ESCRIBANO MONACAL

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UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

viernes, 23 de junio de 2023

EL GRAN LEGADO DE JAMES SMITHSON

 

Hoy voy a narrar en este artículo la vida de un personaje muy poco conocido por el común de los mortales. Sin embargo, su legado aún perdura y seguro que le suena a casi todo el mundo.

James Smithson nació, posiblemente, en París (Francia) en 1765. Su madre, que era británica, había viajado hasta allí para dar a luz, ya que se trataba de una viuda, que había quedado embarazada de un hombre casado. Cosas de la moral tan estricta, que había en esa época.

Su madre fue Elizabeth Hungerford Keate, viuda del rico hacendado James Macie. Mientras que su padre fue el rico terrateniente Sir Hugh Smithson, que luego fue nombrado primer duque de Northumberland. Lo cierto es que nunca fue reconocido por éste.

Casualmente, para rematar el rizo, su madre era prima hermana de la esposa de Sir Hugh Smithson. Incluso, se trataba de una persona importante, ya que su familia descendía del rey Enrique VII. Conocido por la guerra de las dos rosas.

Tras su nacimiento, nuestro personaje fue bautizado como Jacques Louis Macie. Al cumplir los 10 años, regresaron a Gran Bretaña, donde lo inscribieron como británico y le cambiaron el nombre por el de James Louis Macie.

Como los británicos son unos tipos un poco raros, a cambio de

nacionalizarlo, le prohibieron que ingresara en el Ejército o que fuera funcionario. Tampoco podría aceptar ninguna propiedad donada por la Corona.

Así que le cerraron varias puertas, que tenían abiertas los jóvenes de su edad y de su posición social.

Posteriormente, su madre volvió a casarse. Esta vez, su marido fue Mark Dickinson, con el que tuvo otro hijo.

Curiosamente, aunque no quiso reconocerlo, el duque de Northumberland pagó los gastos de su educación en la Universidad de Oxford.

Parece ser que fue un buen estudiante y se especializó en mineralogía. En 1784, participó en una expedición geológica a Escocia y las remotas islas Hébridas.

Por fin, recibió su graduación en Química en 1786 y, un año más tarde, fue admitido en la Royal Society of London. Nominado nada menos que por el famoso Henry Cavendish.

Allí conoció a las primeras figuras de la Ciencia de su época, como Joseph Priestley, Sir Joseph Banks, Antoine Lavoisier, etc.

Por ello, dedicó su vida a la Ciencia y a estudiar todo lo que le pusieran por delante. Por ejemplo, los venenos de las serpientes, la composición química y geológica de las rocas lanzadas por los volcanes, la electricidad y hasta las sustancias que componían las lágrimas.

Estudió a fondo las propiedades del zinc y, por ello, uno de los minerales de los que se extrae el zinc, fue bautizado como Smithsonita. Por lo visto, fue el primero que utilizó el término silicatos.

También estudió los fósiles de animales prehistóricos, hallados en una cueva en el interior de Inglaterra.

Su padrastro murió en 1771. Su padre falleció en 1786 y fue sucedido por su hijo, que también se llamaba Hugh. Mientras que su madre murió en 1800.

Su medio hermano, Henry Louis Dickinson, y él fueron los únicos herederos. Henry se dedicó a la vida militar, llegando al grado de coronel, y estuvo destinado en 

varias colonias británicas.

En 1801, tras la muerte de su madre, nuestro personaje cambió su apellido por el de Smithson. No sé si obtuvo el permiso de su hermanastro para poder hacerlo, pero lo hizo.

Fue un consumado viajero, con todos los riesgos que eso significa. Estando en París, le pilló la Revolución Francesa.

En 1807, fue apresado, durante las guerras napoleónicas, en lo que hoy es el norte de Alemania. Una vez liberado, fue de nuevo apresado en Hamburgo por los franceses.

Por lo visto, tuvo que escribir al famoso naturalista Sir Joseph Banks, que era un personaje muy influyente, para que le soltaran y lo consiguió.

Parece ser que siempre invirtió en la industria del vidrio de la que obtuvo pingües beneficios.

James Smithson nunca se casó, ni tuvo hijos. Por ello, decidió legar toda su fortuna al hijo de su medio hermano, Henry James Dickinson, que tuvo que cambiar su apellido por el de Hungerford para poder cobrarla.

En el testamento se indicaba que, si su sobrino moría antes que él o no tenía descendencia, esa fortuna sería donada a USA para establecer una institución cultural en ese país.

Desgraciadamente, James Smithson murió en Génova en 1829 y fue enterrado en el cementerio protestante de esa localidad italiana. Su sobrino heredó su fortuna, pero también murió sólo 6 años después que él y también sin descendencia. En su testamento indicó que esa herencia debería servir para fundar la “Smithsonian Institution, con el fin de aumentar y difundir el conocimiento humano”.

Curiosamente, nuestro personaje, legó toda su fortuna para crear una fundación en un país donde nunca había estado, pero al que admiraba mucho. Me da la impresión de que no le tenía mucho cariño al Reino Unido, porque nunca le había tratado muy bien.

Como en USA siempre han tenido unos funcionarios muy eficientes, algo por lo que deberíamos envidiarles, pues actuaron de inmediato. El encargado de negocios de su Embajada en Londres le dio la noticia al Secretario de Estado, el cual informó al presidente, Andrew Jackson, y éste le dio la noticia al Congreso.

En 1836, como los ciudadanos USA son gente muy práctica, mientras estaban discutiendo qué hacer con ese legado, el presidente envió a un delegado suyo para que se hiciera con esos fondos.

Curiosamente, algunos políticos USA, vieron como una afrenta que su país aceptase un legado procedente del Reino Unido, pero, al final, lo aceptaron.

Evidentemente, como los británicos también son muy amantes del dinero y, además, en aquella época no tenían muy buenas relaciones con USA, le pusieron todo tipo de obstáculos.

No obstante, al final, tuvieron que dar su brazo a torcer y dejar que

se llevaran ese dinero a América. Algo más de 508.000 dólares de la época, más otros 50.000 de otros fondos. Aparte del archivo y las colecciones de Smithson, que también formaban parte de esa herencia.

En 1847 se creó la fundación Smithsonian y se construyó el edificio neogótico, donde sigue estando su sede principal.

Curiosamente, su escudo fue diseñado por el político reformador, Robert Dale Owen, hijo del famoso Robert Owen, creador del llamado socialismo utópico.

A pesar de que parte de la colección de minerales y algunos archivos resultaron destruidos en un incendio ocurrido en 1865, se sigue conservando su biblioteca.

En 1903, las tumbas del cementerio, donde estaba enterrado Smithson, iban a ser trasladadas, porque su terreno iba a ser ocupado por una cantera muy cercana.

Por ello, el propio Alexander Graham Bell, que era uno de los regentes

de esa institución, pidió ayuda al Gobierno USA y decidieron trasladar la tumba a su país.

Sus restos mortales fueron enviados en un barco de la Armada USA y, una vez desembarcados en un puerto de Nueva Jersey, fueron escoltados por una unidad de la Caballería USA hasta la sede de la propia Fundación, situada en Washington DC. Desde entonces, sus restos se hallan en la cripta de ese edificio.

El comité directivo de esa Fundación está compuesto por un presidente, que es el mismo presidente de la Suprema Corte de Justicia, un vicepresidente, 3 diputados congresistas, 3 senadores y 6 ciudadanos.

Desde el principio, se decidió que la labor de esta Fundación sería la investigación científica. Empezaron por la Meteorología, que era una ciencia que estaba empezando a dar sus primeros pasos, y aquello fue el germen de la Oficina Meteorológica de USA.

En la actualidad, también se dedican a investigar en otros campos de la Ciencia, como la Astronomía, la Climatología, la Ecología, la Zoología, etc.

No sólo eso, sino que fundaron varios museos, cuya entrada es libre, en los que se pueden encontrar millones de piezas en exposición de todo tipo. Como el de Historia Natural, el del Aire y del Espacio, el de Historia Americana, el de Historia y Cultura Afroamericana, el de Arte Asiático, etc.


Se calcula que reciben unos 30.000.000 de visitantes cada año, mientras que la cifra de visitantes del Museo del Prado no llega a los 2.500.000.

Sus científicos también participan en proyectos con otros países a fin de poder ampliar los conocimientos de estos.

 

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