Hoy voy a referirme a una figura, que muchos han tratado como a un personaje secundario de la Historia de España. En cambio, a mí me parece que siempre estuvo, como se suele
decir en el lugar y en el momento adecuados.
Julio Álvarez del Vayo y Olloqui,
que ese era su nombre, nació en 1891 en la localidad madrileña de Villaviciosa
de Odón. Creció en el seno de una familia repleta de militares. De hecho, su
padre fue el general Juan Álvarez del Vayo y Navarro. En tanto que su madre fue
Vidonia Olloqui y Ladrón de Cegama, nieta del general Santos Ladrón de Cegama,
que combatió en la Guerra de la Independencia y luego en las guerras carlistas,
en el bando de D. Carlos. Por tanto, ambas familias eran originarias de
Navarra.
Sin embargo, nuestro personaje no
se decidió por la carrera militar, sino por el mundo del Derecho. No sé si por
propia convicción o porque, según se puede ver en las fotos de la época, era
bastante miope.
Así que su familia le envió a estudiar a El Escorial. No creo que coincidiera allí con Azaña, que también realizó sus estudios en ese centro, porque éste era mayor que Álvarez del Vayo.
Realizó sus estudios de Derecho
en las Universidades de Madrid y Valladolid. Doctorándose en esta última.
En 1911, la Junta de Ampliación
de Estudios, le otorgó una beca de postdoctorado en la famosa London School of
Economics. Parece ser que allí fue donde tuvo su primer contacto con el
socialismo y, ese mismo año, se afilió al PSOE.
En 1913, consiguió otra beca para
estudiar en la Universidad de Leipzig. Parece ser que allí conoció a personajes
importantes, como Rosa Luxemburgo o Karl Liebknecht y se involucró en
movilizaciones contra la guerra y en protestas por el asesinato de Jean Jaurès,
cometido a finales de julio de 1914.
En 1918 ingresó, como otros muchos intelectuales y políticos de la época, en la Masonería. Concretamente, en una logia de Madrid.
En 1920, fundó la Editorial
España, en la que figuraban como socios nada menos que Juan Negrín y Luis
Araquistain.
No sé si conoció a Negrín en Leipzig,
porque ambos estuvieron estudiando, en la misma época en la Universidad de
Leipzig. Aunque uno se dedicaba a la Medicina y otro al Derecho.
Precisamente, Negrín conoció a su
esposa, la pianista María Mijailova Fidelman, cuando ambos estudiaban en esa
Universidad.
Posteriormente, fue consejero del
Banco de España y como tal se opuso al decreto de Juan Negrín para que el oro
de las cajas fuertes del Banco de España fuera llevado a Moscú. A causa de
ello, tuvo que exiliarse en plena guerra civil. Luego regresó en los años 40.
En 1922, viajó por primera vez a
la URSS. Quedó tan impresionado, que repitió ese viaje en años posteriores. De
hecho, escribió un par de libros, donde elogiaba a la URSS.
En 1923, se produjo el golpe de
Estado del general Primo de Rivera. Lógicamente, la mayoría de los partidos
políticos pasaron a la clandestinidad. Sin embargo, el PSOE, dirigido entonces
por el moderado Julián Besteiro, llegó a un acuerdo con el general.
Por lo visto, Álvarez del Vayo,
se mostró en contra de la colaboración de su partido con la Dictadura y le
reprochó a Largo Caballero haber aceptado ese cargo público. Así que se
enturbiaron las relaciones entre ambos personajes, aunque luego recuperaron su
amistad.
Tras la llegada de la II República,
fue nombrado embajador de España en México. Posteriormente, fue nombrado
embajador en Moscú.
Hubiera sido el primer embajador
de España en la URSS, ya que, hasta entonces, España no había reconocido diplomáticamente
a ese país. Sin embargo, en 1933, el nuevo Gobierno de derechas salido de las
urnas, paralizó ese reconocimiento, que se hizo más adelante. Ya en la época
del gobierno del Frente Popular.
comisión para paralizar la guerra del Chaco, entre Bolivia y Paraguay.
Fue elegido diputado por Madrid,
tanto en las elecciones de 1933, como en las de 1936. El comienzo de la guerra
civil le pilló en Londres, donde asistía al Congreso de la Federación Sindical Internacional.
Durante la guerra, fue nombrado,
dos veces, ministro de Estado (lo que ahora se llama Asuntos Exteriores), en
sendos gabinetes presididos por Largo Caballero. También fue nombrado Comisario
general del Ejército republicano.
Así que, al final de la guerra, cuando Negrín ascendió a la presidencia del Consejo de Ministros, nuestro personaje volvió a ocupar la cartera de Estado. Desde ese puesto, denunció en varias ocasiones, la intervención de Italia y Alemania en la guerra civil, ante la Sociedad de Naciones.
Evidentemente, se cuidó muy mucho
de mencionar la intervención soviética en el mismo conflicto.
Otra de las cosas que se le
achacan es que, desde su puesto como Comisario General, nombró a muchos comunistas
para el cargo de comisarios políticos de unidades militares, sin ni siquiera
contar con Largo Caballero, que era quien tenía esa competencia. Así que muchos
acusaron a Álvarez del Vayo de haberse pasado al PCE o ser un agente de la URSS,
porque desde Moscú querían controlar al Ejército republicano.
Nuestro personaje fue también uno
de los organizadores de la evacuación de las obras de arte del Museo del Prado,
con destino a Ginebra (Suiza).
Parece ser que nunca se llevó demasiado bien con Julián Besteiro. Lo que menos gracia le hacía era la decisión de éste de permanecer, a toda costa, en Madrid. A pesar de que el Gobierno republicano había huido a Valencia al principio de la guerra. Así que hasta le tentó con nombrarle embajador en Argentina, pero Besteiro rechazó el puesto.
Obviamente, Besteiro, al querer compartir su suerte con la del pueblo de Madrid, les estaba dejando a todos los demás políticos en evidencia.En marzo de 1939, tras el golpe del coronel Casado, el Gobierno de Negrín, dio por perdida la guerra. Así que él junto con varios de sus ministros, incluido Álvarez del Vayo, huyeron en un avión hacia Argelia y luego a Francia. Curiosamente, aunque la guerra estaba perdida, nuestro personaje seguía empecinado en continuarla, aunque se rindiera Madrid. Sólo a base de organizar guerrillas, que cubrieran todo el territorio nacional.
Al principio, residió en Francia, pero, tras la invasión alemana, se exilió en México, donde sus ideas se radicalizaron aún más. Por ello, en 1946, fue expulsado del PSOE.
Posteriormente, fue presidente de
un grupo llamado Unión Socialista Española. Hasta 1964, año en el que fundó el
Frente Español de Liberación Nacional.
En 1968, un grupo de afiliados
del PCE se escindió de su partido, al desaprobar la política conciliadora que
estaba llevando a cabo para una transición pacífica hacia el fin del
franquismo.
El FRAP inició su andadura en 1973,
presidido por Álvarez del Vayo, el cual ocupó ese puesto hasta su muerte. En
aquella época, nuestro personaje, ya admiraba la China de Mao.
Parece ser que la idea de este
grupo era expulsar violentamente el franquismo, a base de provocar movilizaciones
por todo el país. Sin embargo, como el pueblo no se levantó, pues fracasaron estrepitosamente.
Por otro lado, tras realizar varios
atentados, once militantes del FRAP fueron detenidos y juzgados junto a varios miembros
de ETA.
Tras un juicio celebrado en 1975, tres miembros del FRAP y dos de ETA, fueron condenados a muerte y ejecutados.
En 2009, cuando Zapatero lideraba
el partido, fue readmitido en el PSOE, a título póstumo, junto a otros
compañeros suyos, expulsados por diferentes motivos. Como el mismo Negrín.
En 2020, el secretario de Estado para
la Memoria Democrática del Gobierno de España, anunció la aprobación de una
partida por la que el Estado español se haría cargo de la conservación de la
tumba de Álvarez del Vayo y su segunda esposa. Enterrados juntos en un
cementerio de Ginebra. Ya que iba a caducar la concesión de esa sepultura y sus
restos irían a parar a un osario. Esta petición procedía de la Asociación de exguerrilleros
españoles en Francia.
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