ESCRIBANO MONACAL

ESCRIBANO MONACAL
UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

jueves, 14 de julio de 2022

LA CURIOSA TRAYECTORIA DE ÁNGEL OSSORIO Y GALLARDO

 

Hoy voy a dedicar este artículo a narrar la curiosa vida de un político, que fue muy famoso en su época y del que hoy no se acuerda casi nadie.

Ángel Ossorio y Gallardo nació en 1873, en el madrileño barrio de Lavapiés. Su familia era modesta, aunque tenían una buena formación. Su padre fue el periodista Manuel Ossorio y Bernard. Igual su nombre no os dirá mucho. Sin embargo, seguro que este poema le llevará a más de uno a recordar lo aprendido en la escuela durante su infancia:

“Con esta ametralladora,

dice el sabio Sisebuto,

mil disparos por minuto

y sesenta mil por hora

¡Qué gloria será la mía

si esta máquina potente

llega a matar buenamente

un millón de hombres al día!

Proclamarán la bondad

en las más remotas tierras

y así se acabarán las guerras

y también la Humanidad.

(Manuel Ossorio y Bernard)

Ángel Ossorio estudió Derecho en Madrid, licenciándose en 1893. Así que, como no había alcanzado la mayoría de edad y no podía ejercer, empezó como pasante de abogados. También colaboró en muchos periódicos, algo que siguió haciendo durante toda su vida.

Posteriormente, cuando ya pudo dedicarse a la abogacía, empezó defendiendo a los clientes con pocos recursos. Su buena labor en los tribunales hizo que fuera alcanzando la fama y llegara a ser considerado uno de los mejores abogados de España.

Evidentemente, los partidos políticos del momento se apresuraron a fichar a un personaje que tenía esa capacidad de convencer a los miembros de los tribunales de Justicia.

Así que, entre 1899 y 1903 fue concejal del Ayuntamiento de Madrid. En 1903 fue fichado por el Partido Conservador, quedando bajo la protección de Antonio Maura. De esa manera, en 1903, obtuvo su primer escaño en las Cortes y lo conservó nada menos que durante 20 años seguidos.

En 1907 fue nombrado gobernador civil de Barcelona. Dos años después, tuvo lugar en esa ciudad la infame Semana Trágica.

Como siempre tuvo un espíritu muy independiente, se negó a utilizar al Ejército para reprimir a las masas obreras, tal y como le había ordenado el Gobierno. Así que dimitió de su cargo.

En 1913, cuando se ponía en duda el liderazgo de Maura en su partido, él fomentó una escisión en el mismo, apoyando a su mentor. Su ideal político seguía siendo el de un católico, monárquico y nacionalista o, más bien, patriota. También fue muy crítico con las juntas militares.

En 1919, llegó a ser, por muy breve tiempo, ministro de Fomento, en otro de los varios gobiernos, que presidió Maura.

Posteriormente, fundó un partido de tipo democristiano. Sin embargo, también lo dejó, cuando la directiva del mismo optó por colaborar con la dictadura del general Primo de Rivera. Aunque parezca mentira, otro de los partidos que colaboró con el dictador fue el PSOE.

Ossorio no se metió demasiado con la dictadura, hasta que, en 1928, el general quiso redactar una especie de Constitución, inspirada en la de Italia, para quedarse en el Gobierno.

Esa fue la gota que colmó el vaso. Así que fundó una editorial en la que publicaba libros, donde ya criticaba abiertamente al régimen.

Aunque seguía considerándose monárquico, pidió la abdicación del monarca, por su complicidad con la dictadura y la proclamación de su heredero como nuevo soberano.

En 1930, tras el fallido intento de golpe de Estado de la guarnición militar de Jaca, asumió la defensa de Alcalá Zamora y de Miguel Maura. Consiguió que les condenaran a unas penas muy leves, por lo que, inmediatamente,  fueron puestos en libertad.

En aquel momento, Ossorio se hallaba enfrentado a la derecha y a los monárquicos, por no haber sabido gobernar España. También se enemistó con la Iglesia.

En 1931, fue elegido diputado, como independiente, a las Cortes Constituyentes republicanas. Fue uno de los encargados de elaborar un anteproyecto de la Constitución y luego asesoró a los diputados en los debates parlamentarios.

No obstante, su anteproyecto fue rechazado, porque el mismo Gobierno lo consideró demasiado moderado. Así que le encargaron la redacción de un nuevo anteproyecto al catedrático de Derecho Penal y diputado socialista, Luis Jiménez de Asúa. Tras el correspondiente  debate parlamentario, ese texto fue el elegido para su promulgación como Constitución de 1931.

Dado su carácter independiente, criticó algunas de las leyes, emanadas del Gobierno republicano, como la de la defensa de la República o la religiosa. Aunque luego las acató por haber sido aprobadas por las Cortes.

Curiosamente, no le gustó nada que la derecha ganase las elecciones de 1933 y la posterior llegada al poder de la CEDA. A propósito de esto, dijo que los cedistas eran unos monárquicos, que sólo pretendían llegar al poder para cargarse la II República. Algo parecido pensaba Azaña.

Tampoco le gustaban mucho los socialistas, porque decía que ansiaban tener todo el poder para cambiar completamente el país. Algo que, en su opinión, no era nada bueno. Parece ser que él veía que se iban eliminando a las fuerzas de centro de uno y otro lado, dejando el paso libre a los radicales de derecha e izquierda.

Contra todo pronóstico, dijo comprender las razones de los mineros para rebelarse en Asturias y las de la sublevación de la Generalitat de Cataluña, aunque también criticó la labor del primer gobierno republicano, porque decía que había promulgado algunas leyes más propias de una dictadura.

Precisamente, asumió la defensa de Lluís Companys y consiguió que la petición de pena de muerte realizada por el fiscal encargado del caso, se quedara en 30 años de prisión. Luego todo el Gobierno de la Generalitat fue amnistiado en 1936. Por el mismo caso, también llevó la defensa de Manuel Azaña y consiguió su libre absolución.

Incluso, consiguió que el Tribunal de Garantías Constitucionales declarase ilegal la suspensión del Estatuto de Cataluña. Parece ser que siempre fue favorable a las autonomías, pero no a los separatismos.

Parecía tener unas opiniones un tanto extrañas. Donde la mayoría de sus contemporáneos veía a un Gobierno desbordado por el desorden público, en cambio, él veía que la calle estaba perfectamente controlada por las fuerzas policiales. Igual no se enteró que todos los días se producían enfrentamientos a tiros y quemas de iglesias y conventos. Incluso, le pareció de lo más normal el asesinato de Calvo Sotelo.

Con la llegada de la guerra civil, apoyó al gobierno del Frente Popular. Éste lo envió como embajador a varios países, como Bélgica, Francia y Argentina. Aunque, previamente, fue el representante español ante la Sociedad de Naciones.

Ciertamente, nunca fue un buen diplomático, porque sostenía unas opiniones algo radicales. Sin embargo, me da la impresión de que, como varios miembros del Gobierno le debían haberlos librado de la cárcel, es posible que le devolvieran el favor enviándole al extranjero. No olvidemos que Ossorio siempre fue una persona que presumía de católico y eso era algo muy peligroso en la zona republicana.

No sé si, en ese momento, sus opiniones se deberían a su condición de diplomático. Lo cierto es que dijo que no existía el llamado terror rojo en Madrid y encontraba justificada la represión contra el clero en la zona republicana. Incluso, respaldó la labor de los sanguinarios tribunales populares.

Además, se llegó a meter con la prensa, porque, según él, muchos periodistas estaban dando una versión falsa de la guerra civil.

Evidentemente, también se metió con los que, en su opinión, habían propiciado la guerra civil. O sea, los señoritos, los militares y los clérigos.

Una de sus muchas frustraciones fue cuando dijo que los catalanes pararían a las tropas de Franco. Sin embargo, en cuanto las tropas nacionales pisaron el suelo de esa región, miles de combatientes republicanos salieron huyendo, para no tener que enfrentarse a ellos.

Incluso, la Generalitat llegó a decretar que todas las armas fabricadas en Cataluña se quedasen allí y no fueran entregadas al Gobierno republicano. Algunos dicen que ese fue uno de los motivos por los que el Gobierno republicano se trasladó a Barcelona.

En lo que no se equivocó Ossorio fue cuando dijo que, si los nazis y fascistas eran derrotados en España, no intentarían invadir otros países. De lo contrario, correría la sangre por toda Europa.

En Argentina fue donde le pilló el final de la guerra civil y ya nunca regresó a España. En 1945 llegó a ser nombrado ministro sin cartera, en un gobierno republicano en el exilio, presidido por Giral.

Falleció al año siguiente. Su cadáver fue enterrado en un cementerio de Buenos Aires.

Me llama la atención que este personaje, que siempre se definió como un monárquico conservador, tras la llegada de la II República, apoyó a los partidos y sindicatos de izquierda. Incluso, siendo monárquico, llegó a aceptar un puesto de ministro en un gobierno republicano en el exilio.

Lógicamente, tras su muerte, ninguno de los dos bandos enfrentados quiso reivindicar su memoria, porque nunca lo consideraron uno de los suyos.

Parece ser que solía decir: “Soy un hombre, que se ha pasado la vida en un descansillo de escalera, llamando en la puerta de la derecha y a quien han abierto siempre la de la izquierda”.

 

TODAS LAS IMÁGENES PROCEDEN DE WWW.GOOGLE.ES

4 comentarios:

  1. Creo que su frase le define bastante bien. Gracias por tu blog Juan.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En aquella época hubo muchos extraños cambios de bando. Por ejemplo, el de este militar, que siempre fue monárquico y, sin embargo, luego formó parte de un Gobierno republicano en el exilio.
      https://amantesdelahistoria-aliado.blogspot.com/2021/11/emilio-herrera-linares-pionero-de-la.html

      Eliminar
  2. Muy interesante tu artículo Juan!!
    Cómo siempre te doy las gracias y te animo a continuar escribiendo

    ResponderEliminar