ESCRIBANO MONACAL

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jueves, 18 de septiembre de 2025

EL CURIOSO CASO DE KARL RADEK

 

Hoy traigo al blog a un personaje que, a mi modo de ver, quiso pasarse de listo en un sitio tan peligroso como la URSS de Stalin.

Karl Radek, cuyo verdadero nombre era Karl Sobelsohn, nació en 1885 en la localidad de Lemberg, que entonces pertenecía al Imperio Austro-Húngaro, y hoy se llama Lviv y pertenece a Ucrania.

Su familia estaba formada por judíos de origen lituano. No obstante, parece ser que estaban muy integrados en este país, pues en su casa sólo se hablaba en alemán y casi nunca en hebreo.

Su padre era un funcionario de Correos, pero, desgraciadamente, murió cuando Karl era aún muy joven.

Por lo visto, nuestro personaje era muy aficionado a la lectura. Así que tomó el apellido Radek del personaje de una novela muy popular en la zona donde vivía.

Desde muy joven se implicó en movimientos revolucionarios. En 1904, se afilió al llamado Partido Socialdemócrata del Reino de Polonia y Lituania.

Al año siguiente, luchó en la fallida revolución rusa de 1905. Fue detenido, pero consiguió huir hacia Alemania.

No olvidemos que, en aquella época, la mayoría de Polonia formaba parte de Rusia.

Allí empezó a trabajar como periodista en varios medios, especializándose en artículos sobre temas internacionales, y se afilió al SPD (Partido Socialdemócrata de Alemania).

Sin embargo, en 1913, fue expulsado de ese partido por haber sido acusado de diversos robos. Algo que nunca fue probado. Parece ser que la orden de expulsión vino de Friedrich Ebert, entonces líder de ese partido.

Al estallar la I Guerra Mundial, se trasladó a Suiza, para estar cerca de Lenin, al que había conocido unos años antes y con el que compartía una buena amistad. Radek le facilitó a Lenin relacionarse con otros partidos similares en Alemania.

Sin embargo, parece ser que tuvo algunas discusiones con él sobre el famoso Alzamiento de Pascua en Irlanda. Mientras que Lenin estaba entusiasmado, Radek le decía que no tenía futuro, porque se trataba de un territorio, principalmente, agrícola, pero nadie había contado con los agricultores.

En 1917, Radek fue uno de los que acompañó a Lenin en aquel tren, facilitado por los alemanes, para que pudieran regresar a Rusia.

Sin embargo, a Radek le prohibieron la entrada en Rusia, debido a que tenía pasaporte austro-húngaro. Un país que estaba en guerra con Rusia. Así que se tuvo que quedar en Estocolmo.

Tras la Revolución Rusa de octubre, ya se le permitió la entrada en ese país y fue nombrado vicecomisario de Asuntos Exteriores. De hecho, fue uno de los participantes en las negociaciones para el famoso Tratado de Brest-Litovsk, con el que terminó la participación de Rusia en la I Guerra Mundial. Algo que nunca le perdonaron los demás aliados.

Posteriormente, fue enviado a Alemania, para, como se dice coloquialmente, alborotar el gallinero en ese país.

En principio, como ya le conocía la Policía alemana, no le dejaron pasar. Sin embargo, luego cruzó la frontera ilegalmente.

Participó en varias reuniones, que dieron lugar a la fundación del Partido Comunista de Alemania.

En 1919, participó en el sangriento levantamiento Espartaquista. Motivo por el que fue detenido y encarcelado hasta el año siguiente.

Parece ser que las autoridades alemanas le dejaron en libertad como un acto amigable hacia el gobierno ruso. Recordemos que la URSS no se fundó hasta 1922.

En mi artículo sobre el Tratado de Rapallo ya comenté que Alemania y Rusia habían firmado ese acuerdo, porque no les dejaron entrar en las sesiones para deliberar sobre el Tratado de Versalles.

Parece ser que ese tratado, hoy en día, casi olvidado, se empezó a perfilar durante una entrevista entre Radek y el futuro canciller Walther Rathenau, cuando el primero todavía se hallaba encarcelado.

Cuando regresó a Rusia ocupó un alto cargo en el Komintern. Sin embargo, no le duró mucho tiempo, porque se opuso a algunas iniciativas apoyadas desde arriba, ya que siempre fue una especie de verso suelto.

Así que algunos le acusaron de ser uno de los culpables de la derrota del levantamiento comunista, que se había producido en 1923 en Alemania. Por ello, fue expulsado del Comité Directivo del Komintern.

A partir de ese momento, dijo ser partidario de las ideas de Trotsky y criticó las de Stalin.

Aunque este último todavía no gobernaba en la URSS, sí que tenía un importante cargo en el Gobierno. Posiblemente, por ese motivo, no admitió las críticas mordaces de Radek, expulsándole del partido y deportándole a una localidad de Siberia. Para que se le refrescaran las ideas.

Se ve que no comprendió que sus críticas llenas de humor y sus chistes políticos no le iban a hacer ninguna gracia a un tipo como Stalin, el cual tenía un sentido del humor muy peculiar.

De todas formas, no vayamos a pensar que Radek era un santo, sino que también fue partidario de aplicar medidas contundentes contra los que se desviaran de la doctrina oficial del partido.

A pesar de que la gente podía ser condenada a largos años en Siberia, hubo muchos que se atrevieron a hacer chistes.

Por ejemplo: ¿Cómo se va a gestionar el problema de los ratones en el Kremlin?

Se pondrá un cartel que diga Granja colectiva. Así, la mitad de ellos morirán de hambre, mientras que la otra mitad saldrán huyendo de allí.

Otro ejemplo: ¿Cuál es la diferencia entre un cuento de hadas capitalista y uno comunista?

El capitalista comienza diciendo: “había una vez”. Mientras que el comunista empieza: “habrá alguna vez”.

Otro más. Stalin perdió su pipa favorita. Unos días más tarde, fue a verlo Beria y le preguntó si ya la había encontrado. Stalin le dijo que estaba bajo el sofá. Beria le respondió que eso era imposible, porque ya habían detenido a 3 personas, las cuales confesaron haberla robado.

Otro más. En un desfile del 1º de mayo, un anciano llevaba una pancarta, en la cual se podía leer: “Gracias, camarada Stalin, por mi feliz infancia”.

Un líder comunista le preguntó si se estaba burlando, porque todavía no había nacido Stalin, cuando el abuelo era un niño. El otro le respondió: por eso le estoy agradecido.

Tampoco Breznev pudo librarse de los chistes. Tras un discurso, fue a quejarse a su redactor, porque le había pedido que le escribiera un discurso que durase 15 minutos y éste duró 45. El otro le respondió que le había dado 3 copias.

Curiosamente, aunque Radek solía contar chistes sobre Stalin, sin embargo, también escribió en Pravda unos artículos, donde elogiaba la labor del político.

Parece que no le gustó mucho el clima siberiano. Por ello, en 1929, junto con otros deportados, escribieron un mensaje para que fueran perdonados.

Contra todo pronóstico, Stalin les perdonó e, incluso, nombró a Radek para un alto cargo en el Comité central del PCUS.

A partir de entonces, siguió, al pie de la letra, las instrucciones
del Kremlin y se dedicó a elogiar la política alemana. Incluso, les felicitó cuando ocuparon Renania. Seguro que entonces estarían debatiendo lo que luego sería el famoso pacto Ribbentrop-Molotov.

También se le consideró inventor del término nacionalbolchevismo, con el que criticó a algunos líderes comunistas alemanes, que eran demasiado nacionalistas, en lugar de ser internacionalistas.

Fue uno de los redactores de la Constitución de la URSS de 1936. No obstante, eso no le libró de caer en una de las grandes purgas de los años 30.

Así que fue juzgado en 1937, acusado de traición. Un cargo que había admitido, después de sufrir fuertes torturas. Por ello, fue condenado a 10 años de trabajos
forzados. Hay quien dice que había llegado a ciertos acuerdos con el fiscal para que no lo condenaran a muerte. Una pena habitual en aquella época.

Oficialmente, murió en mayo de 1939, durante una pelea con otro preso. Sin embargo, algunos autores afirman que lo mataron por encargo de la NKVD. Lo que luego se llamó la KGB.

No obstante, en 1988, fue oficialmente rehabilitado por Gorbachov.

 

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