Siguiendo con los alemanes que vivieron en la época nazi, pero que nunca fueron aduladores de Hitler y sus secuaces, hoy le toca el turno a Rudolf von Scheliha.
Le he puesto este título, porque,
aún, hoy en día, los expertos, no se ponen de acuerdo sobre el papel real de
este hombre en la Historia.
Empezaré como siempre. Nació en
1897 en la antigua Silesia alemana, que, hoy en día, forma parte del territorio
de Polonia.
Vino al mundo en el seno de una familia
terrateniente de origen alemán. Su padre era un noble y militar prusiano,
mientras que su madre era hija de un ministro del antiguo Reino de Prusia, que
antes había sido alcalde de Frankfurt del Main.
El final de su etapa escolar
coincidió con el inicio de la I Guerra Mundial. Así que se ofreció voluntario,
como oficial de Caballería. Fue herido, durante ese conflicto, y también
recibió varias condecoraciones.
Al terminar la carrera, consiguió
una plaza como diplomático en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Eso le dio
la oportunidad de conocer muchos países.
Primero fue destinado a un
consulado en Praga, para pasar después por las sedes de Estambul, Ankara,
Varsovia, etc.
No sé si, tras la llegada de
Hitler al poder, obligarían a todos los funcionarios a afiliarse al Partido
Nazi. Lo cierto es que él lo hizo. También es cierto que muchos lo hicieron
para ascender más rápidamente en su trabajo.
Parece ser que, durante su
estancia en Varsovia, llegó a conocer a muchas personalidades de ese país y no
perdió el contacto, una vez comenzada la II Guerra Mundial.
Eso le dio la oportunidad de
conocer, directamente, lo que estaba ocurriendo en cada lugar y hacer informes
secretos, aunque, en público, se dedicara a desmentir lo que publicaba la
prensa internacional.
Por otro lado, von Scheliha,
también se jugó la vida, ayudando a muchos judíos y polacos a salir del país
para que no les atrapase la Gestapo.
Parece ser que, fue también
cuando estuvo destinado en Polonia, cuando fue fichado por la NKVD, lo que
después se llamaría KGB. O sea, el servicio de Inteligencia de la URSS.
Algunos creen que es posible que
lo reclutara otro alemán, llamado Rudolf Herrnstadt. Se trataba de un exiliado
político en el que, a la vez, se daba la doble condición de ser comunista y
judío. Así que, en cuanto llegó Hitler al poder, tomó el camino del exilio.
Lógicamente, muchos otros comunistas alemanes, que ni siquiera eran judíos, también se exiliaron en la URSS, en cuanto vieron que Hitler llegaba a la Cancillería del Reich.
Curiosamente, tras la firma del
Tratado Ribbentrop-Molotov, por el que se aliaron Alemania y la URSS para
combatir juntos en la II Guerra Mundial, ocurrió una cosa que parece ilógica.
Stalin, en un gesto de “buena voluntad” hacia su nuevo “amigo” Hitler, deportó
a una buena cantidad de comunistas alemanes, que vivían en la URSS. No hará
falta decir que, en cuanto volvieron a Alemania, les estaban esperando para
cargárselos.
Así que me gustaría haber visto
la cara que se le puso a von Scheliha, tras enterarse de la firma de este
tratado, después de llevar dos años pasando secretos de Alemania a la URSS.
Algunos afirman que la motivación
de nuestro personaje por traicionar a su patria, no era sólo por motivos
ideológicos, sino que también los había financieros. Por lo visto, se trataba
de un jugador empedernido y, aunque ganaba un buen sueldo, no le bastaba para
llegar a final de mes.
Ya sabemos que los alemanes son
muy metódicos. No como los españoles, que, cuando compramos algo, no nos
molestamos en leer las instrucciones.
Posteriormente, Scheliha, también
mantuvo contactos con prominentes miembros de la Resistencia alemana anti-nazi,
como el general von Tresckow. Este militar fue uno de los implicados en el
famoso intento de golpe de Estado encabezado por el coronel von Stauffenberg,
que se ha hecho famoso por la película Valkiria.
A partir de 1942, viajó
periódicamente a Suiza para entregar una serie de informes a sus autoridades.
En ellos, detallaba pormenorizadamente tanto el plan Aktion 4, del que ya hablé
en mi artículo sobre el obispo von Galen, como de la llamada Solución Final. O
sea, el plan para eliminar a todos los judíos de Europa.
Desgraciadamente, a partir de agosto
de 1942, la Gestapo, fue deteniendo a los miembros de la famosa organización la
Orquesta Roja. Curiosamente, se asombraron de que tuviera tantos miembros. Ya
mencioné esta organización en mi artículo dedicado a Rudolf Roessler y su
organización Lucy.
Como se suele decir “por el hilo
se saca el ovillo”. Así que, a base de duros interrogatorios, fueron cayendo
muchos de sus miembros. Concretamente, detuvieron a 120 personas, de las que 45
fueron juzgadas y ejecutadas. Entre estas últimas había 19 mujeres.
Precisamente, en septiembre de
1942, fue detenida Ilse Stöbe, que era miembro de ese grupo y, a la vez, actuó
como contacto de von Scheliha. Por ello, pocas semanas después, también lo
detuvieron a él. Justamente, cuando se hallaba reunido con el jefe de Personal
del Ministerio de Asuntos Exteriores.
En cuanto a von Scheliha y Stöbe,
tras varias semanas de interrogatorios, fueron llevados ante un alto tribunal
militar, el cual les juzgó, bajo la acusación de alta traición, condenando a
ambos a la pena de muerte. La sentencia fue ejecutada a finales de diciembre de
1942. Ella fue guillotinada y él ahorcado.
Sabemos que en Alemania se ha
reivindicado la memoria de todas estas víctimas de la Resistencia contra el
nazismo. Sin embargo, en el caso de nuestro personaje no se le consideró como
tal, sino como un espía de los soviéticos. Así que su nombre no figuraba en
ningún monumento.
Sin embargo, en 1995, se logró
que los tribunales revisaran su caso y se vio que lo habían condenado
injustamente, pues se le acusó de ser miembro de la Orquesta Roja, cuando lo
cierto es que nunca había pertenecido a esa organización. Así que su nombre ya
figura en esas relaciones de víctimas asesinadas por los nazis. Al igual que el
de Ilse Stöbe.
Curiosamente, parece ser que,
antes de ser ejecutado, dijo que él no lo había hecho por dinero. Sin embargo,
Oleg Gordievsky, uno de los oficiales de más alto rango del KGB, de los que se han
pasado a Occidente, dijo que Scheliha había sido uno de los fichajes más caros
de esa Organización. En fin, cada uno es muy libre de opinar lo que quiera.
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