Hace varios
años pude ver una película que me dejó muy buen recuerdo. Su nombre era “El
caso Winslow” y, por lo que acabo de ver, fue realizada en 1999.
El
director de la misma fue el conocido escritor David Mamet y sus protagonistas
principales: Rebecca Pidgeon, Jeremy Northam y Nigel Hawthorne. Seguro que nos
suenan, por lo menos dos de estos actores han trabajado en varias series de TV,
que han alcanzado bastante éxito.
También
he visto que existe un precedente en una obra de teatro, escrita por el británico
Terence Rattigan, y estrenada en su país en 1946 y, posteriormente, en España
en los años 50.
El
argumento se basa en que una familia británica llamada Winslow mandó a su
hijo, Ronnie, de 14 años de edad, a una academia naval, cosa muy habitual en
ese tiempo.
El
problema es que, poco después, hubo allí un incidente, causado por el robo de
un giro postal a otro alumno. El importe es lo de menos, pues se trataba sólo
de 5 chelines, la cuestión es el hecho.
Enseguida,
se montó una investigación interna, donde se llegó a la conclusión de que
Ronnie era el culpable de este robo. Así que, como era costumbre en esa época y
para que no trascendiera el hecho fuera de sus muros, llamaron al padre del
chico para “invitarle” a que se llevara a su hijo a su casa. Es una forma de
expulsión bastante fina.
El
padre cree firmemente en la inocencia del chico y, junto a su otra hija y un
amigo de ésta, toman la decisión de encargar la defensa del chico a un abogado
muy famoso.
Hay
que decir que su hija también es protagonista de esta historia, pues es una
conocida sufragista y está acostumbrada a luchar por estas causas que podrían
llamarse, en un principio, como “perdidas”.
Para
poder llevar el caso ante los Tribunales de Justicia, es necesaria la
autorización del Gobierno. Así que, tras la encendida defensa del abogado en el
mismo Parlamento, concretamente, en la Cámara de los Comunes, el Gobierno da el
visto bueno para que el asunto vaya a los Tribunales.
A
pesar de que la postura del Gobierno es contraria a que se le diera la razón a
los Winslow, la familia consiguió un gran apoyo popular, gracias al apoyo
de la
prensa.
Durante
el juicio, el abogado de la familia consiguió desmontar todos los cargos contra
el chico y, por tanto, el mismo Almirantazgo retiró todas las acusaciones
contra él, declarando su inocencia.
Según
la película, este caso cambió totalmente a la familia, pues la salud del padre
quedó muy resentida. La fortuna familiar cayó en picado, haciendo que el hijo
mayor abandonara sus estudios en Oxford y que, incluso, el novio de la hija la abandonara,
por no ser ya tan buen partido. Al final, la obra da a entender que la hija se
va con el abogado.
Desde
luego, es una gran película, que os recomiendo a todos, aunque es posible que
sea ahora un poco difícil encontrarla, dado que es un poco antigua. Incluso, he
leído algunos comentarios donde la califican como obra maestra.
Bueno,
ahora podemos entrar a conocer la historia real, que para eso fundé este blog,
que ya tiene un par de años.
El
nombre exacto del chico fue George Archer-Shee y nació en 1895. Fue cadete en
el Osborne Naval College, situado en la isla de Wight, comenzando sus estudios
en 1908. En este mismo edificio murió la reina Victoria, en 1901, antes de ser academia naval. Allí solían estudiar los dos primeros cursos de la academia militar
naval, que luego continuaban en el Royal Naval College, en Dartmouth, Devon.
El
robo ocurrió en octubre de ese mismo año, cuando un cadete llamado Terence
Back, recibió un giro postal de 5 chelines que le envió uno de sus familiares.
Aquella
misma tarde, George, había recibido un permiso para salir de la academia e ir a
la oficina de Correos para hacer un giro postal y comprar un sello. Parece ser
que tenía intención de comprar un modelo a escala de un tren, que costaba algo más
de 15 chelines.
A
su vuelta a la academia, se enteró de que
Back ya había denunciado el robo de su giro postal.
Fue
interrogada la funcionaria de esa oficina de Correos, la cual dijo que esa
tarde sólo habían acudido allí dos cadetes y el mismo que había pagado los 15
chelines era el que había cobrado los otros 5. Aquí se pueden ver los dos impresos originales.
Cuando,
desde la academia, le comunicaron la noticia al padre del chico, éste defendió
automáticamente a su hijo, “nada me hará creer que mi hijo es culpable de esta
acusación”.
Creo
que aún no he aclarado que el padre del chico era un directivo de un Banco y un
ferviente católico, algo no muy bien visto en el Reino Unido de entonces.
Intentaron
que algún abogado de renombre llevara este caso, pero todos se opusieron, por
no querer pleitear contra el Gobierno. Además, esta isla era un territorio
particular de los reyes y estaba fuera del alcance de la Justicia ordinaria.
Sin
embargo, su hijo mayor, que había sido un militar, que había ganado un gran
prestigio en la Guerra de los Boers, ahora era un conocido político. Así que
fue quien les proporcionó los servicios de uno de los mejores abogados del
momento, Sir Edward Carson, el cual también tenía un hijo que era cadete en la
misma academia.
El
caso tenía un par de problemas. Uno era que, como George era un cadete naval,
no podía acudir a la Justicia civil. Pero, como tampoco pertenecía a la Armada,
no podía ir a un Consejo de guerra. Así que optó por una argucia legal casi en
desuso e hizo una petición de Justicia a la Corona.
Así
consiguió que el caso pasara a los Tribunales, siendo la vista del caso el
26/07/1910. No olvidemos que Carson era miembro del consejo privado del reino.
Allí,
el abogado del chico llegó a probar que la acusación se basaba en pruebas
insustanciales y que la funcionaria no decía la verdad, pues, como reconoció
ésta, muchas veces no sabía distinguir a unos de otros a causa del uniforme. De
hecho, no pudo reconocer a George de entre un grupo de cadetes.
En
el cuarto día del juicio, el Procurador general de la Corona retiró todos los
cargos contra él y prometió una indemnización estatal. Es conveniente comentar
que Carson había sido también Procurador general de la Corona hasta 1905.
No
obstante, el Almirantazgo y el resto de la Administración británica se mostraron
remisos a pagar la indemnización.
Así
que este asunto volvió al Parlamento, donde entonces se debatían los presupuestos
de la Armada y llegaron al acuerdo de pagar a la familia 4.120 libras
esterlinas, para el pago de los gastos y otras 3.000 para el pago de la
demanda. Esta vez sí que cobraron en 1911. Tuvieron suerte, porque si lo
hubieran dejado pasar unos años es posible que el Estado no les hubiera pagado
a causa de los gastos ocasionados durante la I Guerra Mundial.
Tras
el veredicto del Tribunal, George ya no volvió a la academia naval, de Wall Street.
sino que
volvió al colegio católico donde había estudiado, Stonyhurst College, en
Lancashire, donde completó sus estudios. Posteriormente, se trasladó a USA,
donde trabajó en una sociedad de Bolsa
Con
la llegada de la I Guerra Mundial, volvió al Reino Unido y se alistó en un
regimiento, donde también estaba un sobrino de su antiguo abogado Carson.
Esta
vez, George, no tuvo tanta suerte. Murió, con 19 años en la Primera Batalla de
Yprés, en octubre de 1914. La misma suerte tuvo el sobrino de Carson.
Sus
cuerpos nunca fueron encontrados y, por ello, sus nombres están inscritos en un
monumento en el cementerio de Yprés.
En
su momento, la opinión pública consideró que George había sido víctima de un
prejuicio en la Armada británica, por su condición de católico. En este caso, también
hubo gentes de otros grupos minoritarios, como el abogado, que era irlandés, y
el procurador general, sir Rufus Isaac, que era judío. A lo mejor, por eso atrajo este
tema a David Mamet.
Volviendo
a la academia naval. El alumno que fue objeto del robo, Terence Back, fue
ascendido a capitán en 1938 y navegó en los convoyes que surcaron el Ártico,
camino de la URSS. Fue condecorado, en 1944, con la Orden del Imperio
Británico.
Me ha encantado la historia, aunque me ha dejado mal sabor de boca. Por cierto, ¿podrías decirme a qué se podrían equiparar esos cinco chelines para hacernos una idea más exacta de su valor?
ResponderEliminarEl sistema métrico imperial, anterior al actual decimal, que se introdujo en 1971, definía a la libra dividida en 20 chelines y 12 peniques. Por tanto, 5 chelines serían 60 peniques, que, en la actualidad, equivaldrían a unos 0,85€.
ResponderEliminarClaro que, en 1908, todavía valía mucho la peseta y se cotizaba entre 27 ó 28 Ptas por cada libra.
Por cierto, por aquellos años, en otros países, como Perú, también hubo emisiones de libras, pero no británicas, lógicamente.
También hay que tener en cuenta que los precios eran mucho más bajos que ahora y la capacidad adquisitiva de la moneda era mayor que ahora. Todos hemos oído comentar a nuestros abuelos que, cuando eran niños, una peseta daba para mucho.
Saludos.
He visto la película y me ha parecido realmente una obra maestra, interpretación impecable, tema interesante, ambientación exquisita, una buena representación teatral muy bien dirigida. Para mí una puntuación de 10
ResponderEliminarHe de decir que conocí este asunto a través de esa película. Aparte de que me encantó cómo estaba hecha. Sin embargo, creo que, en su momento, no tuvo mucho éxito.
EliminarAlgo que no se entiende. Igual falló la promoción de la misma.
Gracias por la historia real del caso, que andaba buscando.
ResponderEliminarComo dato freak: la película de 1999 es un remake de otra, de 1948, la cual, a su vez, está basada en una obra teatral.
Saludos.
No conocía esos datos.
EliminarMuchas gracias por su aportación al tema y saludos.
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