La Guerra Civil española fue de
todo menos eso, “civil”, y de todos es sabido que murieron muchas miles de
personas. Algunas hablan de un millón de muertos y otras de cantidades
inferiores. Esa es una discusión que nunca acabará. Sin embargo, hoy voy a
hablar de un aspecto desconocido de la misma.
Se sabe que las tropas italianas
solían bombardear ampliamente cada zona, antes proceder a invadirla por tierra. Ese fue
el caso de algunas zonas de Teruel y de Alicante.
A mediados de 1938, los
bombarderos italianos atacaron la capital alicantina, produciendo cientos de
muertos, pero no fueron más, porque muchos de los proyectiles caídos sobre la
ciudad estaban preparados para que no hicieran explosión.
Incluso, los servicios de
Inteligencia remitieron un escrito al cuartel general de Artillería, ambos del
bando franquista, donde se hacía mención de que, tras los intensos bombardeos,
producidos en mayo de 1938, sobre el frente de Madrid, casi un 80% de los
proyectiles no había estallado.
Se dice también que el Ejército
republicano había estudiado a fondo este asunto y había encontrado que muchos
de ellos tenían fallos de fabricación o, incluso, habían colocado trozos de
periódicos, para que la espoleta no hiciera contacto con el fulminante.
Es más, en alguno de estos proyectiles,
habían llegado a encontrar un papel, escrito a mano, donde se podía leer: “La
que pase por mis manos, no estallará”.
Incluso, en un informe remitido
al Estado Mayor, por un oficial franquista, se podía leer que, tras analizar
una bomba, que no había hecho explosión, encontraron en su interior una moneda
de 10 céntimos, al objeto de que no funcionara su mecanismo.
En el caso de Barcelona, desde
mediados de marzo de 1937, se produjeron casi 200 bombardeos. En algunos de
ellos hubo miles de víctimas. Sin embargo, en muchos de ellos se llegaron a
recoger una gran cantidad de bombas sin explotar y se observó que las mismas
habían sido saboteadas.
Incluso, siguiendo con el caso de
Barcelona, una de las muchas bombas que no estallaron, se quedó atrapada bajo
el pavimento. Tras extraerla, los servicios de desactivación de explosivos, encontraron
una nota que decía: “los obreros antifascistas de Palma de Mallorca saludan a
sus hermanos”. Es posible que muchos de estos “obreros” no fueran hombres, sino
mujeres,
porque muchas de ellas trabajaron muy activamente en esas fábricas. Afortunadamente,
nunca fueron detenidos, la mayoría de
los responsables de estos sabotajes.Mientras tanto, el Ejército franquista, también se había dado cuenta de que muchos de estos artefactos no conseguían explotar, pero, ajenos al conocimiento del sabotaje, se habían centrado en posibles defectos técnicos de las mismas.
También Madrid fue “castigada” durante
toda la guerra a base de intensos bombardeos. Sin embargo, también aquí, hubo
miles de bombas que no estallaron.
Parece ser que, tras haber leído Franco
este informe, escribió al margen del mismo “que se vigile a los artificieros
para evitar casos como el presente”.
Es posible que también se
trucaran los mismos cañones, pues, los artilleros nacionales, se mostraban extrañados
de que los proyectiles que lanzaran sobre Madrid, en varias ocasiones, no
acertaran en el blanco.
Es más, también se sabe que, en
el caso de las bombas lanzadas desde los aviones alemanes hubo también algunos
fallos. Al analizar una de estas, que había sido arrojada sobre Madrid, encontraron
una nota en alemán.
En otra ocasión, se atrevió a
afirmar que “nadie se atrevería a poner en riesgo su vida escribiendo mensaje de
este tipo en obuses que, fácilmente, se pudieran ver”.
Alguien debería de haberle
explicado a Carrillo que un obús es un tipo de cañón y no un proyectil de
artillería.
El mismo autor, calificó este hecho
como una muestra de solidaridad de los obreros españoles y de otros países con
los republicanos.
Algunos autores afirman que lo
más importante de la sublevación de Granada, fue que el bando franquista pudo
acceder a la fábrica de armamento de El Fargue, sita en esa provincia.
Los rebeldes no tuvieron
compasión alguna con los obreros y militares que trabajaban en la misma. Algunas
fuentes hablan de unos 170 de estos trabajadores fusilados en el famoso
Barranco de Víznar. Otros elevan la cifra hasta los 450, pues, según calculan, éste
fue el número de gente que “desapareció” de esa fábrica durante el conflicto.
Parece ser que, durante la
guerra, se produjeron abundantes explosiones en la fábrica. Cosa que en el
bando sublevado achacaron a sabotajes dentro de la misma. A causa de ello, la
Falange, realizó continuas “sacas” en las que se dedicó a asesinar,
impunemente, a todo el que le dio la
gana.
Al mencionar la actividad de esta
fábrica, algunos autores indican que, antes de la Guerra Civil, la plantilla
era de 510 obreros y que la misma fue creciendo para llegar, casi al final de
la contienda, a los 1.676. También afirman que, al final de 1936, se había
quintuplicado la producción de la misma. Lo cual es muy significativo.
Precisamente, uno de los operarios
de esta fábrica fue Emilio Fernández Adarve, abuelo del famoso cantante, ya tristemente
fallecido, Carlos Cano.
Su familia fue obligada a dejar
la casa donde vivían, junto a la fábrica, y tuvieron que mudarse a un barrio de
Granada, donde, más tarde, nació el
cantante.
En noviembre de 2006, se rindió homenaje
a los obreros de esa fábrica, que fueron fusilados en el Barranco de Víznar y
en otros muchos sitios. En el mismo acto, se colocó una placa en el lugar donde
se cree que existe una fosa común, donde reposan los restos de muchos de ellos.
Por lo que respecta a los bombardeos
sobre la zona nacional, el caso más famoso es el de la Basílica del Pilar, en
Zaragoza. Aún hoy, se pueden ver estos artefactos, los cuales se hallan
expuestos en el interior del templo.
Realmente, no se sabe la razón por
la que no hicieron explosión estas dos bombas, a pesar de haber atravesado el
techo de este recinto.
Algunos autores, llegan a afirmar
que nunca podrían haber explotado a causa de que, en su interior, carecían de espoleta. A pesar de que la
Iglesia siga afirmando que es todo un milagro.
En fin, espero no haberos
aburrido con este artículo sobre un aspecto muy poco conocido de la Guerra
Civil española. También os recuerdo que no es bueno tocar estos explosivos, si los encontráis en el campo. Cada año, se suelen encontrar unos mil y la mayoría de ellos pueden explotar, habiéndose producido ya muchos accidentes por este motivo.
Hola Juan,
ResponderEliminarEncantado de leer este artículo, pero estaría bien que citaras fuentes, ya que tanto la entrevista a Carrillo como el comentario de Preston (no lo comprobó personalmente), me los hizo a mí en el marco de mi investigación.
Celebro que te haya gustado el tema, simplemente me ha parecido procedente comentarte este aspecto.
Un saludo,
Alfonso López
http://www.elcorreo.com/vizcaya/20101212/mas-actualidad/sociedad/bombas-mataron-201012111910.html
Muy revelador el escrito. Espero que me escribas si puedes y nos ayudemos mutuamente.
ResponderEliminartodoyenpolitica@gmail.com