La respuesta es muy simple,
porque carecían de aviones para bombardeo estratégico a larga distancia. Así
que voy a intentar explicar la razón por la que no los tuvieron.
Nuestro personaje de hoy se llamaba
Walther Wever y nació en 1887 en una pequeña localidad del antiguo distrito de
Poznan, que hoy es una parte de Polonia.
Parece ser que nació en el seno
de una familia alemana muy acomodada, pues su abuelo tuvo el cargo de fiscal
general de Prusia y su padre fue presidente de un Banco.
Tras realizar sus estudios de
Secundaria, ingresó en la Academia Militar, de la cual salió, ya como oficial,
en 1905.
Departamento de Operaciones del famoso mariscal von Hindenburg.
Fue partidario de la famosa
defensa de plataforma flexible, por medio de la cual, los alemanes, pudieron
defenderse de los continuos ataques de los Aliados.
Al terminar la guerra, cuando ya
era capitán, parece ser que fue uno de los oficiales que le recomendaron al
Kaiser que se exiliara en Holanda a fin de que no estallase una guerra civil en
Alemania.
Ciertamente, la violencia
estalló, pero no pasaron de ser unas cuantas escaramuzas en las ciudades más
importantes. Un fenómeno que fue controlado eficazmente por el Ejército.
Durante el período de
entreguerras, fue uno de los oficiales que permaneció en el reducido Ejército
alemán, que siguió funcionando según las normas emanadas del Tratado de
Versalles.
de la Aviación del III Reich. Precisamente, ese fue el mismo año en que Hitler llegó al poder.
Evidentemente, como era un nuevo
organismo, enseguida necesitaron muchos mandos para rellenar su organigrama.
Así que, en 1936, ya ostentaba el grado de teniente general y jefe del Estado
Mayor de la Luftwaffe, o sea, la Fuerza Aérea.
Tampoco debemos olvidar que,
desde 1935, Alemania dejó de respetar el Tratado de Versalles y ordenó el
servicio militar obligatorio. Con lo cual, se multiplicaron los efectivos del
Ejército.
Ese militar italiano concebía a
la Aviación como un arma muy poderosa para llegar a cualquier parte del
territorio enemigo, pudiendo bombardear sus lugares más estratégicos, como
carreteras, fábricas, puentes, estaciones de ferrocarril, etc.
Así que la primera tarea que se
le encomendó a Wever fue el estudio y desarrollo de aviones modernos para
realizar las misiones que se le encomendaran.
No sólo aprobó el uso de aviones
de pequeño tamaño, como los conocidos Stukas o los Messerschmitt BF 109, sino
también los bombarderos medianos Junker 52 y Heinkel 111. Todos ellos fueron
probados en la guerra civil española.
Eso dio lugar a la construcción
de los prototipos de los modelos denominados Junker 89 y Dornier 19 a los que
Wever llamó Uralbombers. Así que ya nos podemos hacer una idea de dónde pensaba
utilizarlos.
En 1920, se casó con Hertha
Suadicani, hija de un conocido arquitecto alemán, que diseñó y construyó muchas
estaciones ferroviarias y de Metro de Alemania. Fruto de ese matrimonio,
nacieron dos hijos: Günther y Walther. Ambos sirvieron como pilotos, durante la
II Guerra mundial. Desgraciadamente, el segundo de ellos fue derribado y murió
en ese conflicto.
Estando allí, se enteró de la
muerte del general Karl Litzmann, que acababa de fallecer en Berlín y con el
que le unía una buena amistad.
Parece ser que el acto duró algo
más de lo previsto. Así que se dirigió a toda prisa a una base, donde tenía la
aeronave con la que había previsto volar a Berlín.
Por lo visto, dado que tenía
mucha prisa, no se hicieron todas las comprobaciones oportunas. Wever despegó
de la pista y, poco después, el avión giró sobre sí mismo, provocando que los
tripulantes estuvieran boca abajo. Poco después, el aparato se estrelló sobre
una zona agrícola, incendiándose y resultando muertos ambos tripulantes, ya que
no consiguieron darle la vuelta al aparato y la cabina impactó contra el suelo.
Parece ser que no hubo sanciones
para los mecánicos, pues habían obedecido las órdenes del general, al pie de la
letra. Lo cual me parece bastante sospechoso.
No lo digo por capricho, sino
porque, casualmente, durante ese período, murieron varios jerarcas nazis a
causa de accidentes de este tipo.
tuvo lugar 3 días después, siendo presidido por el mariscal Göring y la viuda de Wever.
Después de su muerte, Göring,
decidió que no se construyeran bombarderos estratégicos, sino tácticos y ya no
se llegaron a fabricar los prototipos que he citado anteriormente.
No obstante, siguieron en vigor
los principios de la guerra aérea, enunciados por el propio Wever un año antes
de su muerte. Entre los que podemos citar que la fuerza aérea debe servir tanto
para destruir a las aeronaves enemigas como para aniquilar sus fuentes de
energía.
El sustituto de Wever fue el
célebre general Kesselring, el cual ya estuvo más supeditado a los caprichos de
Göring y eso hizo que empezara el declive de la Luftwaffe.
parece, a estos, les hicieron caso sus gobiernos, mientras que a Wever no.
Yo creo que la razón para no
escucharle podría estar en que Alemania era un país con pocos recursos y que
estaba intentando salir de una grave crisis económica. Así que la única guerra
que podía afrontar era una que hiciera capitular muy rápidamente al enemigo.
De hecho, lo consiguió al invadir
muchos países, como Polonia o Francia. Sin embargo, la cosa se complicó mucho,
cuando empezó a bombardear Gran Bretaña.
Aunque los británicos tenían muchos menos aviones que los alemanes, estos fracasaron al no disponer de unos cazas con una mayor autonomía de vuelo, que pudieran escoltar a sus bombarderos, defendiéndolos de los cazas enemigos.
Aparte de ello, hay que destacar
que la II Guerra Mundial fue, esencialmente, una guerra industrial. El país que
pudiera reponer más pronto el material perdido sería el que ganase y ese fue
USA.
Alemania no podía ir a ese ritmo
por la sencilla razón de que, diariamente, sufría terribles bombardeos, que
interrumpían constantemente el trabajo en sus fábricas. Por no hablar de las
bajas producidas entre sus obreros.
Por eso mismo, durante la
invasión de la URSS, Hitler dio la orden a sus ejércitos para que no atacaran
Moscú, sino que se desviaran hacia Stalingrado, que es donde había muchos
yacimientos de petróleo.
También hay quien dice que, si
Hitler hubiera tenido una flota de bombarderos pesados, como las que tenían los
Aliados, es posible que hubiera vencido en la famosa Batalla de Inglaterra.
El único avión de ese tipo,
fabricado por los alemanes, fue el Heinkel 177, del que se construyeron pocas
unidades.
Al final de la guerra, a pesar de
que los alemanes habían cancelado la fabricación del Junker 89, sin embargo, se
basaron en su diseño para construir el Junker 90.
Posteriormente, los alemanes,
construyeron en Junker 290, que era bastante más grande que los anteriores.
Parece que éste último lo usaron
mucho para el abastecimiento de las tropas alemanas, que sitiaban Stalingrado.
Esta aeronave ya disponía de un portón trasero para el lanzamiento de
suministros.
Parece ser que, al final de la
guerra, hicieron un vuelo de ensayo, desde Francia, con un modelo Junker 390,
llegando hasta muy pocos kilómetros de las costas de USA y regresando a la base
desde la que habían partido.
Hay muchos rumores de que, al
final de la guerra, varias de esas grandes aeronaves fueron utilizadas para la
huida de algunos jerarcas nazis. Así como para la evacuación de archivos
comprometedores.
Por lo visto, esto se descubrió
cuando, a principios de abril de 1945, un Junker 290 tuvo un accidente, cuando
intentaba aterrizar en el aeropuerto de Barcelona.
Posteriormente, como este avión
se quedó en España, fue utilizado por el Ejército del Aire español en la base
de Matacán (Salamanca).
Debió de ser una buena aeronave,
pues, ya en la posguerra, tres de esos aparatos fueron utilizados por las
fuerzas aéreas británicas y de USA.
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