A veces, cuando una persona cree
que tiene razón, es preciso arriesgarse para que alguien lo reconozca. Eso
puede ser muy peligroso para un militar, pues una de sus máximas es la
obediencia a sus superiores, pero, en este caso, la historia no terminó mal
para nuestro personaje.
Hoy
traigo a este blog un personaje llamado Giulio Douhet, el cual, según dice su
biografía, nació en Caserta, en 1869.
Es
posible que a algunos les suene el nombre de esta localidad. Es conocida,
porque allí fue donde el rey Carlos VII de Nápoles, después fue Carlos III de
España, construyó un espléndido palacio, que luego fue copiado para la
construcción del Palacio Real de Madrid.
También
he leído que en esa localidad fue donde capitularon, en 1945, ante las tropas
aliadas, los alemanes que ocupaban Italia.
Volviendo
a nuestro personaje, estudió en la Academia de Ingenieros de Módena, de donde
salió siendo el número uno de su promoción, algo muy importante para cualquier
militar.
Luego,
continuó sus estudios a nivel civil en el Instituto Politécnico de Turín, donde
logró un doctorado en Ingeniería.
En
1900 estuvo destinado en el Estado Mayor y siguió muy de cerca la guerra
ruso-japonesa, que se estaba realizando en ese momento. Desde el principio,
supuso que iban a ganar los japoneses, lo cual le valió todo tipo de burlas de
sus compañeros.
En
esa época fue partidario de la mecanización del ejército, a base de adquirir
gran cantidad de camiones para el traslado rápido de las tropas a donde hiciera
más falta.
Desde
1909 se aficionó a la Aviación y publicó gran número de artículos para divulgar
los avances en esta materia. Es posible que su vocación de escritor le viniera
de su familia materna.
Ya
entonces se va dando cuenta del posible potencial de esa arma y su utilización
en una guerra.
En
1910 fue ascendido a comandante y transferido al mando del batallón de
aviadores. La primera unidad aérea italiana.
Siguió
escribiendo libros y artículos sobre esta materia, sugiriendo el empleo de
cámaras de fotos, para aprovechar la visión desde el aire.
Entre
1911-12 estuvo en Libia en la guerra con Turquía, donde se realizaron los
primeros bombardeos aéreos.
Aparte
de ello, se utilizaron los aviones para todo tipo de misiones, como llevar
suministros a las tropas destacadas en el frente, personal de refuerzo,
misiones de reconocimiento, vuelo nocturno, etc.
Junto
al ingeniero Caproni, diseñaron aviones de bombardeo de gran alcance. La
cancelación de un pedido de este modelo de avión dio lugar a una agria
discusión con el mando, que le perjudicó mucho, siendo suspendido de su cargo.
Parece
ser que su jefe, el coronel Mauricio Moris, era un firme defensor de la
adquisición de dirigibles, sin embargo, él opinaba que sería mejor dotarse de
aviones, que eran más fiables, como luego se demostró en múltiples ocasiones.
También se mostró partidario de que la Aviación fuera un arma independiente y
no sujeta a los caprichos de los militares del Ejército de Tierra.
Su
informe sobre la utilización de la Aviación en la guerra de Libia fue
silenciado por sus mandos, pues no eran proclives a sus teorías.
Durante
la I Guerra Mundial fue jefe de Estado Mayor, pero sus continuas críticas al
mando y al Ministro de la Guerra provocaron su procesamiento, en 1916, y la condena a un año de prisión en un fuerte
militar. Se le acusó de propagar falsas noticias.
En
uno de sus artículos presagiaba la derrota de los imperios centrales, por tener
que luchar en varios frentes a la vez. Insistió en sus ideas de construir
grandes cantidades de bombarderos para atacar al enemigo.
La
verdad es que, en 1915, cuando Italia entró en guerra, se dedicó a criticar
continuamente el estado de la tropas italianas, escribiendo varias veces al
general Luigi Cadorna, entonces comandante en jefe.
En
Italia no le hicieron caso, sin embargo, los USA enviaron una comisión para hablar
con Caproni, el cual les informó, siguiendo las instrucciones de Douhet, los
aviones que deberían fabricar y los objetivos estratégicos a bombardear en Alemania.
El
desarrollo de esa guerra le fue da
ndo la razón y fue liberado. Posteriormente,
sería rehabilitado y nombrado director del Servicio Técnico del Comisariado de
la Industria Aeronáutica. En 1918 dejó este cargo para continuar con su carrera
como escritor y articulista en la prensa.
Como
les remordería la conciencia, le nombraron general con efectos retroactivos a
1917 y en 1921 fue perdonado de todas las acusaciones en su contra.
También
podría ser porque tras el desastre de Caporetto, se hizo una investigación
oficial, la cual le dio en parte la razón a Douhet, sobre la mala organización del
Ejército.
En
1921 escribió “El dominio del aire”, obra que, incluso, hoy en día se consulta
para ver los principios en los que se basa el poder de la Aviación.
A
partir de ese mismo año, se hizo partidario de Mussolini y llegó a participar
en la famosa Marcha sobre Roma, en 1922.
En
1923, Mussolini creó la Aviación Italiana, ya independiente del ejército de
tierra y de la Armada. También defraudó a Douhet, pues esperaba que lo nombrara jefe de
la Fuerza Aérea y no lo hizo.
Apoyaba
fervientemente a la Aviación como único medio de que terminara la inacabable
lucha en las trincheras. Ya preveía que las siguientes guerras no serían sólo
de frentes, sino que también intervendrían toda la población y los recursos del
país.
Al no existir,
en su época, el radar confiaba en la ventaja que tenían los aviones para
sorprender a las fuerzas terrestres. Tampoco le dio demasiada importancia a la
artillería antiaérea, pues los cañones, en ese momento, no podían competir con
la velocidad de los aviones.
Para él, los
aviones tenían la gran ventaja de que podían llegar en poco tiempo hasta unas
distancias adonde le era imposible llegar a la infantería.
Otra de sus
teorías era que la Aviación podía romper la voluntad de resistencia de un país.
Eso ocurrió al final de la I Guerra Mundial, cuando Alemania y Austria e,
incluso, Rusia, se rindieron por voluntad de su pueblo.
Así que, según
él, había que romper los centros vitales de un país y los dividió en 5
objetivos básicos: industria, transportes, comunicaciones, edificios del
Gobierno y la voluntad de la gente. Siendo este último su objetivo primordial.
Así se explica
los bombardeos aliados sobre Alemania, en la II Guerra Mundial, los cuales
llegaron a matar unos 800.000 civiles inocentes.
Tras el acoso
a los centros vitales de un país, él pensaba que la guerra no podría durar
mucho, pero, si esto no daba resultado, tendrían que intervenir y ocupar el
terreno las fuerzas terrestres.
No obstante,
su idea de desmoralizar a la población civil a base de bombardeos, ya se
demostró errónea
en la Guerra Civil española e igual ocurrió en la II Guerra
Mundial. Lo único que consiguieron es que aumentara el nacionalismo y el afán de
revancha. En nuestra guerra civil estos bombardeos provocaron muchos
asesinatos, como revancha por los muertos provocados por las bombas.
Aunque suene
un poco fuerte, fue partidario de utilizar bombas con armas químicas para el
bombardeo de las ciudades. Eso es lo que hicieron los italianos en los años 30
en sus guerras en Italia y en Etiopía.
Su idea era que
Italia se mantuviera firme y a la defensiva en tierra, mientras en el aire
podría mostrarse más ofensiva, dado que sus recursos eran modestos y, aunque
estaba rodeada de enemigos con potentes ejércitos, sus fronteras eran
montañosas y con unos pocos pasos bien defendibles.
No obstante,
hoy en día, ninguno de los 3 ejecitos (tierra, mar o aire) podría ganar una guerra
por sí mismo. Siempre necesitaría a los demás.
Como
era un visionario, dio a conocer muchas de sus ideas en sus publicaciones, una
de ellas, que se hizo muy popular, la
del “soldado desconocido”, fue adoptada
inmediatamente por otros países.
Otras
de sus obras fueron: “la Armada Aérea”, de 1927; “la conquista del dominio del aire”,
de 1928; “probables aspectos de la guerra futura”, de 1928; “Contraofensiva”,
del mismo año; “resistir en superficie y formar masa en el aire”, de 1929”,
etc.
Los
estrategas militares que consiguieron la victoria sobre Irak en 1991, siguieron
al pie de la letra las doctrinas de nuestro personaje. Bombardearon los
centraos vitales y estratégicos del enemigo y fueron defensivos en tierra y
ofensivos en el aire, como indicaba Douhet.
Murió en su casa, en un pueblo cercano a Roma, en 1930, a consecuencia de un ataque cardíaco.
Murió en su casa, en un pueblo cercano a Roma, en 1930, a consecuencia de un ataque cardíaco.
No sé si será un disparate, pero mientras leía el post, me acordaba de Clausewitz. Cada uno en su época, hicieron teorías que se tuvieron en cuenta, no sólo en su época sino mucho más adelante. Post muy muy interesante.
ResponderEliminarEste, por lo que se ve, nunca fue profeta en su tierra. No obstante, las demás potencias estuvieron muy atentas a sus teorías.
ResponderEliminarSaludos.
A parte de criminal de guerra que por eso habría que haberle juzgado. Según la prensa republicana murió en febrero de 1937 en vuelo sobre la Capital de la República que castigaba. Convendría no adular a los genios de la guerra en demasía. Si matas una persona eres un asesino y si matas un millón un genio militar. Atte.
ResponderEliminarRealmente, no sé a qué personaje se refiere, porque éste murió de muerte natural y no bombardeando ninguna ciudad.
EliminarSiento no haberle contestado antes, pero ha habido un problema y el sistema lleva meses sin avisarme de los nuevos comentarios.
Muchas gracias por su comentario y saludos.