Hoy voy a hablar de la vida de un curioso personaje. Se trataba de un ingeniero que cometió la torpeza de decirle la verdad a un político. Ya sabemos que eso no les gusta nada a esa gente y mucho menos a los dictadores.
No obstante, cuando un político
es inteligente, lo que suele hacer es rodearse de personas más inteligentes que
él. Buenos especialistas en cada materia que le puedan resolver los problemas
que se le presenten. Aunque luego sea él el que se cuelgue las medallas.
Por ejemplo, en España, durante
los reinados de Carlos II y Fernando VI, que fueron unos monarcas con claros
problemas físicos y mentales, sus familiares, supieron buscarles unos ministros
honrados y eficaces, que supieron conducir al país por la vía del progreso.
De hecho, una de las características
del reinado de Fernando VI es que España no se metió en ninguna guerra. Algo de
lo que no podría presumir casi ningún monarca de la Historia de España.
Así que me da la impresión de
que, por eso mismo, muchos países están llevando tan mal el tema de esta pandemia
de COVID 19, porque en sus respectivos gobiernos nadie ha tomado las medidas
adecuadas, ya que no tienen expertos y tampoco se han molestado en consultar a
los que saben de esta materia.
Nació en 1891 en la localidad
alemana de Pforzheim, en el Estado de Baden-Württemberg, donde su padre tenía
una de las muchas fábricas de orfebrería que había en esa ciudad.
Curiosamente, también fue el
lugar de nacimiento del padre de la famosa pintora Frida Kahlo. Esposa del
también pintor Diego Rivera. Ambos mexicanos.
La I Guerra Mundial provocó un
parón en sus estudios. Luchó primero en Infantería y luego como observador en
Aviación. En uno de esos combates aéreos fue herido de gravedad. No obstante,
tardó poco en recuperarse y fue condecorado con la Cruz de Hierro.
Tras la guerra, se mudó a
Karlsruhe, en cuya Universidad obtuvo, en 1920, la licenciatura como ingeniero
civil.
En 1922, se afilió al Partido
Nazi, pasando luego a las temibles SA. Supongo que lo haría, como tantos miles
de alemanes, para intentar salir de la miseria que les aquejaba en esos años.
De lo contrario, no se entiende que los alemanes votaran mayoritariamente a nazis
y comunistas, en el país más culto de Europa
Por aquel entonces, publicó un estudio
sobre cómo dar trabajo a 1.000.000 de personas a base de construir obras
públicas de todo tipo.
En 1933, cuando Hitler llegó al
poder, lógicamente, fue nombrado inspector general de carreteras y diseñó las
primeras autopistas de Alemania.
Por lo visto, recibió diversos
premios, como reconocimiento por sus numerosos y avanzados diseños. Uno de
ellos fue una especie de Premio Nobel alemán, ya que, desde 1936, Hitler
prohibió que los alemanes aceptaran esos famosos premios que se otorgan,
anualmente, en Suecia y Noruega.
Se trataba de una organización donde
trabajaban tanto obreros libres como presos forzados, procedentes tanto de las cárceles
como de los campos de concentración. Se cree que esa organización llegó a
utilizar a unos 800.000 presos forzados.
En marzo de 1940 fue nombrado
ministro de Armamento y Municiones. Está muy claro que, por entonces, era un
hombre que tenía la plena confianza de Hitler. Incluso, le nombró general de la
Luftwaffe, la fuerza aérea alemana.
Supongo que les interesaría que
tuvieran el mismo ancho de vía para así facilitar el transporte de tropas
alemanas dentro de la URSS.
A la vez, le encargaron la
construcción de fábricas subterráneas, donde poder construir aviones y cohetes,
sin que fueran destruidas por los intensos y continuos bombardeos de los
Aliados.
No sé si alguien le echaría la
culpa de esto a Todt, pues se dijo que no les habían llegado a tiempo los
suministros necesarios para que esas tropas pudieran luchar en esas duras
condiciones climáticas.
Parece ser que Todt realizó una
gira para comprobar el estado de las tropas y la recepción de los suministros por las mismas.
En febrero de 1942, Todt, se
reunió con Hitler en su famoso cuartel general cercano a Rastenburg, una
localidad que ha pasado a ser de Polonia.
Como ya dije al principio, a los gobernantes
no les suele gustar que les digan las verdades a la cara y mucho menos a un
tipo tan megalómano como Hitler.
Me recuerdan a los que en el
flamenco llaman los “agradaores”. Esos que suelen sentarse a tocar las palmas, a
los lados del cantaor de turno y le jalean diciendo que tiene mucha “grasia”.
Parece ser que, es mismo día,
Todt había coincidido con Albert Speer en el cuartel general de Hitler y el
primero se había prestado para llevar, en su avión, al segundo, durante el
viaje de regreso a Berlín.
Sospechosamente, el propio Hitler
se negó a ello y le dijo a Todt que tenía que hablar largo y tendido con Speer.
Así que sería mejor que se fuera solo, antes de que se le hiciera tarde.
Poco después, Todt se montó en el
avión que le habían asignado, concretamente, un Heinkel 111. Curiosamente, él
solía desplazarse en otra aeronave, sin embargo, ese día se le había asignado
una misión en el frente.
Lo normal es hacerlo con viento
de frente a fin de que vaya frenando la velocidad de aterrizaje de la aeronave
y no haya peligro de salirse de la pista.
Parece ser que se apreciaba una
especie de llamarada azul en la cabina. Por lo visto, el piloto intentó un
aterrizaje de emergencia, pero el avión explotó antes de tomar tierra. Muriendo
en el acto todos sus ocupantes.
Los equipos de socorro apenas
pudieron hacer nada, pues la aeronave se incendió, ya que llevaba el depósito lleno
y tardaron bastante en poder apagar las llamas.
Ciertamente, yo no sé si se trató de un sabotaje. No obstante, ya mostré, en mi anterior artículo, que hubo muchas muertes de este tipo durante el III Reich. Al igual que ocurrió durante la guerra civil española.
Lo único que puedo decir es que
Hitler, como si lo tuviera decidido desde hacía mucho tiempo, nombró, inmediatamente,
como sucesor de Todt al famoso Albert Speer.
Esta vez, se trataba de un
arquitecto de una familia muy acomodada y con unos modales aristocráticos, que
darían un mayor lustre al Partido Nazi. A muchos les pareció la cara amable de
ese partido.
De hecho, por razones que se desconocen,
se salvó de la horca, durante los famosos Juicios de Nuremberg. Aunque luego se
demostró que era tan culpable como los que fueron ejecutados. Eso sí, fue
condenado a 20 años de prisión. Condena que cumplió por completo.
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