ESCRIBANO MONACAL

ESCRIBANO MONACAL
UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

lunes, 22 de noviembre de 2021

EMILIO HERRERA LINARES, PIONERO DE LA CARRERA ESPACIAL

 

Precisamente, hoy mismo, alguien me ha dicho que España no ha aportado nada en la carrera espacial. Sin embargo, aparte de esas estaciones de seguimiento de vuelos espaciales de la NASA, radicadas en varios lugares de España, hemos aportado algunos personajes a la misma.

Ciertamente, el nombre del personaje que traigo hoy al blog no es tan conocido como el de esos astronautas, sobre todo, los de USA, porque a los soviéticos parecen que los mencionan menos en los medios de comunicación.

El personaje de hoy se llamaba Emilio Herrera Linares y nació en 1879 en Granada, en el seno de una familia muy acomodada.

Tras finalizar sus estudios de Bachillerato, empezó a estudiar la carrera de Arquitectura, pero parece que no le satisfizo y la dejó enseguida.

Posteriormente, ingresó en la prestigiosa Academia de Ingenieros Militares, entonces situada en Guadalajara. En aquel momento, se veía que en ese centro existía mucho interés por el mundo de la Aviación. Hay que tener en cuenta que el Ejército del Aire español no fue creado hasta finales de 1939.

En 1903, obtuvo su despacho como teniente de Ingenieros y solicitó ingresar en la Escuela de Práctica de Aerostación. Allí aprendió a volar en globos.

Desde ellos, inició su participación en la Guerra de África a base de observar, desde el aire, las posiciones del enemigo. Algo que siempre había hecho, sobre el terreno, la Caballería y que venía muy bien para corregir el tiro de la Artillería.

Posteriormente, recibió el título de piloto de aviones y en 1914, realizó un vuelo entre Tetuán y Sevilla. Parece mentira, pero se trataba de la primera travesía aérea desde África a Europa.

En ese vuelo fue acompañado por su gran amigo y compañero José Ortiz Echagüe, otro piloto militar procedente de Ingenieros.

Aterrizaron ambos en el aeródromo de Tablada, ante la presencia de Alfonso XIII y una gran multitud que quiso presenciar ese evento.

Allí mismo, el monarca, nombró a ambos gentileshombres de cámara. Un dato muy a tener en cuenta, como ya veremos más adelante.

Posteriormente, Herrera, centra todos sus esfuerzos en el estudio de la Ingeniería Aeronáutica. Llega también a viajar a los frentes de batalla de la I Guerra Mundial para estudiar los combates aéreos.

Incluso, es invitado por una empresa aeronáutica alemana para dar la vuelta al mundo a bordo del famoso dirigible Graf Zeppelin.

En 1919 es elegido vicepresidente de la Sociedad Matemática y sería uno de los grandes divulgadores de la Teoría de la Relatividad.

En 1921, diseña un centro aeronáutico en Cuatro Vientos, que luego sería el germen de lo que, hoy en día, es el INTA.

En 1935, ya diseña un modelo de traje con escafandra, que serviría para realizar vuelos en globo a gran altura. Donde la temperatura es muy fría y escasea el oxígeno.

Ese modelo lo fue mejorando durante varios años y es en el que se basan los trajes de todos los astronautas.

Posteriormente, fue uno de los fundadores de lo que hoy es la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Aeronáuticos, situada en Madrid.

Como todos sabemos, en 1931, se proclamó la II República y ello supuso el exilio, pero no la abdicación del rey Alfonso XIII.

Dado que nuestro personaje ya tenía cierta amistad con el monarca y se sentía obligado por su juramento de lealtad al mismo, le acompañó hasta París.

Allí, parece ser que le expuso que estaba muy presionado por un conflicto de lealtades. Por una parte, le debía lealtad al soberano y, por otra, al pueblo español, que había proclamado la II República. Parece ser que el rey le liberó de su compromiso y le dijo que debería de regresar para servir como militar al pueblo español.

Al año siguiente, fue designado para representar a España en una conferencia internacional de desarme patrocinada por la Sociedad de Naciones.

En 1933, fue elegido miembro de la Academia de Ciencias Exactas. Lógicamente, en la época republicana no se llamaban Reales Academias, como ahora.

El comienzo de la guerra civil le pilla en Santander, dando unas conferencias sobre aeronáutica a los alumnos de la Universidad de verano, siendo director de las escuelas de pilotos militares y jefe de los servicios técnicos de las Fuerzas Aéreas de la República Española. Es lo que ahora se llama Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

Parece ser que fue muy complicado el regreso de los profesores y alumnos, ya que tuvieron que dar un buen rodeo, a través de Francia, para volver a entrar en la España republicana por la zona de Cataluña.

Incluso, pensaron que, dentro de ese grupo, había dos personas que tendrían problemas, si regresaban a Madrid. Uno era un clérigo y otro era nuestro personaje, ya que todo el mundo sabía que había sido amigo del rey y también tenía muchas amistades en el bando nacional.

Para él, era impensable que unos militares, que usaban unas armas que la Nación le había confiado para defenderla, se sublevasen contra el poder legítimamente constituido y quisieran sojuzgar al Pueblo. Entendía el Ejército tal y como lo definía Calderón: “una religión de hombres honrados”.

A pesar de tener ideas conservadoras, opta por seguir siendo leal al Gobierno republicano y asciende a general. Supongo que no combatiría por ser ya muy mayor para ello. Sin embargo, controlaba muy de cerca la producción de aviones en las diversas fábricas donde se producían y solía volar desde la base de Los Alcázares (Murcia), donde estaba destinado, hasta esas fábricas. Siempre pilotando su aeronave en vuelo nocturno, para no ser interceptado por los cazas nacionales.

También siempre se mostró contrario a las ideas de guerra total, practicadas, generalmente, por soviéticos, italianos y  alemanes, consistentes en bombardear ciudades habitadas por civiles y sin importancia estratégica.

Desgraciadamente, Emilio, uno de sus hijos, que sólo tenía 20 años, murió en la batalla de Belchite, al ser derribado, mientras pilotaba un caza de fabricación soviética.

Esto fue un acontecimiento muy doloroso para su familia. Por lo visto, se dieron varias versiones en la prensa de la época. Quizás, por ello, el propio general Kindelán, jefe de la Aviación nacional, le escribió dándole todos los detalles del suceso y también dando el pésame a su amigo.

A principios de 1939 es nombrado por el ministro de Defensa, Indalecio Prieto, para que forme parte de la representación española en el acto de toma de posesión del nuevo presidente de Chile, Pedro Aguirre Cerda, también perteneciente al Frente Popular de ese país.

Por lo visto, este viaje, encabezado por Prieto, fue algo que orquestó el propio Negrín para quitarse del medio a alguien que le estaba haciendo mucha sombra, como Prieto.

Curiosamente, en un acto celebrado en Santiago de Chile, consistente en un homenaje a los muertos del Ejército chileno, Herrera, dijo que depositaba esa corona de flores en nombre de “todo el Ejército español”, o sea, de ambos bandos.

La guerra civil estaba a punto de terminar y le recomendaron no regresar a España, así que optó por exiliarse en París, donde apenas tuvo medios de subsistencia.

Sin embargo, gracias a su fama internacional, pronto le llegaron algunas propuestas de trabajo, como la realizada por el general alemán Faupel, en nombre de Hitler. No obstante, él no quiso aceptarla por sus convicciones democráticas.

Más adelante, recibió otra oferta que le gustó más. Consistía en trabajar en un centro de investigación aeronáutica en Francia y también en la UNESCO. No obstante, dimitió de este último trabajo tras el ingreso de España en la ONU.

También vive de los derechos que está cobrando por el uso de varios de sus inventos, patentados en años anteriores y de sus colaboraciones en revistas científicas. Hay que decir que era toda una autoridad, reconocida mundialmente, en el mundo de la aeronáutica.

Parece ser que se trataba de un hombre con una gran visión de futuro, pues ya proyectó el lanzamiento de satélites artificiales, aprovechando los cohetes V-2, capturados a los alemanes, durante la II Guerra Mundial.

Sin embargo, siempre se mostró en contra de utilizar las armas nucleares en un conflicto bélico y escribió varios artículos sobre el tema. En cambio, sí que fue partidario del uso de la energía nuclear con fines pacíficos.

Parecía que la suerte le venía de cara, cuando unos amigos suyos consiguieron que le dieran un trabajo y un visado para entrar y residir en USA. Sin embargo, no pudo reunir a tiempo el importe del pasaje del barco y se tuvo que quedar en Francia.

Más tarde, también Indalecio Prieto le solucionó el tema del visado y el pasaje a México. Lamentablemente, tampoco pudo aprovechar esa oportunidad, porque empezó la invasión alemana de Francia y tuvo que esconderse para que no le capturase la Gestapo y lo deportase a España.

Todo ello, le hizo caer en el desánimo, porque vivía en París solo, pues su familia había quedado en España y llegó a escribir una carta a su amigo, el general Kindelán, diciéndole que no le importaría regresar a España, aunque tuviera que afrontar un proceso y una dura condena. Afortunadamente, Kindelán y otros amigos le convencieron de que no lo hiciera, porque era muy posible que acabara fusilado en España.

Lo más curioso del asunto es que este hombre, que tenía ideas conservadoras y fue leal al rey, en los años 50, participó, en calidad de ministro de Asuntos Militares, en el Gobierno Republicano en el exilio.

Incluso, entre 1960 y 1962, llegó a ser nombrado presidente del Gobierno Republicano en el exilio. Desde ese puesto fue partidario de organizar un referéndum para reconciliar a todos los españoles a fin de que pudieran elegir entre una monarquía o una república.

Hasta entonces, su labor dentro del Gobierno republicano en el exilio había sido la de preparar informes de todo tipo para enviarlos a los Organismos con los que estaba intentando abrirse al mundo el régimen franquista.

No obstante, fracasó, porque la Asamblea General de la ONU decidió, en noviembre de 1950, anular todas las sanciones que le había impuesto a España en 1946 y reconocieron al Gobierno franquista.

Posteriormente, en 1952 la UNESCO aceptó una delegación española con carácter permanente y al año siguiente se firmaron los acuerdos con el Vaticano y con el Gobierno USA para la instalación de sus bases militares en la Península Ibérica.

Debió ser un hombre de lealtades muy firmes. Dicen que era muy aficionado a las obras de Calderón de la Barca.

Dicen que tenía unas ideas muy claras de que el Ejército tenía que estar al servicio del Pueblo y nunca perdonó a sus compañeros que lucharon en el bando nacional, por haber faltado a su juramento de lealtad al Gobierno republicano. Esa fue la razón por la que rompió su amistad con Franco y otros militares de su bando.

Sin embargo, siempre se mostró contrario a la actividad de los soviéticos y los comunistas dentro del bando republicano. Lo mismo le ocurrió a Indalecio Prieto, que tuvo que dimitir de su Ministerio, porque Negrín les hacía más caso a los asesores soviéticos que a él y a los militares españoles y eso dio lugar al bloqueo de muchas operaciones bélicas.

Se cuenta que la NASA contactó con él en los años 50 a fin de que trabajara en su programa espacial. Por lo visto, la oferta económica era muy seductora. Sin embargo, él la rechazó, porque una de sus exigencias fue que los astronautas USA pusieran la bandera republicana española en la Luna. Obviamente, se negaron a ello.

Desgraciadamente, murió en 1967, en el domicilio de su hijo en Ginebra (Suiza), donde fue enterrado.

Sin embargo, unos años más tarde, un grupo de antiguos pilotos republicanos y nacionales, pidieron a las autoridades suizas y españolas el traslado de sus restos a su Granada natal. Esto se consiguió en 1993, en un acto presidido por el rey Juan Carlos I.

Actualmente, existe una Fundación que lleva su nombre y que entrega premios anualmente. También le han dedicado varias calles en diversas ciudades españolas.

 

TODAS LAS IMÁGENES PROCEDEN DE WWW.GOOGLE.ES

1 comentario: