ESCRIBANO MONACAL

ESCRIBANO MONACAL
UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

martes, 2 de agosto de 2022

EL FOTÓGRAFO KÂULAK

 

Cuando uno aborda la historia de la fotografía española, concretamente, en la primera mitad del siglo XX, le vienen a la memoria varios nombres: Alfonso, Campúa, Gyenes, Alberto Schommer, etc. Evidentemente, me dejo muchos en el tintero. Sin embargo, hay uno del que casi nadie se acuerda y ese va a ser el personaje de hoy.

Su nombre era Antonio Cánovas del Castillo Vallejo y nació en Madrid en 1862. No hay que confundirlo con el famoso político, uno de los artífices de la Restauración, que fue su tío.

Nuestro personaje era hijo del abogado y político Emilio Cánovas del Castillo, hermano del que fue presidente del Gobierno, y de Adelaida Vallejo Jiménez. Fue el sexto de los 10 hijos de este matrimonio. Su tío abuelo paterno fue el escritor Serafín Estébanez Calderón.

Por lo visto, se casaron en la iglesia de San Nicolás, que es una de las más antiguas de Madrid, situada en la plaza del mismo nombre. En ella está enterrado el famoso arquitecto Juan de Herrera. Curiosamente, ahora es la parroquia de la comunidad italiana en Madrid y suelen ofrecer misas en ese idioma.

Kâulak estudió Derecho y luego pasó a trabajar como funcionario en el Ministerio de Hacienda. Posteriormente, se dedicó a la política, como su padre y su tío, siendo diputado a Cortes y hasta llegó a ser nombrado gobernador civil de Málaga, entre los años 1895 y 1897.

También tuvo mucho interés por la pintura, llegando a tener como maestro al gran paisajista Carlos de Haes. Otra figura casi desconocida en nuestros días. Algo que me parece muy injusto, pues fue un gran pintor. Nuestro personaje realizó algunos cuadros, firmando con el seudónimo de Vascáno.

Por otra parte, parece ser que también fue muy amigo del gran pintor Francisco Pradilla. Autor de cuadros muy famosos, como Doña Juana la loca velando el cadáver de su esposo o La rendición de Granada, que está en el edificio del Senado.

Posteriormente, se dedicó a la crítica de arte. Una actividad muy reconocida entre los lectores de la época. Llegó a ser director de la revista La correspondencia de la España ilustrada.  Incluso, publicó varias novelas, aunque con poco éxito.

Igualmente, tuvo mucho interés por la música, llegando a componer obras de todo tipo.

A partir de 1890 empieza a dedicarse a la fotografía, pero sólo como aficionado. Parece ser que esa afición se la inculcó su hermano Máximo. No fue hasta varios años después, cuando abrió un estudio de fotografía en la calle Alcalá, 4, de Madrid.

Como es natural, al principio no consiguió hacer buenas fotos y estropeó bastante material. Todo ello, aguantando las burlas familiares.

Poco a poco, fue consiguiendo dominar la difícil técnica fotográfica y, sobre todo, el laboratorio de revelado, que también realizaba en su casa. Así que, a base de coraje, se fue convirtiendo en un gran fotógrafo.

Más que monumentos, lo que le gustaba era fotografiar escenas callejeras, pero dándoles una composición artística al modo de los pintores.

En 1897, parece ser que el atentado, que causó la muerte de su tío en Mondragón, le impactó mucho y le impulsó a dejar la política y dedicarse, casi por completo, a la fotografía.

Por ello, a partir de 1904, comenzó a usar el seudónimo de Dalton Kâulak o, simplemente, Kâulak.

Supongo que elegiría ese nombre, que parece extranjero, porque los españoles somos muy dados a pensar que lo que viene de fuera es mucho mejor que lo tenemos aquí.

No sé si sería porque tendría muchos contactos en las altas esferas, lo cierto es que pronto pasaron por su estudio la flor y nata de la aristocracia y la alta burguesía española. Incluso, llegó a ser fotógrafo oficial de la Real Casa.

De hecho, muchas de las fotografías en que se ve a Alfonso XIII con diferentes uniformes militares, se realizaron en el estudio de Kâulak.

Por lo visto, al principio, consiguió aumentar su popularidad a base de hacer retratos gratuitamente para sus amistades. Así que ya se sabe: “de lo que no cuesta, se llena la cesta”. Supongo que eso no les gustaría nada a los fotógrafos profesionales.

Muchas de sus fotos fueron publicadas en revistas ilustradas y otras pertenecen a colecciones particulares.

En algunas ocasiones, hizo fotografías inspirándose en algunos cuadros famosos. Como cuando reunió a una serie de personajes de la Corte para escenificar la imagen que aparece en el cuadro La vicaría, de Mariano Fortuny.

Se asoció con los impresores Hauser y Menet para realizar postales por toda España, que luego serían editadas por ellos. Éstas se vendieron muy bien y le hicieron ganar mucha popularidad.

Parece ser que consiguió triunfar en su actividad fotográfica, pues logró varios premios en diversos países.

Fue miembro fundador de la Sociedad General de Fotógrafos de España. Entidad que presidiría durante varios años.

Al mismo tiempo, contribuyó a la creación de revistas especializadas y también escribió varios libros sobre esta materia.

Fundó la revista “La fotografía”, la cual dirigió durante muchos años y cuya sede estuvo en el Círculo de Bellas Artes, de Madrid.

Algunos autores lo definen como el fotógrafo más influyente de España en las primeras décadas del siglo XX. Así que es una pena que ahora casi nadie se acuerde de él.

La composición de las obras de Kâulak están muy influidas por la pintura, que aprendió en las clases de Carlos de Haes. Aunque Kâulak no se dedicó al paisaje, sino al retrato. Siguió la corriente del estilo llamado “pictorialismo”.

También reconoció que solía ir con frecuencia, para buscar inspiración, al Museo del Prado. Incluso, que estuvo influido por el famoso pintor Alma Tadema, al que ya dediqué otro de mis artículos.

Todo ello, se puede apreciar muy bien en el cuidado que puso en elegir sus decorados, sus modelos y el vestuario de los mismos. Llegó a importar sus decorados de París y a contratar 18 personas para trabajar en su estudio.

El estudio estaba decorado con cierto lujo. Las paredes estaban tapizadas en color verde. Aparte de los mencionados decorados, también colocó en su interior algunos óleos y esculturas de famosos artistas de la época.

En el exterior del estudio solía exponer en unas vitrinas las copias de algunos retratos realizados a personajes muy importantes, como los reyes o famosos políticos.

Incluso, cuando acudía la familia real, aumentaban los detalles como la abundancia de flores, tapices y hasta fruteros con limas, que era la fruta favorita de la reina.

Por supuesto, cuando la gente, que pasaba por la calle de Alcalá, veía pasar la comitiva real, que entraba en el estudio, les recibía con vítores.

Justamente, lo contrario que ocurrió en 1931, cuando tuvieron que huir apresuradamente de España.

Sin embargo, en 1901, Kâulak, tuvo que protestar, porque en la Exposición Nacional de Bellas Artes, celebrada en ese año, no se invitó a ningún fotógrafo. Aunque él siempre defendió que las fotografías eran obras artísticas.

En su última época, pasó del pictorialismo al modernismo, eliminando la mayoría de los fondos, que solían aparecer en sus retratos.

Lógicamente, como su clientela solía proceder de las clases altas, su etapa de esplendor acabó con la proclamación de la II República.

Desgraciadamente, falleció en 1933 a causa de una neumonía. Su familia siguió trabajando en su estudio, hasta que lo cerraron en 1989.

En ese mismo año, sus herederos vendieron sus fondos y estos fueron comprados por el Estado. Actualmente, se hallan en la Biblioteca Nacional de España.

Entre 1933 y el comienzo de la guerra civil, su estudio estuvo a cargo del fotógrafo alemán Enrique Dücker Helles, el cual ya tenía estudios en Zaragoza y Sevilla.

Durante la guerra, el estudio fue incautado por las milicias de la UGT. Al término de este conflicto, se lo devolvieron a la familia y a partir de entonces estuvo regentado por su nieto, Juan María Ardizone Cánovas del Castillo.

Nuestro personaje se casó con su prima, María de las Mercedes Cánovas del Castillo Tejada. Por ello, sus dos hijos, María de las Mercedes y José Ramón, se apellidaron Cánovas del Castillo y Cánovas del Castillo.

Su hija se casó con el médico militar Juan Ardizone Guijarro, el cual llegaría a ser teniente coronel del cuerpo de Sanidad. Por tanto, Juan María Ardizone fue uno de los hijos de este matrimonio. Este último dirigió el estudio desde 1940 hasta su cierre, en 1989. Murió en 1996.

 

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