Conforme se van acercando las fiestas
navideñas, es normal que, a la vista de los regalos, que se suelen hacer por estas
fechas, ellos nos lleven a evocar otras Navidades, que vivimos en nuestra
infancia o, incluso, en nuestra juventud.
Seguramente, que a más de uno
le habrán regalado libros y, sobre todo, de esos llamados de aventuras, donde
casi parece que estamos viviéndolas al mismo tiempo que los protagonistas de la
obra.
Todo esto, viene a cuento por aquellas
novelas que, seguramente, leímos de niños, firmadas por los dos Alejandro
Dumas, el padre y el hijo.
Como habréis visto, he puesto
“firmadas”, porque se ha demostrado que, algunas de ellas, no salieron de su
pluma, sino de otros escritores más o menos anónimos, contratados al efecto,
aunque las ideas las ponían ellos.
Creo recordar que se cuenta una
anécdota donde el hijo le preguntó una vez al padre si había leído su última
novela y el padre le respondió “yo sí ¿y tú?”.
Bueno, vamos a dejar este largo
preámbulo para meternos dentro de este nuevo artículo. Esta vez lo he dedicado
al padre del primer Alejandro Dumas y nieto del segundo, cuya vida es mucho más
aventurera que la de estos autores.
Antes de que se me olvide, me
gustaría mencionar que Alejandro Dumas y Víctor Hugo tuvieron en común que sus
respectivos padres fueron generales del ejército de Napoleón.
Thomas-Alexandre Davy de la
Pailleterie nació en 1762, en la colonia francesa de Haití. Su padre, llamado
Antoine-Alexandre, fue un noble francés,
que había sido militar, alcanzando el grado de coronel, pero que dejó las armas
para montar una plantación en ese territorio, aunque nunca le fue muy bien.
Parece ser que la decisión de
retirarse del ejército y marchar a Haití vino porque su hermano pequeño,
Charles, había sido destinado unos años antes a esa isla y también dejó las
armas para montar otra plantación, debido a los grandes ingresos generados por
el azúcar.
Parece ser que Antoine trabajó primero
con su hermano en la plantación de Charles, pero, tras unos años, tuvieron una
violenta discusión, que dio lugar a que Antoine montara su propia plantación y
se fuera a ella. Este acontecimiento degeneró en una anima
dversión entre ambos hermanos,
la cual duró varios decenios.
No se sabe por qué. Lo cierto
es que Antoine compró a un precio, considerado, por entonces, demasiado elevado,
a una esclava negra llamada Marie Cessette y luego la convirtió en su
concubina. De esa relación nacieron nuestro personaje de hoy y tres hermanas
más.
Antoine se hizo llamar en Haití
como Antoine de l’Isle y se dedicó a plantar café y cacao, que daban más
rendimiento aún que el azúcar.
En 1758, al morir, en Normandía, los padres de Antoine, su hermano Charles
intentó volver a Francia para reclamar su herencia y el castillo de la familia.
Como sus ingresos se habían reducido mucho a causa del boicot británico a las
mercancías francesas, durante la Guerra de los Siete Años, no se le ocurrió
otra cosa que dedicarse al contrabando hacia la isla neutral de Montecristo, sita
en el actual territorio de la República Dominicana. ¿No os suena ese nombre de
algo?
Luis, el otro hermano, también
se vio involucrado en negocios sucios, pues se descubrió que había estado
vendiendo armas de mala calidad al ejército francés y fue encerrado durante un
tiempo. Estos dos hermanos murieron en 1773.
Por otra parte, Marie-Cessete
Dumas, tras haber sido comprada por Antoine, vivieron juntos en su plantación,
llamada Guinaudée. Dumas, dicen algunos que no era propiamente su apellido,
sino que significaba “du mas”, o sea, de la casa. Parece ser que procedía de lo
que hoy es Gabón, en África.
Tampoco se sabe gran cosa
acerca de su vida. Unos dicen que murió cuando él tenía sólo 12 años y otros
que aún seguía con vida en 1801.
Volviendo ya a nuestro personaje,
sabemos que, legalmente, se podía considerar como esclavo, pues era hijo de una
esclava.
No está muy claro, pero dicen
que, como su padre no tenía dinero para volver a Francia a fin de tomar posesión de su
herencia, vendió al chico como esclavo a un oficial francés. Yo creo más bien que
lo que hizo fue pedir un préstamo y dejar al chico como garantía.
A los pocos meses, el padre
pagó la deuda y un oficial francés llevó al chico a Francia. Así que se fue a
vivir a la casa nobiliaria de su familia en Normandía.
Luego vendieron esa propiedad y
se fueron a vivir a París, donde pudo estudiar como un caballero de su época y
tomó clases de esgrima con los mejores maestros. Llevando un elevado nivel de
vida.
En 1786 su padre se casó con una
criada de la finca que habían tenido en Normandía. Parece ser que esto no le
gustó al hijo y, como el padre le redujo su asignación, él decidió alistarse en
el Ejército.
Tuvo que entrar como soldado
raso, a pesar de su condición nobiliaria, pues las leyes francesas no permitían
demostrar esa condición a los no blancos. Como esto tampoco le gustó a su
padre, pues no quería que un apellido noble figurara en la nómina de los soldados,
el chico se decidió por llamarse Alexandre o Alex Dumas.
En sus primeros años estuvo
destinado en un regimiento de Dragones de caballería en la región de Picardía.
Al comenzar la Revolución
Francesa, su unidad fue enviada a la población de Villers-Cotterêts, donde
tuvieron que ejercer como si fuera la policía militar a causa de los disturbios
que se vivieron en esa zona, provocados por lo que se llamó “el gran miedo”.
Allí se casó con Marie-Louise
Labouret. Compraron una finca y tuvieron 3 hijos, que vivieron en el pueblo
durante las campañas militares de su padre. Uno de ellos fue el famoso autor
Alejandro Dumas “padre”.
En 1792 tuvo su bautismo de
fuego junto a la frontera belga, donde demostró su valentía venciendo con un
grupo reducido de compañeros a una unidad enemiga y tomando prisioneros.
En aquel momento se necesitaban
muchas tropas, porque los aliados estaban invadiendo Francia por todas sus fronteras.
También se necesitaban muchos oficiales, pues la guillotina había eliminado a
muchos de ellos.
Así que, como se creó la
llamada “Legión Americana” o “Legión Negra”, la cual estaba al mando del
llamado Chevalier de Saint Georges, que era otro hombre de color como él y que
además había sido su profesor de esgrima, pues le invitaron a ser el segundo de
esa unidad con el rango de teniente coronel. Creo que he olvidado mencionar que
todos los soldados de esa unidad eran negros libres igual que ellos.
En 1793 esta unidad combatió el
intento de golpe de Estado del general Dumouriez. Ese mismo año, acusaron a
Saint Georges de malversación de caudales públicos y disolvieron su unidad.
No obstante, a Dumas le
respetaron, enviándole al ejército del norte como general de brigada y a final
de ese año, como general de división, pasó a ser el comandante en jefe del
ejército de los Pirineos occidentales. Fue el primer hombre de color que llegó
al rango de general en un ejército europeo.
Un poco más tarde, le transfirieron
al mando del ejército de los Alpes, donde en 1794 obtuvo una resonante victoria
sobre piamonteses y austriacos a base de escalar con sus tropas unos picos
bastante complicados.
A mediados de 1794 fue llamado
a declarar ante el famoso Comité de Salud Pública, que dirigía Robespierre.
Tuvo mucha suerte, pues fue retrasando todo lo que pudo su comparecencia y no tuvo
que ir, ya que en julio cayó Robespierre y fue ejecutado.
En 1794 fue destinado al mando
del ejército del oeste a fin de pacificar la zona tras la guerra civil de la
Vendée, donde hubo tantos muertos y tantas represalias. Fue muy admirado, pues
no consintió abusos por parte de sus tropas contra la población civil.
En 1795 estuvo en el ejército
del Rhin, bajo el mando del famoso general Kléber y allí fue herido. Es posible
que se llevara bien con Kléber, porque éste tampoco era partidario de tomar
represalias contra los civiles, a pesar de las órdenes llegadas desde París. Esto
le costó el puesto en el ejército de la Vendée.
En 1796 fue destinado al
ejército de Italia, bajo las órdenes de Napoleón y allí comenzaron sus
problemas con el futuro emperador, porque Dumas no era partidario de confiscarle
sus propiedades a la gente.
Tuvo un gran papel en esa
campaña, sobre todo en el asedio a Mantua, sin embargo, fue ninguneado en el
informe escrito por el general Berthier, por lo que se quejó a Napoleón, aunque
tampoco le hizo mucho caso. A lo mejor, Berthier, había escrito ese informe por
encargo de Napoleón, ya que siempre fueron uña y carne.
En los años siguientes,
combatió a las órdenes de los generales Masena y, posteriormente, Joubert.
Desde entonces los austriacos empezaron a llamarlo el “Diablo negro”.
En una ocasión, se quedó en un
puente prácticamente solo y, no obstante, consiguió rechazar a todo un
escuadrón de caballería austriaco. Fue muy conocido por esta hazaña, con la que
le equipararon a un héroe de la antigua Roma.
No obstante, Napoleón se lo
quitó de en medio, para que no le hiciera sombra, y lo mandó como gobernador
militar a una provincia al norte de Venecia.
En 1798 le ordenaron
presentarse urgentemente en el puerto de Tolón, para una misión sin especificar.
La flota partió en mayo de ese año y, tras la conquista de la estratégica isla
de Malta, conocieron que su objetivo sería conquistar Egipto.
Fue nombrado jefe de toda la
caballería de ese ejército y participó en la conquista de Alejandría. Los nativos,
al verle cabalgar y ver que iba a pagar el rescate de algunos de sus soldados,
que habían caído prisioneros, pensaron que este hombre tan alto y tan elegante
era el jefe de todo el ejército y no el pequeño Napoleón. Evidentemente, eso no
le gustó nada a su jefe.
Parece ser que en una reunión
con otros generales él comentó que sus soldados se quejaban continuamente de
las condiciones adversas para combatir en ese territorio y que sería bueno
convencer a Napoleón para retirarse, pues se estaban produciendo muchos
suicidios entre las tropas.
En algún momento, Napoleón se
enteró de esa charla y se enfrentó a Dumas, incluso se dice que le amenazó con
dispararle. Así que Dumas pidió volver a Francia, lo que le fue aceptado. No obstante,
no se pudo realizar a causa de la derrota naval francesa ante las fuerzas
británicas y tuvo que quedarse allí.
En una ocasión tuvo que hacer
frente a una revuelta anti francesa, teniendo que cargar con la caballería
contra una mezquita. Napoleón encargó una pintura sobre ese hecho, pero en el lugar
de Dumas puso a un jinete blanco.
En 1799 consiguió salir de
Egipto, en un barco con muchos soldados heridos y algunos oficiales y científicos
que regresaban a Francia. Parece ser que
proyectaba dedicarse en su finca a la cría de caballos, porque se llevó unos cuantos
ejemplares de raza árabe.
Su barco naufragó, pero
consiguieron llegar a Tarento. Sin embargo, no fueron muy bien recibidos,
porque ese territorio estaba por entonces en guerra con Francia. Así que los
encarcelaron a todos los supervivientes.
Allí estuvo recluido e
incomunicado durante 2 años. Durante los que se quedó casi ciego y sordo a
causa de los malos tratos.
Ya en 1801, con la derrota del
ejército de Fernando IV de Nápoles a manos de los franceses, pudo salir en
libertad.
Tras regresar a Francia,
Napoleón no le quiso conceder la pensión que les daban a los generales. Ni siquiera
le pagó el sueldo de los dos años que permaneció encerrado.
Murió en 1806 a causa de un
cáncer de estómago, dejando en la pobreza a su viuda y a sus hijos. Napoleón no
les quiso ayudar en ningún momento.
En 1913 se erigió una estatua dedicada
a este general en una plaza de París, pero fue destruida por los alemanes en
1942.
No obstante, en 2009, se erigió otro monumento
a su memoria, pero no con su efigie, como el anterior.
A pesar de que Napoleón se
cuidó mucho de que no apareciera su nombre en ninguna parte, se puede ver grabado
en una de las paredes del Arco de Triunfo, en París.
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