ESCRIBANO MONACAL

ESCRIBANO MONACAL
UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

miércoles, 21 de diciembre de 2022

LOS BARCOS MERCANTES DE LA CLASE LIBERTY

 

Como todos sabemos, la II Guerra Mundial, se desarrolló en varios niveles. Quizás, los más importantes fueron el militar, el económico y el industrial. Hoy me voy a referir a este último.

Ciertamente, los cañones y la aviación son muy valiosos en tiempos de guerra. Sin embargo, si carecen de municiones no sirven para nada. Más o menos, es lo que les está ocurriendo ahora a los rusos en Ucrania.

Así que la mejor manera de llevar esos suministros es por medio de barcos, ya que pueden transportar muchas más toneladas que los camiones o los aviones.

Yo tengo muy claro que los Aliados y, concretamente, los USA, ganaron la II Guerra Mundial, no por tener un Ejército muy potente, sino porque su industria reponía, inmediatamente, todo el material que iban perdiendo en los frentes de batalla.

De hecho, en cuanto a la Aviación, no tenían problemas para reponer los aviones dañados. Sin embargo, se tardaba mucho en formar a un piloto para la guerra.

Por eso mismo, cuando los pilotos eran capturados por el enemigo, solían encerrarlos en campos de concentración muy alejados del frente. Así, en caso de huida, les sería muy complicado llegar hasta sus propias líneas.

Los británicos tomaron buena nota de la pérdida de barcos mercantes propios en la I Guerra Mundial y no querían tener el mismo problema en el que se hallaban en ese momento. Así que decidieron encargar unos 60 barcos más baratos a unos astilleros ubicados en USA.

Como ese país ya era una gran potencia industrial, no sólo en América, sino a nivel mundial, tomó nota de esos diseños y los perfeccionó para adaptarlos a sus necesidades logísticas.

Para poder satisfacer la demanda británica y la propia, la Comisión Marítima de USA encargó el diseño de estos barcos al ingeniero naval William Francis Gibbs, el cual también supervisó el desarrollo de este inmenso programa de construcción naval.

En un principio, el Gobierno USA, sólo le otorgó a este programa un presupuesto de 350.000.000 de dólares. Evidentemente, luego se multiplicó.

Curiosamente, en aquella época, la industria naval no estaba muy desarrollada en USA, pues no se hacían muchos pedidos, ya que sobraron muchos barcos, después de la I Guerra Mundial y además le afectó mucho la Crisis de 1929.

De esa manera, construyeron un tipo de barcos para la clase Liberty, que medían 135 m de eslora y 17 m de manga, desplazaban más de 14.000 Tm, con una carga útil de unas 10.000 Tm y el casco iba soldado y no remachado, como suele ser lo habitual. Incluso, podría ser cargado o descargado por sus propios medios.

También le dotaron con un tipo de motor ya existente, que movía una única hélice. Así que su velocidad no era muy alta y su precio tampoco, pues no llegaba a los 2.000.000 de dólares.

Cada barco llevaba una tripulación de unos 60 marineros civiles y, cuando fueron armados, también unos 40 marineros de la Armada USA.

Sin embargo, el empresario Henry J. Kaiser organizó un método de trabajo, consistente en hacer los barcos por piezas en varios astilleros para luego ensamblarlos y soldarlos. Lo cual suponía que cada uno de esos barcos se construyera en un tiempo récord.

Aunque Kaiser es un apellido que suena muy alemán, en cambio, este empresario nació en una localidad del Estado de Nueva York, aunque es cierto que sus padres eran inmigrantes alemanes.

Parece ser que se decidió por utilizar la soldadura, porque la mayoría de sus obreros no eran especialistas, ya que a estos los habían movilizado. Incluso, gran parte del personal de sus astilleros estaba formado por mujeres. Así que fue más sencillo enseñarles a soldar que a remachar.

Luego se comprobó que las soldaduras no funcionaban bien en los mares muy fríos y se rompían. Así que hubo que reforzarlas, siguiendo el consejo del ingeniero lord John Baker.

Sin embargo, otra ingeniera británica, llamada Constance Tipper, demostró que ese no era el problema, sino que el acero utilizado no aguantaba una temperatura tan baja del agua.

Curiosamente, cuando esos aceros navegaban por aguas demasiado frías, solían comportarse como si estuvieran derretidos en los hornos de fundición. Por ello, se les aplicó a esas chapas de acero un proceso de laminado en frío.

Así que inventó el Test de Tipper con el que se puede observar el comportamiento de los aceros empleados en la construcción de los barcos, según las condiciones del agua.

Ciertamente, se construyeron en un momento de gran alarma y con una previsión de que durasen no más de 5 años. Así que no se utilizaron los mejores materiales, ni tenían demasiadas comodidades. Se fabricaron en serie del mismo modo en que se construían los coches en las fábricas de Henry Ford.

Los primeros 14 barcos de esta nueva clase fueron botados a finales de septiembre de 1941. Unos meses antes de que los japoneses atacaran Pearl Harbor.

Cuando se puso en marcha toda esa complicada cadena de producción, lo normal era construir cada uno de estos barcos en 42 días a un ritmo de 3 entregas diarias. Sin embargo, hubo algún caso en el que sólo tardaron 4 días y 15 horas. Toda una proeza.

De esa forma, al final de la guerra, se habían construido 2.750 barcos de esta clase en los 18 astilleros, de ambas costas, dedicados a ello.

Evidentemente, eran presas fáciles para los submarinos alemanes y japoneses. No obstante, sólo lograron hundir a unos 200 de ellos.

Sencillamente, los construyeron en una cantidad tan grande, que los submarinos alemanes no dieron abasto para hundirlos a todos. De hecho, hundieron más a los de las clases tradicionales de mercantes.

Posteriormente, los fueron artillando con piezas de todo tipo y algunos llegaron a entrar en combate con otros barcos mercantes artillados del enemigo y hasta hundirlos a causa de los incendios provocados por sus disparos.

Sin embargo, la mayoría de estos barcos mercantes fueron utilizados para abastecer a la URSS, después de que se produjera la invasión alemana. De hecho, fueron llamados los buques de la victoria.

Incluso, muchos de ellos también fueron utilizados para el transporte de tropas. Tanto en el Desembarco de Normandía, como en las operaciones navales en el Pacífico.

Parece ser que este programa de construcción naval atrajo a muchos obreros. Concretamente, unos 700.000, de los que unas 200.000 eran mujeres. Aunque también se habla de 1.500.000 de puestos de trabajo directos e indirectos.

En aquella época se popularizó un cartel, donde aparecía una mujer a la que llamaron “Rosie, la remachadora” y donde se podían leer en inglés “nosotras podemos hacerlo”.

De hecho, como la mayoría de los hombres estaban movilizados, hubo unos 20 millones de mujeres trabajando en fábricas de aviones, barcos, municiones y suministros de todo tipo. Las que fabricaban estos mercantes fueron llamadas “damas Liberty”.

Posteriormente, cuando se demostró la versatilidad de este tipo de

mercantes, se optó por construir otros un poco más grandes y con unos motores más potentes. Eran los de la clase Victory.

Volviendo a los Liberty, muchos de ellos llegaron al final de la guerra, incluso algunos fueron utilizados en la guerra de Corea. Así que después fueron vendidos a varios armadores, sobre todo, griegos e italianos y llegaron a navegar hasta los años 70. Sólo dos de ellos han quedado en exhibición en un museo naval.

Curiosamente, al principio, tuvieron muchos detractores. Hasta el propio presidente Roosevelt los veía como feos y les llamaron “patitos feos”. Incluso, los oficiales de la Armada les apodaron “vacas marinas”. Pero luego comprobaron su gran versatilidad a lo largo de la guerra.

Como se construyeron tantas unidades de esta clase, tuvieron nombres de todo tipo. Parece ser que un centenar de ellos recibieron los nombres de algunos marinos mercantes USA muertos en esta guerra. Por lo visto, murieron unos 9.000 marinos mercantes USA en barcos de todo tipo.

 

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