ESCRIBANO MONACAL

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UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

viernes, 29 de noviembre de 2024

EL EVENTO CARRINGTON

 

En una época como la actual, donde muchos organismos internacionales suelen estar pendientes de la actividad solar, ya que de ella depende la vida en la Tierra, conviene recordar que, a mediados del siglo XIX ocurrió este evento, que trajo unas consecuencias muy desagradables y que podría volver a repetirse.

Parece ser que esta gran tormenta solar, que se produjo a primeros de septiembre de 1859, vino después de la aparición de una serie de manchas en la zona ecuatorial solar, tan grandes que, casi podían ser vistas sin necesidad de un telescopio.

Los expertos dicen que esas manchas y tormentas solares son muy habituales y suelen aparecer cada 11 años. El último ciclo tuvo lugar entre los años 2008 y 2019.

Sin embargo, el denominado Evento Carrington, llamado así en honor a su descubridor, el astrónomo británico Richard Carrington, fue el más potente de los últimos 500 años.

Su descubrimiento tuvo tal trascendencia que, desde entonces, los ciclos de manchas solares se denominan Ciclo Carrington y el número que le corresponda.

También es cierto que no fue el único que observó este evento, sino que también lo hizo otro astrónomo británico llamado Richard Hodgson, situado en otro lugar de Gran Bretaña.

Parece ser que en este evento no participó sólo una, sino dos eyecciones de masa solar. Por lo visto, la primera le abrió el paso a la segunda y esa podría ser la razón por la que ésta sólo tardó 17 horas en llegar hasta nuestro planeta, cuando lo normal es que tarden varios días.

Normalmente, las tormentas solares suelen afectar a las zonas polares y sus alrededores. Esto es así, porque la capa que nos protege de estas radiaciones, llamada Magnetosfera, es más delgada en esas zonas.

Por eso, las auroras boreales suelen verse en esas zonas. Sin embargo, esta llamarada fue tan potente, que llegó a deformar la magnetosfera, consiguiendo penetrar hasta el Ecuador de nuestro planeta. Esa fue la razón por la que se vieron auroras boreales en países como España o Colombia. Lo mismo ocurrió en el Hemisferio Sur.

Estos dos astrónomos escribieron, separadamente, unos informes muy detallados sobre estas llamaradas y hasta realizaron dibujos con esas manchas solares, antes y después de aquella formidable tormenta solar.

Parece ser que el resplandor visto en algunos lugares dio lugar a que gente, como los mineros de las montañas, pensaran que ya era de día, aunque todavía era de noche, y se dispusieran a desayunar antes de ir a trabajar.

Incluso, se publicó en algunos periódicos que se podía leer de noche la prensa, sin necesidad de ningún tipo de luz artificial.

Evidentemente, no todo fueron alegrías. Como en aquella época todavía existían muy pocos aparatos eléctricos, la mayoría de los daños se produjeron en las comunicaciones telegráficas.

Ciertamente, muchos de esos cables salieron ardiendo. No es que fueran muy antiguos, pues aquella tecnología tenía sólo 5 años.

Incluso, algunos operadores telegrafistas resultaron heridos por sobrecargas de tensión.

Sorprendentemente, hubo algunos que desconectaron las baterías de sus equipos e, increíblemente, estos siguieron funcionando correctamente con la corriente que les estaba llegando por medio de esa llamarada solar.

Se sabe que algunos telegrafistas llegaron a trabajar durante dos horas sólo con esa corriente eléctrica, que les llegaba desde el espacio.

Evidentemente, esto no habría sido igual en el mundo actual. Ahora tenemos miles de aparatos eléctricos, que se hubieran estropeado con un evento como éste.

Incluso, una llamarada solar como esa habría achicharrado a muchos de los satélites, que hay en órbita y habrían perjudicado, muy seriamente, nuestras comunicaciones.

Hoy en día, ¿se imagina alguien un mundo sin Internet? Ya hasta los pocos teléfonos fijos que van quedando, funcionan casi todos a través de los router, que tenemos en nuestras casas.

Afortunadamente, en 1859, no se reportó ninguna víctima de este evento. Supongo que, desgraciadamente, hoy en día, podrían contarse por miles.

Posteriormente, han ocurrido otras tormentas solares destacables, como las de 1872, 1921, 1938, 1941, 1958, etc.

Ciertamente, nos han llegado algunas tormentas solares muy potentes, como las de 1972 o 1989, pero no produjeron una potente tormenta geomagnética, porque nos protegió nuestra Magnetosfera.

Sin embargo, en 2012 y en 2024, tuvimos más suerte, porque las llamaradas producidas por unas muy potentes tormentas solares no llegaron a impactar sobre nuestro planeta y pasaron de largo.


En 2013, la afamada compañía aseguradora londinense Lloyd's contrató a unos laboratorios para calculasen las indemnizaciones, que habría que pagar, en el caso de que nos afectase otro evento del mismo tipo que el de Carrington.

El resultado del informe era estremecedor, pues, sólo para los USA, se calculaba que tendría un coste de entre 600.000.000.000 y 2.6 billones de dólares. Evidentemente, ahora sería mucho más caro. O sea, casi el 15% del PIB de USA.

Sólo el evento sufrido en 1989 afectó a una central hidroeléctrica en el norte de Canadá, la cual quedó durante varias horas fuera de servicio. Eso provocó unas pérdidas de varios cientos de millones de dólares canadienses.

Curiosamente, algunos investigadores han estado estudiando la posibilidad de otros eventos de este tipo, ocurridos en siglos pasados.

Increíblemente, han encontrado lo que buscaban en los anillos de los árboles y en las muestras de hielo de los polos.

En los años 775 y 993, parece ser que se produjeron fenómenos parecidos al Carrington. Concretamente, en el 775 se ha comprobado que se produjo uno que fue unas 10 veces superior al de Carrington.

Incluso, se cree que hubo otro muy superior al del 775, sufrido por nuestros antepasados en el siglo VIII a. de C.

Como hemos visto, en la mayoría de las ocasiones, nos hemos salvado gracias a la Magnetosfera que rodea la Tierra.

Sin embargo, muchas veces parece que los científicos, en lugar de solucionar nuestros problemas, nos quieren complicar la vida. Alguien debería decirles que los experimentos se hacen con gaseosa.

Todos sabemos que se han efectuado más de 2.000 pruebas nucleares de todo tipo. Sin embargo, seguro que muchos desconocerán que, en la década de los 60, se puso en marcha la llamada Operación Fishbowl, consistente en lanzar una serie de misiles nucleares para que estallaran en el espacio.

Ciertamente, hubo varios fracasos. Sin embargo, en julio de 1962, se pasaron de la raya con el lanzamiento de la Operación Starfish Prime, consistente en alterar el cinturón de Van Allen para comprobar si así pudieran frenar en ese lugar a los misiles, que podrían ser lanzados contra ellos por la URSS.


Parece ser que el tiro les salió por la culata. Ya sabemos lo que pasa cuando uno escupe al cielo, pues entonces les ocurrió algo parecido.

Por lo visto, la explosión fue tan potente que averió redes telefónicas, aparatos eléctricos y hasta los primeros satélites que se había lanzado al espacio. Incluso, averió cientos de farolas en Hawai. Unas islas situadas a unos 1.500 km del lugar del lanzamiento.

La explosión pudo ser vista en todos los rincones del Pacífico. Parece ser que, durante unos 7 minutos, se pudo observar una especie de aurora boreal de color rojo.

Aquella “broma” no terminó ahí, sino que se pudo observar que se había provocado un agujero en la Magnetosfera, que no se cerró hasta que pasaron unos 5 años. Con lo cual, estuvimos casi indefensos frente a las peligrosas partículas solares.

Por lo visto, el llamado Pulso Electromagnético fue tan potente que las agujas de los instrumentos se salieron y no fueron capaces de medirlo.

No sé si las autoridades de USA y la antigua URSS se asustaron por las consecuencias de estas pruebas. Lo cierto es que, en 1963, firmaron un acuerdo para no hacer más pruebas nucleares en la atmósfera.

Aparte de ello, se ha comprobado que la Magnetosfera también sirve para confinar la atmósfera, ya que los planetas que han perdido esa capa también han perdido su atmósfera. Por eso mismo, lo mejor es no volver a tocar esa capa.

Hay muchas discusiones científicas. Sin embargo, hay muchos expertos que afirman que buena parte de la oleada actual de casos de cáncer en todo el mundo es consecuencia de esas más de 2.000 pruebas nucleares que se han efectuado en todo el planeta.

 


TODAS LAS IMÁGENES PROCEDEN DE WWW.GOOGLE.ES

8 comentarios:

  1. Muy interesante. Gracias.

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  2. Muy enriquecedor. Espanta ver lo suicidas que pueden llegar a ser los científicos. Comprobado: inconscientes abundan por todo el mundo.

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    1. Bueno, ahí están los científicos y los que aprueban esos experimentos, que son los políticos.

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  3. No se si tiene algo que ver el gas Radón que emana del suelo, se produce por desintegración radiactiva natural del uranio presente en suelos y rocas que también es causa de mucho cáncer de pulmón y en algunas zonas de España es bastante intenso.

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    1. Sobre todo, en las zonas donde abunda el granito.
      También hay varias zonas donde ha habido accidentes y escapes de elementos radiactivos, que han dejado sin vigilar.
      No hace mucho, el Consejo de Seguridad Nuclear, hizo un informe sobre ese tema.
      Muchas gracias y saludos.

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