ESCRIBANO MONACAL

ESCRIBANO MONACAL
UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

martes, 28 de marzo de 2023

¿QUIÉN FUE LOUISA GOULD?

 

Cuando vemos películas acerca de la II Guerra Mundial, nos hacemos a la idea de que los británicos no movilizados vivían bastante tranquilos en sus islas, pero eso no es del todo cierto. De hecho, sufrieron muchos bombardeos alemanes.

En 2012, le dediqué uno de mis primeros artículos a las islas del
Canal. Un archipiélago formado por una serie de islas. Unas pertenecen al Reino unido y otras a Francia. Seguro que a más de uno le suenan, porque ahora se consideran uno de esos paraísos fiscales, pero no siempre fue así.

Precisamente, estas islas fueron los únicos territorios de las Islas Británicas, que fueron invadidos por los alemanes, durante la II Guerra Mundial. Ya que el alto mando británico renunció a defenderlas. Por eso, se pueden ver algunas fotos, donde aparecen policías británicos hablando con militares alemanes.

Parece ser que, en 1940, tras la invasión de Francia, el Gobierno británico les dio, a los habitantes de esas islas, la opción de ser evacuados a Gran Bretaña. Dándoles prioridad a los niños y a sus maestros.

Sin embargo, mucha gente decidió quedarse, sobre todo, en Jersey, porque confiaron en que serían defendidos por sus tropas, pero no fue así.

Los alemanes empezaron a bombardearlas a mediados de junio de ese año. Afortunadamente, el Gobierno británico hizo gestiones ante el Gobierno USA, cuyo país todavía

no había entrado en guerra, para que convencieran al Gobierno alemán de no bombardearlas, porque allí ya no quedaba ningún soldado británico.

Gracias a ello, dejaron de hacerlo, aunque en esos bombardeos perecieron unas 40 personas. Así que, a finales de junio de 1940, las tropas alemanas invadieron esas islas.

El Ejército británico hizo algún intento por recuperarlas por medio de incursiones de comandos, pero fracasó estrepitosamente. Por tanto, hasta el final de la guerra, permanecieron en manos alemanas.

Las relaciones entre los alemanes y los isleños pasaron por varios períodos, ya que el Gobierno alemán les fue apretando cada vez más las clavijas a estos últimos.

De hecho, se llevaron detenidos a Alemania a todos los judíos y británicos no nacidos en esas islas.

Incluso, como el Gobierno británicos dio la orden de detener a los civiles alemanes residentes en Irán, que entonces era una de sus colonias, Hitler aprobó una serie de represalias. Entre ellas, la detención y el traslado de un buen número de isleños a campos de concentración situados en Ucrania, tras haber invadido la URSS.

También dieron la orden de enviar unos 16.000 prisioneros de guerra adscritos a la Organización Todt, con el fin de construir fortificaciones para defender las islas.

Espero que a nadie le hayan resultado pesadas estas aclaraciones y ahora es cuando voy a dar comienzo al relato.

Nuestro personaje de hoy se llamaba Louisa Gould, aunque su nombre

de soltera fue Louisa Mary Le Druillenec. Ya sabemos que, al casarse, las mujeres británicas, cambian su apellido por el de su marido.

Es posible que a muchos no les suenen estos apellidos como británicos, la razón es que en esas islas siempre se habló una especie de dialecto normando, pero, después de la llegada de muchos inmigrantes ingleses, su idioma se ha ido implantando y ya hay muy poca gente que hable ese dialecto.

Louisa nació en 1891, en la pequeña localidad de Saint Ouen, en la isla de Jersey. Tenía 5 hermanas y 3 hermanos. Su padre fue el marinero Vincent Le Druillenec.

Ella se casó con Edward William Gould y juntos pusieron una tienda de comestibles. El matrimonio tuvo dos hijos: Edward y Ralph.

Desgraciadamente, en 1933, murió su marido y la dejó al frente de la tienda y, a la vez, al cuidado de sus hijos.

Afortunadamente, ambos hijos obtuvieron sendas becas para estudiar en Oxford. Sin embargo, su hijo Edward se alistó como oficial reservista de la Armada británica.

Como ya he mencionado, tras la invasión de Francia, unos 30.000 isleños pidieron ser evacuados a Gran Bretaña. Sin embargo, Louisa fue una de las muchas personas que decidieron quedarse en su isla de Jersey.

Por ello, sus dos hijos fueron movilizados por el Gobierno británico. Mientras tanto, las nuevas autoridades alemanas decretaron unas nuevas normas. Una de ellas fue la incautación de todos los aparatos de radio, que tuvieran los isleños. Sin embargo, Louisa se negó a entregarles el suyo. Aunque estos no sabían que tuviera uno.

A mediados de julio de 1941, Louisa fue informada, a través de la Cruz Roja, de que su hijo Edward había muerto, unos meses antes, en un combate en el mar Mediterráneo.

En octubre de ese mismo año, un piloto soviético, llamado Feodor Buryi, fue derribado por los alemanes. Tras intentar huir de las tropas alemanas, fue capturado y enviado como prisionero para realizar trabajos de fortificación en Jersey.

Parece ser que los alemanes daban un trato muy cruel a los 

prisioneros de guerra y, especialmente, a los soviéticos, porque los consideraban inferiores.

Por ello, Feodor intentó escaparse en dos ocasiones del duro campo de concentración de Lager Immelmann, pero no tuvo éxito. Sin embargo, lo logró en septiembre de 1942.

En un principio, Feodor, quedó, durante varios meses, bajo la protección de uno de los jefes de la Resistencia local, llamado René Le Mottée, hasta que alguien lo denunció.

Así que Louisa decidió proteger a Feodor en su casa. Le puso el apodo de Bill y le enseñó a hablar inglés con el acento francés con el que se habla en esas islas. Así podía hacerse pasar por un isleño más.

Por lo visto, cuando alguien le preguntó, ella respondió que quiso “hacer algo por el hijo de otra madre”.

Parece ser que Bill permaneció casi 20 meses residiendo en casa de Louisa, la cual solía compartir las noticias de su radio con sus clientes.

No obstante, parece ser que alguien la delató ante las autoridades alemanes. Afortunadamente, alguien la avisó con antelación y eso hizo que Bill tuviera tiempo de huir.

Así que la Gestapo sólo encontró su radio y algunos papeles, donde se mencionaba a un tal Bill, que ellos no sabían quién era. También hallaron en la casa un diccionario inglés-ruso.

Por ello, sólo la pudieron acusar de tener una radio, contraviniendo las órdenes del alto mando alemán.

Así que detuvieron a Louisa y, unos días después, a su hermana Ivy y a su hermano Harold. Todos ellos fueron encarcelados en mayo de 1944.

También arrestaron a otros amigos de Louisa, que solían escuchar las noticias en la radio, que tenía ella en su casa.

Parece ser que Bill había huido a casa de Ivy, pero consiguió escapar, antes de que la Gestapo registrase esa casa.

En junio de ese mismo año, Louisa fue juzgada y condenada a 2 años de prisión por posesión de una radio. Su hermano Harold fue enviado al campo de Bergen Belsen, donde logró sobrevivir hasta el final de la guerra.

Por el contrario, a Louisa la encarcelaron en varias prisiones francesas. Posteriormente, la enviaron al campo de Ravensbrück. Parece ser que, en uno de esos traslados por las prisiones francesas, uno de esos recintos sufrió un bombardeo y otra de las detenidas consiguió escapar, pero ella no pudo.

Según dijeron sus compañeras de cautiverio, allí pasó el tiempo dando clases de inglés a otras reclusas. Desgraciadamente, unos meses después, cayó enferma, aunque desconozco qué enfermedad padecía. Algunos dicen que quedó inválida. Por lo visto, las que dieron esas noticias fueron otras dos mujeres, que coincidieron, en ese mismo campo de concentración, con Louisa.

Lo único cierto es que hicieron con ella lo que solían hacer los nazis con los prisioneros que enfermaban. O sea, ordenaron que fuera llevada a la cámara de gas y allí murió asesinada el 13/02/1945.

Por lo que respecta a Bill, hay que decir que nunca fue capturado. Hasta el final de la guerra, vivió con otro isleño, llamado Bob le Sueur.

Gracias a su dominio del inglés, trabajó como traductor, hasta su regreso a la URSS.

Curiosamente, antes de regresar a su país, fue tanteado por los 

servicios de Inteligencia británicos, los cuales le propusieron que trabajara para ellos como espía, pero él declinó el ofrecimiento.

Sin embargo, como les ocurrió a otros soldados, tras su regreso a la URSS, fue vigilado de cerca por la KGB. Concretamente, lo estuvieron vigilando hasta los años 60.

Curiosamente, en 1992, Bob Le Sueur, su último protector en Jersey, fue a visitarlo a la URSS, donde vivía con su esposa.

En 1995, fue inaugurada en Saint Ouen una placa de mármol, 
donde se recordaba a esta heroína. El propio Feodor asistió a ese acto.

En 2010, fue reconocida como Heroína británica del Holocausto.

Por lo visto, en 2008, una cadena británica de tv dio a conocer los nombres de las denunciantes. Parece ser que se trataba de dos hermanas, que vivían en la misma calle que Louisa. Incluso, mostraron un recibo, donde habían firmado por haber cobrado 100 libras como recompensa.

Curiosamente, su hermana Ivy se libró de ser enviada a Alemania, porque un médico local le diagnosticó, falsamente, que padecía tuberculosis. Este certificado le sirvió para cumplir su condena en la cárcel de Jersey.

En la posguerra se dedicó a la política. En 1948, fue la primera mujer elegida para la Asamblea de esa isla, repitiendo en las elecciones de 1951, aunque perdió su escaño en las de 1954. Siguió viviendo en esa isla, hasta su fallecimiento, en 1997.

Esta historia se narra en la película británica Hijo de otra madre, estrenada en 2017.

 

TODAS LAS IMÁGENES PROCEDEN DE WWW.GOOGLE.ES Y CORTESÍA DE JERSEY HERITAGE

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