Ahora vamos a
descansar un poco de tanto hablar de las tragedias que se dieron en nuestra
última Guerra Civil. Esta vez me voy a dedicar a hablar de una antigua leyenda
romana.
Bueno, en
otras partes he leído que esta leyenda pudiera ser del autor griego Esopo, que
fue anterior a Roma, pero no me parece adecuado, porque no tengo noticias de
que los griegos mandaran a luchar a los esclavos con animales feroces.
También me
gustaría hacer algún comentario sobre los conocimientos que tiene la mayoría de
la
gente sobre los romanos. Recuerdo que, cuando era pequeño, nos enseñaban en
las escuelas que los romanos eran unos tipos bastante salvajes que se
entretenían matando cristianos.Eso, en parte puede ser cierto, aunque actualmente el tema de las persecuciones a los cristianos está en entredicho por parte de los historiadores.
Lo que sí está
muy claro es que el Cristianismo se valió del Imperio Romano, con su amplia red
de caminos y el uso homologado del latín, para darse a conocer por todo el
mundo.
Tampoco deberíamos
olvidar que el primer imperio que reconoció al Cristianismo fue Roma, por medio
de Constantino I en 313 d de C.
Además, este
mismo emperador, fue el primero que combatió llevando una cruz al frente de sus
tropas, cosa que ocurrió por primera vez en la famosa batalla del puente
Milvio.
Por otra
parte, muchos de los santos que conocemos hoy en día fueron ciudadanos romanos,
como San Pablo, o, más adelante, San Agustín, el cual vio la caída de Roma como
una gran desgracia para el mundo.
Bueno, como
seguir hablando de esto se haría larguísimo y aburriría a más de uno, prometo
no salirme ya del tema e ir al grano.
Tenemos a un
esclavo llamado Androcles, el cual fue vendido a un dueño que vivía en el norte
de África. No olvidemos que esa zona también pertenecía al Imperio, al igual
que esta orilla del Mediterráneo.
Allí, según
parece, no disfrutó de un trato muy digno y optó por escaparse, lo cual estaba
castigado en la legislación romana con la pena de muerte.
Eligió para
hacerlo una noche muy oscura, así habría menos posibilidades de que lo
atraparan.
Se encaminó
hacia la costa, pero, a causa de un despiste, tomó el camino equivocado y
realmente se dirigió hacia el interior del continente.
Tras varias
horas de andar sin encontrar el camino correcto, se paró a descansar en la
entrada de una cueva al borde de un barranco.
Al cabo de
unas horas, fue despertado por el rugido de un león. Enseguida se dio cuenta de
que se había dormido en la entrada de la guarida de este animal.
Intentó escapar,
pero no pudo. Cuando ya sólo esperaba el ataque del animal, éste se sentó y empezó
a gemir y a lamerse una de sus patas.
Androcles se
dio cuenta de que el problema es que se le había clavado una gran espina en una
de sus patas y le estaba provocando un dolor insoportable. Así que se la sacó y
luego contuvo la hemorragia.
El león quedó
muy agradecido y salió cojeando de la cueva. Al poco rato, le trajo a nuestro personaje
un animal que había cazado para que se lo comiera.
Durante 3 años
convivieron juntos el hombre y el animal. Cazaban, comían y dormían juntos.
Al cabo de
este período, Androcles quiso volver a la llamada “civilización” y dejó solo a
su amigo el león.
Poco rato
después, fue capturado por unos soldados, los cuales se dieron cuenta enseguida
que se trataba de un esclavo.
Lo mandaron a
Roma, pues allí demandaban mucha gente de este tipo para luchar con las fieras
en los anfiteatros.
Al cabo de
unos días, lo destinaron a uno de estos espectáculos y le dieron una lanza,
supongo que para que la diversión durara un poco más.
Al rato de
haber pisado la arena, oyó el espantoso rugido de un león, el cual sonaba aún
más fiero, pues acostumbraban a encerrarlos sin darles comida ni agua, para que
se mostraran aún más salvajes ante el público.
El animal se
acercó hasta el pobre de Androcles que estaba muerto de miedo y, al olerlo, en
lugar de atacarle, se puso a lamerle una mano.
Todo el mundo,
incluido el emperador y varios senadores, que estaban allí presentes, se
maravillaron de esta conducta.
Así que el
monarca le mandó que subiera a su palco para contarle lo sucedido. Allí le
explicó que se trataba de un león amigo suyo y de las aventuras que habían
vivido juntos.
El emperador
quedó muy emocionado con este relato y, por ello, le dio la libertad a
Androcles, junto con una buena suma de dinero.
Así, durante
muchos años, pudieron pasear juntos por la calle como el que saca a pasear a su
perro, que es lo que voy a hacer yo ahora.
Espero que os
haya gustado. No deja de ser más que una leyenda, pero a mí me ha parecido una
historia muy bonita.
Lo cierto es
que me parece muy raro que en Roma condenaran a muerte a un esclavo, cuyo
nombre parece griego, porque, en aquella época, los esclavos de esta
procedencia eran los más cotizados y se consideraban esclavos de lujo.
MUY BUENA INFORMACIÓN.
ResponderEliminarMe alegro que le haya gustado y le animo a leer otros artículos de mi blog.
EliminarMuchas gracias y saludos.