Cuando nos explican la Guerra
Civil española, normalmente, por aquello de simplificar las cosas, se dice que
uno de los bandos era de derecha y muy católico, más que religioso, porque los
protestantes nunca estuvieron bien vistos entre los nacionales.
El otro bando era el republicano,
también llamado popularmente el de los rojos, por lo menos así les llamaban los
habitantes de la zona nacional.
En este último bando, se suponía
que la mayoría eran gentes de izquierdas, unos más radicales que otros y, desde
luego, poco amantes de la Iglesia católica.
Eso es lo habitual que se enseña
cuando uno se aproxima al estudio de la Guerra Civil. A un nivel básico, claro
está.
Lo cierto, es que, si
profundizamos un poco en el tema, vemos enseg
uida que no todo fue blanco o
negro, sino, como en todas las épocas, hubo una gran gama de grises.
Efectivamente, en la zona
republicana, se persiguió con mucha saña a la Iglesia católica, incluso en
algunos sitios con tanta tradición católica como la provincia de Ávila.
No obstante, en el País Vasco,
ocurrió lo contrario, pues como la II República otorgó a esta comunidad el
régimen de autonomía, que ansiaba desde
hacía muchos años, lucharon bajo esa bandera. Sin embargo, no perdieron sus
tradiciones y sus sacerdotes les acompañaron al frente. Se sabe que muchos de
ellos fueron luego asesinados por las tropas franquistas. ¡¡Quién lo iba a
pensar de gente que presumía de ser tan católica!!
Todo este rollo introductorio
viene a cuento por el personaje que he traído esta vez al blog. Se trata de un
militar profesional llamado Juan Hernández Saravia.
Como dice su biografía, nació en Ledesma
(Salamanca), en 1880, o sea, que ya andaba por la cincuentena al comenzar la
Guerra Civil.
Perteneció, como algunos de sus
familiares, al arma de Artillería, y estuvo en contra de la Dictadura de Primo
de Rivera, como muchos de sus colegas. No olvidemos que el Dictador fue el protagonista
de una de las disoluciones de ese arma.
Esa oposición a la Dictadura y a
las medidas que habían tomado contra los artilleros, le valió una condena de 2
años de cárcel y la suspensión de su cargo en el Ejército. Esas medidas hicieron que muchos
de sus compañeros
bascularan hacia la república.
En 1927 abandonó el Ejército, porque
le estaban haciendo la vida imposible. Eso hizo que tuviera ya las manos libres
para participar en todas las conspiraciones que tuvieran como fin acabar con la
Monarquía. De hecho, fue detenido en 1930, aunque fue liberado poco después.
Aunque nunca fue un africanista,
estuvo destinado una temporada en Ceuta y Melilla, tras el desastre del famoso
Barranco del Lobo, en 1909.
Tuvo que volver a África en 1921,
tras otro desastre: el de Annual, donde perdieron la vida incontables soldados
españoles. También se sabe que en esa campaña colaboró con las tropas mandadas
por un joven general llamado Franco.
Parece ser que conoció a Azaña en
Valladolid, en 1925, durante una ocasión en que éste tuvo que formar parte de
un tribunal de oposiciones. Por entonces, el futuro presidente de la II
República era un jefe de negociado en el Ministerio de Justicia, en Madri
d.
Sarabia estaba destinado en una unidad radicada en Medina del Campo y ya
participaba en muchas reuniones clandestinas para impulsar la caída de la
monarquía y la llegada de la república.
Al llegar el nuevo régimen, como
tenía mucha amistad con Azaña, lo nombró jefe de su Gabinete militar, pues éste,
en su primera época, compaginó la presidencia del Consejo de Ministros con el
Ministerio de la Guerra. De he
cho, vivía en el propio ministerio.
Durante su estancia en ese puesto
ocurrieron los famosos sucesos de Casas Viejas. A él le dolió personalmente,
pues el jefe de las tropas atacantes, el capitán Rojas, detenido por el
asesinato de varios campesinos, era el hermano de su esposa. Por ello, le
presentó su dimisión a Azaña, pero no se la quiso aceptar.
En 1933, con la victoria
electoral de la derecha y ya con el grado de teniente coronel, se retiró del Ejército
y se afilió a la UMRA (Unión militar republicana antifascista). Un organismo
creado para parar, en lo posible, la influencia de la derechista UME, en las
Fuerzas Armadas.
En 1936, al ganar el Frente
Popular, se reincorporó al servicio activo, ocupando la secretaría militar de
Azaña, que luego fue, como todos sabemos, presidente de la II República.
Parece ser que en este tiempo
actuó como enlace entre el Gobierno y los afiliados a la UMRA destinados en los
diferentes cuarteles de España. Así, pudo hacer llegar los mensajes de éstos al
Gobierno.
Al llegar el golpe de Estado, los
hombres de la UMRA tomaron posiciones en los cuarteles generales y consiguieron
que éste no triunfara.
Posteriormente, fue nombrado ministro
de la Guerra, pero, a pesar de que inició la formación de un nuevo ejército, no
pudo poner un poco de orden en los frentes y dejó el cargo un mes después a
Largo Caballero.
Nada más empezar la guerra, una de
sus mayores preocupaciones era que una de sus hijas había ido a pasar el verano
a casa de una amiga suya a Cádiz, cuyo padre era el gobernador civil y
allí había quedado
atrapada sin poder volver a casa. Gracias a una gestión personal de Azaña, se
realizó un canje y la niña pudo volver con su familia en 1937.
A pesar de su edad, fue destinado
al Ejército del Sur, en su condición de artillero y, más tarde, jefe del
caótico Ejército de Levante.
En este puesto tuvo un gran éxito
al conseguir tomar la ciudad de Teruel, la única capital de provincia que
perdieron los nacionales en la guerra. Eso le valió el ascenso a general. No
nos debería de extrañar que no hubiera llegado antes al generalato, pues los
artilleros se comprometen a rechazar todo ascenso que no sea por antigüedad,
algo que no ocurre en las otras armas. No sé si en Ingenieros también lo hacían
así.
No hará falta decir que eso le
sentó muy mal a Franco y a su Estado Mayor, así que puso “toda la carne en el
asador” (a pesar del frío reinante en esa zona) para reconquistar la ciudad dos
meses después.
A mediados de 1938 fue nombrado
comandante en jefe de los ejércitos de la región oriental, incluida toda Cataluña.
Como criticó duramente la labor
de suministro de armamento del Estado Mayor, fue apartado del servicio por
derrotismo y volvió a trabajar a las órdenes directas de Azaña.
Tras la caída de Cataluña, se fue
con Azaña a Francia y ya no volvió más por aquí, muriendo en México en 1962.
Antes de eso, y a pesar de que no
pudo salir de Francia durante la II Guerra Mundial, pudo contactar al final de
la misma con los exiliados españoles en México.
Así, en 1945, fue nombrado ministro de Defensa en el Gobierno de la II República
en el exilio, presidido por Giral. Luego continuó en ese cargo, a partir de
1947, en el Gobierno de Álvaro de Albornoz.
En 1950, ya con nada menos que 70
años, se atrevió a viajar solo a México, para reunirse con el resto del
Gobierno y los demás exiliados.
Hasta ahora, no parece nada
extraño. Me he limitado a hablar de la carrera de un militar español que no
quiso sublevarse contra la II República y permaneció fiel al Gobierno.
Lo curioso del asunto viene
ahora. Como he dicho anteriormente, este hombre nació en la provincia de
Salamanca, o sea, Castilla y León, una zona de rancia fe católica.
Como estudió con los jesuitas en
Valladolid, se impregnó de ese estilo de vida y, a pesar de ser militar y un ferviente
republicano, ingresó en la Orden seglar de los terciarios carmelitas, al igual
que su esposa. Para él nunca fue una contradicción ser republicano y religioso
a la vez. Lo que me llama mucho la atención es que se llevara tan bien con
Azaña que era un anticlerical declarado.
De todas formas, siempre me
pareció un poco extraño el proceder de la familia de este hombre, pues, aunque eran
todos fervientes católicos, no les importó comprar un buen “lote” de tierras
procedente de la desamortización.
En 1960 fue nombrado
vicepresidente del Consejo de Defensa de la II República española y a los dos
años murió y fue enterrado en México con su hábito de la orden carmelita y
envuelto en la bandera republicana.
El título que has puesto al post le va al pelo. Tengo que reconocer que lo empecé pensando que sería la biografía de un republicano más, pero según iba leyendo iba abriendo más los ojos. El final, de película: envuelto en la bandera republicana y el hábito de los carmelitas. Muy bueno.
ResponderEliminarAyer estuve escuchando en RNE una interesante entrevista a la agente literaria Carmen Balcells, donde decía que el título de una obra era una de las cosas más importantes de la misma y también era lo que atraía más a un lector para escoger este libro u otro.
Eliminarhttp://www.rtve.es/radio/20140214/carmen-balcells-premio-especial-ojo-critico-2013-por-trayectoria-profesional/879243.shtml
Os aconsejo oír esta entrevista. Es muy entretenida.
Saludos.
Por eso me llamó la atención. Por ser un republicano muy católico y, además, muy amigo de Azaña, que era todo lo contrario.
ResponderEliminarSaludos.
Lo que no he visto por ninguna parte es qué opinaba él acerca de la persecución religiosa que se dio en la zona republicana durante la guerra civil. Saludos.
ResponderEliminarSalve.
ResponderEliminarSí era raro ver a un católico, aunque republicano, en un puesto de confianza de una institución de la república.
Tenemos el caso del Gral.Escobar de la Guardia Civil, Antonio Escobar Huerta del que Companys no se fiaba un pelo porque era católico apostólico y romano, que fue el artífice de que Barcelona no se sumara a la rebelión militar del 36.
Algo que Paco, yo no el otro, no le perdonaría y le fusiló.
Bueno, rectifico, se fusiló así mismo porque el dirigió el piquete de su propio fusilamiento.
Despues del fusilamiento, el mismo piquete, le rindió honores militares.
Todo ésto ocurrió después de que se le ofreciese la salvación por parte del Gral.Yagüe quien puso a su disposición una avioneta. Y declinó la oferta porque quería quedarse con sus hombres.
Muchas gracias y, por supuesto, un abrazo amigo.
Saravía era católico pero creía en la separación de Iglesia y Estado.
EliminarVicente Rojo Lluch era un conservador católico pero fue uno de los oficiales militares republicanos de más alto rango
EliminarUna cosa es la separación Iglesia-Estado y otra muy diferente es que el Estado se cargue a la Iglesia, como ocurrió con el gobierno republicano.
EliminarCierto que Rojo fue el militar republicano de más alto rango, pero no está tan clara su voluntad de haber luchado en un bando o en el otro.
Muchas gracias por su comentario y saludos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarQué significa "se cargue a la"? No soy Espanol, soy Portugues, no consigo entender tudo lo que dice e la traducción de esta expressión no es buena. (Sólo estoy contestando en español porque como portugués entiendo un poco de la lengua y la traducción es buena.)
EliminarYo sé que el gobierno republicano y la iglesia católica tenían relaciones muy hostiles y que durante la guerra civil, hasta hubo masacres por los republicanos más radicales.
He tomado esta información sobre Saravía de https://books.google.pt/books?id=ACvghWhzB0MC&printsec=frontcover&dq=michael+alpert+republican+army&hl=pt-PT&sa=X&ved=0ahUKEwiLndu1ttLhAhUFThoKHau4BRAQ6AEIKDAA#v=onepage&q=Saravia&f=false.
Acerca de Rojo, debes leer https://www.reddit.com/r/AskHistorians/comments/9m8jce/why_did_vicente_rojo_lluch_a_catholic/e7d6p89/, ele probablemente luchó por los republicanos porque respetaba la jerarquía de gobierno y ejército.
Quiero decir que una cosa es que el Estado y la Iglesia lleguen a un acuerdo o, incluso, no tengan relaciones de ningún tipo y otra muy distinta es que el Gobierno republicano pretendiera eliminar a la Iglesia de España.
EliminarCierto. como la mayoría de la Iglesia fue partidaria del bando franquista, el Gobierno republicano, dejó que los milicianos destuyeran los templos y los conventos. También detuvieron a los clérigos, a las monjas y hasta a los fieles católicos y en muchos casos, los asesinaron.
Muchas gracias por su comentario y saludos.
En mi opinión, debemos considerar a Saravia un católico anti-clerical.
EliminarSi hubiera sido anti-clerical no habría pedido ser enterrado con un hábito de una orden religiosa y la Iglesia tampoco les hubiera dejado que lo vistieran así
EliminarLo más curioso es que fuera tan amigo de Azaña, que era un ferviente anticlerical. A lo mejor, pro eso, nadie le tocó un pelo.
ResponderEliminarSin embargo, en el caso del abogado Carrasco i Formiguera, que, incluso, fue representante del nacionalismo catalán en el Pacto de San Sebastián, firmado en 1930, que dio lugar, posteriormente, a la II República, no fue así. Le aconsejaron que se fuera de Cataluña y le ofrecieron un puesto de representante de la Generalitat ante el Gobierno Vasco. Tuvo la mala suerte de que su barco cayera en manos de los nacionales, siendo capturado y fusilado,algunos meses después en Burgos.
De todas formas, la guerra civil da para mucho. Prueba de ello es que te recomiendo que consultes la entrada sobre el político católico valenciano Luis Lucia.
Saludos y muchas gracias.
Hola,
ResponderEliminarMe dio mucho gusto leer el post porque Juan Hernández Saravia fue mi bisabuelo. Yo nací en México debido a esas diásporas de mi familia paterna que tuvo que partir de francia, donde estaba refugiada, a México. Donde él murió un año después de mi abuelo, que tuvo un accidente de montaña. Muy interesante la forma de abordar su biografía. Gracias y saludos. Juan F. Hernández Rodríguez (juanju71@hotmail.com)
Me satisface enormemente que le haya gustado el artículo.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por su comentario.
Saludos.
Soy nieta de Juan Henández Saravia, la vida no me dio la oportunidad de crecer junto a el, murió al yo tener cinco años, un año después que papá, conosco a mi abuelo por mamá y por lo que leo, un gran abuelo. Gracias
ResponderEliminarMi más sincera enhorabuena por este artículo Juan. Me parece muy interesante y me es muy revelador para una nueva investigación que estoy haciendo en Guerra en Madrid. Estoy escribiendo sobre el jefe de la escolta de Azaña, Alfredo Giménez Orge y me está sirviendo para conocer más datos de interés de su hombre de confianza en lo militar, Hernández Saravia. Así que una vez más muchas felicidades
ResponderEliminarMuchas gracias por tu amable comentario. Ya sabes que yo valor mucho tu opinión sobre el tema de la Guerra Civil.
EliminarCreo que has escrito mal el apellido de la persona que estás buscando:
https://es.wikipedia.org/wiki/Alfredo_Jim%C3%A9nez_Orge
De todas maneras, a primera vista, no parece que se haya publicado mucho sobre él.
Creo que tienes una foto del mismo en "La Guerra Civil Española". Así llegó España a la Guerra Civil". Tomo 1. Página 201. Publicado por El Mundo.
De nuevo, muchas gracias y saludos.