Como ya anuncié, en mi anterior artículo, en éste voy a referirme solamente a los procesados por esa causa, que también fueron condenados, pero no a muerte.
En principio, todos ellos fueron
confinados en barcos de la Armada USA, pero después, el Gobierno, aceptó la
sugerencia de un asesor del Departamento de Guerra, y los trasladaron a la
antigua penitenciaría del viejo arsenal de la Armada en Washington DC. Un lugar
muy seguro, porque se hallaba en una pequeña península y su única vía de
entrada era muy fácil de controlar.
Es lógico pensar que todas estas
medidas estaban encaminadas a prevenir que las tropas de la Confederación
intentaran rescatar a los implicados en ese complot.
Al general Hartranft lo nombraron
alcaide de la prisión y le dieron unas instrucciones muy detalladas sobre la
seguridad de la misma y la conducta que debía tener el personal hacia los
prisioneros.
El cadáver de Booth también fue
llevado a ese Arsenal y enterrado, provisionalmente, en el suelo de uno de los
almacenes de la misma.
Dado que vieron que ese edificio
era muy seguro, aprovecharon que en la tercera planta del mismo había una sala
muy espaciosa y allí organizaron el Consejo de guerra.
No obstante, seguiré con el
relato por donde lo dejé en mi anterior artículo. Empezaremos por el doctor
Samuel Mudd. Fue un médico nacido en 1833, también en el Estado de Maryland,
como la mayoría de los implicados.
tenía una plantación de tabaco, con unos 90 esclavos, porque la esclavitud estaba permitida en ese Estado, aunque estuviera en el norte.
Parece ser que su padre le dio, como
regalo de bodas, un terreno de labor, y también tuvo esclavos, que se lo trabajaban.
De hecho, era un convencido esclavista.
Curiosamente, estudió Secundaria
en el Georgetown College, perteneciente a la Universidad del mismo nombre,
fundada y regentada por los jesuitas. Posteriormente, estudió la carrera de
Medicina en la Universidad de Maryland, en Baltimore.
Dado que Maryland abolió la
esclavitud en 1864, muchos propietarios, como Mudd, se quedaron sin poder
atender su terreno. Así que pensó en venderlo y entonces alguien le presentó a
John Wilkes Booth, que decía tener la intención de invertir en tierras de
labor.
Realmente, parece ser que Booth
lo que estaba buscando era un sitio donde esconder a Lincoln, tras haberlo
secuestrado. Tal y como lo habían planeado desde un principio.
En aquella ocasión, Booth estaba
acompañado por John Surratt y Louis Weichmann, a los que ya he mencionado en
anteriores artículos.
Algunos autores dicen que Mudd
estuvo siempre al corriente de la conspiración para secuestrar a Lincoln, pero
no del cambio de planes, que incluía su asesinato y el de dos personajes
importantes del Gobierno.
Lo cierto es que, como ya
sabemos, Booth se lesionó una pierna, al lanzarse desde un palco hasta el
escenario del Teatro Ford, y necesitó asistencia médica. Como sabían dónde
vivía el Dr Mudd, se presentaron en su casa, la madrugada del 15 de abril.
Sin embargo, no cumplió con su
deber, al no haber notificado, inmediatamente, la presencia de unos fugitivos
en su casa a las autoridades. Ciertamente, lo hizo, pero ya fue el domingo 16
de abril.
Así que la Policía lo detuvo,
como sospechoso de estar entre los conspiradores. De hecho, hizo varias
declaraciones totalmente contradictorias. Incluso, omitió contar el encuentro
de las pasadas Navidades, mientras que Weichmann, afirmó que estuvo con ellos,
eso hizo que se le investigara más a fondo.
Durante el juicio, Mudd, fue
representado por el general Thomas Erwing jr. Realmente, este abogado fue un
hombre muy curioso. Siendo muy amigo de Lincoln, luego defendió a varios de los
que colaboraron en su asesinato y consiguió librar a todos sus defendidos, en
ese proceso, de la pena de muerte. Este abogado también fue cuñado del famoso
general Sherman.
Mudd tuvo mucha suerte y se libró
de la pena de muerte, sin embargo, fue condenado a cadena perpetua en una
prisión militar situada en Florida. Vigilado por soldados de color.
La culpabilidad de Mudd siempre
ha estado en entredicho. Incluso, los expresidentes Reagan y Carter afirmaron
que era inocente, aunque decían que no tenían autoridad para poder revocar esa
condena.
Incluso, pidieron la anulación de
su juicio, pues los civiles no podían ser juzgados por tribunales militares,
pero no prosperó. Al igual que tampoco lo hizo una apelación al Supremo.
Así que volvió a su casa en
Maryland, donde siguió ejerciendo la Medicina y explotando sus tierras de
labor. Murió en 1883.
Poco después, se mudó con su
familia a Baltimore, donde coincidió en un colegio con John Wilkes Booth.
Tras el comienzo de la guerra, se
alistó en el bando confederado, pero, como se puso muy enfermo, fue dado de
baja en 1864.
Por lo visto, fue por entonces
cuando contactó con Booth, ya que se hallaba desesperado por no encontrar trabajo.
Así que aceptó formar parte del complot para secuestrar a Lincoln, sin embargo,
tuvieron que modificar el plan, porque el presidente solía cambiar de planes
muy a menudo.
Fue enjuiciado con los demás
implicados y condenado a cadena perpetua, pues se demostró que no quiso participar
en el asesinato.
Posteriormente, también fue
encarcelado en Florida e indultado en 1869. Tras haber sido puesto en libertad,
volvió a su casa y apenas se supo nada de él. Murió en 1906.
Es muy llamativo el caso de
Edmund Spangler. Se trataba de un hombre nacido en 1825, en una localidad de
Pensilvania. Curiosamente, era hijo de un sheriff.
Posteriormente, Spangler, se
trasladó a Washington DC, donde estuvo trabajando como carpintero tramoyista en
el Teatro Ford, lugar donde asesinaron a Lincoln. Allí se reencontró con Booth
y se hicieron buenos amigos. Por lo visto, Spangler, siempre se mostró muy
servicial y orgulloso de tener un amigo tan famoso.
Por la noche, apareció Booth por
el teatro e invitó a los tramoyistas a tomar una copa. Después, volvió con una
yegua y le pidió a Spangler que se la cuidara un momento, en una puerta trasera
del teatro. Sin embargo, éste se hallaba muy ocupado y le pidió a otro de sus
compañeros que lo hiciera. Tras el asesinato, Booth, volvió a por su
cabalgadura y así escapó de la capital.
Concretamente, a Spangler, se le
acusó de ayudar a escapar a Booth y de bloquear la puerta del palco del
presidente para que no pudieran entrar a auxiliarle. Parece ser que se demostró
que la cerradura del palco fallaba desde un mes antes del asesinato y esa zona
no era responsabilidad de Spangler, sino del jefe de tramoyistas.
Al final, sólo le condenaron a 6
años de cárcel, por ayudar a escapar a Booth y fue llevado a la misma prisión
de Florida. Aunque siempre estuvo muy claro que nunca formó parte del complot.
En 1869, tras su indulto, volvió
a trabajar para el empresario teatral Ford y, posteriormente, se fue a vivir
con el Dr Mudd, el cual le cedió una parte de su tierra para que la labrase y
pudiera vivir de ella. También siguió trabajando como carpintero. Murió en
1875.
Era escayolista y simpatizante de
la Confederación. Así que, al comienzo de la guerra, se alistó en el Ejército
Confederado. Sin embargo, a causa de su mala salud, fue dado de baja en 1862.
Lo que no sabemos es si estuvo de
acuerdo en el cambio de planes para asesinar a Lincoln. Él siempre dijo que se
había negado a participar en el asesinato. En cambio, parece ser que sí estuvo
en la capital, cuando se produjo el magnicidio, pero no intervino en él.
No obstante, se le acusó de
vigilar, durante mucho tiempo, al general Grant, con la intención de
asesinarle. Sin embargo, logró demostrar que nunca estuvo cerca de la casa del
general.
Parece ser que se entregó
voluntariamente en casa de su cuñado, porque no quería que su madre presenciara
su detención.
No obstante, al demostrarse que
formaba parte de la conspiración, fue condenado a cadena perpetua y enviado a
la citada prisión militar de Florida.
Desgraciadamente, enfermó de
fiebre amarilla y murió, a causa de ella, en 1867. Por tanto, falleció con 23
años, dos años antes de que fueran indultados los demás.
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