navío Francis Cromie, agregado naval en la Embajada británica en Moscú, se puso en contacto con una unidad militar letona para intentar agregarlos a su bando. Parece ser que el coronel Berzin, jefe de esa unidad, simuló estar de acuerdo con Cromie. Sin embargo, trabajaba para la Inteligencia soviética.

Hay que aclarar que era muy importante atraerse a esa unidad letona, pues se trataba de la guardia personal de Lenin y de otros jerarcas soviéticos.

Curiosamente, Reilly consiguió un puesto importante en la propia policía soviética, la llamada Cheka. Por eso, algunos autores afirman que era un agente soviético.

Sin embargo, se sabe que uno de los que informaron a Dzerzhinsky, jefe de la Cheka, fue el coronel Berzin, jefe de la unidad letona. No obstante, éste le dijo que les siguiera la corriente hasta ver quiénes estaban implicados en ese complot.

Antes de seguir, voy a hacer un alto para presentar al tercer personaje principal de esta narración. Se trata de una mujer, conocida como condesa Moura Budberg.

Su nombre real fue María Ignatievna Zakrevskaya. Nació en 1893 en Poltava, una ciudad del centro de lo que hoy es Ucrania. Pertenecía a una familia adinerada, pues su padre era un noble y diplomático ruso.

En 1911 se casó con Iván Alexandrovich Benckendorff, un diplomático que, en aquella época, estaba destinado en la Embajada rusa en Berlín. De ese matrimonio nacieron dos hijos.

Iván también era un terrateniente y tenía una enorme finca en lo que hoy es Estonia. Allí fue asesinado en 1919 por uno de sus trabajadores.

Parece ser que en esa embajada fue donde Moura conoció a Lockhart. Por lo visto, fueron amantes y las autoridades rusas la hicieron regresar a su país. Allí fue detenida, dado que sospechaban que

pudiera ser una agente británica. Algunos autores afirman que, antes de ser liberada, le hicieron prometer que trabajaría para la Inteligencia rusa.

Como decían que era muy bella, tuvo varios amantes. Uno de ellos fue el escritor Máximo Gorky, con el que vivó durante varios años. También fue amante del célebre escritor H.G.Wells.

Por lo visto, también tuvo un romance fugaz con un jefe de la Cheka, para que pusieran en libertad a Lockhart, según dijo el mismo Gorky.

En 1921, se casó, brevemente, con un noble estonio llamado 

Nikolai von Budberg. Fue una especie de matrimonio de conveniencia y le dio la oportunidad de obtener un pasaporte para salir de Rusia, visitar a sus hijos, a Gorky y a H.G. Wells.

Parece ser que siempre fue una agente doble, tanto de la Inteligencia británica como de la soviética. Aunque volvió algunas veces a la URSS, vivió casi siempre en el Reino Unido y se ganó la vida como escritora, traductora y guionista de cine. Murió en 1974 en una ciudad de Italia.

Curiosamente, una medio hermana mayor suya fue bisabuela del famoso político británico Nick Clegg, que llegó a ser viceprimer ministro del Reino Unido.

Parece ser que Lockhart siempre sospechó de ella como de alguien que mantuvo informados a los de la Cheka sobre los preparativos de su complot, pero eso nunca se pudo probar.

Por lo visto, los implicados en el complot se reunieron en varias ocasiones y decidieron que la sublevación comenzase en la primera semana de septiembre, ya que, en esas fechas, se reunirían el Consejo de Comisarios del pueblo y el Soviet de Moscú en el Teatro Bolshoi de la misma capital.

La idea no era sólo sustituir al Gobierno soviético, sino poner a otro más afín a las potencias occidentales, para que Rusia volviera a luchar en la I Guerra Mundial, la cual terminó en noviembre de 1918.

El asunto empezó a ir mal, cuando, el 30/08/1918, un cadete militar, miembro del grupo de Savinkov, asesinó a Moise Uritsky, jefe de la Cheka de Petrogrado o San Petersburgo. Parece ser que se trataba de una venganza, porque Uritsky había fusilado a su amante, que era un capitán del Ejército. El cadete fue capturado y fusilado. Curiosamente, tanto el asesino como la víctima eran judíos.

Casualmente, el mismo día, Lenin visitó una fábrica de armas en Moscú. Al salir, una militante anarquista, llamada Fanny Kaplan, a la que dediqué otro de mis artículos, le llamó a voces y, cuando éste se dio la vuelta, recibió tres tiros.

Como ya dije en ese artículo, veo muy improbable que hubiera sido ella la que acertase a Lenin, porque, unos años antes, había quedado casi ciega, tras haberle explotado

una bomba en la cara, mientras la estaba manipulando.

Precisamente, tras haber sido sometida a varios interrogatorios, les encargaron a los miembros de la guardia letona que la mataran y se deshicieran de su cuerpo.

Estos atentados dieron lugar a que volvieran a poner en vigor la pena de muerte, que había sido abolida el año anterior, y a iniciar una amplia represión contra todo tipo de opositores. Fusilando a miles de ellos.

Al día siguiente, un grupo de agentes de la Cheka se atrevió a asaltar la Embajada británica, creyendo que allí se refugiaban algunos de los implicados. Se produjo un tiroteo, en el que murió el propio Cromie.

Posteriormente, fue detenido Lockhart y llevado primero a la infame prisión de la Lubyanka, sede la Cheka, y después al propio Kremlin. Allí fue encerrado con la mencionada Kaplan para ver si se conocían y, como vieron que no, fue entonces cuando sacaron a la mujer de la celda para asesinarla.

El Gobierno británico tuvo buenos reflejos al detener al diplomático ruso 

en Londres, Maxim Litvinov. Un personaje que llegaría ser ministro de Relaciones Exteriores de la URSS.

Posteriormente, intercambiaron a ambos personajes y así se libró Lockhart de ser fusilado por la Cheka. Sin embargo, algunos de sus colaboradores fueron arrestados y fusilados o encarcelados durante muchos años.

Por el contrario, Reilly tuvo más suerte. Aunque se inició una gran operación para capturarle, consiguió llegar a Finlandia y de allí viajar a Londres.

No obstante, Lockhart, Reilly y varios implicados más fueron juzgados en noviembre de 1918. Los dos primeros fueron condenados, en ausencia, a la pena de muerte. O sea, que, si regresaban a Rusia, podrían ser ejecutados.

A partir de entonces, Lockhart dejó la carrera diplomática y se dedicó al periodismo. Alcanzó una gran fama como escritor con la publicación de Memorias de un agente británico (1932), que daría lugar a una película y a la mencionada serie de tv.

Durante la II Guerra Mundial colaboró en los servicios de contraespionaje y propaganda de la Inteligencia británica. Murió en 1970.

En el caso de Reilly, pocas semanas después de su llegada a Londres, fue enviado de regreso a Rusia. Esta vez estuvo en la zona del Mar Negro, evaluando los efectos de la guerra civil entre el Ejército blanco y los comunistas.

En diciembre de 1922, durante una visita a Berlín, conoció a una joven bailarina, que se hacía llamar Pepita Bobadilla y decía ser sudamericana. Sin embargo, su verdadero nombre era Nelly Burton y se acababa de quedar viuda.

Curiosamente, Reilly ya estaba casado, pero eso no les impidió casarse en Londres y vivir juntos hasta que tuvo que volver a Rusia.

Incluso, dicen que estuvo implicado en la falsificación de una carta, atribuida al ministro soviético Zinoviev, en la que indicaba cierta complicidad de los laboristas británicos con los soviéticos.

Eso dio lugar a la caída del Gobierno laborista de Ramsay McDonald y la firma del Tratado de Locarno, donde varios países pactaron crear un frente común contra la URSS. El primer gobierno laborista de los que ha tenido el Reino Unido.

En septiembre de 1925, se reunió con varios exiliados rusos en París, los cuales habían sabido que existía una organización antibolchevique, llamada el Trust. Allí acordaron que Reilly fuera a la URSS, a través de Finlandia, para ver la posibilidad de utilizar esa organización para derrocar el régimen comunista.

Fue recibido en la frontera entre ambos países por personas, que decían ser del Trust. Sin embargo, eran agentes del OGPU, Inteligencia militar soviética. Lo del Trust había sido una treta creada por la Inteligencia soviética para atraer opositores exiliados a la URSS.

Otro de los engañados fue Savinkov, al cual le hicieron un juicio público y lo condenaron a muerte. Luego, unos dicen que se suicidó y otros que le ejecutaron.

Desgraciadamente, Reilly entró con ellos en territorio soviético y fue detenido y enviado a la prisión de la Lubyanka, en Moscú.

Allí fue sometido, diariamente, a interrogatorios. Sobre todo, de tipo psicológico, como simulacros de fusilamientos, etc.

Parece ser que, a primeros de noviembre de 1925, Stalin dio la orden de matarle y esa orden la ejecutaron varios agentes del OGPU en un bosque cercano.

Así terminaron las aventuras de uno de los más famosos espías del mundo. Parece ser que el propio Ian Fleming, que fue muy amigo de Lockhart y le contó sus aventuras, se basó en su biografía para crear el personaje de James Bond.

 

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