Hoy voy a narrar en este artículo
la vida de un personaje muy poco conocido por el común de los mortales. Sin
embargo, su legado aún perdura y seguro que le suena a casi todo el mundo.
Su madre fue Elizabeth Hungerford
Keate, viuda del rico hacendado James Macie. Mientras que su padre fue el rico
terrateniente Sir Hugh Smithson, que luego fue nombrado primer duque de
Northumberland. Lo cierto es que nunca fue reconocido por éste.
Casualmente, para rematar el
rizo, su madre era prima hermana de la esposa de Sir Hugh Smithson. Incluso, se
trataba de una persona importante, ya que su familia descendía del rey Enrique
VII. Conocido por la guerra de las dos rosas.
Tras su nacimiento, nuestro
personaje fue bautizado como Jacques Louis Macie. Al cumplir los 10 años,
regresaron a Gran Bretaña, donde lo inscribieron como británico y le cambiaron
el nombre por el de James Louis Macie.
Como los británicos son unos tipos un poco raros, a cambio de
nacionalizarlo, le prohibieron que ingresara en el Ejército o que fuera funcionario. Tampoco podría aceptar ninguna propiedad donada por la Corona.Así que le cerraron varias
puertas, que tenían abiertas los jóvenes de su edad y de su posición social.
Posteriormente, su madre volvió a
casarse. Esta vez, su marido fue Mark Dickinson, con el que tuvo otro hijo.
Curiosamente, aunque no quiso
reconocerlo, el duque de Northumberland pagó los gastos de su educación en la
Universidad de Oxford.
Parece ser que fue un buen
estudiante y se especializó en mineralogía. En 1784, participó en una
expedición geológica a Escocia y las remotas islas Hébridas.
Por fin, recibió su graduación en
Química en 1786 y, un año más tarde, fue admitido en la Royal Society of
London. Nominado nada menos que por el famoso Henry Cavendish.
Por ello, dedicó su vida a la
Ciencia y a estudiar todo lo que le pusieran por delante. Por ejemplo, los
venenos de las serpientes, la composición química y geológica de las rocas
lanzadas por los volcanes, la electricidad y hasta las sustancias que componían
las lágrimas.
Estudió a fondo las propiedades
del zinc y, por ello, uno de los minerales de los que se extrae el zinc, fue
bautizado como Smithsonita. Por lo visto, fue el primero que utilizó el término
silicatos.
También estudió los fósiles de
animales prehistóricos, hallados en una cueva en el interior de Inglaterra.
Su padrastro murió en 1771. Su padre
falleció en 1786 y fue sucedido por su hijo, que también se llamaba Hugh.
Mientras que su madre murió en 1800.
Su medio hermano, Henry Louis Dickinson, y él fueron los únicos herederos. Henry se dedicó a la vida militar, llegando al grado de coronel, y estuvo destinado en
varias colonias británicas.En 1801, tras la muerte de su
madre, nuestro personaje cambió su apellido por el de Smithson. No sé si obtuvo
el permiso de su hermanastro para poder hacerlo, pero lo hizo.
Fue un consumado viajero, con
todos los riesgos que eso significa. Estando en París, le pilló la Revolución
Francesa.
En 1807, fue apresado, durante
las guerras napoleónicas, en lo que hoy es el norte de Alemania. Una vez
liberado, fue de nuevo apresado en Hamburgo por los franceses.
Por lo visto, tuvo que escribir
al famoso naturalista Sir Joseph Banks, que era un personaje muy influyente,
para que le soltaran y lo consiguió.
Parece ser que siempre invirtió
en la industria del vidrio de la que obtuvo pingües beneficios.
James Smithson nunca se casó, ni tuvo hijos. Por ello, decidió legar toda su fortuna al hijo de su medio hermano, Henry James Dickinson, que tuvo que cambiar su apellido por el de Hungerford para poder cobrarla.
En el testamento se indicaba que,
si su sobrino moría antes que él o no tenía descendencia, esa fortuna sería
donada a USA para establecer una institución cultural en ese país.
Desgraciadamente, James Smithson
murió en Génova en 1829 y fue enterrado en el cementerio protestante de esa
localidad italiana. Su sobrino heredó su fortuna, pero también murió sólo 6
años después que él y también sin descendencia. En su testamento indicó que esa
herencia debería servir para fundar la “Smithsonian Institution, con el fin de
aumentar y difundir el conocimiento humano”.
Curiosamente, nuestro personaje,
legó toda su fortuna para crear una fundación en un país donde nunca había
estado, pero al que admiraba mucho. Me da la impresión de que no le tenía mucho
cariño al Reino Unido, porque nunca le había tratado muy bien.
Como en USA siempre han tenido unos funcionarios muy eficientes, algo por lo que deberíamos envidiarles, pues actuaron de inmediato. El encargado de negocios de su Embajada en Londres le dio la noticia al Secretario de Estado, el cual informó al presidente, Andrew Jackson, y éste le dio la noticia al Congreso.
En 1836, como los ciudadanos USA
son gente muy práctica, mientras estaban discutiendo qué hacer con ese legado,
el presidente envió a un delegado suyo para que se hiciera con esos fondos.
Curiosamente, algunos políticos
USA, vieron como una afrenta que su país aceptase un legado procedente del
Reino Unido, pero, al final, lo aceptaron.
Evidentemente, como los
británicos también son muy amantes del dinero y, además, en aquella época no
tenían muy buenas relaciones con USA, le pusieron todo tipo de obstáculos.
No obstante, al final, tuvieron que dar su brazo a torcer y dejar que
se llevaran ese dinero a América. Algo más de 508.000 dólares de la época, más otros 50.000 de otros fondos. Aparte del archivo y las colecciones de Smithson, que también formaban parte de esa herencia.En 1847 se creó la fundación Smithsonian
y se construyó el edificio neogótico, donde sigue estando su sede principal.
Curiosamente, su escudo fue
diseñado por el político reformador, Robert Dale Owen, hijo del famoso Robert
Owen, creador del llamado socialismo utópico.
A pesar de que parte de la
colección de minerales y algunos archivos resultaron destruidos en un incendio
ocurrido en 1865, se sigue conservando su biblioteca.
En 1903, las tumbas del cementerio, donde
estaba enterrado Smithson, iban a ser trasladadas, porque su terreno iba a ser ocupado
por una cantera muy cercana.
Por ello, el propio Alexander Graham Bell, que era uno de los regentes
de esa institución, pidió ayuda al Gobierno USA y decidieron trasladar la tumba a su país.Sus restos mortales fueron
enviados en un barco de la Armada USA y, una vez desembarcados en un puerto de
Nueva Jersey, fueron escoltados por una unidad de la Caballería USA hasta la sede
de la propia Fundación, situada en Washington DC. Desde entonces, sus restos se
hallan en la cripta de ese edificio.
El comité directivo de esa Fundación está compuesto por un presidente, que es el mismo presidente de la Suprema Corte de Justicia, un vicepresidente, 3 diputados congresistas, 3 senadores y 6 ciudadanos.
Desde el principio, se decidió que
la labor de esta Fundación sería la investigación científica. Empezaron por la Meteorología,
que era una ciencia que estaba empezando a dar sus primeros pasos, y aquello fue
el germen de la Oficina Meteorológica de USA.
En la actualidad, también se dedican
a investigar en otros campos de la Ciencia, como la Astronomía, la Climatología,
la Ecología, la Zoología, etc.
No sólo eso, sino que fundaron varios museos, cuya entrada es libre, en los que se pueden encontrar millones de piezas en exposición de todo tipo. Como el de Historia Natural, el del Aire y del Espacio, el de Historia Americana, el de Historia y Cultura Afroamericana, el de Arte Asiático, etc.
Se calcula que reciben unos 30.000.000 de visitantes cada año, mientras que la cifra de visitantes del Museo del Prado no llega a los 2.500.000.
Sus científicos también
participan en proyectos con otros países a fin de poder ampliar los conocimientos
de estos.
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