ESCRIBANO MONACAL

ESCRIBANO MONACAL
UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

miércoles, 17 de agosto de 2022

ALEJANDRO DUMAS, PADRE, Y SUS NEGROS

 

Hoy traigo al blog la curiosa historia de este famoso autor de novelas de acción. Ciertamente, muchos me dirán que es un autor muy conocido, pero, seguramente, no sabrán que muchas de sus novelas no fueron escritas, enteramente, por él, sino por otras manos.

Como siempre, voy a presentar al personaje de hoy. Su nombre fue Alexandre Dumas Davy de la Pailleterie y nació en 1802 en un pequeño pueblo de la región de la Picardía francesa.

Su abuelo fue un noble francés arruinado, que emigró en busca de fortuna a lo que ahora es Haití. Allí tuvo 4 hijos con una antigua esclava negra.

Parece ser que, al cabo de los años, el noble tuvo que volver apresuradamente a Francia para cobrar una herencia. Como no tenía dinero, no se le ocurrió cosa mejor que vender como esclavos a sus propios hijos.

En el caso de Thomas Alexandre, el abuelo de nuestro personaje, fue recuperado por su padre, el cual se lo llevó a Francia. Allí le proporcionó la típica educación de un joven de la nobleza, aunque también tuvo que aguantar el racismo de la época.

Más tarde, parece ser que a Thomas Alexandre no le gustó nada la idea de que su padre se casase por segunda vez con una mujer muy joven. Así que abandonó el domicilio familiar y se enroló en el Ejército.

Por lo visto, era un tipo alto y de complexión atlética, un experto en esgrima al que se le dio muy bien la vida militar. Allí luchó junto a un grupo de amigos y casi todos llegaron al generalato. Algunos dicen que esas historias, que le contó su padre a nuestro personaje, le sirvieron de inspiración para escribir Los tres mosqueteros.

En el verano de 1789, la unidad de Thomas Alexandre fue enviada a un pueblo, llamado Villers-Cotterêts, en la Picardía.

Como no había donde alojar a tantos militares, los oficiales se alojaron en posadas. Así que Thomas se enamoró de la hija de su posadero. Se comprometieron en 1789, pero no se casaron hasta 3 años después, porque el posadero exigió que, para llevarse a cabo la boda, el novio tenía que haber ascendido a 

general. Parece ser que no le fue muy difícil, pues miles de oficiales estaban siendo guillotinados durante la Revolución Francesa.

Esa fue la razón por la que nuestro personaje nació en ese remoto pueblo de la Picardía francesa. Tenía a gala haber nacido en un pueblo cercano a otros dos, donde nacieron Racine y La Fontaine.

No voy a extenderme más sobre la vida del general Thomas Alexandre Dumas, porque, seguramente, escribiré otro artículo sobre él.

Alejandro vivió con sus padres y su hermana en una pequeña mansión. Desgraciadamente, su padre murió cuando él aún no había cumplido los 4 años. El Ejército no le quiso pagar todo lo que le debía, así que la viuda y sus hijos tuvieron que irse a vivir con los padres de ella.

Su ruinosa situación económica hizo que Alejandro no pudiera ir hasta los 9 años a la escuela y sólo estuvo allí durante dos años. Así que no pudo obtener una buena educación. Lo que sí parece cierto es que allí fue donde se aficionó a las novelas de aventuras.

Como tenía una buena caligrafía, pronto fue recomendado para trabajar en una notaría de un amigo de la familia. Allí conoció a un amigo, Adolphe de Leuven, que le introdujo en la poesía. Juntos escribieron poemas, obras de teatro, etc.

Así que, en 1823, se decide por marchar a París. Tenía muy poco dinero, sin embargo, pronto encontró trabajo como oficinista.

Posteriormente, gracias a un general amigo de la familia, es contratado en la secretaría del duque de Orleans, el futuro rey Luis Felipe I de Francia. Eso le sirvió para poder traerse a su familia a París.

Como se trataba de un tipo simpático y con una conversación muy entretenida, hizo muchos amigos y eso le dió cierta fama en los salones de París. También solía acudir mucho al teatro, donde sacaba inspiración para sus nuevas obras.

Gracias a ello, consigue estrenar varias de sus obras en la famosa Comédie Française. Esas obras dramáticas de tipo histórico le hacen ganar popularidad.

A pesar del racismo imperante en la época, era muy mujeriego y se

sabe que tuvo varios hijos con diferentes amantes.

Precisamente, en 1824, nace su hijo, también llamado Alejandro Dumas, como su padre, que luego sería otro afamado escritor de muchas obras, como La dama de las camelias. La madre del niño era una costurera, vecina de la misma calle donde vivía nuestro personaje.

Por lo visto, Alejandro, tardó 7 años en reconocer la paternidad de este hijo, pero, al final, lo hizo.

En 1840, se casó con la actriz Ida Ferrer. Ese mismo año fue elegido como candidato para ingresar en la Academia Francesa. Parece ser que el matrimonio no fue muy afortunado, porque sólo duró 4 años. Supongo que su esposa no querría aguantar las continuas infidelidades de Alejandro.

Parece ser que la fama le llegó casi de golpe y eso hizo que los editores le presionaran para que escribiera muchas más obras. Aunque la mayoría de ellas se publicaron en periódicos por el sistema de novela por entregas. Más o menos, como las series que se emiten en la tv, con capítulos que se van siguiendo unos a otros.

Así que se le ocurrió empezar a contratar los llamados “negros”. Estos son muy conocidos en el mundo literario. Se trata de unos escritores, que no han alcanzado la fama y que, normalmente, por necesidades económicas, escriben para otros.

El negro más conocido de Dumas se llamaba Auguste Maquet. Se trataba de un personaje muy metódico, que solía trabajar más de 12 horas diarias y era el que investigaba los temas para las obras.

El procedimiento era el siguiente. Dumas proponía un tema a Maquet. Éste investigaba sobre ello y escribía la estructura de la obra. Luego la terminaba Dumas, añadiéndole las escenas de acción, los diálogos y algunas anécdotas o chistes, que hicieran que el lector se animase a leer esa novela hasta el final.

Parece ser que Dumas llegó a tener unos 63 negros a su servicio. Se cuenta que, en cierta ocasión, se murió uno de sus negros y Dumas fue a su entierro. Al terminar el mismo, se le acercó un tipo para decirle que le gustaría poder seguir escribiendo para él. Dumas no lo conocía y le preguntó quién era. Éste le respondió que era un negro del negro, que había fallecido.

Por lo visto, era tal la demanda de sus novelas, que a veces tenían que entregar 40 capítulos cada mes. Así que a Dumas no le daba tiempo ni a leerlas.

En cierta ocasión, se encontró con su hijo Alejandro y le preguntó si había leído su última novela. Éste le dijo que sí y luego le preguntó a su padre si también la había leído él. Parece ser que no se atrevió a decirle que no.

Al cabo de los años, Maquet se enemistó con Dumas y lo denunció ante la Justicia a fin de que reconocieran que buena parte de las obras de Dumas no las había escrito nuestro personaje, sino él. Aparte de que le debía mucho dinero por su trabajo, ya que Dumas era muy gastoso y no era buen pagador.

Por lo visto, el juez apreció que todas las novelas tenían el estilo de Dumas. Así que no reconoció la coautoría de Maquet. Sin embargo, sí que condenó a Dumas a pagarle todas sus deudas a Maquet.

Como ya se sabe que los abogados recomiendan ir a los acuerdos antes de empezar un pleito, éste tuvo profundas consecuencias. Dumas y Maquet dejaron de trabajar juntos. A partir de entonces, las novelas de Dumas no tuvieron tanto éxito, mientras que Maquet, que empezó a publicar por su cuenta, no tuvo ninguno. Por lo visto, era un buen escritor, pero le faltaba esa chispa, que sólo poseen los genios, como Dumas.

Algo lamentable, porque juntos habían escrito obras muy importantes, como Los tres mosqueteros o El conde de Montecristo.

En 1846, el ministro francés de Cultura invitó a Dumas, su hijo y otros amigos a un viaje a Argelia, que, desde 1830, era una colonia francesa. Partiendo de París llegaron a Cádiz y allí se embarcaron para ese viaje. A su regreso, Dumas escribió De París a Cádiz y La Veloce, que era el nombre del barco en el que realizaron el viaje.

Curiosamente, participó en la Revolución de 1848, un movimiento de la pequeña burguesía, que consiguió derrocar al rey Luis Felipe I de Francia. El mismo para el que había trabajado, cuando llegó a París.

En 1851 se opuso al golpe de Estado efectuado por Luis Napoleón, para dejar de ser el presidente de la República y convertirse en el emperador Napoleón III. Así que tuvo que exiliarse en Bruselas acompañado de Víctor Hugo, que también se había opuesto al golpe.

Aunque ganó muchísimo dinero con sus obras, también le gustaba derrocharlo. Se dedicaba a mantener a sus muchos hijos y a sus amantes. Incluso, se hizo construir un palacete, al que llamó Montecristo y al que decoró con los muebles más lujosos. Incluso, mandó construir otro más pequeño, al que llamó castillo d’If. Recordando la isla donde estuvo preso el conde de Montecristo. Actualmente, ambos edificios forman parte de un museo dedicado a rememorar a este personaje.

Es más, a pesar de sus enormes ganancias, siempre gastaba 
mucho más y solía vivir a base de créditos, que iba pagando con los ingresos que iba obteniendo con las futuras obras.

En 1858, una familia aristocrática de ese país, le invitó a viajar a Rusia. En los 9 meses que residió en ese país, pudo ver muchas de sus ciudades y paisajes. Debió de gustarle mucho, porque, a su regreso, escribió varias obras sobre sus experiencias en el territorio ruso.

Al año siguiente, conoció al revolucionario italiano Garibaldi y apoyó la causa de la unificación de Italia. No sé si tendría que ver algo en ello, lo cierto es que el Papa incluyó todas las novelas románticas suyas y las de su hijo en el Índice de libros prohibidos por la Iglesia. Ciertamente, buscaban arrebatarles muchos miles de lectores.

No obstante, no debió de afectarles mucho, porque siguieron publicando novelas por entregas en los periódicos parisinos.

En 1870, su salud se resiente y, dada la situación de guerra con Prusia y el asedio a París, se refugia en la casa de su hijo en Puys.

Desgraciadamente, su estado de salud se agrava por culpa de un derrame cerebral y muere en diciembre de ese año a causa de una parada cardíaca.

En 1872, por decisión de su hijo, su cadáver fue sepultado en su pueblo natal. Sin embargo, en 2002, el presidente francés, Jacques Chirac, ordenó su traslado al Panteón de París, que es donde ahora se halla.

Siempre fue muy aficionado a la cocina. En esa mansión fue recopilando recetas de cocina de los países que había visitado. Esa obra se publicará unos años después de su muerte, con el título de Gran diccionario de cocina.

A Dumas se le atribuyen unas 300 obras, entre novelas, cuentos, narraciones infantiles, obras sobre viajes, biografías, teatro y, sobre todo, novelas históricas. Sus obras han sido traducidas a más de 100 idiomas.

Un gran autor, cuyas novelas nos hicieron soñar a todos.

 

TODAS LAS IMÁGENES PROCEDEN DE WWW.GOOGLE.ES

No hay comentarios:

Publicar un comentario