Hoy voy a narrar un hecho que
tuvo lugar en los últimos años de la vida de Stalin. Un hombre, que vivió
siempre obsesionado con los complots, verdaderos o falsos, contra su persona.
Por lo visto, siempre fue muy amigo
de Stalin. Sin embargo, en sus últimos años, tuvieron algunas disputas y hay
quien afirma que su muerte no se debió al cáncer que padecía, sino a la
intervención de agentes soviéticos.
Según parece, en un cierto momento,
cuando Stalin estaba rodeado de su habitual corte de pelotas de todo tipo, exclamó
lo siguiente: “Van muriendo uno detrás de otro…” (citó los nombres de varios políticos
y generales muertos en los últimos años, entre los que estaba el líder de Mongolia).
Terminó diciendo: “Deberíamos
cambiar los viejos médicos por otros nuevos”. Así que, supongo que muchos de aquellos
pelotas tomarían buena nota.
Como era su costumbre, Stalin
pasó el verano de 1952 de vacaciones en la ciudad costera de Sochi, a orillas
del Mar Negro.
A su regreso, tenía muy mal aspecto. Hay que decir que ya estaba en la
setentena. Padecía una grave hipertensión y, en lugar de cuidarse, solía fumar y beber hasta altas horas de la noche. Aparte de sufrir una grave arteriosclerosis.Por ello, le fue a visitar su
médico de cabecera, el Dr Vladimir Vinogradov, que era considerado una
eminencia.
Al pobre médico no se le ocurrió
otra cosa que recomendarle reposo absoluto en la casa de campo que tenía
Stalin. Sin embargo, parece ser que el paciente se lo tomó como si le estuviera
diciendo que se jubilase y lo despidió a gritos.
Posteriormente, escribió una nota
al temible y leal Beria, en la que se podía leer “encárgate de Vinogradov”.
Por otro lado, le llegó una carta,
escrita por una doctora, que trabajaba en el Kremlin, llamada Lidya Timashuk,
en la que afirmaba que ciertos médicos estaban tratando de manera incorrecta a
los políticos soviéticos y esto les estaba provocando la muerte. No hará falta
decir que fue condecorada por ello.
Como ya mencioné en otro de mis
artículos, Stalin apoyó la creación del Estado de Israel. Sabía que entre los
líderes israelíes predominaban los de izquierda y eso le hizo pensar que ese nuevo
Estado sería aliado de la URSS y no de USA.
Cuando se dio cuenta de que no iba a ser así, sino todo lo contrario, cambió su
política y se dedicó a perseguir a los judíos, que residían en la URSS. Otro tanto hicieron los líderes de los países comunistas de la Europa oriental.Por otro lado, en el Ministerio
del Interior de la URSS había un viceministro, llamado Mijail Ryumin, que tenía
como ambición quitarle el puesto a su jefe, Viktor Abakumov.
Así que se tomó muy en serio el
tema de este supuesto complot y consiguió que Stalin le ordenase el arresto de
9 doctores muy prestigiosos, una cifra que luego ascendió a 37 y después fueron cientos. Empezando por
Yakov Ettinger, el cardiólogo más importante de la URSS. No hará falta decir
que, casualmente, la mayoría de estos médicos eran judíos. Así que se
multiplicaron las detenciones de médicos judíos.
De hecho, unos días antes, Stalin
había pronunciado las siguientes palabras: “Todo sionista es agente del
espionaje americano. Los nacionalistas judíos piensan que su nación fue salvada
por los Estados Unidos. Los judíos creen que tienen una deuda con ellos. Entre
los médicos hay numerosos sionistas”.
Automáticamente, el periódico Pravda y la agencia oficial de noticias Tass se
pusieron manos a la obra, informando de las detenciones realizadas para frenar una gran conspiración. En sus páginas, los calificaban como “terroristas” o “criminales con batas blancas”.Pravda tituló uno de sus
titulares con la frase: “Espías y asesinos viciosos bajo la máscara de médicos
académicos”.
Para colmo, explotó una bomba en
la Embajada de la URSS en Israel. Como represalia, se ordenó la detención de
María Weizmann, hermana del primer presidente de Israel y ciudadana soviética.
No hará falta decir que los
médicos fueron torturados durante sus interrogatorios. Como muchos de ellos no
se querían autoinculpar, Stalin les ordenó a sus agentes: “Golpeadles hasta la muerte”.
Evidentemente, el mencionado
Ryumin se tomó eso al pie de la letra, porque llegó a estrangular con sus
propias manos al célebre doctor Yakov Ettinger.
Pero el cruel Stalin no se conformó con eso. Dio la orden
de detener al ministro Abakumov, por no haber detectado este complot a tiempo. Así que también fue interrogado y torturado por sus propios agentes.El mismo Kruschov, sucesor de
Stalin, estuvo a punto de ser detenido. Parece ser que lo acusaron de haber
filtrado documentos secretos. Sin embargo, éste tuvo la habilidad de acusar a
Poskrebyshev, secretario personal de Stalin y encargado de la custodia de los
documentos secretos. Éste sólo fue detenido, pero luego fue puesto en libertad.
Parece ser que se trataba de
alguien muy leal a Stalin. Ni siquiera intercedió por su esposa, cuando la
detuvieron, condenaron y ejecutaron en 1941.
Por lo visto, los molieron a
palos para conseguir que se autoinculpasen. De esa forma, muchos de ellos
llegaron a “confesar” que hasta habían matado a unos políticos búlgaros.
En otro de los casos, uno de esos
médicos llegó a confesar haber sido, a la vez, nazi y agente británico. A pesar
de que su familia había sido asesinada por los nazis.
Curiosamente, ahora gobierna López Obrador en México y también
se ha metido con los médicos mexicanos, acusándoles de falta de patriotismo. Una simple excusa para contratar médicos cubanos.Incluso, el general Nikolai
Vlasik, jefe de seguridad de Stalin, fue detenido por no haber hecho nada,
después de haber recibido la carta de la doctora Lidya Timashuk.
Parece ser que Stalin tenía la intención de publicar una carta, que decía haber sido redactada y firmada por otros judíos leales a la URSS, donde repudiaban la conducta de
esos médicos.Por supuesto, ya estaban
preparando uno de esos juicios espectaculares, que solían realizar en Moscú
para denigrar aún más a los acusados, antes de ejecutarlos.
Cuando estos médicos y sus
familiares ya lo veían todo perdido, se obró el milagro. El 05/03/1953 murió
repentinamente Stalin. Algunos dicen que, muy posiblemente, esos médicos lo
podrían haber salvado, pero se hallaban encarcelados y lesionados por las
sesiones de tortura.
Así que el 31/03/1953, Beria,
nuevo ministro del Interior, publicó un decreto por el que todos esos médicos y
también los demás detenidos, quedaban en libertad sin cargos.
Por el contrario, el viceministro Ryumin, fue detenido, acusado de haberse inventado el complot. Posteriormente, fue juzgado, condenado a muerte y
ejecutado.Increíblemente, Kruschov se
aprovechó de esta situación para escalar hasta la presidencia de la URSS. En sus
discursos, se dedicó a criticar todas las actuaciones de Stalin, como si él no
hubiera tenido nada que ver en ello.
Según Kruschov, la represión
hacia los médicos sólo era el primer paso de una estrategia ideada por Stalin
para purgar a todo el Partido Comunista de la Unión Soviética.
También pensaba realizar una
deportación masiva de judíos a una zona de Siberia, con la excusa de que así
los protegería de la ira de los ciudadanos soviéticos, debida al complot de los
médicos judíos.
Para terminar, con esto os quiero
decir que nunca hay que perder la esperanza de que todo vaya a mejorar muy
pronto.
¡¡OS DESEO UNAS FELICES
NAVIDADES Y UN MUY FELIZ AÑO 2024!!
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