ESCRIBANO MONACAL

ESCRIBANO MONACAL
UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

martes, 8 de marzo de 2022

EL PAPA SAN LEÓN I EL MAGNO Y ATILA

 

Hoy voy a narrar la vida de un personaje al que la Humanidad y, sobre todo, los europeos, le debemos mucho, pero que parece que nunca se le ha reconocido.

El personaje principal de esta historia es el Papa León I. No está muy claro el año de su nacimiento. Unos dicen que fue en el 390 d. de C. y otros en el 400. Sin embargo, todos afirman que fue en la región italiana de la Toscana, aunque no indican, concretamente, la localidad donde nació, pero sí que pertenecía a una familia noble.

Supongo que eso le daría una buena formación, porque parece ser que su vida sacerdotal la dedicó a la diplomacia vaticana. Incluso, prestó algunos servicios diplomáticos para el propio emperador romano.

En el 440 d. de C., a la muerte del Papa Sixto III, el pueblo romano lo eligió como nuevo Papa. Entonces no se utilizaba el actual sistema de los cónclaves cardenalicios.

Durante su papado, tuvo varios problemas de índole religioso. Actuando con mano dura contra las herejías que estaban surgiendo en ese momento.

Por otro lado, organizó la lucha contra las frecuentes hambrunas y enfermedades que había en esa época.

No sé si sería por ello que fue durante su Papado, cuando se denominó Papa, exclusivamente, al obispo de Roma. Antes de ello, se le podía llamar así a cualquier obispo. También fue entonces cuando se empezó a llamar a los Papas patriarcas de Occidente. Un título que dejaron de usar en 2006.

También buscó la alianza con el emperador para afianzar su poder frente a algunos obispos, que se negaban a respetar la autoridad del Papa. “El cuidado de la Iglesia Universal debe converger hacia el único asiento de Pedro y nada en ninguna parte debe separarse de su Cabeza”. Ahí se ve que su obsesión fue siempre mantener unida a la Iglesia cristiana en torno a Roma.

Ahora voy a hacer un alto en la biografía de este Papa y me voy a ir a otro de los personajes de esta historia.

Voy a hablar de un caudillo del pueblo huno, llamado Atila. Los expertos no se ponen de acuerdo sobre su año de nacimiento. Hay opiniones para todos los gustos, desde el 390 hasta el 406 d. de C. Su familia era noble y se sabe que un tío suyo fue rey de los hunos.

Ese pueblo se venía desplazando por lo que hoy es Rusia hacia Occidente. Se cree que cruzaron el Volga sobre el 370 d. de C. y fueron atacando a todos los pueblos que se iban encontrando a su paso, como a los alanos y a los godos.

En el 376 lograron cruzar el Danubio y atemorizar a los pueblos que habitaban en esa zona. Incluso, combatieron al emperador romano Valente y lo mataron en 378 d. de C., en la batalla de Adrianópolis.

Esto provocó la huida de varios pueblos, como los vándalos, suevos, alanos, etc, que cruzaron el río Rin y penetraron en la Galia en el 406. Algo parecido a lo que está ocurriendo ahora en Ucrania.

Los hunos pasaron a ser mercenarios de los romanos y éstos los utilizaron en sus frecuentes guerras civiles entre los aspirantes al trono imperial.

En el 435, hunos y romanos firmaron un tratado por el que los primeros abandonaban el territorio del Imperio Romano a cambio de una fuerte cantidad de oro.

Ciertamente, se fueron a combatir al Imperio Persa, pero fueron derrotados y no se les ocurrió otra cosa que volver para seguir chantajeando a los débiles romanos.

Así que en el 440 empezaron a arrasar las ciudades romanas situadas en el Danubio. Al mismo tiempo, los vándalos conquistaron la provincia romana de África y los sasánidas persas hicieron lo mismo con Armenia. O sea, que a los romanos se les multiplicaban los problemas y no tenían tropas suficientes para atender a todos los frentes.

Hasta el 445 estuvieron desolando la zona de los Balcanes. Luego llegaron a Constantinopla, en la que, a pesar de que no pudieron conquistarla, el emperador romano se avino a pagar una fuerte suma en oro para que se fueran de allí. Fue entonces cuando Atila se proclamó único rey de los hunos.

En el 450, Atila se desplazó con sus tropas hacia la Galia para atacar a los visigodos, cuya capital estaba en la actual Toulouse, por haberse aliado con los romanos.

Ahora entra en escena el tercer y último personaje de esta narración. Se trata de Honoria, hija de Gala Placidia y hermana del emperador Valentiniano III.

Parece ser que su hermano la quería casar con un senador romano, pero esa idea no le hizo ninguna gracia, porque era mucho mayor que ella. Así que se le ocurrió algo que parece más propio de una adolescente caprichosa que de una mujer de 30 años.

Por lo visto, escribió una carta a Atila, donde le decía que quería casarse con él y le adjuntaba su anillo de compromiso. No sabemos si lo hizo en serio, pero sí que Atila se lo tomó muy en serio.

Cuando su hermano, el emperador, se enteró de lo que había hecho parece ser que quiso que la mataran, pero no lo hizo, porque escuchó los ruegos de su madre, a la que ya dediqué otro de mis artículos. Por ello, sólo la envió al exilio.

Posteriormente, el emperador, escribió a Atila, para anular esa propuesta de matrimonio, por considerarla ilegítima. Sin embargo, Atila le contestó que la consideraba legítima y que quería casarse con Honoria y, además, exigía, como dote, la mitad del Imperio Romano.

En el 451, Atila se desplazó con sus tropas hacia Bélgica, donde fueron arrasando diferentes poblaciones. Mientras tanto, se fue organizando una coalición para enfrentarse a los hunos, compuesta por francos, borgoñones, celtas, godos, etc.

Ambos ejércitos se encontraron en un lugar llamado Campos Cataláunicos, donde, actualmente, se halla la ciudad francesa de Châlons-en Champagne.

El resultado de la misma es que las tropas aliadas consiguieron que las de Atila se retiraran con muchas bajas, mientras que el rey godo Teodorico murió en la misma.

En el 452, Atila volvió a la Península Itálica para intentar casarse con Honoria. Obviamente, asolaron todas las ciudades que encontraron a su paso. Incluso, fue entonces cuando se construyó Venecia. Un lugar donde se refugiaron miles de personas huyendo de ellos. Como ya dije en otro de mis artículos.

Atila llegó con sus tropas hasta el río Po y allí se detuvieron a fin de tomar fuerzas para seguir con su campaña.

En principio, Valentiniano III, envió a 3 de sus altos dignatarios para parlamentar con Atila, pero parece que no tuvieron mucho éxito.

Sin embargo, después fue hacia allí nuestro primer personaje, el Papa León I. Ambos se reunieron en una pequeña localidad cercana a Mantua.

Nadie sabe lo que hablaron. Hay muchas teorías al respecto, pero lo único cierto es que Atila ordenó la retirada de sus tropas y no pararon hasta cruzar el Danubio.

En el 453, cuando Atila se acababa de casar y estaba pensando conquistar Constantinopla, murió súbitamente.

Ciertamente, en el 455, Roma tuvo que soportar el asedio y saqueo, por parte de las tropas vándalas de Genserico. Lo que sí consiguió este Papa es que sólo saquearan, pero no incendiaran la ciudad. Así que consiguió que se salvasen casi todos los habitantes de la misma.

Desgraciadamente, León I murió en el 461 y su cadáver fue sepultado en el pórtico de la antigua iglesia de San Pedro.

En el 688, sus restos fueron exhumados por orden del Papa Sergio I y enterrados en el crucero, dentro de la basílica.

En 1715, volvieron a exhumar sus restos para enterrarlos bajo un altar de la misma basílica, que conmemora su hazaña frente a Atila.

En 1754 fue proclamado doctor de la Iglesia y canonizado por el Papa Benedicto XIV y su festividad se celebra el 10 de noviembre. Junto con San Gregorio Magno son los dos únicos Papas que fueron nombrados doctores de la Iglesia.

En resumen, en ciertos momentos graves, creo que lo que tienen que hacer las personalidades mundiales es salir de sus despachos y pisar la calle.

Estoy seguro de que, si el actual Papa, junto con sus cardenales, o el secretario general de la ONU, junto con muchos de los embajadores que existen ante esa Organización, se presentaran ahora en Kiev e hicieran lo mismo, la guerra se acabaría en ese mismo momento.

Como se suele decir, para solventar los problemas graves “hay que coger el toro por los cuernos”.

No creo que el infame Putin se atreviera a ordenar que bombardearan esa ciudad con esas personalidades dentro. Hasta la misma Iglesia Ortodoxa de Rusia se opondría a ello.

En fin, espero que os haya gustado y que Ucrania consiga vencer y expulsar de su territorio a los invasores rusos. También me gustaría que aumentara el número de mis seguidores. Os lo agradecería mucho.

 

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