ESCRIBANO MONACAL

ESCRIBANO MONACAL
UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

sábado, 3 de diciembre de 2022

EL EFÍMERO REINADO DEL PAPA MARCELO II

 

Nuestro personaje de hoy se llamaba Marcello Cervini de los Sapannocchi y nació en 1501 en un pequeño pueblo de la región de las Marcas, que está en la costa italiana del Adriático.

Ese pueblo pertenece ahora a Italia, pero en aquel momento estaba dentro de los Estados Pontificios.

Su padre era un alto funcionario papal en la ciudad de Ancona, por lo que supongo que su familia sería acomodada.

Marcello estudió en buenos colegios, tanto en Siena como en Florencia. Principalmente, se formó en Derecho y Filosofía, pero también latín y griego. Más o menos, la formación clásica de un caballero de aquella época.

Sin embargo, parece ser que el padre era muy aficionado a la astrología. Al realizar el horóscopo de Marcello, vio que tendría un gran futuro dentro de la Iglesia.

Por lo visto, el padre era muy amigo del nuevo Papa, Clemente VII, un miembro de la familia de los Médici, así que le buscó un enchufe. De momento, trabajó como escribiente en una oficina papal.

Sin embargo, el reinado de Clemente VII fue muy convulso. Por un lado, se tuvo que enfrentar a la Reforma protestante.

Por otro, quiso mediar entre Francia y España. Sin embargo, los soberanos de ambos países le exigieron que se decidiera por uno de los dos bandos.

Así que, como se decidió por Francia, en 1527, el emperador Carlos V ordenó el infame saqueo de Roma y el Papa se salvó de milagro.

Marcello tuvo suerte, porque pudo huir a tiempo de Roma. Después, volvió y su padre lo colocó en la oficina del cardenal Farnese, que sería el futuro Papa Pablo III. Es curioso cómo iba acertando su padre con los que iban a ser los futuros Papas.

En 1535, fue ordenado sacerdote y trabajó como secretario papal y 4 años después, fue creado como obispo. Como dice el refrán: “el que a buen árbol se arrima…”.

Marcello se dedicó a la diplomacia vaticana. Concretamente, a intentar poner paz en las disputas entre Francia y España. Incluso, lo nombraron nuncio en España. Es más, mientras estuvo residiendo en nuestro país, lo crearon cardenal. Eso es lo que se llama un carrerón y lo demás es cuento.

También, parece ser que tuvo una buena amistad con muchos de los artistas renacentistas y humanistas, que vivían en Roma.

Posteriormente, fue nombrado uno de los 3 presidentes en el famoso Concilio de Trento, aunque luego tuvo que dejarlo para ejercer labores diplomáticas ante el emperador Carlos V.

También le nombraron encargado de la famosa Biblioteca Vaticana. Parece ser que aumentó sus fondos con varios centenares de códices antiguos.

Entre 1549 y 1550, asistió, como cardenal, al cónclave para elegir al sucesor de Pablo III. Después de muchas votaciones, donde fueron eliminando a los favoritos del emperador Carlos V y de algunas familias importantes, como los Farnese, salió elegido Julio III.

Ya entonces, Marcello, tuvo que abandonar el cónclave por no encontrarse  bien de salud. Por lo visto, se había contagiado de malaria.

Esa enfermedad era muy común en Italia, pues, no muy lejos de Roma, había unas marismas, que formaban pantanos, donde se criaban esos mosquitos. No fue hasta la época de Mussolini cuando se desecaron esos pantanos y no volvieron a registrarse casos de malaria.

Parece ser que no tuvo unas buenas relaciones con Julio III, al que recriminó que se dedicase a colocar a toda su familia y amigos en el Vaticano. Eso dio lugar a que nuestro personaje tuviera que marcharse de Roma.

No obstante, en 1555 murió Julio III y se organizó otro cónclave para elegir a un nuevo Papa. Parece ser que, tanto el rey de Francia como Carlos V, quisieron intervenir en esa elección a través de los cardenales afines a cada bando.

Evidentemente, Carlos V quiso vetar a nuestro personaje, porque le tenía antipatía personal. Parece ser que el origen de la misma se hallaba en la negativa de Marcello a tratar la lucha contra la Reforma en Trento, tal y como le exigía el emperador. Sin embargo, él decidió que los debates se dedicasen a cuestiones dogmáticas.

No obstante, fue elegido por unanimidad, el 10 de abril de 1555, a los 4 días de haber comenzado el cónclave.

Parece ser que en Roma se organizaban grandes fiestas para festejar el nombramiento de un nuevo Papa. Sin embargo, él prohibió esas fiestas por estar en medio de la Semana Santa. Así que no empezó con un buen pie.

Por lo visto, en su ceremonia de coronación, realizada un Jueves Santo, primero lavó los pies a 12 pobres de Roma y luego lo coronaron en una ceremonia muy austera. Seguro que eso no gustó nada a los romanos, porque en esas fiestas corría mucho dinero.

Todos sabemos que a Roma le viene muy bien eso de tener al lado al Vaticano. No hay más que ver la cantidad de fieles que se desplazan todos los años para ver al Papa y, lógicamente, no se quedan a comer y dormir en ese pequeño Estado, sino en Roma.

Dicho de otro modo, que una de las mayores fuentes de riqueza
de Roma es el Vaticano y que no les gustaría nada que viniera alguien a estropearles el invento.

Parece ser que la salud de Marcello ya no era muy buena y todas esas interminables ceremonias para el nombramiento de un nuevo Papa le restarían muchas fuerzas.

No obstante, tuvo la energía suficiente para amenazar a los embajadores de Francia y de España, en el caso de que no cumplieran con los tratados de paz ya firmados.

Por lo visto, tampoco quiso que los miembros de su familia se enriquecieran por el hecho de que él fuera el Papa. Supongo que eso no les haría mucha gracia, porque lo normal es que los Papas enchufaran a todos sus familiares y amigos. Lo que se llama el nepotismo. Algo que también suelen hacer muchos políticos.

Incluso, ordenó hacer recortes en los cuantiosos gastos de su sede en Roma. Seguro que esa decisión no le gustó a mucha gente, porque siempre habían vivido de eso.

Es más, ordenó la revisión de ciertas gracias otorgadas, anteriormente, a algunos cortesanos.

También quiso prohibir, mediante una Bula, la venta de los bienes de la Iglesia.

En pocas palabras, en unos cuantos días, se creó multitud de enemigos. Una cosa un tanto extraña para una persona que siempre se había dedicado a la diplomacia.

Sin embargo, se sabe que tuvo muy buenas relaciones con San Ignacio de Loyola, al que le dijo: “Tú, prepárame soldados que yo los emplearé”. Lógicamente, se refería a los jesuitas.

Los últimos días de abril de ese mismo año estuvo recibiendo a varios cardenales y a algunos nobles importantes, como el duque de Urbino o el de Ferrara.

Parece ser que el 29 de abril no durmió nada bien y al día siguiente sufrió un infarto, que le dejó en estado de coma.

Evidentemente, no pudieron curarlo, porque la Medicina no estaba tan avanzada como ahora y, desgraciadamente, murió esa misma noche. Tras haber durado 22 días en el cargo.

Ciertamente, reinó durante muy pocos días. Sin embargo, hubo 5 Papas que tuvieron un reinado más corto que el suyo.

Yo no voy a decir que lo envenenasen, pero eso no era nada extraño en aquella época. Precisamente, eso fue lo que dicen que, en 1503, le causó la muerte a Alejandro VI, el Papa Borgia.

En cuanto a las medidas que quería tomar para reducir gastos y llevar la Iglesia a ser más cercana al pueblo, me suena a lo mismo que decían que quería hacer el fallecido Papa Juan Pablo I, que duró 33 días en el cargo.

Marcello fue sucedido por uno de los favoritos en su cónclave, el cardenal Giampietro Carafa, decano del Colegio Cardenalicio, que reinó con el nombre de Pablo IV. Éste fue el creador del infame Índice de libros prohibidos.

Éste sólo duró 4 años, pero también es cierto que, cuando llegó al Papado ya tenía casi 80 años. Poca gente llegaba a esa edad en aquella época.

El cadáver de Marcello fue enterrado en una sencilla tumba en el ábside de la antigua Basílica de San Pedro, en el Vaticano.

Posteriormente, en el siglo XVII, cuando ya se habían terminado las obras de la actual Basílica de San Pedro, sus restos fueron colocados en un sarcófago no romano del siglo IV d. de C. y éste fue colocado en las Grutas del Vaticano, que es donde se halla ahora.

Es posible que ese sarcófago lo hallaran en el subsuelo de la Basílica, porque debajo de ésta hay un cementerio romano.

Parece ser que, en 1562, el compositor Giovanni Pierluigi da Palestrina compuso la llamada Misa del Papa Marcelo, en honor a nuestro personaje de hoy. Esta composición fue utilizada hasta 1963 para la ceremonia de entronización de los nuevos Papas.

 

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