ESCRIBANO MONACAL

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UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

lunes, 29 de septiembre de 2014

EL ABAD OLIBA, UNO DE LOS HOMBRES MÁS INFLUYENTES DE LA EDAD MEDIA

Esta vez traigo al blog nada menos que a un hombre de la Iglesia. Lo cierto es que no fue un clérigo cualquiera, sino un personaje con unas ideas muy claras que influyeron mucho en la España, que aún no existía, y hasta en la Europa de su tiempo.
Bueno, pues, comencemos. Oliva u Oliba, que da igual, fue todo un miembro de la nobleza catalana de la Edad Media.
Su padre fue Oliba Cabreta, conde de Cerdaña, Ripoll y Besalú. Luego también de Berga, que fue un condado creado a partir del de la Cerdaña. Su madre se llamaba Ermengarda. Así, su linaje procedía directamente del conocido Wifredo el Velloso, el primer conde que obró con cierta independencia del Imperio Carolingio.
Es preciso aclarar que, hasta la figura de Wifredo, el título de conde no se consideraba en el Imperio un título nobiliario personal, sino que era una especie de cargo. Como ser gobernador de una zona. Cuando el emperador los cesaba en el cargo, perdían el título de conde.
Como he dicho antes, a partir de Wifredo, cada conde empezó a actuar por su cuenta, ya que el Imperio no podía defender esos territorios de las constantes invasiones musulmanas y así los condes pudieron legar a sus sucesores sus títulos y sus propiedades, con el beneplácito del emperador.
Bien, volvamos a nuestro personaje de hoy. Se cree que nació en torno al 971, pero no se sabe dónde. Tuvo cuatro hermanos más: Bernardo Tallaferro (conde de Besalú), Wifredo II de Cerdaña, Adelaida y Berenguer, que llegó a ser obispo de Elna.
Esta familia siempre tuvo relación con la Iglesia, pues su padre, cuando se hizo mayor, dejó a los suyos y se recluyó en el monasterio de Montecassino. Un hijo de Bernardo fue el obispo de Besalú. Wifredo II de Cerdaña también se retiró en su ancianidad, para profesar como monje en el monasterio de San Martín de Canigó, que había fundado él mismo en 1007. También uno de sus hijos fue, posteriormente, obispo de Gerona.
También hay que decir que Oliba tuvo una hermanastra, fruto de una relación extraconyugal de su padre, la cual llegó a ser abadesa del monasterio de San Juan de Ripoll, también llamado San Juan de las abadesas.
Siguiendo a nuestro personaje, podemos mencionar que su padre le legó los condados de Berga y Ripoll. En 1003, cuando se hizo monje renunció a ellos y cedió el de Berga a su hermano Wifredo y el de Ripoll a su otro hermano, Bernardo.

Profesa como monje benedictino en el monasterio de Ripoll. Llegaría a ser abad del monasterio de san Miguel de Cuixá, que había fundado su padre, y también del mencionado de Ripoll.
Es necesario mencionar que, en aquella época,  cada conde intentaba tener su obispo propio, con objeto de independizarse de las consignas que le venían de Narbona y de otras diócesis de otros condes. Necesitaban tener a la Iglesia de su parte.
Fue amante de la cultura, consiguiendo agrupar en los monasterios bajo su mando las mejores obras
literarias de todos los tiempos y, además, ordenó que se tradujeran muchas de ellas.
 Al mismo tiempo, embelleció sus monasterios, como el de Cuixá, donde mandó ampliar la abadía con varias nuevas construcciones.
Realmente, fueron focos culturales que atrajeron a mucha gente. Incluso, en el siglo X, un dux de Venecia ya jubilado, fue a vivir allí durante sus últimos años.
No olvidemos que, ya en el siglo XI, se produjo una especie de mini renacimiento cultural a todos los niveles. Esto se dio, principalmente, porque, dando el gran crecimiento económico, algunos pudieron dedicarse al mundo de la cultura e, incluso, buscar por Europa a los mejores maestros.
Se dice que, durante la Edad Media, en la Universidad de la Sorbona de París, si los alumnos consideraban que su maestro no estaba al nivel exigido por ellos, podrían tirarlo por la ventana.
En 1017, Oliba, fue nombrado obispo de Vich. Es preciso recordar que ese fue, durante muchos años, el obispado más importante de Cataluña, hasta que el conde de Barcelona consiguió restaurar el antiguo arzobispado romano situado en Tarragona.
Se relacionó con muchos personajes del
momento, como Sancho III el mayor de Navarra, al que ya dediqué anteriormente otra entrada. Se conserva algún escrito que él le dirigió desde su monasterio.
Bueno, una vez situado el personaje en su época, tengo que decir que le tocó vivir una época muy violenta, pues en los condados catalanes, como en casi todas partes, se produjo, entre 1020 y 1060,  la llamada “revolución feudal”.
Esta consistió en que cada noble hizo la guerra por su cuenta contra el resto de los nobles, a fin de quitarles sus territorios y obligar a que los campesinos de esos territorios trabajaran para él, sin poder moverse de los mismos. Es normal, porque estos nobles militares vivían del botín, pero, en ese momento, no podían hacer la guerra contra los musulmanes, porque eran muy inferiores y, además, los moros estaban mejor organizados.
En esa zona, donde los campesinos se regían aún por el Liber Iudiciorum, promulgado en la época visigótica, solían ser propietarios de las tierras que trabajaban y estos repetidos conflictos les impedían trabajar en paz, aparte de que, en muchos casos, les destrozaban sus plantaciones su ganado.
Oliba se hizo eco del malestar de todos estos agricultores y ganaderos y propuso en 1027, durante el sínodo de Tolugues, a donde fue en representación del obispo de Elna. Allí se aprueba la llamada Paz y Tregua de Dios.
Consiste en que no se deberá producir violencia desde los sábados hasta los lunes a fin de que los fieles puedan asistir a misa. Se impone como castigo la excomunión y la prohibición de sepultarles en cementerios católicos.
Como la medida va teniendo éxito, se amplía, por parte de las autoridades, a otros muchos períodos, como los miércoles por la noche hasta los lunes por la mañana y además durante el Adviento, Navidad, Cuaresma y Pascua.
También se amplió esta medida a los mercados y a los comerciantes que acudían a ellos, para que no fueran asaltados por los caminos.

Igualmente, se instalan las llamadas sagreras, que son unos espacios de unos 30 pasos, alrededor de los edificios religiosos, de limitados por dos cruces penitenciales. Teóricamente, en esas zonas, las personas que se sitúen allí, quedarán protegidas de los ataques de los nobles. Esta medida no se cumplió en muchos casos.
Estas treguas fueron muy bien acogidas. Por ejemplo, los reyes instituyeron la llamada “tregua del príncipe”, al objeto de conservar su territorio en paz, mientras ellos hacían la guerra fuera de él. Como el caso de la conquista de Mallorca por Jaime I el conquistador.
Estas medidas pacificadoras fueron confirmadas por varios concilios posteriores, incluso, ampliando aún más los días en que tenía que guardarse la tregua. Desde luego, hay que reconocer que fue una medida muy moderna y muy atrevida para esos tiempos, donde no se respetaba en absoluto la vida humana.
Algunos autores dicen que, en un principio, el interés de Oliba se circunscribió a los intereses de la Iglesia. Por ello, se empezó castigando a los que produjeran daños en los bienes o personas del clero.
También es verdad que todas esas medidas no cuestionaron en ningún momento las relaciones de vasallaje entre el señor y sus súbditos, quizás, por ello, tuvo más éxito entre los gobernantes. No hay que olvidar que nuestro personaje, aparte de ser un monje, también era un noble al igual que todos los miembros de su familia.
Es posible que Oliba aprovechara la ausencia de su superior, el obispo Berenguer de Elna, el cual se hallaba en ese momento peregrinando a Tierra Santa, para exponer sus ideas en el sínodo citado.
 Algunos autores afirman que esas asambleas de Paz y Tregua de Dios, en donde se discutían las infracciones contra la prohibición de guerrear en ciertos días señalados, fueron el germen de las Cortes catalanas. Los edictos aprobados en esas asambleas solían ir dirigidos hacia los señores feudales y sus huestes, para que dejaran de ejercer la violencia en sus territorios y los de los demás. La verdad es que ahora nos podría parecer una medida muy moderna para aquellos tiempos, sin embargo, la época medieval nos va mostrando cada día cosas más sorprendentes.
De hecho, las resoluciones de estas asambleas fueron cada vez más importantes y, más adelante, fueron incorporadas a los llamados “Usatges” de Barcelona, que fue el nuevo código que sustituyó al Liber Iudiciorum visigótico. Bajo la influencia de los condes de Barcelona, sus ”Usatges” se fueron imponiendo en toda Cataluña.
En varios sitios fueron aún más radicales, condenando al que utilizare la violencia en esos días al exilio durante 30 años, pagando antes de marcharse una indemnización a sus víctimas por el daño realizado más la excomunión.
Incluso, si alguien hablaba con él y no fuera para aconsejarle que se arrepintiera, sería igualmente excomulgado.
Además, si enfermase o muriese antes de cumplir su pena, ningún cristiano le visitará, ni le curará y además tampoco podrá legar sus posesiones, en caso de muerte.
Esto de la excomunión podría parecer una tontería, sin embargo, podría ser un arma muy potente en manos del Papa de turno. Por ejemplo, el rey Pedro III de Aragón, llamado el Grande, fue excomulgado por conquistar Sicilia, a pesar de habérselo prohibido el Pontífice. La respuesta de éste, aparte de la excomunión, fue otorgarle el reino de Aragón a un hermano del rey de Francia y permitir que lo invadiera.
No hará falta indicar que los nobles se cuidaron muy mucho de meterse con la Iglesia y con sus bienes, pues al contrario de lo que hicieron con los reyes. A éstos les fueron restando su poder cada vez más, en cambio, nunca se metieron muy en serio con el clero por el poder de sus excomuniones, que les podrían dejar sin bienes y sin cargos.
Aparte de ello, la excomunión les obligaba a salir de la sociedad y a ser despreciado por todos. No obstante, algún Papa, como Julio II, ya en el siglo XVI, excomulgó a todos los súbditos de la República de Venecia, por no reconocer ésta la soberanía de los Estados Pontificios.
Los reyes nunca fueron del todo capaces de parar las guerras entre los señores feudales, pues éstos tenían la idea de que eran más o menos iguales que el rey y, cuando se juntaban, eran más que él. Por eso, esta medida propiciada por algunos miembros de la Iglesia fue tan positiva y tuvo un crecimiento tan amplio en tan poco tiempo.
Ya en el siglo X se veía que la idea más anhelada en Europa por todos era vivir en un mundo en paz. En el siglo anterior se consiguió parar una serie de invasiones escandinavas y eslavas y ahora sólo se pretendía reorganizar un mundo que llevaba mucho tiempo soportando la anarquía y la violencia sin límites.
Una prueba clara de la reactivación de la sociedad es el aumento de los nacimientos. Todo ello debido a la mejora de las condiciones de vida. Singularmente, por un mayor aprovechamiento de los campos, ahora cultivados con técnicas más adecuadas y mejores abonos. Al mismo tiempo, se roturaron una gran cantidad de terrenos para aumentar la producción y los intercambios comerciales para vender los excedentes.
Volviendo a nuestro personaje, se pueden mencionar entre sus obras muchas cartas dirigidas a los personajes importantes de su época. También una colección de poemas. Donde más destacó fue por su apoyo a la cultura en sus monasterios, formando una gran biblioteca en el monasterio de Ripoll.
Murió en 1046 en el monasterio de San Miguel de Cuixá. Hoy en día, numerosas instituciones catalanas llevan su nombre en homenaje a nuestro personaje de hoy.


2 comentarios:

  1. Muy buen artículo, Aliado y, además, muy entretenido, cosa que no está de más. Está claro que, con el renacimiento cultural del XI, se demuestra que la Edad Media no era una época tan oscura como pretenden hacernos creer; a ver cuando se animan a hacer una película sobre esa época en vez de hacer películas donde solo se habla de la peste.

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    1. Desde luego, la Edad Media nunca fue una etapa tan oscura como da a entender el cine. Lo que pasa es que yo creo que los centros de saber estaban más dispersos que ahora.
      Estoy de acuerdo que hubo un pequeño “renacimiento” entre los siglos XI-XII. De hecho, ya hubo un catedrático, que esbozó una teoría al respecto. Lo que pasa es que, como era USA, pues por eso me da la impresión de que en Europa no le hicieron mucho caso.
      En España no creo que hagan una película que dé una visión correcta de esa época. Sólo tienes que ver la serie “Isabel”. El guion no tiene mucho que ver con la realidad histórica y la protagonista no parece interpretar bien el carácter fuerte que tuco esa reina, según sus contemporáneos.
      El problema es que para mucha gente, lo que dice la TV “va a misa” y es su única fuente de información histórica.
      Muchas gracias y saludos.

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