
Vayamos al grano. Una noche, a
primeros de abril de 1817, en un pequeño pueblo del SW de Inglaterra, cercano al
límite con el País de Gales, en el condado de Gloucestershire, un zapatero, que
iba camino de su casa, encontró por la calle a una mujer joven.

Así que la llevó a ver al
encargado de un organismo municipal, que se dedicaba a socorrer a los pobres.

La descripción que hicieron fue
que se trataba de una joven de unos 25 años. Morena, con ojos negros y una
altura de 1,58 m.
Supongo que, por eso, nadie se
atrevería a tocarla, pues, en esa época, los miembros de la nobleza eran casi divinos
y más en el Reino Unido.
Nadie la pudo entender. Ni
siquiera el criado del magistrado, que era griego y hablaba varios idiomas. Sin
embargo, tras ofrecerle una taza de té, lograron saber que se llamaba Caraboo.

La invitaron a acostarse, pues se
la veía muy cansada. Sin embargo, rezó unas extrañas oraciones y luego se
acostó en el suelo, ya que parecía desconocer para qué servían las camas.

Poco después, la mujer del
magistrado convenció a su marido para que ordenara que la devolvieran a su
casa. Allí la puso al cuidado de su ama de llaves, que debía de vigilarla muy
de cerca, porque hasta se acostaban en la misma cama.
Por lo visto, siguiendo las
instrucciones de la Sra. Worrall, alguna vez la asustó, mientras estaba
dormida, para ver si hablaba en otro idioma, pero nunca lo hizo.
Todos los martes ayunaba y hacía
abluciones en el estanque, que había en el jardín de esa mansión.
Por lo visto, con el paso del
tiempo, abundaron, por esa casa, las visitas de lingüistas y curiosos,
empeñados en intentar averiguar lo que decía.

Según su relato, la extraña mujer
aseguraba ser una princesa originaria de una isla llamada Javasu, situada en el
Océano Índico. Por supuesto, esa isla no existe.
Decía haber sido secuestrada por
unos piratas y que, al navegar a través del Canal de la Mancha, se lanzó por la
borda, consiguiendo llegar a nado hasta la costa británica. Decía llevar 6
semanas vagando por Gran Bretaña.
Incluso, un erudito local, llegó
a afirmar que las marcas que se le apreciaban a la mujer en la nuca eran
propias de la Medicina china y que el idioma que hablaba procedía de aquella
zona.
Evidentemente, esto de acoger a
un personaje de esa importancia le dio lo que se llamaría un enorme caché a la
familia Worrall.

La joven tuvo mucho éxito en ese
pequeño pueblo, pues empezó a participar en tertulias, a pesar de su escaso
dominio del inglés. Incluso, les hizo demostraciones de natación y tiro con
arco.
Esto atrajo el interés de la
prensa regional y hasta nacional. Hacia ese pueblo se desplazaron muchos
periodistas y dibujantes, pues entonces aún no existía la fotografía. Por esa
razón, su retrato apareció en muchos periódicos.
Como dicen que antes se pilla a
un mentiroso que a un cojo, éste fue su fin. Una mujer, llamada Sra. Neale, dueña
de una pensión en Bristol, vio su imagen y la reconoció de inmediato.
Así que informó a los Worrall de
la identidad de su protegida. Por lo visto, se trataba de una mujer llamada
Mary Willcocks, hija de un zapatero residente en un pequeño pueblo de Devonshire.
No muy lejos del lugar donde fue encontrada.
Parece ser que la conocía por
haberla tenido como huésped en su establecimiento, donde solía jugar con sus
hijas.

Por lo visto, la joven había
vivido un tiempo con un antiguo marinero, el cual le contó muchas cosas de
Indonesia, hasta que la abandonó.
Posteriormente, parece ser que la
joven vivió, durante un corto período de tiempo, con unos gitanos, mientras
esperaba la ocasión de embarcar, en Plymouth, hacia América.
También fue reconocida por un
carretero, que la había transportado alguna vez en su carro. Así que se
descubrió y confesó toda la verdad.
Tenía 26 años, pues
había nacido en 1791, y también dijo que el citado portugués no era un
marinero, sino un cómplice suyo en esa trama. Pero nunca le volvieron a ver.

Por lo que se refiere a las
marcas en la nuca, según parece,
procedían de un antiguo método practicado por
algunos médicos, consistentes en calentar una taza y hacer como si fuera una
ventosa. Lo que provocaba quemaduras sobre la piel.
Según la versión de Mary, había
trabajado en algunas casas, pero nunca la trataron muy bien, vagando de un
lugar a otro y volviendo a la casa de sus padres para luego trabajar en otro
sitio, porque sus padres no la querían allí. Por lo visto, hasta pensó en
suicidarse.
En cierta ocasión, fue a Londres,
donde conoció a un caballero, con el que se casó en una iglesia católica.
Tuvieron un hijo, pero luego él la dejó y tuvo que llevar a su hijo a un
hospicio, por falta de recursos para atenderle. No obstante, parece que solía
visitar al chico una vez a la semana, hasta que éste murió.

Sin embargo, Mary, lo negó, alegando
que había pedido un aumento de sueldo y se fue de esa casa, porque se lo habían
negado. Por lo visto, en esa casa aprendió a leer y a escribir, tanto en inglés
como en hebreo.

Precisamente, el objetivo de haberse hecho pasar por esa princesa, era recaudar los fondos suficientes con los que poderse pagar el pasaje hacia América.

Esas publicaciones narraron que
ella se subió a un bote, con el que fue hasta esa isla y allí logró conocer al
emperador, el cual se enamoró de ella. Está visto que los periodistas tienen
que vender periódicos como sea.
Tras su llegada a USA, siguió representando
su papel de princesa Caraboo, pero ya con menos éxito.
Así que en 1824 regresó a Gran
Bretaña. Intentó volver a interpretar ese papel, pero no consiguió engañar a
nadie. Incluso, lo intentó también en Francia y en España, con idéntico resultado.

No se sabe qué tal le fue ese
matrimonio, pero sí que en 1839 ella se dedicaba a vender a un hospital de
Bristol esas sanguijuelas que tanto gustaban utilizar, los médicos de esa época,
para sus tratamientos.
En 1864, falleció en Bristol, a los 74 años, a causa de haberse caído en su casa. Fue enterrada en un cementerio de esa ciudad.
Parece ser que su hija continuó con ese mismo negocio hasta su muerte, acaecida
en 1900.
En 1994, se estrenó una película
titulada “La princesa Caraboo”, donde se narraban las aventuras de esta famosa
impostora. Incluso, en 2015, se escribió una biografía de este personaje y, al
año siguiente, se estrenó una comedia musical inspirada en su vida.
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