ESCRIBANO MONACAL

ESCRIBANO MONACAL
UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

domingo, 30 de noviembre de 2014

LOS CASTRATI, UNOS FORMIDABLES CANTANTES

Es posible que más de uno haya oído hablar de estos personajes y hasta es casi seguro que hayáis visto la película “Farinelli”, que no es muy antigua, concretamente de 1994, pero seguro que no tenéis una idea muy clara de quiénes eran estos cantantes.
Aunque parezca mentira, hasta el siglo XVIII, las mujeres tenían prohibido cantar en público y, sobre todo, en la Iglesia.
Esta prohibición fue decretada por un Papa llamado Pablo IV, el cual ocupó este cargo a mediados del siglo XVI. Curiosamente, en pleno Renacimiento.
La verdad es que este pontífice parece que no casaba mucho con los ideales renacentistas, pues amplió mucho los poderes inquisitoriales y el Índice de libros prohibidos por la Iglesia.
Evidentemente, como en las óperas había personajes femeninos, esos papeles los tuvieron que representar hombres disfrazados de mujeres y, además, cantar con una voz lo más parecida posible a la voz femenina.
Así que, tras una intervención quirúrgica,  se encontraron con una voz que tenía la potencia de la de un hombre, pero que también podía realizar portentosos agudos como los que realizan las mujeres.
Se sabe que ya había castrados en la antigua Sumeria y en el Imperio Bizantino, sin embargo, se desconoce la razón de la proliferación de los mismos en el siglo XVI. Es posible que resurgieran a causa de la prohibición de Pablo IV.
La mayoría de los candidatos a esta operación eran chicos de familias pobres, que solían cantar en los coros de las iglesias. Si el chico tenía buena voz, el párroco hablaba con su familia y les comentaba la posibilidad de que siguiera cantando.
El problema es que, como todo el mundo sabe, a los chicos les cambia la voz en el paso de la pubertad a la adolescencia y eso es lo que se quería evitar.
No hay cifras concretas, pues esta práctica no estaba legalizada, así que se hacía bajo cuerda. Se cree que solían presentarse unos 4.000 candidatos anualmente. Lógicamente, antes tenían que sufrir una operación para que no se les desarrollaran los testículos y convertirlos en auténticos eunucos.
Evidentemente, en aquella época, la sanidad no estaba tan adelantada como ahora. Incluso, estas operaciones solían realizarlas las personas que se encargaban de esterilizar a los cerdos y también, en algunos casos, las hicieron los famosos barberos que también eran sacamuelas. O sea, que lo más seguro es que no hiciera su trabajo con mucha higiene. Así que había un gran porcentaje de muertes debidas a esta aberrante práctica.
Parece ser que los pacientes eran operados entre los 8 y los 12 años, para asegurarse que conservarían su voz casi infantil.
Sin embargo, la caja torácica llegaba a ser como la de un adulto, así que algunos podían cantar tranquilamente durante varias horas.
Antes de la operación, se les metía en una bañera con agua muy caliente y se les daba  cualquier bebida alcohólica o, incluso, opio, para calmar el dolor. En algunos casos, se les apretaban las carótidas para que quedaran inconscientes.
Lógicamente, si el niño no había llegado aún a la pubertad, se les desarrollaban rasgos propiamente femeninos. En cambio, si ya estaba en ella, podía tener un desarrollo sexual normal, pero sin crear espermatozoides.
Quizás, por ello, eran muy buscados por las damas de la Corte, al no existir ningún peligro de embarazo con ese tipo de relaciones. De hecho, se sabe que tuvieron mucho éxito en ese tipo de relaciones.
El más famoso de todos estos castrati fue Farinelli, el cual debería de ser un monstruo de la naturaleza, pues en una ocasión realizó una competición con un trompetista, hasta que este último tuvo que dejar su trompeta, por no poder seguir tocando.
Llegó a España para actuar durante unos meses ante la corte de Felipe V e Isabel de Farnesio. Tuvo tanto éxito que se quedó 22 años en nuestro país.
Dicen que uno de sus quehaceres en la Corte fue cantarle al rey las mismas 4 arias operísticas durante 10 años, para curar la depresión que sufría este monarca. Fue condecorado por el rey en diversas ocasiones e, incluso, le otorgó un cargo en el Gobierno y en la Orden de Calatrava.
Carlo Broschi, que era su nombre real, fue alumno del maestro Nicola Porpora, el cual le dio muy buena formación. Eso unido a las grandes cualidades innatas de este artista hizo que fuera muy valorado en su época. Dicen que su maestro siempre tuvo buen ojo para seleccionar a los mejores castrati.
Parece ser que no fue un hombre como el que se describe en la película “Farinelli”, sino que era discreto y humilde. Disfrutó con tranquilidad de su fama y su dinero y también se dedicó a coleccionar claves a las que bautizaba, cada una, con el nombre de un pintor famoso. Su favorito era Rafael.

Como Carlos III ya no era tan aficionado a la música ni al arte de los castrati, a los cuales llamaba despectivamente “capones”, se retiró a Bolonia. Allí pasó sus últimos años, gozando de un patrimonio y una pensión vitalicia, que le permitió vivir sin problemas de ningún tipo.
También se pueden citar otros castrati famosos, como Caffarelli, que fue calificado como el segundo en importancia. Sin embargo, siempre fue muy amigo de riñas de todo tipo. En una ocasión, hasta  quiso apuñalar a un espectador, porque se atrevió a criticarle.
La práctica de cantar ante el rey para curarle la depresión ya había sido experimentada anteriormente ante Carlos II de España por un castrato llamado Matteuccio, el cual realizó esa labor durante 2 años, con mucho éxito, invitado por la reina Mariana de Neoburgo.
Fue el castrati más longevo, pues, aunque se retiró ya a una edad muy superior a la del resto de sus colegas, se afirma que seguía cantando con 70 años, cada sábado, en la Capilla Real de Nápoles y seguía teniendo una voz parecida a la de un muchacho.
Supo administrar muy bien sus cualidades, sin esforzarse demasiado, y ganó mucho dinero, retirándose a vivir, en sus últimos años, a un lujoso palacete en Nápoles.
Salimbeni fue un cantante muy cotizado. Actuó muchos años en la corte de Berlín, pero, a causa de su mala salud, murió con sólo 39 años.
Marchesi fue llamado “el bello” y se lo rifaban las austriacas, incluso algunas llevaban adornos con su retrato. Se dice que, en cierta ocasión, se negó a actuar en Milán del mismo Napoleón. Lo cual hizo que, posteriormente, lo honraran como un héroe nacional en Italia.

Se dice que era un tipo muy guapo y que volvía locas a las mujeres. Hasta el punto de que hubo un caso de una esposa que abandonó a su marido y a sus hijos para seguirle al cantante por toda Europa. Además de cantar, también fue compositor.
Este mismo emperador prohibió esta castración, bajo pena de muerte. La Iglesia permitió en 1770, que las mujeres volvieran a los escenarios.
No obstante, los castrados siguieron actuando en muchos templos hasta la prohibición total de esta práctica, en  1902, decretada por el Papa Pío X.
En 1830, la despedida de Velluti, llamado “el vanidoso”, se puede considerar el declive de los castrados. En una ocasión, éste, se negó  a actuar ante la princesa de Gales, alegando que el humo de las lámparas y las velas perjudicaban su garganta.
Sólo se conserva una grabación realizada a un castrado. Se trata de Moreschi, el cual pudo demostrar que había sido operado para curar una hernia inguinal.

El que debutó más joven fue un tal Niccolino, el cual lo hizo a los 12 años siendo un gran intérprete y cosechando muchos éxitos.
El aspecto de esta gente era, habitualmente, el de un tipo afeminado y con una talla superior a la normal en la época, pues la falta de testosterona hace que el crecimiento continúe más tiempo del normal y queden desproporcionadas sus extremidades superiores e inferiores.
Evidentemente, esta práctica fue muy cruel, pero, mirado desde otro punto de vista, a más de una familia “le puso casa”, pues, en muchos casos, con las ganancias de su hijo castrati pudieron vivir muy cómodamente el resto de los miembros de su familia. En el caso de no poder triunfar como cantante, pues se le ordenaba sacerdote y ya tenían también  la vida resuelta.
Esto es más o menos, como ahora, cuando sale en una familia un chico con buenas condiciones de futbolista, pues todos los demás se aprovechan de ello.
Hoy en día, existen unos cantantes llamados contratenores, los cuales, tras mucha formación y entrenamiento, logran cantar con un estilo parecido al de nuestros personajes.
Alfred Deller fue un contratenor muy famoso a principios del XX. Otros contratenores conocidos son James Bowman, René Jacobs, Andreas Scholl, etc.






7 comentarios:

  1. El Castrati Atto Melni 1626-1714 fu´re uno de los mas grandes castrati. su historia merece una reseña ya que fué el espia del Rey sol en el aicano. El cardenal Mazarino lo educó en las artes del espionaje que pronto el castrati desplego en todas las cortes que frecuentaba. El hizo las gestiones para que se eligiera papa a un cardnal amigo de Luis XIV. Fué la mano oculta del Rey Sol. Ha sido el mas longevo de los castrati 88 años

    ResponderEliminar
  2. (Corrección del comentario anterior por errores ortográficos)
    El Castrati Atto Melani 1626-1714 fue uno de los mas grandes castrati. Su historia merece una reseña ya que fue el espía del Rey Sol en el Vaicano como entre principes y cardenales. El cardenal Mazarino lo educó en las artes del espionaje que pronto el castrati desplego en todas las cortes que frecuentaba. El hizo las gestiones para que se eligiera papa a un cardnal amigo de Luis XIV. Fué la mano oculta del Rey Sol. Ha sido el mas longevo de los castrati 88 años

    ResponderEliminar
  3. Bueno, antes era bastante corriente que los gobiernos utilizaran los servicios de los artistas para hacer labores diplomáticas o de espionaje, por su facilidad para ir de un país a otro y de llegar hasta los mismos reyes.

    Rubens fue uno de los artistas que utilizó a menudo el rey de España para labores diplomáticas y es posible que también ejerciera como espía.

    De todas formas, te agradezco tu aportación, pues no conocía la figura del castrato que has mencionado.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  4. Buen artículo, Aliado, aunque me pone los pelos de punta pensar que a los muchachos les castraran para dar de comer al resto de la familia. ¿Qué pasaba si se negaban?

    ResponderEliminar
  5. Yo creo que no pasaba nada porque eran unos crios y estaban sometidos a las voluntades de los padres. Estamos hablando del siglo XVI y XVII, en una Italia que no tenia mas luces, en este aspecto, como los que practican la ablacion hoy dia. No se que será mas terrible. otra cosa era cuando en su mayoria de edad fueran evolucionando, creciendo, y se fueran dando cuenta de su tragedia personal, o al menos tragedia desnaturalizada, eso si o quiero ni pensarlo. De odas formas, visto con los ojos de 300 años despues. un horror.

    ResponderEliminar
  6. Bueno, pues yo creo que sería como cuando en una familia se decidiera que tal y tal hijo o hija tenían que meterse en un convento. Pues es lo mismo.

    Me da la impresión de que, en aquella época, donde abundaban los hijos y el hambre en las familias. Lo primero era quitarse todas esas necesidades perentorias y luego ya veremos.

    El gran problema de estos chicos es que, en esa época, no había mucha higiene entre los cirujanos y lo más normal es que uno se muriera en las operaciones, como solía ocurrir con las parturientas.

    Saludos y muchas gracias por vuestros comentarios.

    ResponderEliminar
  7. Si querían tener hijos, siempre podrían adoptarlos, porque los hospicios estaban llenos de niños.

    Hoy en día, también hay muchas familias obsesionadas con que sus hijos triunfen en el deporte o ganen concursos en la TV.

    Es algo muy parecido, aunque, en este caso, no haya mutilaciones genitales, pero sí se dan operaciones de cirugía estética.

    Saludos.

    ResponderEliminar