ESCRIBANO MONACAL

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UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

viernes, 12 de enero de 2018

SIXTO CÁMARA, UN REVOLUCIONARIO OLVIDADO

Quiero empezar este artículo de la misma forma que acabé el último de 2017, o sea, deseando que todos seáis muy felices en el año 2018. Aunque no os haya tocado la Lotería, cosa que le suele ocurrir a casi todo el mundo, porque para eso la organizaron en su momento.
Esta vez voy a narrar en el blog la vida de un revolucionario de los muchos que ha habido en este país, llamado España, y que, como suele suceder, casi nadie se acuerda de él.
Confieso que llegué a conocer un poco de la historia de este personaje, gracias a que su nombre fue utilizado como seudónimo por el gran escritor español Manuel Vázquez Montalbán. Antes de eso, no lo conocía en absoluto.
En principio, no hay que confundir a este personaje con un matemático español de igual nombre y que también vivió en el siglo XIX.
Nuestro personaje se llamaba Sixto Sáenz de la Cámara y Echarri. Nació en agosto de 1824 en el pequeño pueblo riojano de Aldeanueva de Ebro.
Nació dentro de una familia modesta, que, desgraciadamente,  no pudo proporcionarle una buena formación, pero sí un gran amor por la libertad. No obstante, su padre fue escribano y luego alcalde de su pueblo.
Esta localidad se hallaba en una  zona que, durante las guerras carlistas, siempre estuvo en disputa por ambos bandos.
Seguramente, por ello, desde muy joven, se alistó en el bando liberal, también llamado cristino y, más tarde, isabelino. Pasó varios años combatiendo a los carlistas, partidarios del tío de la reina y de la restauración del absolutismo. Los carlistas son los que aparecen  en la ilustración con la boina roja
Hacia 1843 se le ve residiendo en Madrid, donde se siente en su salsa, gracias a la efervescencia revolucionaria que se vivía, por entonces,  en la capital.
Allí procura leer todo lo que puede y escribe multitud de artículos en varios de los muchos periódicos que surgieron en ese momento, aunque, la mayoría de ellos, tuvieron una vida muy efímera. Se dice que algunos sólo lograron reunir una docena de suscriptores.
Hasta se atrevió a escribir una obra de teatro sobre un bandolero y, posteriormente, varios libros en donde matizaba su pensamiento político.
También, por esa época, conoció a otro personaje llamado Fernando Garrido. Éste venía de Cádiz, donde había prendido la semilla del socialismo propuesto por Charles Fourier, hoy llamado “socialismo utópico”.
El ideal de Fourier se basaba en crear unas  comunas, llamadas falansterios, donde la gente viviría y trabajaría. En ellas, todos ganarían lo mismo, pero se daría una bonificación para fomentar el talento y el trabajo.
Basándose en las ideas de ese pensador francés, Cámara, publicó “El espíritu moderno”, en 1848, y, al año siguiente, “La cuestión social”.
En un principio, nuestro personaje, pensaba que el liberalismo sería una forma de derrotar a los conservadores y hacer evolucionar a la sociedad desde un liberalismo hacia el socialismo de Fourier.
De hecho, en 1849, se fundó el Partido Demócrata, en el que convergieron personas con ideales políticos muy diferentes. Entre ellos, nuestro personaje.
En un principio, había apoyado a los liberales o progresistas, pero luego se dio cuenta de que esos políticos, como todos, iban a lo suyo y no se preocupaban para nada de los sufrimientos del pueblo.
Tras la llegada de los progresistas al poder, se vio que no cumplieron lo que habían prometido, sino que apretaron aún más las clavijas al pueblo. Así que ese partido se disolvió.
A partir de ahí, el movimiento obrero dejó de apoyar a la burguesía, en los muchos intentos de ésta por llegar al poder, y creó sus propias señas de identidad, que, posteriormente, les fueron facilitadas por el naciente marxismo.
Seguramente, por eso mismo, Cámara fundó con Fernando Garrido y algunos amigos más, un movimiento llamado “Los hijos del pueblo”, al objeto de organizar múltiples rebeliones por toda España, que produjeran el cambio social y político que anhelaban.
Precisamente, en 1849, nuestro personaje fundó un periódico, llamado La reforma económica, donde se dedicó a divulgar los postulados de lo que hoy conocemos como el Socialismo Utópico.
También fue un firme partidario del Iberismo, o sea, la unión de España y Portugal en un único Estado, pero siempre en un contexto republicano federal.
En 1856, tras el final del llamado Bienio Progresista, donde durante unos pocos años pudieron gobernar los liberales, huyó hacia Andalucía y luego se exilió en Portugal. Allí, escribió, en 1859, "La Unión Ibérica".
A esas alturas, para él, la revolución era la única forma  posible para llegar a cambiar la política de su tiempo. Así que la mejor manera de conseguir ese objetivo era la unión de los revolucionarios de ambos países.
En 1857, desde su exilio lisboeta, organizó lo que llamó la Legión Ibérica. Supuestamente, se trataba de una unidad de milicias que invadiría España y expulsaría del Gobierno a los conservadores.
Lo cierto es que aquí primaban más los deseos que la realidad. Incluso, en algún momento pensaron viajar hasta la actual Italia, para apoyar a Garibaldi en su lucha para conseguir la unificación de su país.
Parece ser que el 08/07/1859, en pleno verano, Sixto Cámara, se aventuró a entrar en España, junto con otros amigos. Al día siguiente, se reunió en Olivenza con unos sargentos del batallón de milicias de Badajoz. Allí acordaron ser los primeros en sublevarse, para  después hacerlo diversas guarniciones de Andalucía.
Según cuentan, alguien los denunció y el Gobierno envió, desde Badajoz, un contingente de la Policía para capturarlos.
Al saber que la Policía les estaba buscando, Cámara y otro amigo, salieron de Olivenza con intención de volver a cruzar la frontera.
Parece ser que fue uno de esos días en que hace un calor más que sofocante y ellos, con las prisas, no habían cogido ni agua.
Así que procuraron no tomar ninguna carretera, porque, seguramente, estarían todas vigiladas,  e intentar llegar campo a través hasta el vecino país. El problema es que se perdieron y, además, la sed hizo mella en ellos.
Fruto de esa desesperación, a Cámara no se le ocurrió otra cosa que ponerse a beber en una
zona donde había una charca, cuyas aguas no parecían muy saludables.
A causa de ello, nuestro personaje se puso muy enfermo y su amigo lo llevó hasta una cercana casa de labradores, donde al poco tiempo murió.
Por lo que respecta a su compañero, Moreno Ruiz, intentó huir hacia Portugal, pero los habitantes de esa casa no lo consintieron, alegando que podrían culparles a ellos de la muerte de nuestro personaje.
Así que fueron a denunciar el hecho y las autoridades detuvieron a Moreno. Poco después, fue juzgado y condenado a muerte.
Parece ser que, junto a él, fueron ejecutadas varias personas más. Incluso, uno de ellos, había sido condenado a muerte por el “grave delito” de llevar una carta de los conspiradores desde Badajoz a Olivenza.
Así que, como sólo había un garrote, tuvo que ver cómo ejecutaron al resto de los condenados, siendo él el último en sufrir esa pena.
Posteriormente, tras un registro efectuado en el domicilio de Moreno Ruiz, encontraron papeles muy comprometedores. Por ese motivo, el Gobierno, detuvo a cientos de personas por toda España.
Curiosamente, en Sevilla, capturaron a un sargento de Artillería, al cual le prometieron dejarle con vida si denunciaba quién era el jefe de la conspiración. Parece ser que éste señaló al político cartagenero Fernando Garrido, el gran amigo de nuestro personaje.
Según cuentan, tras haber quedado este sargento en libertad, fue increpado por el resto de sus compañeros, los cuales le hicieron prometer que, cuando el juez volviera a interrogarle, negaría todo su testimonio anterior.
Así que, cuando lo citaron ante el Tribunal, al objeto de realizar un careo con Garrido, el militar negó conocerle y este último fue inmediatamente detenido.
Posteriormente, el militar fue sometido a un consejo de guerra, el cual le condenó a muerte, llevando al mismo Garrido al lugar de ejecución para que contemplara cómo se ajusticiaba a quien se había retractado de su anterior declaración.
Parece ser que se quedaron con las ganas de matarlo, porque, a causa de su actividad como periodista y revolucionario, era muy conocido por la Policía y ya había sido encarcelado en diversas ocasiones. Sin embargo, no pudieron hacerlo por falta de pruebas.

4 comentarios:

  1. Francisco José Chica Hergueta12 de noviembre de 2021, 8:19

    Saludos desde Bailén, Jaén.

    Me llamo Francisco José Chica y soy descendiente de D. Francisco de la Chica y Granados (1819-1879), destacado político republicano que participó en la Insurrección de 1857, exiliándose en Portugal junto a varios revolucionarios más de la ciudad y con el propio D. Sixto Cámara. Fue además Presidente de la Junta Revolucionaria de Bailén en 1868 y Alcalde de la ciudad desde ese año hasta 1873, liderando también el Cantón de Bailén.

    Desde que supe de la vida de mi antepasado y de aquellos compañeros con los que compartió exilio, he buscado información sobre cada uno de ellos.
    Esta entrada sobre el Sr. Cámara me ha resultado muy interesante.

    Un cordial saludo.

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    Respuestas
    1. Me alegro mucho que le haya gustado. Uno de mis bisabuelos era militar y participó en la sublevación republicana de Badajoz, ocurrida en 1883.
      Le invito a leer otros de los artículos que tengo publicados en mi blog y, si le han gustado, a ser posible, que se haga seguidor del mismo.
      Muchas gracias por su comentario y saludos.

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    2. Francisco José Chica Hergueta12 de noviembre de 2021, 12:43

      Por supuesto, acabo de seguir su blog y he leído uno de sus últimos artículos, concretamente el referente al Dr. Moliner, de quién desconocía mucha de la información aportada en dicha entrada.
      Igualmente, secundo su opinión personal con la que inicia el artículo.
      Tiene un muy buen blog y será un placer leerlos.
      Un cordial saludo.

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    3. Me alegro mucho que le haya gustado mi blog. Será un placer leer sus próximos comentarios.
      Muchas gracias y saludos.

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