Nuestro personaje de hoy se
llamaba Ramón Franco Bahamonde y, por si hubiera alguna duda, era hermano del
general Francisco Franco. La verdad es que no lo parecía, porque cada uno
parecía el polo opuesto del otro.
Nació en Ferrol (la Coruña) en
1896 y fue el menor de los hijos del matrimonio formado por Nicolás Franco
Salgado-Araujo y su esposa, María del Pilar Bahamonde y Pardo de Andrade. Su padre
era marino militar, perteneciente al Cuerpo de Intendencia de la Armada, y su
madre era ama de casa.
Como suele ocurrir, en el caso de
los hijos de militares, todos ellos optaron por la carrera de las armas.
Nicolás, su hermano mayor,
ingresó en la Academia Naval, que, por entonces, se hallaba en San Fernando (Cádiz),
y luego se hizo ingeniero naval. Francisco, también pretendió ingresar en la
Academia Naval y se estuvo preparando para ello. Lamentablemente, no pudo
hacerlo, porque en 1906, el vicealmirante Conca, ministro de Marina, cerró esa
Academia.
La razón podría estar en que,
tras la derrota de la flota española en Cuba, en 1898, no era necesario aumentar el número de
marinos, pues quedaban pocos barcos para navegar.
Así que, para no desperdiciar la
formación que ya tenía para ingresar en una Academia militar, Francisco, optó
por ingresar en la Academia de Infantería de Toledo y lo consiguió en 1907.
Ramón tomó nota de lo que había
hecho su hermano e hizo lo mismo, porque la Escuela Naval Militar no se
reabriría hasta 1913. Así que, en 1911, ingresó en la Academia de Infantería de
Toledo.
Todo el mundo podría pensar que
Ramón sacó peores notas en la Academia de Toledo, que su hermano Francisco. Al
primero, siempre se le ha visto como una persona muy juerguista y al segundo
como mucho más serio y estudioso.
Curiosamente, Francisco, sacó un
muy discreto número 251 de los 312 oficiales que formaron
su promoción. Sin embargo, Ramón, obtuvo el número 37 de un total de 413 oficiales de su promoción. En esa misma promoción, el futuro general Vicente Rojo sacó el número 2.
su promoción. Sin embargo, Ramón, obtuvo el número 37 de un total de 413 oficiales de su promoción. En esa misma promoción, el futuro general Vicente Rojo sacó el número 2.
De todas formas, hoy en día, nos
asombra que su madre se empeñara en que se dedicara al clero, en lugar de optar
por la carrera militar, siendo un tipo al que siempre le encantó la juerga. En
eso, siempre se pareció mucho a su padre.
Como casi todos los oficiales que
salían en aquella época de las academias
militares, fue destinado durante una temporada a Marruecos, sirviendo en una unidad de regulares.
Enseguida fue muy bien conocido
en África. Igual le daba luchar en primera línea, cuerpo a cuerpo, contra los moros, que emborracharse y bailar
desnudo en el escenario de un teatro junto a las coristas.
En 1920, por fin, consiguió ser destinado
a la Aeronáutica Militar. No olvidemos que el Ejército del Aire no se crearía
hasta octubre de 1939. Hasta entonces, era un servicio dentro del Ejército de
Tierra o de la Armada.
Tras su formación como piloto, en
Getafe, fue destinado al aeródromo
militar de Melilla, desde donde participó en la Guerra de África y fue
condecorado por ello con la medalla militar individual.
Contra todo pronóstico, en 1924,
este empedernido juerguista, conoció a una joven llamada Carmen Díaz y se
enamoraron.
Siguiendo su costumbre, ni
siquiera se molestó en pedir permiso para casarse, como era obligatorio entre
los militares. Así que se fueron a Hendaya (Francia) y allí tuvo lugar la boda.
En aquella época, se estaba
viviendo el nacimiento de la Aviación. Así que se pusieron de moda una serie de
hazañas consistentes en realizar largos vuelos trasatlánticos.
Como ya habían existido otros precedentes,
obtuvieron el permiso para volar hacia América. No olvidemos que en aquella
época gobernaba el general Primo de Rivera.
Emulando a los viajes de Colón,
en enero de 1926 partieron desde Palos de la Frontera hacia Buenos Aires.
Llegaron un mes después a su destino, habiendo hecho escalas en las Palmas de
Gran Canaria, Río de Janeiro, Recife y Montevideo.
Tal y como declaró, Ramón, al llegar a su destino: “la pericia y la
suerte me acompaña siempre en todas mis empresas”.
No fue, exactamente, como él lo
contaba. Parece ser que, durante el viaje, se les averió una de las hélices y
tuvieron que lanzar al agua todo lo que fuera sobrepeso, incluido el equipaje
de los tripulantes.
También es cierto que, utilizando
un radiogoniómetro, consiguieron no salirse, en ningún momento, de la ruta prevista en el plan de vuelo.
Hay que decir que componían el resto de la tripulación del hidroavión
“Plus Ultra”, el capitán Ruiz de Alda, el teniente de navío Juan Manuel Durán y
el mecánico Pablo Rada.
A su regreso, en 1926, Ramón, pasó a
convertirse en uno de los militares favoritos de Alfonso XIII, que le honró con
el nombramiento de gentilhombre de cámara. Precisamente, su hermano Francisco,
había sido honrado, tres años antes, con el mismo cargo.
Mientras tanto, las relaciones
entre Ramón Franco y el dictador Primo de Rivera nunca fueron muy buenas. Hay
multitud de anécdotas al respecto, como aquella en que Primo le iba a dar un
homenaje en Jerez de la Frontera y Ramón no se presentó, alegando que se le
había olvidado.
Tampoco le gustó mucho al general
cuando los periodistas mencionaron en sus artículos las medallas con que habían
sido premiados los tripulantes del plus Ultra y no mencionaron apenas que, en
el mismo acto, le otorgaron a Primo de Rivera la Cruz Laureada de San Fernando,
la más alta condecoración militar, por su exitoso desembarco de Alhucemas.
Parece ser que Ramón acusó de
“incompetente” al embajador español en Argentina, pues dejó que el monopolio
del correo aéreo argentino se lo llevaran los franceses.
El diplomático pidió que se
sancionara a Ramón y Primo lo mandó a una prisión militar. Sin embargo, cuando
los periodistas se enteraron de ello, se montó tal escándalo internacional que
lo tuvieron que poner, inmediatamente, en libertad.
En 1929, organizaron otro vuelo
cuyo destino sería Nueva York. En julio de ese año, volvieron a despegar desde
Palos Franco, Ruiz de Alda y González Gallarza.
Parece ser que la compañía CASA
había construido un nuevo modelo de Dornier y presionó al Gobierno para que se utilizara
este aparato en ese vuelo. Los tripulantes no estaban por la labor. Así que
tomaron otro Dornier construido en Alemania, que les parecía mucho más fiable y
le cambiaron la matrícula.
Esta vez se perdieron y
amerizaron con su hidroavión en el Océano Atlántico. Allí estuvieron flotando durante
varios días hasta que los recogió un navío británico.
A su vuelta, fueron homenajeados
de nuevo. Sin embargo, el dictador, no le perdonó el cambiazo de matrícula del
hidroavión. Así que lo echaron del Ejército y su compañero, Ruiz de Alda,
también pidió la baja en el mismo.
Para colmo, lo calumniaron,
diciendo que había sido sobornado por los alemanes de la empresa Dornier, para
cambiar de aparato. Así que no se le ocurrió otra cosa que escribir un libro
donde ponía a parir a las más altas instancias del Estado y del Ejército.
Lógicamente, el libro fue censurado.
Su rebeldía se iba radicalizando.
Se convirtió en un masón anticlerical. Tras haber sido detenido en una redada, aprovechó
para aceptar el ofrecimiento del Gobierno de Uruguay y tomó la nacionalidad
uruguaya.
En 1930, cuando ya se vislumbraba
la llegada de la II República, parece ser que el mismo General Franco le pidió
al general Mola, por entonces, director general de Seguridad, que detuviera a
su hermano Ramón, para que no se viera involucrado en actividades revolucionarias y así lo hizo.
No obstante, consiguió fugarse de
la cárcel. A mediados de diciembre, se sublevó la guarnición de Jaca, fracasando
en el intento. También se sublevaron varios pilotos en la base de Cuatro
Vientos. Entre ellos, estaba Ramón.
En principio, no hicieron nada
malo, salvo lanzar octavillas desde los aviones sobre Madrid. Más tarde, pensó
en bombardear el Palacio Real de Madrid. Enfiló hacia allá con su avión, pero
no lo hizo, porque vio a muchos niños jugando en los jardines del palacio.
La conspiración fracasó y los que
pudieron, como Ramón, huyeron a Portugal y, posteriormente, a Francia.
En París, llegó a contactar con
otros revolucionarios exiliados en Francia, como Julián Gorkin, Durruti,
Ascaso, etc.
Tras la proclamación de la II
República, nuestro personaje se presentó al día siguiente en Madrid y, como
siempre, tuvo un recibimiento apoteósico. Incluso, sustituyó a uno de sus
mayores enemigos, el general Kindelán, como jefe de la Aeronáutica Militar. No
obstante, sólo duró unos pocos meses en el cargo, tras haber sido acusado de
estar detrás de una conjura contra el Gobierno.
Acto seguido, comenzó su carrera
política. Curiosamente, se presentó por Barcelona y por Sevilla en las candidaturas
de dos partidos distintos. En el primer caso, lo hizo por ERC y en el segundo
por el Partido Republicano Revolucionario.
Como buen político, se dedicó a
prometer el oro y el moro. Así
que consiguió ser elegido diputado por ambas circunscripciones. Tuvo que optar por una de las dos y se quedó con la de Barcelona.
que consiguió ser elegido diputado por ambas circunscripciones. Tuvo que optar por una de las dos y se quedó con la de Barcelona.
A partir de ahí, le acusaron de
las cosas más peregrinas, como de ser un agente al servicio de Cataluña, que
quería fomentar un estado revolucionario en Andalucía.
Ya en las Cortes, se unió a otros
diputados, que fueron conocidos como “los jabalíes”, porque sólo habían ido
allí a montar escándalo y poco más. Las contadas veces que abrió la boca se
pudo comprobar que era un tipo muy audaz, pero que tenía una muy escasa formación.
Tras los sucesos en algunos pueblos
del sur, como Casas Viejas, le echaron la culpa de haber alborotado a los
campesinos andaluces. Quisieron llevarlo ante los tribunales, pero los
diputados no concedieron el suplicatorio, porque la mayoría de ellos eran tan
masones como él.
Desde el golpe de Sanjurjo, en
1932, ya no quiso saber nada de la política. Incluso se divorció de su mujer y
se casó con su habitual amante, que ya le había dado una hija.
Posteriormente, en 1935, fue
enviado como agregado aéreo a la embajada española en Washington. Allí estuvo hasta
el 18 de julio, cuando el Gobierno de la II República lo cesó por falta de
confianza.
Es posible que uno de los motivos
que le llevaron a unirse al bando nacional, fuera el asesinato de su amigo y
compañero en el Plus Ultra, Julio Ruiz de Alda, que se hallaba preso en la
cárcel Modelo de Madrid.
También se dice que, en un
principio, contactó con el Gobierno republicano, para ponerse a sus órdenes y
Azaña se opuso a que regresara.
Lo cierto es que Ramón se embarcó
con su familia hasta Lisboa y entraron en la España nacional desde Portugal. Parece
ser que su hermano Nicolás, embajador del gobierno franquista en Lisboa, les
esperó y los introdujo en España dentro de su vehículo diplomático, para no
tener que pasar controles en la aduana.
Poco después, su hermano Francisco
lo ascendió a teniente coronel y le dio el mando de la base aérea de Pollensa,
en la isla de Mallorca. Igual lo hizo para quitárselo de encima.
El general Kindelán había vuelto
a ser el jefe de la Aeronáutica Nacional. Así que no le gustó nada tener entre
sus filas a nuestro personaje y mucho menos que le hubieran dado el mando de
esa base sin contar con él.
Parece ser que, en un principio,
no tuvo una buena acogida en la base. Ninguno de los mandos quiso saludarle. Más
tarde, fue haciendo amigos gracias a su buen humor y sus dotes para el trato
con la gente.
Desgraciadamente, la mayoría de
sus amigos, se hallaban luchando en el otro bando. Esto tuvo que marcarle
mucho. Incluso, se dice que, por entonces, sufrió una fuerte depresión. Algunos
se atreven a aventurar que podría estar pensando en pasarse al otro bando. Algo
que no le hubiera hecho ninguna gracia a su hermano Francisco.
De hecho, a Ramón le asignaron
una tripulación compuesta por cuatro militares procedentes de Falange y que
eran de toda confianza para el Alto Mando nacional. Es posible que le
estuvieran vigilando para que no se pasase al enemigo.
A Ramón se le acusó de ser el
responsable de los bombardeos a Barcelona y Valencia, que produjeron muchas
víctimas. En los barrios de Barcelona, que sufrieron los mayores bombardeos,
era dónde vivía la gente que le había votado, para poder llegar a ser diputado
en Cortes. Sin embargo, otros dicen que
sus hidroaviones sólo se dedicaron a controlar la navegación marítima.
El 28/10/1938 era un día de mucho
viento, sin embargo, decidió bombardear, junto con otra aeronave, el puerto de
Valencia. Supongo que le llegaría una orden del Estado Mayor para que
cumpliera esa misión.
cumpliera esa misión.
Lo curioso es que, cuando se
estaban subiendo en sus respectivos hidroaviones, alguien dio la orden de que los
pilotos se intercambiaran sus aparatos. Parece ser que los pilotos también se
extrañaron y lo comentaron antes de subir a sus respectivos aparatos.
Realmente, parece una orden muy
extraña, porque, al menos, teóricamente, el jefe de esa base era él y era quién
tendría que decidir cómo se hacían las cosas. Aparte de que los pilotos y el
resto de los tripulantes suelen funcionar en equipo y no se suelen cambiar.
Hacia allí se dirigieron los dos
hidroaviones. En este caso, se trataba de dos hidroaviones Cant Z-506 fabricados
en Italia.
Al poco rato de haber despegado, cuando
ya estaban por encima de las nubes, a la altura de Formentor, Rudy Bay, el piloto del
otro avión, de pronto, vio que el avión de Ramón viró a la derecha y empezó a
caer. Ya no lo vio más. Murieron él y los otros tres tripulantes, que lo
acompañaban.
Concretamente, se trataba del
teniente de navío Melchor Sangro, el teniente de Aviación Joaquín Domínguez, el
sargento Emilio Gómez y el cabo radiotelegrafista José Canaves.
Nunca se ha sabido lo que
ocurrió. Todos los cadáveres fueron recuperados a poca distancia de la costa,
menos el del cabo, que se hundió con el aparato, y 3 días después fueron
enterrados en Palma de Mallorca. Su hermano Francisco ni siquiera fue al
entierro. Se limitó a enviar un telegrama. La ceremonia fue presidida por su
hermano Nicolás, embajador del bando franquista en Lisboa.
Curiosamente, otro militar, que estuvo
en la misión y que rescató los cadáveres del agua, muchos años más tarde, dijo
que se veía en la cabeza de nuestro personaje un orificio redondo, que
recordaba al producido por una bala. Casualmente, este militar llegó a general
y fue, durante unos años, ayudante del general Franco.
Lo cierto es que en el parte
médico se indicó que todos los tripulantes habían muerto ahogados. De hecho,
los encontraron a todos fuera del aparato, menos al cuerpo del cabo, como ya he
mencionado anteriormente. Los cuerpos no pudieron ser recuperados antes a causa
del mal estado del mar.
Hay muchas teorías al respecto. También
se dice que la artillería antiaérea republicana destacada en Menorca había disparado ese
día contra dos hidroaviones y había derribado uno de ellos.
También hay quien afirma que el
verdadero destino de los dos hidroaviones no era Valencia, sino Barcelona,
porque en ese día se iba a celebrar el desfile de despedida de los miembros de
las famosas Brigadas Internacionales.
Incluso, visto el rumbo que tomó
el hidroavión de Ramón Franco, algunos piensan que su objetivo no era el de realizar
una misión de bombardeo, sino el de huir hacia Francia.
Algunos pilotos han comentado que
ese accidente se parece mucho a un sabotaje, pero nunca se ha investigado el
tema.
Tampoco se sabe quién podría
haber sido. Lo cierto es que tenía enemigos en los dos bandos. Los nacionales nunca
le consideraron como uno de ellos y lo normal es que, en caso de haber sido un
sabotaje, alguien de muy arriba diera la
orden para cometer ese acto.
Los republicanos tampoco le
querían mucho. Aunque tenía entre ellos a muchos de sus amigos, los grandes
jerarcas, como Azaña, nunca se llevaron bien con él y, como ya dije antes, no
lo quisieron en su bando.
Incluso, algunos han aventurado
que podría haber sido una obra de la Masonería, por haber elegido combatir en
el bando que estaba fusilando a los masones, a pesar de que él también era
masón.
En fin, demasiados interrogantes,
que nunca han querido aclararse, porque nunca nadie ha tenido la más mínima voluntad
de hacerlo.
Espero que os haya gustado, aunque
reconozco que me he alargado un poco, porque pienso que el tema así lo
requería.
Se puede especular que Franco se deshizo de el como de Mola y Sanjurjo ? Todos accidentes aéreos, como para pensar.....
ResponderEliminarHoy en día, algunos autores opinan que, si el atentado lo hizo gente del bando nacional, la orden vino del general Franco
EliminarAntes de nada, quiero felicitarte por tus 58 seguidores: te lo mereces. No tardarás en alcanzar los 100.
ResponderEliminarAhora vamos al artículo. Tratas un asunto que no es tan conocido como parece y te das cuento de ello al rato de empezar a leerlo. Desconocía muchísimos detalles, el que más me ha llamado la atención, que Ramón superó a su hermano Francisco en la clasificación de los aspirantes a entrar en la Academia de Toledo.
He quedado admirada con la vida que tuvo, pero admirada por el contraste que había entre su carácter y el de su hermano Francisco. Y a pesar de ser masón y anticlerical, he pensado si el general no le tendría un poco de envidia. Entonces me surgió una pregunta: ¿Qué hubiera pasado si el dictador hubiera sido el Franco más joven?
Era la china en el zapato de su hermano Francisco y, como bien dices, le mandó a Pollensa quizás para quitárselo de encima. ¿Igual que hizo con Mola y otros militares más brillantes que él?
Pasando al tema de la muerte de Ramón. Hace años, durante una entrevista que hicieron en Radio Madrid a Pilar Franco, ésta decía que su hermano murió por un asesinato de tipo masónico, que consistía en pegarle un tiro en la frente a la víctima elegida. En seguida pensé que se trataba de una más de las manías de una persona mayor que vivió una época como la franquista. Entonces recordé una leyenda que me contaron hace años relacionada con Carlos Gardel. El avión en el que viajaba Gardel el día de su accidente mortal, el 24 de junio de 1935, tenía unos pasajeros muy especiales: un grupo de gerifaltes nazis que estaban en Sudamérica haciendo vete a saber qué. Lo que sigue es que el avión se estrelló, y luego el piloto fue encontrado con un tiro en la frente, igual que Ramón Franco.
En fin, magnífico artículo.
La verdad es que ya me gustaría tener más seguidores, pero veo que la gente no se anima. ¡Qué le vamos a hacer!
EliminarBueno, esa era la clasificación en el escalafón. O sea, su puesto al salir su promoción de la Academia de Infantería de Toledo. Entonces no había Academia General. Ese puesto es muy importante, porque, según el número que obtengas podrás ascender más o menos. También te pueden llamar para hacer ciertos cursos, si obtienes un buen número.
Parece ser que las idea que tenía de su hermano Francisco es que, por ambición podría matar hasta a sus padres. Esto fue lo que le dijo a su compañero de armas, Vicente Guarner: “Mira, Guarner, Paco por ambición sería capaz de asesinar a nuestra madre y por presunción mataría a nuestro padre.”
Pues es posible que, en cierto modo, Francisco, le tuviera envidia a Ramón. Este último era el hijo favorito de su padre, porque era el que se parecía más a él. Sin embargo, parece ser que a su padre nunca le gustó Francisco. Siempre se estaba metiendo con él y de pequeño le pegaba de vez en cuando.
Ramón era una persona muy radical, pero también muy anarquista. Quería que cambiara el mundo, pero no tenía formación política suficiente para tener una ideología propia. Por lo visto, eso se vio muy claramente, cuando estuvo como diputado de ERC en las Cortes Españolas.
Quizás Sanjurjo fuera un tipo muy brillante, pero no creo que Mola lo fuera. Fue el último director general de Seguridad de la monarquía. Así que le tocó apechugar con todos los disturbios que se produjeron al final de la misma, incluyendo la Sublevación de Jaca. Eso le valió que el Gobierno republicano le expulsara del Ejército y lo pasó muy mal en la vida civil. Eso nunca se lo perdonó a la II República.
No sé lo que ocurriría dentro del avión. Parece ser que los tripulantes del otro aparato dijeron que desde el suyo, llegaron a ver que en la cabina del avión de Ramón se sucedieron escenas que parecían de mucho nerviosismo. Luego no vieron nada más.
Desde luego, el piloto del otro hidroavión, siempre ha dicho que cree que fue un sabotaje, mediante el cual inutilizaron los motores y los mandos del piloto.
Lo del agujero, supongo que podría ser que se diera en la cabeza con algún tornillo del salpicadero. No tiene sentido que los otros mataran al piloto, si se podrían matar también ellos.
En cuanto a su tripulación, sólo he estado mirando uno de ellos. Se trata del marino. Era una persona procedente de la nobleza. Su madre era marquesa y descendían del famoso general y escritor Ros de Olano. Concretamente, fue el que inventó la gorra que ahora lleva la Guardia Real y los alumnos de la Academia General.
Muchas gracias por tu comentario y saludos.