Hoy voy a hablar de un hombre, que fue un actor muy famoso en su época, pero que, por azares del destino, ahora ha caído casi en el olvido.
Como ya sabemos, Edwin, era el
hermano mayor de John Wilkes Booth y nació en 1833, también en aquella cabaña
de madera, donde vivía su familia, en el Estado de Maryland.
Tal y como le suele ocurrir a
casi todos los hermanos mayores, sus padres, le dieron una serie de
responsabilidades, que no suelen dar al resto de sus retoños.
Como ya he dicho, anteriormente,
su padre fue Junius Brutus Booth, un actor británico, que emigró con su amante
a USA.
El caso es que a Junius se le dio
muy bien en su nuevo país, porque era un gran actor y, sobre todo, un
especialista en las obras de Shakespeare. Pero tenía sus debilidades, como todo
el mundo. Por lo visto, era muy borrachín y eso le fue perjudicando en su
carrera teatral.
Así que, a la edad en que todos
los niños van al colegio, Edwin, acompañaba a su padre y eso hizo durante 7
largos años.
Parece ser que solía convencerle
para que no bebiera demasiado. No obstante, en cierta ocasión, el propio Edwin,
tuvo que salir al escenario para hacer el papel de su padre, porque estaba tan
borracho, que no se tenía en pie. Así que esas pesadas giras le enseñaron el
oficio de actor.
Desgraciadamente, un día de 1852,
en que ambos viajaban en esos grandes barcos por un río, a su padre no se le
ocurrió otra cosa que beber agua del mismo y en muy poco tiempo enfermó de
cólera y murió.
Se suele decir que el dinero abre
todas las puertas. Así que, en 1856, cuando Edwin volvió a su casa con los
bolsillos llenos, después de haber hecho una gira teatral por USA y Australia,
su familia lo recibió con los brazos abiertos.
Curiosamente, había actuado con
la compañía de la famosa actriz británica Laura Keene. Precisamente, la misma compañía
que representaba aquella obra de teatro, que estaba viendo el presidente
Lincoln, cuando fue asesinado por su hermano.
También allí conoció Edwin a la
que sería su primera esposa. Se trataba de Mary Devlin, una bella mujer y gran
actriz. Así que se casaron en 1860. Tuvieron una sola hija, Edwina, que nació
al año siguiente.
Al año siguiente, tuvo lugar el
acontecimiento, que ya mencioné en el artículo sobre el hijo de Lincoln. Éste
se hallaba en el andén de una estación, esperando la llegada del tren y, de
pronto, entró una muchedumbre y lo empujó hacia las vías. Tuvo la suerte de que
alguien le agarró fuertemente por el cuello del abrigo y tirase de él hacía
atrás. Ese fue Edwin, al que Robert Todd Lincoln reconoció, inmediatamente, al
ser un gran aficionado al teatro.
Sin embargo, éste no supo a quién
había salvado hasta que recibió una carta del Estado Mayor del general Grant,
agradeciéndole la actitud que tuvo en ese momento.
Edwin siguió progresando en el
mundo del teatro, hasta llegar a ser reconocido como el mejor actor de USA, en
la segunda mitad del siglo XIX. Incluso, también adquirió mucha fama en sus
giras por Europa. Parece ser que bordaba el papel de Hamlet, obra que, en
cierta ocasión, representó 100 veces consecutivas. Estableciendo todo un récord,
que no fue batido hasta 1929.
Como tantas familias de aquella
época, tuvieron frecuentes discusiones en torno a la política. John siempre fue
partidario del sur, al igual que muchos de los ciudadanos del Estado de
Maryland. Sin embargo, Edwin, siempre fue partidario del norte y,
concretamente, era votante de Lincoln.
Por lo visto, en aquella época,
Edwin, ya era un actor muy respetado por el público, mientras que a John se le
veía como a un actor guapo, que estaba empezando. Incluso, hay quien dice que,
a John, la fama de su familia le abrió muchas puertas.
También he leído que los tres
hermanos habían llegado a un acuerdo para no hacerse la competencia. Edwin
actuaría en el norte de USA, John en el sur y Junius Brutus jr. en el oeste.
Algo que me parece un poco extraño, porque, al menos, durante la guerra civil,
John, actuó tanto en el norte como en el oeste.
Según parece, al enterarse de la
noticia, John lo celebró muy alegremente, y eso no gustó nada a Edwin, que lo
echó de su casa.
Ciertamente, la familia Booth,
recibió como un auténtico mazazo la noticia de que John había asesinado al
presidente Lincoln. Por supuesto, fueron detenidos e interrogados y creo que
Edwin pasó dos meses en la cárcel. No obstante, fue puesto en libertad, al ver
que no tenía ninguna relación con ese crimen. Aunque esto no está muy claro,
porque otros autores aseguran que no fue arrestado, al contrario de lo que les
ocurrió a otros de sus familiares.
Éste fue aquel que representaba, en
otra ciudad, la misma obra que estaba presenciado Lincoln, cuando lo
asesinaron. Precisamente, no tenía muy buena reputación, porque, según parece,
no tenía los derechos para poder hacerlo.
Aparte de que, desde entonces, el
apellido Booth, fue muy mal visto en su país. Edwin, se autoimpuso, como
penitencia, dejar de actuar en público.
Por lo visto, quiso cumplir su
promesa, pero las deudas se lo impidieron. Así que sólo aguantó 6 meses en
dique seco y, cuando volvió a actuar, en enero de 1866, los aficionados le
recibieron entusiasmados a la puerta del Teatro Winter Garden, de Nueva York,
el lugar donde iba a retomar su carrera.
Por lo visto, al principio, le
fue muy bien y ganó mucho dinero. Desgraciadamente, en 1873, se desató otra de
esas crisis, que arruinan a mucha gente y que también vació su teatro. Así que
tuvo que venderlo para pagar sus deudas.
No obstante, como todavía era
joven, entre 1874 y 1882, hizo una gira, no sólo a través de su país, sino
también por toda Europa. Lo que le dio una gran fama mundial y, gracias a ello,
pudo reponerse de sus pérdidas.
En 1869, tras haberle enviado muchas cartas al presidente Andrew Johnson, consiguió que éste le permitiera que se llevara el cadáver de su hermano a fin de enterrarlo en el panteón familiar, en Baltimore.
Parece ser que ese permiso
coincidió con el indulto que concedió el presidente a varios de los condenados
en el proceso por el asesinato del presidente Lincoln.
Sin embargo, es como si la sombra
de su hermano le hubiera perseguido toda la vida. En abril de 1879, cuando se
hallaba representando Ricardo II, no la más conocida, Ricardo III, ambas de
Shakespeare, ocurrió un lamentable incidente.
En mitad de la obra, que se
representaba en el teatro de su suegro, en medio de la penumbra, alguien se
levantó desde un palco, situado a la izquierda, conforme se mira desde el
escenario.
Ese individuo sacó un revólver y
disparó dos veces. La primera vez, mucha gente pensó que se habría caído algo
en el escenario. En cambio, la segunda vez, la bala pasó cerca de Edwin, que
era el objetivo del tirador, y el actor se puso en pie, señalando con el dedo
hacia la zona donde se hallaba el tirador.
Posteriormente, Edwin se trasladó
a la cárcel para hablar con su agresor y preguntarle por qué lo había hecho.
Parece ser que el tipo, que se llamaba Mark Gray estaba como una cabra y sólo
le dijo que él representaba su papel mejor de lo que lo hacía Edwin.
Así que, cuando salió su juicio,
el propio acusado se declaró culpable y el juez lo declaró loco. Por ello,
ordenó su ingreso en un sanatorio psiquiátrico.
Evidentemente, no podemos
escuchar sus interpretaciones, aunque parece ser que existe una grabación de su
voz en uno de aquellos primitivos rodillos de cera, pero es casi inaudible.
Sus contemporáneos decían que
había creado una nueva forma de interpretar, ya que la mayoría de los actores,
que representaban obras de Shakespeare, lo hacían elevando mucho la voz y, como
diríamos ahora, sobreactuando.
En cambio, Edwin, interpretaba de
una manera muy natural, como si se tratase de una conversación entre amigos.
También le ayudaba que solía imitar muy bien el acento británico, lo cual les
daba una mayor credibilidad a sus personajes.
No obstante, aunque fue un actor,
predominantemente, dramático, también interpretó algunos papeles relevantes en
diversas comedias.
En 1888, Edwin fundó el Player’s
Club, en Gramercy Park, donde había un edificio del que era propietario y lo
cedió a esa asociación. Se trataba de un lugar de reunión para los actores y
personas dedicadas a otras artes. Él sólo se quedó con un apartamento, situado en
la parte alta de ese edificio, del cual aún se conservan los muebles que tenía,
mientras vivió allí.
Aparte de ello, existen varios
lugares que le han sido dedicados en diversos lugares de USA y hay que decir
que su nombre también aparece en el Salón de la Fama del Teatro Americano.
Desgraciadamente, Edwin sufrió
varios derrames cerebrales y en 1893 murió a causa del último de ellos. Precisamente,
falleció en su apartamento de Gramercy park. Su segunda esposa ya había muerto
en 1888.
Hoy en día, se le sigue
recordando en Nueva York, la ciudad que él mismo consideró su ciudad favorita, aunque
tuvo que vender su teatro, que fue demolido en 1965. No obstante, en 1913, se
construyó un nuevo teatro, también denominado Booth’s Theatre, como homenaje a
este gran actor.
Curiosamente, la obra con la que
se inauguró este nuevo teatro fue “Mi primo americano”, la misma que estaba
presenciando Lincoln, en el Teatro Ford, de Washington DC, cuando lo asesinaron.
En 1955, se estrenó una obra,
donde se narraba la vida de este personaje, se titulaba “El príncipe de los
actores”. Protagonizada por Richard Burton y John Derek.
Parece ser que, a principios del
siglo XX, se puso en duda que John Wilkes Booth muriera a manos de aquellos
soldados. Desde entonces, ha habido varios intentos de exhumar el cadáver de
Edwin para compararlos con los restos de su hermano, pero todos han sido denegados.
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