ESCRIBANO MONACAL

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UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

lunes, 26 de noviembre de 2012

LA CURIOSA COINCIDENCIA DE HUMBERTO I DE ITALIA


Siguiendo la senda de la Casa de Saboya, llegamos a este otro rey, el cual fue hijo de nuestro “conocido” Víctor Manuel II.

Nació en Turín en 1844 y llevó hasta su coronación el título de Príncipe del Piamonte, como heredero del Piamonte-Cerdeña y, posteriormente, del nuevo reino de Italia.

También tuvo raíces austriacas, pues su madre fue Adelaida de Habsburgo-Lorena, una de las archiduquesas de Austria, la cual era prima de su padre.

Su tutor fue nuestro ya conocido, en otra entrada anterior, el marqués de Azeglio.

Se dedicó a la vida militar, estando presenta en la importante batalla de Solferino (1859) y en la de Custoza, en 1866.

Tras la muerte de su padre, en 1878, fue proclamado nuevo rey de Italia, con el nombre de Humberto I, aunque le correspondía el numeral IV en la Casa de Saboya.

Con este afán de representar a toda Italia y no seguir con las tradiciones de su dinastía, enterró el cuerpo de su padre en el Panteón de Roma y no en la Basílica de Superga, donde estaban sus demás parientes.

Al final de ese año sufrió un atentado, protagonizado por un anarquista, del que salió afortunadamente ileso, pero que dejó herido a su primer ministro.

El agresor fue condenado a muerte, pero la sentencia le fue conmutada por la de cadena perpetua. El autor del atentado se llamaba Giovanni Passannante y hoy en día está de actualidad, en Italia, por haberse realizado una película sobre su vida, donde se muestran las aberrantes condiciones de vida a que fue sometido en la cárcel, lo que provocó que se volviera loco y acabara su vida en un manicomio.

            A pesar de tener en contra a la opinión pública, llevó a su país a unirse con Alemania y Austria en la Triple Alianza. No olvidemos que aún existían territorios, como Venecia, en poder de Austria y reclamados por Italia.

            Como Italia se unificó en fecha muy tardía, no pudieron disponer de un amplio imperio colonial, como la mayoría de los países de Europa. Así que sólo pudieron reclamar para sí Somalia y Eritrea.

            Fue mucho más conservador que su padre y siempre se apoyó para gobernar en la nobleza y el Ejército.

            Siempre desconfió de los movimientos sindicales y, así, en 1898, tras unas grandes protestas populares originadas por la subida del pan y de los impuestos, su respuesta fue una represión feroz.

            En Milán, el Ejército llegó a emplear la artillería contra los manifestantes desarmados. Fue la conocida como “Masacre Bava Beccaris”, por el nombre del general que mandaba esas tropas. Por cierto, se comenta que éste fue el que recomendó al pusilánime Víctor Manuel III, en 1922, que llamara a Mussolini para formar Gobierno.

            Se cree que la represión dejó un saldo de unas 200 víctimas. No obstante, al rey no se le ocurrió otra cosa que condecorar públicamente a este general.

            A partir de estos hechos, los partidos y sindicatos de izquierda dirigieron toda su propaganda contra el rey, por haber llamado a los obreros “enemigos de la Corona”.

            En 1900 viajó a Monza para presenciar una competición deportiva, concretamente, de atletismo.

El 28/07/1900 el rey estuvo cenando en un restaurante. El dueño fue a saludarle personalmente y allí los dos se asombraron: eran idénticos. El resto de los asistentes también se percató del parecido, pues sólo era posible distinguirlos por sus vestimentas.

El rey le preguntó a su “doble” ciertos detalles. Resulta que se llamaban igual, habían nacido el mismo día y en la misma ciudad. Además, sus esposas se llamaban igual, Margherita, y se habían casado el mismo día en diferentes sitios, lógicamente. Encima, el mismo día de la proclamación del rey fue cuando su sosia inauguró su restaurante.

Antes de salir del local, el rey invitó a su nuevo amigo a presenciar en su palco la competición atlética, que se iba a celebrar al día siguiente.

Al principio, el rey estuvo muy molesto, porque su invitado no aparecía, hasta que alguien de su séquito le informó que lo habían asesinado a tiros en la puerta del estadio. Sobre esta historia no he podido comprobar si las fuentes son verdaderas o falsas. No obstante, me limito a hacer mención de ella.

El rey mostró su pesar por la pérdida y se subió a su carruaje, mientras tanto, un anarquista surgió de entre la multitud y asesinó al rey disparándole 5 tiros con su revólver.

El monarca ya había sufrido antes dos atentados. Uno de ellos, como ya dijimos, fue en 1878 y el otro, en 1897.

            Le sucedió su hijo, Víctor Manuel III, y fue enterrado en el Panteón de Roma, igual que su padre.

            No vamos a creer ahora en augurios, pero sí podemos comentar que, antes de firmar Víctor Manuel II una ley por la que el Estado se quedaba con los bienes de la Iglesia y suprimía las órdenes religiosas, tuvo una entrevista con San Juan Bosco, donde éste le advirtió que caerían sobre su dinastía todo tipo de adversidades.

           

 

3 comentarios:

  1. Muy buen post, y buena idea ponerlo a continuación del anterior, pero me ha dejado mal cuerpo eso de encontrarse con el doble. De todos modos, supongo que si tenemos una vida relativamente cómoda, nos aterra la idea que otra persona nos suplante y nos quite lo que nos pertenece.

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  2. Me encanta la seriedad y la objetividad de tus crónicas históricas, por favor sigue escribiendo y muchas gracias por la información.

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