Hoy voy a narrar la historia de
un oficial nazi, que tuvo un final muy extraño. Observaréis que no he puesto un
oficial alemán, sino, directamente, nazi, porque es lo que fue.
La familia tuvo 3 hijos, siendo Joachim
el menor de los tres. El mayor de ellos, Hans-Hasso, sufría problemas mentales
y murió en 1942. Bueno, no sé si moriría solo o los médicos nazis le llevaron a
la muerte, que era lo que solían hacer con los enfermos mentales.
El segundo de ellos, Horst,
inició su carrera como oficial del Ejército, pero murió en 1941, en el
territorio invadido de Polonia.
daños en el corazón y tuvo que ser dado de baja en el Ejército.
No obstante, durante el período
de entreguerras, se le vio luchando en los temidos freikorps. Unos cuerpos
paramilitares, formados por veteranos de guerra, que se enfrentaron a los
comunistas y a los anarquistas en las calles de Alemania.
Volviendo a nuestro personaje de
hoy, en 1933, se afilió a las SS, empezando su carrera como simple soldado. Parece
ser que pronto llamó la atención del propio Himmler y lo tomó bajo su
protección.
En 1935, fue enviado a la
academia de oficiales de las SS. Saliendo un año después con el despacho de
teniente.
Ese mismo año, conoció a una secretaria
de esa misma oficina, llamada Sigurd Hinrichsen, que, además, era muy amiga de
la esposa del malvado Heydrich y de Hedwig Potthast, secretaria y amante de
Himmler.
Joachim y Sigurd se casaron en
junio de 1939 y residieron en Berlín hasta que, una vez iniciada la II GM, la
capital sufrió frecuentes bombardeos. Así que tomaron la decisión de que Sigurd
y los 3 hijos que tenían, se trasladaran a vivir a un pueblo de Baviera.
Al comienzo de la guerra, Joachim
fue nombrado oficial de enlace entre Himmler y Hitler.
No obstante, no se puede decir
que desconociera las crueldades de las SS, pues acompañó a Himmler a algunos
lugares, donde le demostraron cómo asesinaban a los prisioneros. Incluso, cómo
se deshacían de los pacientes con enfermedades mentales.
Incluso, acompañó a Himmler en la
visita que realizó, en 1940, a España. Se le puede ver en algunas fotos justo
detrás de Himmler.
Ese mismo año, pidió ser destinado
a una unidad de combate y destacó en la invasión de Francia. Fue ascendido a capitán
y condecorado en varias ocasiones.
En octubre de 1941 fue destinado, nuevamente, a unidades de combate. Esta vez fue en la antigua URSS y empezó su progresión en dos ciudades que ahora nos suenan mucho: Mariupol y Rostov del Don.
Parece ser que siempre fue uno de
esos oficiales que no gustan demasiado a sus soldados, ya que utilizaba unas
tácticas muy agresivas, que daban lugar a una gran cantidad de bajas entre sus
tropas.
También fue siempre un militar
despiadado con los prisioneros de guerra y la población civil. Era muy dado a
ejercer una cruel represión hacia ambos, quemando pueblos enteros, con sus
habitantes encerrados en el interior de sus casas.
Esto hizo que lo condecorasen y
que apareciera en varios periódicos nazis, los cuales le calificaron como un
héroe de guerra.
En septiembre de 1943, Italia
firmó la paz con los Aliados. Por ello, Hitler dio la orden de invadir ese
país.
En un principio, Peiper, se mostró
partidario de realizar un intercambio. Sin embargo, tras entregarle los
prisioneros, mataron a los partisanos y prendieron fuego al pueblo de Boves, en
el Piamonte.
Parece ser que Peiper no sólo fue
cruel con el enemigo, sino también con sus propios hombres. Cualquier indisciplina
era castigada con el fusilamiento.
El famoso Desembarco de Normandía lo pilló con su unidad en Bélgica. No obstante, los enviaron al Paso de Calais, que es donde pensaban que iba a tener lugar
el desembarco principal, por ser el sitio más cercano a la costa británica.Esta vez no le fue tan bien. La superioridad
aérea de los Aliados hizo que perdiera muchos de sus carros de combate y esto
le provocó una crisis nerviosa por la que tuvo que ser hospitalizado.
En 1944, el Alto Mando alemán
puso en marcha la ofensiva de las Ardenas. Era su última oportunidad para
intentar frenar el avance de los Aliados.
A Peiper le dieron la misión de
tomar los puentes sobre el río Mosa, junto a la ciudad belga de Lieja. Dado que
el talón de Aquiles del Ejército alemán siempre había sido la escasez de
combustible, otra de las misiones que le encargaron fue tomar unos depósitos,
que había cerca de esos puentes y que pertenecían al Ejército USA.
Parece ser que logró conquistar
esos depósitos, pero no los puentes y tuvo que desviarse hacia Malmedy. Allí se
enfrentó y venció a una unidad de Artillería.
Posteriormente, continuaron
asesinando militares y también a cientos de civiles belgas, que no habían participado
en los combates.
Cuando mejoró el tiempo
consiguieron despegar los aviones aliados y destrozaron su unidad. De los 3.000
hombres con los que empezó la ofensiva, sólo regresaron unos 700.
El final de la guerra le pilló en
Hungría y, en lugar de entregarse a las tropas USA, optó por volver a su casa
en Baviera, donde fue detenido en mayo de 1945.
Lógicamente, estaba en el punto de mira del Ejército USA, por el
asesinato de los prisioneros de guerra en Malmedy.Parece ser que, durante los
interrogatorios, siguió defendiendo sus ideas antisemitas y anticomunistas.
En mayo de 1946 comenzó en el
campo de Dachau el juicio contra el teniente coronel Peiper y varias decenas de
miembros de las SS, acusados de crímenes de guerra.
Aunque el fiscal no pudo
demostrar de manera fehaciente que Peiper había dado la orden de matar a los
prisioneros de guerra el Malmedy, el tribunal lo condenó a muerte.
Ya se sabe que, cuando ocurren
estas cosas, la gente se agarra a un clavo ardiendo. Parece ser que uno de los
que le ayudó para que conmutaran su pena fue el famoso general Guderian, que, según
parece, tenía muy buenas relaciones con los Aliados.
Lo cierto fue que, en 1951, le fue conmutada la pena de muerte por la cadena perpetua y, sólo 3 años después, por la de 35 años de prisión.
Increíblemente, en 1956, fue
puesto en libertad condicional. Algo muy extraño para un tipo que era culpable
de asesinar a cientos de personas.
Posteriormente, la red de
antiguos miembros de la SS le consiguió un trabajo en la empresa de automóviles
Porsche. No obstante, siguió manteniendo el contacto con sus antiguos camaradas
de las SS.
Sin embargo, como esa compañía
tenía muchos obreros italianos en sus fábricas, estos se quejaron a sus sindicatos
por trabajar en esa empresa el asesino de los habitantes de Boves. Eso unido a
que el rumor llegó a USA y bajaron sus ventas en ese país, dio lugar a su
despido.
Posteriormente, fue contratado
como jefe de vendedores de la empresa Volkswagen, pero también fue despedido
por el mismo motivo.
En 1964, la Justicia de la República Federal Alemana le llevó a
juicio por la matanza de Boves. Sin embargo, lo tuvieron que dejar en libertad, porque el fiscal no pudo probar su responsabilidad directa en dar las órdenes para esas matanzas.En 1972, Peiper y su mujer se
mudaron a un pequeño pueblo del este de Francia, que tenía unos 350 habitantes.
Parece ser que le gustó ese país, desde que intervino en su invasión. Allí vivieron
discretamente en una casa de campo de la que apenas salían y trabajó como traductor
para una editorial alemana.
Sin embargo, sólo 2 años más tarde, fue reconocido por un
antiguo miembro de la Resistencia, el cual lo denunció ante el PCF. Los comunistas investigaron el asunto y confirmaron que era él.Precisamente, el Gobierno francés,
sabía que residía allí y le había dado un permiso de residencia temporal por 5
años.
En 1976, el PCF, publicó y
repartió miles de octavillas en ese pueblo para informar a sus conciudadanos
que uno de sus vecinos era un criminal de guerra. Incluso, publicaron un artículo
sobre ese tema en el diario comunista L’Humanité.
Curiosamente, concedió
entrevistas a los cientos de periodistas que acudieron a verlo a su casa, en la
localidad de Traves, y les dijo que él ya había pagado con sus años de cárcel.
No obstante, como las amenazas no
cesaron, se cuenta que él le dijo a su mujer que regresara a Alemania y que él
iría unos días después.
Sin embargo, el 14/07/1976, fiesta nacional de Francia, apareció su
casa de Traves envuelta en llamas.Cuando los bomberos consiguieron
sofocar el incendio, sólo encontraron un cadáver irreconocible de alguien que
tenía un arma en la mano.
Los investigadores afirmaron que
aquella persona había muerto, no por el incendio, sino por la inhalación de
humos, pero no pudieron confirmar que se tratara de Peiper.
Unos días más tarde, un grupo antinazi
llamado Los Vengadores, se atribuyó este incendio.
Lo cierto es que, al año
siguiente, la Policía cerró el caso, declarando que no habían podido saber si
el cuerpo era de él o no. Lo cual dio lugar a muchos rumores, que insinuaban
que pudo idear esa treta para escapar de sus perseguidores.
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