Esta vez voy a dedicar este artículo
a un personaje muy controvertido. Lo cierto es que no debería de tener muchos
amigos, porque, cuando murió, nadie reclamó su cadáver.
Vayamos por partes. Violette
Morris, que es como se llamaba nuestro personaje de hoy, nació en 1893, en
París. Hija del barón Pierre Jacques Morris, oficial de caballería retirado, y
Elizabeth María Antonia Sakakini, una mujer de origen palestino.
Era la menor de seis hermanas y
pasó su niñez y adolescencia en un colegio del convento de la Asunción, en Huy
(Bélgica).
Durante la I Guerra Mundial
sirvió como enfermera del Ejército francés, durante la Batalla del Somme, y,
más tarde, como correo del frente, en la Batalla de Verdún. En ambos casos,
ejerció sus funciones al volante de un vehículo, que también servía como
ambulancia.
Precisamente, acababa de casarse unos
días después del inicio de ese desgraciado conflicto bélico. Su marido se
llamaba Cyprien Edouard Gouraud y también sirvió en el frente.
Parece ser que uno de los tíos de
su marido fue el general Gouraud, que se hizo famoso en la II Batalla del
Marne, la cual tuvo lugar entre los meses de julio y agosto de 1918.
Era una mujer muy corpulenta y
estaba convencida de que podría hacer lo mismo o más que un hombre. Algo muy
loable, por cierto. Así que practicó diversos deportes. Entre ellos,
lanzamiento de disco y peso, fútbol, waterpolo, boxeo. Concretamente,
practicando el boxeo, combatió y derrotó a varios hombres. Llegando a ser
campeona de Francia en 1923.
También practicó el ciclismo, motociclismo, automovilismo, hípica, tenis, tiro con arco, buceo,
levantamiento de pesas, lucha greco-romana, etc.
En resumen, una deportista muy
completa, que tuvo sus mejores años entre 1921 y 1924. De hecho, consiguió dos
medallas de oro en la llamada Olimpiada Femenina, de 1924. Una en lanzamiento
de peso y otra en disco. De esa manera, Francia, consiguió el segundo puesto en
el medallero de esa competición. El primero fue ocupado por el Reino Unido.
Su carrera deportiva abarcó entre
1912 y 1935. Posteriormente, se dedicó a dar clases de algunos de estos
deportes en los que ella había participado.
Parece ser que, tras su retirada,
engordó ostensiblemente, pues, cuando participaba en competiciones deportivas
sólo pesaba 68 kgs, lo cual es una buena proporción para su altura de 1,66 m. Según
parece, tras su retirada del deporte, llegaba a fumarse tres paquetes diarios,
lo cual parece excesivo.
No está muy claro el motivo por
el que le denegaron el permiso para participar en los Juegos Olímpicos de
Amsterdam, de 1928. Es posible que fuera porque ya daba muestras públicas de
una clara bisexualidad. Algo que haría preguntarse a los jueces si se trataba
de un hombre o de una mujer. También hacía varios años que se había divorciado.
Estos fueron los primeros juegos en
los que pudieron competir mujeres. De
hecho, participaron 277 féminas a pesar
de la oposición del barón Pierre de Coubertin, el creador de los Juegos Olímpicos de
la Era Moderna.
Parece ser que tuvo un sonado
juicio, tras una denuncia de la Federación Francesa de Deportes Femeninos, que
la había acusado de llevar pantalones, siendo un tipo de ropa que este organismo
había prohibido llevar a las mujeres.
Según parece, el abogado de la
Federación lo equiparó a pasearse en ropa interior por la calle. Algo
estrictamente prohibido por las normas locales del Ayuntamiento de París.
También es verdad que se hizo
famosa por acudir continuamente a las fiestas nocturnas, rodeada de sus amantes
femeninas, donde fumaba y bebía más que nadie. Un tipo de vida que no parece
muy adecuado para cualquier deportista. Incluso, solía ir armada con un revólver.
Por lo visto, no se conformó con
vestirse a la manera masculina, sino que pasó por el quirófano para que le
extirparan sus pechos, que le molestaban para poder conducir los estrechos
automóviles de competición de su época. De hecho, al volante de su coche, ganó
varias de las carreras más importantes de su época.
Incluso, montó una tienda de
accesorios para automóviles. Desgraciadamente, ese negoció quebró, como otros
muchos, tras el comienzo de la Crisis del 29.
En su afán por hacer en su vida
de todo, trabajó como bailarina en un teatro y hasta llegó a actuar a dúo con
la famosa Josephine Baker, a la que ya dediqué otro de mis artículos.
Asistió sólo como invitada a los
famosos Juegos Olímpicos de Berlín, organizados en 1936 por el Gobierno de
Hitler. Parece ser que los jerarcas nazis aprovecharon su visita para conseguir
que trabajara para ellos en labores de espionaje.
Algunos autores afirman que el
rechazo, en Francia, a su conducta sexual fue lo que la llevó a colaborar con
los enemigos de su país.
Parece ser que su primera misión
fue pasar a los alemanes información sobre la famosa Línea Maginot, un plano
con los puntos más estratégicos de París y los secretos del carro de combate francés
modelo Somua S35. La cual, cumplió a entera satisfacción de sus nuevos jefes.
Tras la invasión de Francia, por parte
de Alemania, pasa a depender directamente del jefe de las SS en París, Helmut
Kochen.
En esa época, vivió en una nave
atracada en el río Sena. Se dedicaba, principalmente, al contrabando de licores
y charcutería para venderlos en el mercado negro, que estaba dominado por la
Mafia francesa.
Al principio de la II Guerra
Mundial, parece ser que se dedicó a la captación de nuevos espías, la lucha
contra los agentes del SOE, que habían sido enviados por los británicos, y
también a infiltrarse en la Resistencia francesa, para poder detener a todos
sus integrantes.
Más tarde, se unió a la Gestapo
para colaborar en los interrogatorios y, especialmente, en la labor de torturar
a las mujeres presas. Por su contundencia en los interrogatorios se ganó ese
apodo de la “Hiena de la Gestapo”. Esa labor la realizó en la central de la
Gestapo, situada en la calle Lauriston, de París.
Por ese mismo motivo, dado que
muchas de esas presas serían agentes británicas, el MI6 decidió asesinarla.
Así que encargó esta misión a los
grupos maquis de la Resistencia. Parece ser que uno de estos grupos la
sorprendió, a finales de abril de 1944, cuando viajaba a su casa de campo,
situada en Beuzeville (Normandía), a bordo de un automóvil Citroën 15 Six último
modelo. Un auténtico lujo, porque, aparte de ser muy caro, consumía 14 litros
cada 100 km.Incluso, dicen que el suyo consumía aún más, porque su motor estaba sobrealimentado para que corriera más.
Un vehículo poco apropiado para
una época donde todo estaba racionado, salvo para alguien que colaborara activamente
con las fuerzas alemanas de ocupación.
Por lo visto, intentaron matarla
en el camino de ida, pero no pudieron gracias a la gran velocidad a la que podía
circular con ese coche.
Así que la esperaron en el mismo
sitio, pues tendría que pasar, obligatoriamente, por ahí en su viaje de vuelta.
Parece ser que volvió ese mismo día sobre las 7 de la tarde y esta vez, sí que
consiguieron matarla.
Parece ser que, desgraciadamente,
iba acompañada de 5 personas más. Entre ellas, dos niños pequeños. Todos
murieron durante el ametrallamiento del coche.
Murió a los 51 años y, como ya
dije al principio, su cadáver no fue reclamado. Así que fue enterrada en una
fosa común en el cementerio de Poitou-Charentes. Parece ser que su cadáver fue
exhumado en 1945 y enterrado en otra sepultura.
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