ESCRIBANO MONACAL

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UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

viernes, 11 de noviembre de 2022

HENRY GUNTHER, EL ÚLTIMO SOLDADO MUERTO EN LA I GUERRA MUNDIAL

 

Hoy se cumple otro aniversario del final de la I Guerra Mundial. Aquella Gran Guerra, que decían que iba a acabar con todas las guerras. Pues ya hemos visto que no.

El mundo sufrió una Segunda Guerra Mundial unos 20 años después de aquella. Esperemos que no haya una tercera, aunque algunos parecen estar deseando que estalle cuanto antes.

Yo creo que para el estallido de aquella guerra mundial se juntaron varias cosas. Una de ellas fue el avance del colonialismo, que buscaba dominar zonas para obtener materias primas baratas para el suministro de sus fábricas.

Otra podría ser el auge del imperialismo y el deseo de muchos políticos y militares de poner a prueba sus ejércitos a los que llevaban preparando durante muchos años.

Hace un rato, he estado viendo un vídeo en un canal de YouTube, donde un joven decía que Alemania había sido responsable de las dos guerras mundiales. Se equivoca. 

Se podría decir que fue responsable de la Segunda. Sin embargo, la Primera vino por un magnicidio ocurrido en Sarajevo. Seguido por una operación de castigo del Imperio Austro-Húngaro contra Serbia. La cual degeneró en una guerra mundial a causa de las múltiples alianzas entre las naciones europeas.

Por mi parte, yo sigo sospechando que la muerte del coronel Redl tuvo mucho que ver con el comienzo de esa guerra. Ya le dediqué, hace mucho tiempo, otro de mis artículos.

Haré un resumen, para el que no lo haya leído. Este coronel austro-húngaro era el jefe del servicio de contraespionaje de su país.

Los rusos se dieron cuenta de que era homosexual y lo estuvieron chantajeando hasta que se decidió a trabajar para ellos.

A la vista del lujoso tren de vida que llevaba, parece ser que le pagaron muy bien. Es curioso que sus colegas no se dieran cuenta de ello.

Lo cierto es que les suministró muchos datos a los militares rusos. Tanto de su propio Ejército como del conocimiento que tenían sus compatriotas sobre el Ejército ruso.

Parece ser que sus colegas lo pillaron de la forma más tonta y lo detuvieron. Increíblemente, en lugar de someterlo a largos interrogatorios para saber lo que les había entregado a los rusos, lo único que se les ocurrió fue encerrarlo en la habitación de un hotel y darle una pistola para que se suicidara. Así que eso hizo.

Por tanto, tras estos hechos, los rusos se encontraron con que ya no tenían ese informador. Sin embargo, poseían gran cantidad de información sobre el Ejército Austro-Húngaro, al que llevaban mucho tiempo queriendo atacar y que, si cambiaba sus planes de guerra, ya no le serviría para nada. Así que tenían que aprovechar esa ventaja.

Por ello, presionaron a algunos miembros del Servicio de Inteligencia de Serbia, tradicional aliada de Rusia, para que organizasen algún incidente a fin de que los austriacos quisieran enfrentarse a los serbios y los salvasen los rusos.

Lo demás es una historia muy conocida. De hecho, he escrito varios artículos sobre ese tema, que se pueden leer en este mismo blog.

El personaje de hoy se llamaba Henry Nicholas John Gunther y había nacido en 1895 en la localidad USA de Baltimore (Maryland). Aunque había nacido en USA, procedía de una de las muchas familias que llegaron a ese país, emigrando desde Alemania.

De hecho, en esa ciudad, se concentraron muchos inmigrantes alemanes y, durante muchos años, se dieron misas en alemán, igual que se enseñó ese idioma en algunos colegios o se publicaron periódicos en esa lengua. No obstante, en esa ciudad fue donde se compuso el himno de USA.

Los había de todo tipo: católicos, protestantes, judíos, etc. Concretamente, Henry pertenecía a la comunidad católica.

Entre los muchos descendientes de alemanes, nacidos en esa ciudad, yo destacaría algunos, como la famosa violinista Hilary Hahn o el actor David Hasselhoff, famoso por ser el protagonista de la serie El coche fantástico.

Por lo visto, nuestro personaje, estuvo trabajando como administrativo en el Banco Nacional de Baltimore. Incluso, ingresó en una sociedad católica, llamada Los caballeros de Colón, que se dedica a apoyar a todos los inmigrantes católicos.

En 1914, cuando estalló la I Guerra Mundial, nadie obligó a los ciudadanos USA a combatir en ella, pues su país no participaba en ese conflicto.

Sin embargo, en 1917, USA le declaró la guerra a Alemania y muchos jóvenes de ese país se alistaron voluntariamente para ir a combatir a Europa.

Unos meses más tarde, Henry fue reclutado y asignado a un regimiento de Infantería. No sé si es que no se fiarían de su ascendencia alemana, lo cierto es que lo destinaron a una unidad que se encargaba de suministrar los uniformes a las tropas. Eso sí, le ascendieron a sargento.

Poco tiempo después, su unidad fue enviada a Francia, donde pudo ver de cerca el horror de la guerra y las malas condiciones en que se desenvolvían los combatientes. No olvidemos que hubo miles de casos del llamado pie de trinchera. Una enfermedad que afectaba gravemente a los pies, por tenerlos durante horas metidos en el barro o, directamente, en el agua.

Así que en una de las cartas que le envió a un amigo, le aconsejó que no se alistara por las malas condiciones con las que se vivía en el frente.

Como siempre ocurre en todas las guerras, antes de ser enviada, toda la correspondencia es revisada por censores. Así que allí encontraron esas críticas a la vida militar. Cosa que no hizo ninguna gracia a sus mandos y eso dio lugar a que lo degradasen de sargento a soldado. También que lo trasladasen desde esa unidad tan cómoda a otra que combatía en primera línea.

Parece ser que eso lo trastornó y es posible que tuviera que aguantar algún menosprecio a causa de su origen alemán.

Lo cierto es que el 11/11/1918 se firmó el armisticio a las 5 de la madrugada en un vagón de tren en Compiègne.

Por lo visto, los alemanes pidieron un alto el fuego inmediato. Sin embargo, el mariscal francés Foch se negó a ello y sólo se llegó al acuerdo de que fuera el día 11/11 a las 11 de la mañana.

Evidentemente, esto fue transmitido a todas las unidades. Así que los soldados ya lo estaban celebrando.

Sin embargo, los mandos de los ejércitos aliados ordenaron una última ofensiva contra las líneas alemanas.

Aunque parezca mentira, durante esa mañana murió más gente que la media de los días anteriores. De hecho, entre los dos bandos, hubo 10.944 bajas, de las que 2.738 correspondieron a muertos en combate.

Curiosamente, algunos autores afirman que, si los aliados hubieran aceptado la propuesta alemana de firmar un alto el fuego el 08/11 de ese año, se hubieran salvado de la muerte unos 7.000 soldados.

El general Pershing, jefe de las fuerzas expedicionarias USA, no estaba nada contento con el armisticio y era partidario de machacar a fondo a los alemanes. Así que ordenó un bombardeo de Artillería de las líneas alemanas para no tener que llevarse esos proyectiles a casa.

Curiosamente, uno de los que efectuaron esos disparos en el último
día de la guerra, fue el futuro presidente USA Harry S. Truman, que era capitán y jefe de una batería de Artillería.

Algunos decían de este político que fue el hombre que realizó los últimos disparos en las dos guerras mundiales, porque también fue el que ordenó el lanzamiento de las dos bombas atómicas sobre Japón.

Volviendo a nuestro personaje de hoy, ese día se encontraba con su unidad cerca de las trincheras enemigas. Quedaban pocos minutos para que fueran las 11.00 de la mañana y ya no se producían disparos.

Sin embargo, Henry caló la bayoneta en su fusil y, de pronto, salió corriendo hacia las trincheras enemigas a pesar de que sus compañeros le gritaban para que volviera.

Parece ser que, en un primer momento, los alemanes no quisieron matarle y le dispararon por encima de su cabeza. Sin embargo, como vieron que no paraba y también les disparaba, le dispararon una ráfaga con una ametralladora, lo que le ocasionó la muerte.

Por lo visto, se hallaba muy resentido por su degradación a soldado y quería demostrar a todos que era una persona valiente y leal a USA a pesar de su origen alemán, porque pensaba que, a la vuelta, sería visto como un traidor en su propio país.

Murió justo a las 10.59 de ese mismo día. Se considera el último soldado muerto en el frente europeo, durante la I Guerra Mundial.

Hay que decir que la guerra continuó en África unos 15 días más a causa de la dificultad de las comunicaciones. Por ello, la noticia no llegó a tiempo.

Henry fue condecorado y ascendido, póstumamente, a su anterior grado de sargento. Desgraciadamente, sólo tenía 23 años cuando murió.

El cadáver de Henry fue enterrado en un cementerio militar en Francia y hasta 1923 no fue trasladado a USA, donde fue enterrado en un cementerio de Baltimore.

El 11/11/2008 se inauguró un monumento en el preciso lugar en el que murió Henry. Dos años más tarde, la Sociedad alemana de Baltimore colocó una placa conmemorativa en el lugar donde está enterrado.

 

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