ESCRIBANO MONACAL

ESCRIBANO MONACAL
UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

sábado, 12 de agosto de 2023

LOS SALVADORES DEL MUSEO DEL LOUVRE

 

Hoy voy a narrar la epopeya que vivieron las colecciones de arte de Francia durante la II Guerra Mundial.

Bajo mi punto de vista, los grandes héroes de esta epopeya fueron tres: Jacques Jaujard, Rose Valland y Franz Wolff Metternich.

Se podría decir que los dos primeros por acción y el tercero por omisión. Así que ahora pasaré a explicar el papel de cada uno en este acontecimiento histórico.

Jaujard había nacido en 1895. Combatió en la I Guerra Mundial y luego se dedicó al periodismo. Posteriormente, fue secretario de algunos importantes cargos públicos.

En 1925, fue nombrado secretario general de los Museos Nacionales de Francia. Ascendiendo, en 1940, a director de los Museos Nacionales de Francia.

Parece ser que, en ese puesto, realizó una gran labor, en lo referente a la descentralización museística. También fomentó la École de Louvre, un organismo dedicado a la formación en Historia del Arte, Arqueología, Antropología, Museología, etc.

Dado que ya existía el precedente del bombardeo y la destrucción de varios centros culturales belgas, por parte de los alemanes, durante la I Guerra Mundial, optó por ir tomando medidas, ya que se adivinaba una nueva guerra mundial en el horizonte.

Aparte de ello, ya tuvo la experiencia de la evacuación de las obras del Museo del Prado, durante la guerra civil española.

Así que previendo que pudiera ocurrir lo mismo, sin ni siquiera pedir la autorización al Gobierno francés, dio la orden de evacuar todas las obras de arte que se pudieran trasladar y esconderlas en distintos lugares del sur de Francia.

La mayoría de los lugares elegidos para esconderlas fueron castillos y abadías, donde los alemanes no pudieran encontrarlas.

El 25/08/1939, varios meses antes de la invasión alemana, que comenzó en mayo de 1940, el Museo del Louvre permaneció cerrado durante 3 días, alegando que debían hacer unas reparaciones muy urgentes.

Lo cierto es que aprovecharon esas fechas para trasladar las mejores piezas de arte del Louvre en unos 200 camiones, rumbo al famoso castillo de Chambord. En uno de ellos viajaba la archifamosa Mona Lisa.

No obstante, también sufrieron algunos percances, que perjudicaron a algunas de esas obras. Igual que les ocurrió a los que evacuaron las obras del Prado.

No hará falta decir que esas obras no permanecieron mucho tiempo en los mismos escondites para que no los detectaran las autoridades alemanas, cuando ya habían invadido el territorio francés.

Por otro lado, la llegada al poder de Hitler fue un mazazo para el Arte Contemporáneo, al que calificó como “arte degenerado” y fruto de una sociedad decadente. Por ello, varios miles de pinturas fueron retiradas de algunos museos alemanes y vendidas.

Dado que mucha gente no se atrevió a comprarlas, procedieron a quemar muchas de esas obras en un parque de bomberos en Berlín.

En 1940, Alfred Rosenberg y el mariscal Goering crearon el ERR, un instituto, que se dedicó a confiscar todo tipo de obras de arte de los territorios ocupados. Los que incautaron en Francia fueron depositados en el Museo de Jeu de Paume, en París.

Hubo otros grupos, que también se dedicaron a la incautación de obras de arte, como el del ministro von Ribbentrop, pero no fueron tan eficaces como el de Goering.

Sin embargo, también se fundó en Alemania un organismo llamado Kunstschutz, el cual, teóricamente, servía para evacuar las obras de arte a fin de que no fueran destruidas por los bombardeos. Con ese falso argumento, cuando los italianos se rindieron a los aliados y los alemanes ocuparon toda Italia, estos se llevaron los tesoros artísticos de muchas ciudades italianas a Alemania.

El responsable de este organismo en Francia fue el conde Franz von Wolff-Metternich y, como ya he dicho, las obras se depositaron en el Museo de Jeu de Paume, en París.

Von Wolff-Metternich había nacido en 1893 y era un reputado historiador del arte y conservador de las obras de arte en la provincia de la Renania. Por esa razón se le nombró director de ese organismo en Francia.

Parece ser que conocía a Jaujard y sabía perfectamente lo que estaba haciendo.

Nunca estuvo a favor de las incautaciones, así que lo que hizo fue mirar hacia otro lado y dejarles seguir con esas evacuaciones.

Ahora llegamos a la tercera de las personas, que he mencionado al comienzo de este artículo. Su nombre era Rose Valland. Había nacido en 1898 y se graduó en 1925 como profesora de Bellas Artes. Posteriormente, se graduó en Historia del Arte.

En 1932, comenzó a trabajar en el Museo del Jeu de Paume, en París. En 1941 fue nombrada supervisora de ese Museo.

En secreto, se dedicó a realizar un catálogo de las cerca de 20.000 obras de arte, que los alemanes habían depositado en ese Museo. Otra de las cosas que mantuvo en secreto es que hablaba alemán y así se enteraba de las conversaciones de los alemanes, que estaban incautando esas obras.

Otra de sus actividades fue hacerse amiga de los transportistas a fin de que le dijeran dónde iban a llevar las obras incautadas.

De todo ello fue informando a Jaujard y también a la Resistencia a fin de que no atacaran los convoyes en los que se transportaban esas obras de arte.

El propio Goering viajó a Paris, en varias ocasiones, a fin de seleccionar las obras de arte que se iba a apropiar para su colección particular.

En agosto de 1944, Valland, se enteró de que, en su huida, los alemanes habían decidido llevarse miles de obras más y las embarcaron en un tren, denominado 40.044. Así que comunicó esa información a Jaujard y a la Resistencia. Estos hicieron todo lo posible para sabotear la salida de ese tren y, cuando los alemanes consiguieron ponerlo en marcha, provocaron el descarrilamiento de un tren en esa misma vía, lo cual impidió el paso del tren 40.044.

De ese modo, el convoy, que tenía nada menos que 53 vagones, fue interceptado por tropas francesas, unos días después de la llegada de los aliados a París.

Tras la guerra, se sospechaba de todo el mundo. Por ello, Valland fue detenida bajo la acusación de haber colaborado con los alemanes.

Afortunadamente, pronto la pusieron en libertad, cuando se demostró que había hecho todo lo contrario.

Gracias a la información aportada por Valland, se consiguió hallar, en un tiempo récord, el paradero de varias decenas de miles de obras de arte, que habían sido escondidas en diversos lugares de Alemania. Principalmente, en el famoso castillo bávaro de Neuschwanstein, cuya construcción fue ordenada por Luis II de Baviera, al que ya dediqué otro de mis artículos.

Valland pasó a formar parte del Ejército francés, con el grado de capitán. Estuvo destinada 8 años en Alemania para organizar la localización y la devolución de todas esas obras de arte. Se calcula que recuperó unas 60.000 obras artísticas.

Incluso, fue citada, en calidad de testigo, en los famosos Juicios de Nuremberg, en los que testificó contra Goering.

En 1953, regresó a Francia y allí fue, primero, nombrada conservadora de los Museos Nacionales de Francia y luego presidenta de la Comisión para la protección de obras artísticas.

En 1961 escribió un libro, en el que relató su labor de protección de esas obras artísticas, durante la II Guerra Mundial.

Fue condecorada en diversas ocasiones por su gran labor en la protección de las obras artísticas de Francia.

Falleció en 1980. Posteriormente, pusieron su nombre a algunas calles y colegios en toda Francia.

Por lo que se refiere a Franz von Wolff-Metternich, hasta 1942, ocupó ese cargo en Francia. Después, regresó a Alemania.

Durante la posguerra, hasta 1952 estuvo trabajando en el servicio diplomático de la República Federal de Alemania.

Posteriormente, fue director de la Biblioteca Hertziana, correspondiente al Instituto Max Planck y cuya sede está en Roma.

Fue condecorado por el Gobierno de Francia por su complicidad para que no salieran muchas obras de arte del país.

Se jubiló en 1962 y falleció en 1978 en Colonia.

Por último, Jacques Jaujard, a partir de 1944 tuvo que huir y esconderse, porque le estaba buscando la Gestapo. Hasta el fin de la guerra estuvo residiendo en una pequeña localidad del sur de Francia.

Curiosamente, la Resistencia le envió una de sus agentes. Se trataba de la actriz francesa Jeanne Boitel. Se enamoraron y, al final de la guerra, se casaron. No lo pudieron hacer antes, porque Jaujard ya estaba casado y tuvo que conseguir el divorcio.

Como siempre surgen envidias, alguien acusó a Jaujard de haber escondido soldados alemanes en el Museo del Louvre.

Afortunadamente, otro de los expertos curadores del Louvre testificó a su favor y la denuncia se archivó.

En la posguerra fue nombrado director general de Bellas Artes. Parece ser que hizo unas reformas en los teatros que dejaron muy satisfechos a los actores.

En 1959 se convirtió en le secretario general del nuevo Ministerio de Estado para Asuntos Culturales, a las órdenes del ministro, André Malraux.

Curiosamente, fue ocupando muchos importantes cargos en el sector de la cultura. No sé si eso no le gustó a Malraux, lo cierto es que lo cesó, prometiéndole otros cargos, pero no lo cumplió.

Desgraciadamente, falleció en 1967.

 

TODAS LAS IMÁGENES PROCEDEN DE WWW.GOOGLE.ES

6 comentarios:

  1. Pues es muy interesante. No conocía estas tres personas. Madame Rose. Se expuso muchísimo. Supe que Neuschwanstein sirvió de refugio de artículos "saqueados" (Ud. Con buen criterio dice requisados o incautados). Muy fácil de leer y absorbente. Muy recomendable. Gracias

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    1. Éste es uno de los 571 artículos publicados en este blog. Ahí los tiene si le gusta la Historia.
      Muchas gracias por su comentario y saludos.

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  2. Muchas gracias por toda esta información que amplia mi conocimiento.Me encanta la historia.
    Ha sido un gusto leerlo.💐

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    1. Éste es uno de los 571 artículos publicados en este blog. Ahí los tiene si le gusta la Historia.
      Muchas gracias por su comentario y saludos.

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