Hoy voy a dedicar este artículo a
un personaje histórico con una vida, realmente, increíble. Se trata de Aelia
Gala Placidia. Es la que figura en el centro de este retrato. Los otros son sus dos hijos.
Su padre fue el famoso emperador
Teodosio I el grande, del que unos dicen que nació en Coca (Segovia) y otros
que en Itálica (Santiponce, Sevilla). Ambos lugares en Hispania.
Su madre, que fue la segunda
esposa de ese emperador, también se llamaba Gala y era hija de otro emperador,
Valentiniano I. También se trataba de su segundo matrimonio.
Volviendo a nuestro personaje, sus
padres murieron muy pronto. Posiblemente, cuando ella sólo tenía unos 5 años.
Así que fue criada por otros. Concretamente, por el general de origen vándalo
Estilicón y su esposa Serena, sobrina del emperador, hija de su hermano mayor,
Honorio.
Ya desde pequeña recibió el
título de niña más noble. Se puede decir que tenía sangre azul por los cuatro
costados. Así que siempre fue un buen partido para todos sus pretendientes, que
nunca le faltaron. Dado que el que se casara con ella, podría reivindicar para
sí el trono de emperador de Roma.
Por ello, Estilicón y su esposa
no perdieron el tiempo y muy pronto la prometieron con uno de sus hijos, aunque
parece ser que nunca se casaron.
Esto dio lugar a que muchas
tribus federadas con el Imperio se rebelasen contra Roma, se pusieran bajo el
mando de Alarico y asediaran la ciudad. Hay que decir que el emperador ya no
residía allí, sino en Rávena.
Anteriormente, al ver su imperio
en peligro por la cercanía de los godos, procuró siempre llevarse bien con
ellos. Para lo cual, metió a miles de ellos en su propio Ejército y hasta
nombró jefe del Estado Mayor a su caudillo, Alarico. Eso provocó muchas
protestas en su imperio.
Así que, también en el 410,
Alarico consiguió entrar y saquear Roma. Acontecimiento que ciertos autores,
como San Agustín, lo definieron como “el fin de los tiempos”. Sin embargo, los
paganos que aún quedaban entre los romanos, lo vieron como un mensaje de sus
antiguos dioses clásicos.
La idea de éste era atravesar el
Mediterráneo para llegar al norte de África, donde se hallaban los mejores
campos de cereales del Imperio. Así que trasladó a sus tropas y sus rehenes
hacia el sur de Italia.
Alarico fue enterrado de un modo
ritual, desviando un río, que discurre junto a Cosenza, para que descansara bajo
el lecho de éste, y volviendo a llevarlo por su cauce normal. Nunca se ha
encontrado su sepultura. Ni siquiera los que hicieron esa obra pudieron
contarlo, porque los mataron nada más acabarla.
Aunque podamos pensar lo
contrario, la boda fue muy bien vista por la clase patricia de Narbona. De
hecho, se celebró en una lujosa villa de uno de estos patricios, a donde
acudieron muchos de ellos.
Por lo visto, muchos de los
tesoros que regalaron a los novios fueron encontrados, muchos años más tarde,
por los francos, cuando les vencieron y les obligaron a irse a Hispania.
Incluso, siglos más tarde, se
cuenta en las crónicas árabes que, cuando invadieron la Península Ibérica, se
encontraron con multitud de tesoros, que tenían almacenados los visigodos y que
procedían del antiguo Imperio Romano.
Ataulfo y Gala Placidia se
asentaron en Barcino (Barcelona) y allí nació su único hijo, Teodosio.
Desgraciadamente, murió pocos meses después.
Le sucedió Sigerico, que dicen
que estuvo a la cabeza de ese complot. De hecho, era hermano del asesino de
Ataulfo, una especie de enano llamado Dubius. Así que, el nuevo monarca
visigodo, mató a todos los hijos del primer matrimonio de Ataulfo y trató a
Gala Placidia como si fuera una esclava. Incluso, la hizo caminar descalza,
durante unos 18 km, en pleno invierno.
Así que los partidarios de
Ataulfo, liderados por su hermano Walia, le asesinaron, cuando sólo llevaba una
semana de reinado.
Así que, como los romanos les
persiguieron hasta la zona del Estrecho y no pudieron cruzarlo, llegaron a un
pacto, por el que los primeros les suministrarían todo tipo de víveres, porque
estaban hambrientos, más una compensación en metálico. Por su parte, los
visigodos, les entregaron a sus rehenes, incluida Gala Placidia, y se
comprometieron a expulsar a todos los demás pueblos bárbaros, que habían
penetrado en la Península Ibérica. Cosa que realizaron en muy pocos años.
Sin embargo, una vez realizada
esta labor, supongo que Honorio pensó que Hispania era demasiado valiosa para
que sólo la disfrutaran los visigodos y les ordenó que se replegaran a la
Occitania francesa, eligiendo como capital la actual ciudad de Toulouse.
Volviendo a nuestro personaje,
parece ser que Constancio III, un general, que había sido asociado al trono por
Honorio, estaba enamorado de ella. Así que el emperador otorgó su permiso para
esa boda, que se realizó en 417. Fruto de ese matrimonio nacieron Honoria y el
futuro emperador Valentiniano III.
Desgraciadamente, su marido murió
ese mismo año, víctima de una enfermedad y ella se exilió con sus hijos en
Constantinopla. Realmente, no está nada claro el motivo de ese exilio.
En 423, murió Honorio, el
emperador de Occidente, sin dejar descendencia, ni designar un sucesor. Así que
empezó la lucha por el trono de Rávena.
Sin embargo, Teodosio II,
emperador de Oriente y sobrino de Gala Placidia, que los había acogido en su
territorio, apoyó la candidatura de Valentiniano, uno de los hijos de ella.
Después de vencer a un oponente
al trono, y con el apoyo del Ejército del Imperio de Oriente, Valentiniano III,
fue proclamado por el Senado nuevo augusto del Imperio de Occidente en octubre
del 425.
Posteriormente, Gala Placidia,
fue regente del imperio, en nombre de su hijo, hasta el 437, cuando cumplió los
18 años. Por otro lado, siempre fue muy respetada por los visigodos por haber
sido la viuda de su rey Ataulfo.
También tuvo que afrontar la
lucha entre dos grandes generales: el conde Bonifacio y Flavio Aecio, que dio
lugar a una guerra entre ellos. Salió victorioso el segundo y, desde entonces,
fue una especie de corregente con Gala Placidia.
En sus últimos años de vida, nuestro
personaje, pudo ver la llegada de Atila y sus hordas al continente europeo. No
sólo lo vio, sino que le afectó muy directamente a su familia.
Como ya he dicho, anteriormente,
Gala Placidia, tuvo dos hijos con Constancio III: Honoria y el futuro Valentiniano
III.
Por lo visto, ella no estuvo de
acuerdo y tuvo varios amoríos, así que, cuando se enteró su hermano, le buscó
un marido. Se trataba de un cónsul muy leal a él. Sin embargo, a ella no le
gustaba el pretendiente que le había buscado su hermano y tuvo una idea que
levantó ampollas en todo el Imperio.
No se le ocurrió otra cosa que
escribir al propio Atila, declarándole su amor y acompañando un anillo, como
prueba de que quería casarse con él.
En un principio, el jefe de los
hunos, no le hizo demasiado caso, pues ya tenía una especie de harén lleno de
esposas y concubinas.
Evidentemente, el emperador, se
negó rotundamente a ese enlace y así se lo hizo saber a Atila, al que no le
gustó nada esa respuesta.
Incluso, la propia Gala Placidia,
escribió a Atila para aclararle la situación, dándole a entender que se trataba
de un simple malentendido, pero tampoco tuvo mucho éxito.
No sé si sería a causa de este
disgusto, lo cierto es que nuestro personaje murió en ese mismo año, el 450, cuando
tenía 60 años.
Para que no queden cabos sueltos,
mencionaré que, al final, Honoria, se casó con Bassus Herculanus, el elegido por
su hermano.
Sin embargo, no sabemos si es que ya no vivirían en Roma, cuando los vándalos asaltaron la ciudad, pues no aparece en las listas de rehenes de cierta importancia, que se llevaron esos bárbaros a Cartago.
desembarcase en Italia y saquease Roma. Por lo visto, previamente, se había entrevistado también con el Papa León I, el cual le pidió que no matase a la gente, ni incendiase la ciudad. Eso lo cumplió y sólo la saquearon y se llevaron muchos rehenes.
A su muerte, fue enterrada en el llamado mausoleo de Gala Placidia, que se halla en la ciudad de Rávena. Es lo poco que queda de la antigua Iglesia de la Santa Cruz.
En el mausoleo hay tres sarcófagos. Se cree que en el más grande reposan los restos de Gala y en los otros dos no está tan claro. En uno de ellos parece ser que está su segundo marido, Constancio III, mientras que en el otro podrían estar su hermano Honorio o su hijo Valentiniano III.
Por último, parece ser que los restos de Gala Placidia se sepultaron en el sarcófago, vestida con los atributos de emperatriz, y en posición sedente. Desgraciadamente, esos restos se perdieron a causa de un incendio fortuito en 1577.
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