Cuando vemos películas acerca de
la II Guerra Mundial, nos hacemos a la idea de que los británicos no
movilizados vivían bastante tranquilos en sus islas, pero eso no es del todo
cierto. De hecho, sufrieron muchos bombardeos alemanes.
Canal. Un archipiélago formado por una serie de islas. Unas pertenecen al Reino unido y otras a Francia. Seguro que a más de uno le suenan, porque ahora se consideran uno de esos paraísos fiscales, pero no siempre fue así.
Precisamente, estas islas fueron
los únicos territorios de las Islas Británicas, que fueron invadidos por los
alemanes, durante la II Guerra Mundial. Ya que el alto mando británico renunció
a defenderlas. Por eso, se pueden ver algunas fotos, donde aparecen policías
británicos hablando con militares alemanes.
Parece ser que, en 1940, tras la
invasión de Francia, el Gobierno británico les dio, a los habitantes de esas
islas, la opción de ser evacuados a Gran Bretaña. Dándoles prioridad a los
niños y a sus maestros.
Sin embargo, mucha gente decidió
quedarse, sobre todo, en Jersey, porque confiaron en que serían defendidos por
sus tropas, pero no fue así.
Los alemanes empezaron a bombardearlas a mediados de junio de ese año. Afortunadamente, el Gobierno británico hizo gestiones ante el Gobierno USA, cuyo país todavía
no había entrado en guerra, para que convencieran al Gobierno alemán de no bombardearlas, porque allí ya no quedaba ningún soldado británico.Gracias a ello, dejaron de hacerlo,
aunque en esos bombardeos perecieron unas 40 personas. Así que, a finales de
junio de 1940, las tropas alemanas invadieron esas islas.
El Ejército británico hizo algún
intento por recuperarlas por medio de incursiones de comandos, pero fracasó
estrepitosamente. Por tanto, hasta el final de la guerra, permanecieron en
manos alemanas.
De hecho, se llevaron detenidos a
Alemania a todos los judíos y británicos no nacidos en esas islas.
Incluso, como el Gobierno
británicos dio la orden de detener a los civiles alemanes residentes en Irán,
que entonces era una de sus colonias, Hitler aprobó una serie de represalias.
Entre ellas, la detención y el traslado de un buen número de isleños a campos
de concentración situados en Ucrania, tras haber invadido la URSS.
También dieron la orden de enviar
unos 16.000 prisioneros de guerra adscritos a la Organización Todt, con el fin
de construir fortificaciones para defender las islas.
Espero que a nadie le hayan
resultado pesadas estas aclaraciones y ahora es cuando voy a dar comienzo al
relato.
Nuestro personaje de hoy se llamaba Louisa Gould, aunque su nombre
de soltera fue Louisa Mary Le Druillenec. Ya sabemos que, al casarse, las mujeres británicas, cambian su apellido por el de su marido.Es posible que a muchos no les
suenen estos apellidos como británicos, la razón es que en esas islas siempre
se habló una especie de dialecto normando, pero, después de la llegada de
muchos inmigrantes ingleses, su idioma se ha ido implantando y ya hay muy poca
gente que hable ese dialecto.
Louisa nació en 1891, en la
pequeña localidad de Saint Ouen, en la isla de Jersey. Tenía 5 hermanas y 3
hermanos. Su padre fue el marinero Vincent Le Druillenec.
Ella se casó con Edward William Gould y juntos pusieron una tienda de comestibles. El matrimonio tuvo dos hijos: Edward y Ralph.
Desgraciadamente, en 1933, murió
su marido y la dejó al frente de la tienda y, a la vez, al cuidado de sus
hijos.
Afortunadamente, ambos hijos
obtuvieron sendas becas para estudiar en Oxford. Sin embargo, su hijo Edward se
alistó como oficial reservista de la Armada británica.
Como ya he mencionado, tras la
invasión de Francia, unos 30.000 isleños pidieron ser evacuados a Gran Bretaña.
Sin embargo, Louisa fue una de las muchas personas que decidieron quedarse en
su isla de Jersey.
A mediados de julio de 1941,
Louisa fue informada, a través de la Cruz Roja, de que su hijo Edward había
muerto, unos meses antes, en un combate en el mar Mediterráneo.
En octubre de ese mismo año, un
piloto soviético, llamado Feodor Buryi, fue derribado por los alemanes. Tras
intentar huir de las tropas alemanas, fue capturado y enviado como prisionero
para realizar trabajos de fortificación en Jersey.
Parece ser que los alemanes daban un trato muy cruel a los
prisioneros de guerra y, especialmente, a los soviéticos, porque los consideraban inferiores.Por ello, Feodor intentó escaparse
en dos ocasiones del duro campo de concentración de Lager Immelmann, pero no
tuvo éxito. Sin embargo, lo logró en septiembre de 1942.
En un principio, Feodor, quedó,
durante varios meses, bajo la protección de uno de los jefes de la Resistencia
local, llamado René Le Mottée, hasta que alguien lo denunció.
Así que Louisa decidió proteger a
Feodor en su casa. Le puso el apodo de Bill y le enseñó a hablar inglés con el
acento francés con el que se habla en esas islas. Así podía hacerse pasar por
un isleño más.
Por lo visto, cuando alguien le
preguntó, ella respondió que quiso “hacer algo por el hijo de otra madre”.
Parece ser que Bill permaneció
casi 20 meses residiendo en casa de Louisa, la cual solía compartir las
noticias de su radio con sus clientes.
No obstante, parece ser que
alguien la delató ante las autoridades alemanes. Afortunadamente, alguien la
avisó con antelación y eso hizo que Bill tuviera tiempo de huir.
Por ello, sólo la pudieron acusar
de tener una radio, contraviniendo las órdenes del alto mando alemán.
Así que detuvieron a Louisa y,
unos días después, a su hermana Ivy y a su hermano Harold. Todos ellos fueron
encarcelados en mayo de 1944.
También arrestaron a otros amigos
de Louisa, que solían escuchar las noticias en la radio, que tenía ella en su
casa.
Parece ser que Bill había huido a
casa de Ivy, pero consiguió escapar, antes de que la Gestapo registrase esa
casa.
En junio de ese mismo año, Louisa
fue juzgada y condenada a 2 años de prisión por posesión de una radio. Su
hermano Harold fue enviado al campo de Bergen Belsen, donde logró sobrevivir
hasta el final de la guerra.
Según dijeron sus compañeras de
cautiverio, allí pasó el tiempo dando clases de inglés a otras reclusas.
Desgraciadamente, unos meses después, cayó enferma, aunque desconozco qué
enfermedad padecía. Algunos dicen que quedó inválida. Por lo visto, las que
dieron esas noticias fueron otras dos mujeres, que coincidieron, en ese mismo
campo de concentración, con Louisa.
Lo único cierto es que hicieron
con ella lo que solían hacer los nazis con los prisioneros que enfermaban. O
sea, ordenaron que fuera llevada a la cámara de gas y allí murió asesinada el
13/02/1945.
Por lo que respecta a Bill, hay
que decir que nunca fue capturado. Hasta el final de la guerra, vivió con otro
isleño, llamado Bob le Sueur.
Gracias a su dominio del inglés,
trabajó como traductor, hasta su regreso a la URSS.
Curiosamente, antes de regresar a su país, fue tanteado por los
servicios de Inteligencia británicos, los cuales le propusieron que trabajara para ellos como espía, pero él declinó el ofrecimiento.Sin embargo, como les ocurrió a
otros soldados, tras su regreso a la URSS, fue vigilado de cerca por la KGB. Concretamente,
lo estuvieron vigilando hasta los años 60.
Curiosamente, en 1992, Bob Le
Sueur, su último protector en Jersey, fue a visitarlo a la URSS, donde vivía
con su esposa.
En 1995, fue inaugurada en Saint
Ouen una placa de mármol,
donde se recordaba a esta heroína. El propio Feodor
asistió a ese acto.
En 2010, fue reconocida como
Heroína británica del Holocausto.
Curiosamente, su hermana Ivy se
libró de ser enviada a Alemania, porque un médico local le diagnosticó,
falsamente, que padecía tuberculosis. Este certificado le sirvió para cumplir
su condena en la cárcel de Jersey.
En la posguerra se dedicó a la
política. En 1948, fue la primera mujer elegida para la Asamblea de esa isla,
repitiendo en las elecciones de 1951, aunque perdió su escaño en las de 1954.
Siguió viviendo en esa isla, hasta su fallecimiento, en 1997.
Esta historia se narra en la
película británica Hijo de otra madre, estrenada en 2017.
TODAS LAS IMÁGENES PROCEDEN
DE WWW.GOOGLE.ES Y CORTESÍA DE JERSEY HERITAGE
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