Hoy voy a narrar la biografía de
una de las mejores agentes soviéticas, antes y durante la Guerra Fría.
Tal y como ya se menciona en el título, su nombre fue Úrsula Kuczynski, aunque, durante toda su vida, utilizó otros nombres, como Ruth Werner, Úrsula Beurton o Úrsula Hamburger.
Bueno, estos dos últimos procedían de los apellidos de sus esposos.Nació a mediados de mayo de 1907,
en uno de los barrios de Berlín. Parece
ser que su familia era muy acomodada, llegando a tener varios sirvientes.
Su padre era un reconocido
economista, llamado Robert René Kuczynski y su madre era la pintora Berta
Kuczynski. Aunque, por sus apellidos, a primera vista, podríamos pensar que
eran polacos, sin embargo, ambos eran de origen alemán.
Este matrimonio tuvo seis hijos,
siendo Úrsula la segunda de ellos. Era una familia de origen judío, pero no muy
religiosa.
Esa afiliación le trajo muchos
problemas. Estamos en la Alemania de entreguerras y los comunistas no estaban
muy bien vistos. Por esa razón y por ser judía, perdió un buen empleo, que
había conseguido en una gran editorial berlinesa.
Curiosamente, su padre también
era partidario del comunismo. Al igual que su hermano mayor, Jürgen, que fue un
famoso economista en la RDA.
No sé si iría enviada por su partido, pero lo cierto es que estuvo residiendo en Nueva York entre 1928 y 1929. Precisamente, allí ya estaba residiendo su hermano Jürgen.
Tras su regreso a Berlín, se casó
con el arquitecto Rudolf Hamburger, también afiliado al PC. No olvidemos que,
en esa época, había tantos nazis como comunistas en Alemania.
En 1930, la pareja emigró a
Shanghai (China), una ciudad donde, en aquella época, se estaban construyendo
muchos edificios. Allí estuvieron residiendo hasta 1935 y fue donde nació su
hijo Maik en 1931.
Precisamente, fue en esa ciudad,
donde una amiga de ambos, le presentó al famoso espía soviético Richard Sorge,
que utilizaba el periodismo como tapadera.
Esa amiga era la escritora USA
Agnes Smedley, que había escrito un libro feminista, el cual había influido
mucho sobre Úrsula. Agnes, aparte de escritora y periodista, también era
comunista y espía soviética.
En 1934 la encontramos viviendo
en Manchuria, una región china ocupada por los japoneses. Allí tuvo una relación
con otro agente del GRU, llamado Johann Patra y apodado Ernst, fruto de la cual
nació su hija Nina, que después sería reconocida como propia por su marido,
Rudolf.
En 1935, vemos a este matrimonio
residiendo en Polonia y espiando para la URSS. También ayudando a los
comunistas polacos, que estaban siendo perseguidos por las autoridades de su
país. En aquella época, Úrsula ya había recibido algunas condecoraciones y
además era coronel del Ejército soviético.
Entre 1938 y 1940, Moscú destinó a este matrimonio a Suiza. Allí, ella estuvo colaborando con la famosa red de espionaje Lucy, a la que dediqué otro de mis artículos.
En 1940, se divorció de su marido
y se casó con un comunista británico, llamado Len Beurton, que también era
agente del GRU. Al haber adquirido ella la nacionalidad británica, por su
matrimonio, la pareja se fue a residir al Reino Unido.
En la década de los años 40
residieron en varias localidades cercanas a Oxford y allí nació su segundo hijo
varón.
También residían en aquella zona
los padres de Úrsula, que habían escapado de las persecuciones nazis hacia los
judíos.
Desde luego, no fue una
casualidad que las casas donde vivieron estuvieran cerca de un centro de
investigación atómica y del centro de espionaje británico, donde consiguieron
descifrar los mensajes alemanes, enviados a través de la máquina Enigma.
Parece ser que una de sus
misiones fue reclutar exiliados comunistas alemanes para que ingresaran en la
antigua OSS, actual CIA.
La agencia de espionaje USA estaba buscando exiliados alemanes para lanzarlos en paracaídas sobre Alemania a fin de que les enviasen informes sobre su país. Lo que no sabían es que también les enviaban esos informes a la URSS.
Incluso, llegó a reclutar a un
científico alemán exiliado, llamado Klaus Fuchs, y consiguió que trabajara en
el famoso Proyecto Manhattan, por el que fueron construidas las dos bombas
atómicas lanzadas sobre Japón. Parece ser que fue su hermano Jürgen el que le
presento a Fuchs, cuando éste estuvo trabajando en el proyecto nuclear
británico.
También fue la encargada de
fichar para el espionaje soviético a una secretaria británica, llamada Melita
Norwood, la cual aportó muchos datos a Moscú y no fue descubierta hasta hace
pocos años.
Parece ser que, a partir de 1947,
el MI5, servicio de contraespionaje británico, empezó a fijarse en ella y
llegaron a visitarla para interrogarla. No obstante, de momento la dejaron en
paz.
Curiosamente, se rumoreó que
había sido protegida por un doble agente del MI5, que también trabajaba para
los soviéticos.
Por lo visto, fue una buena
decisión, ya que, poco después, Fuchs confesó que ella era su contacto con el
espionaje soviético.
A partir de entonces, dejó el GRU
para trabajar en el Departamento Exterior de la Oficina de Información del
Gobierno. Posteriormente, trabajó en la Cámara de Comercio Exterior.
Más adelante, se dedicó a escribir, bajo el seudónimo
de Ruth Werner, cuentos para niños y varios libros en donde daba algunos datos de su época dedicada al espionaje. Esos libros de memorias fueron editados en varios países.Por lo visto, nunca se arrepintió
ni de su militancia comunista, ni de sus actividades como espía soviética. Ni
siquiera, tras la caída del Muro de Berlín.
Parece ser que su trabajo siempre
fue muy admirado por sus jefes del GRU y decían que ayudó a que terminara mucho
antes la II Guerra Mundial. Incluso, sus datos aceleraron las investigaciones para construir la primera bomba atómica de la URSS. Así que muchos la consideraron como la mejor espía
de Stalin.
Se podría decir que tuvo mucha suerte. Por el contrario, su primer marido, Rudolf Hamburger, fue detenido por las autoridades soviéticas y enviado al Gulag. Igual
que les ocurrió a algunos de sus colaboradores, cuando residió en Suiza.En el caso de Rudolf fue peor,
porque primero fue detenido y torturado por los chinos, después entregado a los
británicos y, posteriormente, enviado por los soviéticos al Gulag, de donde
consiguió quedar en libertad en 1955.
Desde luego, su tapadera fue casi
perfecta. Mientras vivió cerca de Oxford, con su marido y sus tres hijos. Él
iba a su trabajo en una fábrica de aluminio y ella se dedicaba a hacer los
mejores pasteles de aquel pueblo, que solía regalar a sus vecinos.
Incluso, se inventó un código especial para sus mensajes, que nunca se ha logrado ser descifrado.
Siempre continuó con sus ideales
comunistas hasta el día de su muerte. En el año 2.000, fue condecorada por Vladimir
Putin con la medalla de la Orden de la amistad y, en su discurso, la calificó
como “una super agente del espionaje militar”. Anteriormente, ya había sido condecorada en diversas ocasiones.
Murió en Berlín en el verano del
año 2.000 y su cadáver fue incinerado.
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