ESCRIBANO MONACAL

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UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

miércoles, 30 de julio de 2025

EL FRACASO DE LA OPERACIÓN POLO NORTE

 

Para terminar el mes de julio, se me ha ocurrido escribir un artículo sobre un tema de espionaje, que es algo que apetece mucho leer en verano. Por supuesto, en un lugar que esté situado a la sombra.

A mediados de 1940, el Reino Unido era uno de los pocos países de Europa, que aún no había sido invadido por los alemanes. No obstante, sufrían sus constantes bombardeos.

Así que como Churchill solía tener muchas ideas, se le ocurrió crear una especie de fuerza secreta para, como solía decir “incendiar Europa”.

Esta unidad se llamó Special Operations Executive, más conocida como SOE. Era una unidad dedicada a realizar todo tipo de actos, como los sabotajes y los atentados. Algo impropio de la guerra tradicional.

Una de sus misiones consistía en apoyar y fomentar la resistencia contra los alemanes en los países invadidos por estos.

No se sabe la cifra exacta de sus agentes, pero sí que eran varios miles. Curiosamente, una buena parte de ellos eran mujeres.

Se les solía dar una buena formación, consistente en manejo de explosivos, utilización de la radio y los códigos cifrados para enviar y recibir mensajes, ejercicios de tiro y lanzamiento en paracaídas.

El caso que nos ocupa es el del departamento N del SOE, dedicado, exclusivamente, a los Países Bajos.

En ese país existía un gran movimiento de resistencia, pero funcionaba de una manera caótica. Eso daba lugar a que los alemanes los detuvieran muy pronto. Así que la labor del departamento N era la de enviar agentes allí para suministrarles armamento y coordinar la labor de esos movimientos.

Por otro lado, los alemanes, tampoco se quedaron quietos. A finales de 1941, enviaron allí al teniente coronel Hermann Giskes, agente de la Abwehr y todo un experto en contrainteligencia. Lo primero que intentó fue crear una red de nazis holandeses para que se infiltraran en los movimientos de resistencia.

Parece ser que un preso holandés afín a los nazis contactó en la cárcel con miembros de la resistencia, que también se hallaban encarcelados. Así supo que el SOE había decidido lanzar a sus agentes en paracaídas sobre Holanda.

Optaron por este sistema, ya que no había posibilidad de acercarse con un barco a la costa, sin ser visto. Ni tampoco había muchas zonas, donde pudiera aterrizar un avión de manera clandestina.

Por ello, este preso, llamado Ridderhof, informó de ello a Giskes y éste tomó las medidas necesarias para detener a esos agentes.

En noviembre de 1941 fueron lanzados los primeros agentes sobre Holanda. Estos fueron el sargento holandés Thys Taconis y el operador de radio Huub Lauwers.

Parece ser que la Policía alemana, que tenía unos excelentes medios técnicos para localizar emisiones de radio, localizó el lugar en el que había instalado su emisora de radio. Estaba en la casa de unos amigos de Lauwers y allí los detuvieron en marzo de 1942, junto con su emisora de radio.

Como es de suponer fueron llevados ante Giskes, el cual les interrogó una y otra vez. Muy pronto vio que el más importante era Lauwers. Así que se centró en él hasta que consiguió que enviara mensajes a Londres redactados por el propio Giskes.

Por lo que se ve, a Lauwers le habían insistido mucho, durante su formación con el SOE, en que, durante sus transmisiones no olvidase el código de seguridad. Éste consistía en que, cada 16 letras tenían que escribir una mal. Eso quería decir que el agente no había sido atrapado por el enemigo. Por el contrario, si el mensaje no contenía ningún error gramatical, eso quería decir que el agente estaba detenido o ni siquiera era el propio agente el que lo había enviado.

Así que Lauwers optó por colaborar, enviando los mensajes sin errores de ningún tipo. En ellos solicitaba, a requerimiento de los alemanes, que enviasen más agentes de refuerzo, así como más entregas de armamento y munición.

Así que no hace falta decir que, cuando estos agentes y este material llegaban en paracaídas, eran, inmediatamente, capturados por los alemanes. De esa forma, capturaron nada menos que a 59 agentes.

Parece ser que Leo Marks, jefe del Departamento de Criptografía ya advirtió que era muy raro que los mensajes procedentes de Holanda eran los únicos que les llegaban sin errores. O sea, sin el código de seguridad. Así que se lo fue a decir a su jefe, pero éste no quiso hacer nada. No sé si sería porque el MI6, que era el que descifraba esos mensajes, no le dio demasiada importancia.

También hay que decir que, según algunos expertos, el SOE y el MI6 (servicio de espionaje británico) se convirtieron en rivales.

Parece ser que al MI6, que tenía muy buenos profesionales infiltrados en la Europa ocupada por los alemanes, le molestaba que también hubiera agentes del SOE por las zonas donde estaban ellos, ya que atraían a la Gestapo y podían poner en peligro las vidas de sus agentes.

Así que no solían colaborar mucho con ellos, porque los consideraban unos aficionados. De hecho, les echaron la culpa de la detención de varios agentes del MI6, que estaban destinados en Holanda.

Volviendo a Lauwers, para su desesperación, el SOE, siguió contactando con él, como si todavía gozara de libertad. No podía entender que estuviera ocurriendo eso. Incluso, en algunos de sus mensajes colocó las letras “cau”, al principio, y “ght”, al final. O sea, capturado, pero ni siquiera eso hizo efecto en Londres.

Es más, como los alemanes ya tenían los códigos del SOE, se atrevieron a enviar mensajes por su cuenta a la central en Londres. El propio Leo Marks comentó que uno de los mensajes recibidos terminaba con las letras HH (Heil Hitler). Algo que sólo podía proceder de un radiotelegrafista alemán, porque estaban obligados a terminar todos sus mensajes con esas dos letras.

Así que Marks quiso hacer una prueba. Envió a un agente en Holanda un mensaje que debería de ser ilegible para él. Sin embargo, consiguieron decodificarlo y respondieron. Así que eso sólo lo podía haber hecho un experto alemán.

También hicieron varias pruebas, consistentes en ordenar a algunos agentes que regresaran a Londres. Evidentemente, siempre respondían que no podían volver por diversos motivos. A esas alturas, unos todavía estaban en la cárcel, mientras que otros ya habían sido llevados a los infames campos de exterminio de los nazis.

A finales de 1943, dos de los agentes del SOE, que estaban encarcelados en una prisión holandesa, consiguieron evadirse e intentaron ponerse en contacto con la resistencia. Estos les ayudaron para escapar hacia España y desde allí ir a Portugal para volver a Londres.

Desgraciadamente, Giskes se enteró muy pronto de esta huida y, como era muy astuto, se le ocurrió enviar un mensaje a Londres, en el que les advertía que estos no habían huido, sino que se habían convertido en agentes alemanes. Así que, para su sorpresa, cuando pisaron suelo británico, fueron encarcelados durante un año, hasta que el Gobierno de Holanda en el exilio aclaró este asunto.

Curiosamente, quien impidió que detuvieran a más agentes del SOE fue la propia RAF. Parece ser que se dieron cuenta que sus aviones podían llegar con facilidad a Holanda y lanzar a los agentes sin mayores problemas. Sin embargo, a la vuelta, solían ser derribados por la artillería antiaérea alemana. Eso dio lugar a que se negaran a enviar más aviones a Holanda.

Como ya no llegaban más agentes, el propio Giskes, envió, en abril de 1944, un mensaje a Londres en tono de burla, en el que se quejaba de tener ya muy pocos negocios con ellos, pero que, si volvían a enviar más agentes del SOE, tendrían la misma bienvenida que los anteriores. Supongo que eso les habría dolido a muchos miembros del SOE. Giskes llamó a esta operación el Juego de Inglaterra.

Al final, casi todos los agentes del SOE, que habían sido capturados en Holanda, fueron llevados al campo de Mauthausen. De aquellos 59 agentes, sólo sobrevivieron 5.

Parece ser que el Alto Mando británico no tenía muy claro cómo habían sido capturados tantos agentes del SOE. Así que desconfiaron de la resistencia holandesa y a las tropas que desembarcaron en Normandía les dieron la orden de no confiar en ellos.

Esa pudo ser una de las causas por las que fracasó la famosa Operación Market Garden, ya que esas tropas no conocían el terreno y también carecían de contactos entre la resistencia. Por ello, tuvieron que retirarse, después de sufrir muchas bajas en combate.

Algunos de esos supervivientes del SOE sufrieron, durante muchos años, serios problemas de salud, debidos al trato recibido en ese campo. Como le ocurrió a Beatrix Terwindt, una antigua azafata de KLM. En la posguerra, quiso continuar con su trabajo como azafata, pero tuvo que dejarlo debido a sus problemas de salud, tanto de índole física como mental.

No sé si Giskes le estaría agradecido a Lauwers, lo cierto es que no lo envió a uno de esos campos y lo dejó preso en una cárcel holandesa. Aunque luego lo trasladaron a un campo cercano a Berlín, de donde lo liberaron los soviéticos.

No obstante, a pesar de ser condecorado por la reina de Holanda, él seguía dudando sobre lo ocurrido. No podía creer que esto se hubiera debido a una negligencia por parte del SOE.

Incluso, hay una cierta teoría, que defienden algunos, en la que dicen que Londres sabía que habían detenido a esos agentes y que los sacrificó para hacer creer a los alemanes que el desembarco aliado se iba a producir en las costas holandesas. Evidentemente, esto no se podrá demostrar hasta que a los británicos les dé la gana de abrir sus archivos.

El teniente Hubert Lauwers volvió a Holanda y allí vivió hasta su muerte, acaecida en 2004.

Por lo que respecta a Hermann Giskes, había participado como soldado en la I Guerra Mundial. Luchó en unidades de montaña y gracias a su valor, terminó la guerra con el grado de teniente. Como fue herido en varias ocasiones, no pudo terminar la guerra combatiendo. Por ello, fue destinado a un campamento como profesor de esquí para unidades de montaña.

No obstante, durante el período de entreguerras, permaneció en el Ejército y fue ascendiendo, como oficial en la reserva. Fue durante esa época en la que se especializó en labores de contraespionaje, tras ser fichado para ello por otro militar, sobrino del célebre almirante Canaris.

El estallido de la II Guerra Mundial, le pilló como comandante en la sede de la Abwehr en Hamburgo.

Tras la invasión de Francia, fue trasladado a París, para seguir haciendo labores de contraespionaje.

En el verano de 1941 fue ascendido a teniente coronel y trasladado a Holanda para liderar el servicio de contraespionaje.

Allí colaboró muy activamente con Joseph Schreieder, jefe de la Policía alemana en Holanda.

Como ya he mencionado, Giskes se enteraba de cuándo y dónde iba el SOE iba a lanzar a sus agentes en paracaídas. Esa información se la daba a Schreieder y éste enviaba a unos policías para que los detuvieran, cuando llegaran a tierra. También confiscaron toneladas de armamento que lanzaban en paracaídas.

Parece ser que Giskes no permitió que ejecutaran a los agentes del SOE, que había detenido, alegando que debería de tenerlos a su disposición para nuevos interrogatorios. Sin embargo, eso dejó de tener valor cuando la RAF suprimió los vuelos hacia Holanda y sus superiores le ordenaron enviarlos a uno de esos infames campos, donde fueron asesinados por las tropas SS.

Por lo visto, uno de los últimos éxitos de Giskes fue fichar a un ciudadano holandés, llamado Chistiaan Lindemans. Se trataba de un miembro de la resistencia holandesa. Sin embargo, se ofreció a trabajar para Giskes a cambio de la liberación de su hermano y su esposa, que habían sido detenidos por la Gestapo.

Lindemans trabajó tanto para la inteligencia británica como para los alemanes. Parece ser que le dieron unos datos importantes sobre la Operación Market Garden y se los entregó a Giskes.

Posteriormente, fue detenido y encarcelado por sus compatriotas y se suicidó en su celda.

Al final de la guerra, tanto Giskes como Schreieder fueron detenidos e interrogados, durante varios meses, por los servicios de Inteligencia de los aliados. Posteriormente, fueron enviados a Holanda, donde los juzgaron, pero los pusieron en libertad por falta de pruebas.

En 1946, a Reinhard Gehlen, uno de los jefes del espionaje alemán y al que ya dediqué otro de mis artículos, los aliados le encargaron la organización de un servicio de Inteligencia para espiar a la URSS, ya que USA no disponía de agentes en ese país, mientras que los alemanes todavía los tenían. No olvidemos que había comenzado la Guerra Fría. Así que estos dos individuos fueron los primeros que ingresaron en ese nuevo servicio. También trabajaron para Radio Free Europe, una emisora de propaganda de la CIA.

En el caso de Giskes se sabe que, hasta 1956, estuvo trabajando para Gehlen. Luego pasó a trabajar para la BND, la agencia de Inteligencia de la República Federal Alemana.

Por lo visto, siempre se declaró contrario a los nazis, pero cumplió con su obligación como militar, porque estaban en guerra. También se lamentó de que los británicos les enviaran a unos simples jóvenes aficionados con muchas ilusiones, en lugar de profesionales del espionaje, como eran ellos.

En 1950, publicó un libro, donde relataba lo que había sido su trabajo como agente de Inteligencia y, lógicamente, su labor en el Juego de Inglaterra. Murió en 1977.

Parece ser que eso llegó a oídos del Partido Laborista británico, que se hallaba en la oposición y quiso llevarlo a un debate en la Cámara de los Comunes. Sin embargo, el Gobierno británico se opuso a ello.

Por lo visto, entre los años 50 y 70, el Gobierno británico puso en marcha la llamada Operación Legacy, por la que se dedicaron a destruir o a esconder todos los informes de operaciones, que pudieran avergonzar a sus gobernantes. Así que es muy probable que nunca sepamos lo que ocurrió, realmente, en este caso.

De hecho, hay algunas organizaciones británicas, dedicadas al estudio de los archivos, que van siendo desclasificados, pero todavía no han desclasificado ninguno en relación con esta operación.

 

TODAS LAS IMÁGENES PROCEDEN DE WWW.GOOGLE.ES

2 comentarios:

  1. Muy interesante. Los británicos hicieron algo simila con los agentes doble X, agentes alemanes capturados y obligados a enviar informes falsos.

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    1. Cierto. Por lo visto, los británicos les daban dos opciones: colaborar con ellos o ser fusilados de inmediato.

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