Hoy voy a dedicar este artículo a
la vida de un político, que ya ha sido casi olvidado, pero que tuvo una
importancia crucial en la historia del Próximo Oriente.
Mohamed Mosadeq o Mosaddegh, que era su verdadero nombre, nació en 1882 en una localidad cercana a Teherán (Irán).
Nació en el seno de una
importante familia iraní. Su padre llegó a ser ministro de Finanzas de la
dinastía Qajar. La dinastía reinante anterior a los Pahlevi. Mientras que su
madre era una princesa también de la dinastía Qajar. La cual reinó en Irán
desde finales del siglo XVIII hasta 1925.
Desgraciadamente, el padre de
Mosadeq murió cuando éste sólo contaba 10 años de edad. No obstante, su familia
no tuvo ningún problema para seguir viviendo de una manera acomodada.
En 1901, nuestro personaje se
casó con otra descendiente de la ya mencionada dinastía Qajar.
En 1909 se trasladó a París para
continuar sus estudios de Derecho, los cuales, tras haber sufrido una
enfermedad, los acabó y se doctoró en la Universidad de Neuchâtel (Suiza).
Antes de seguir con su biografía,
voy a hacer un alto para que se entienda mejor la vida de este personaje.
Desde finales del siglo XIX, se sospechaba
que había mucho petróleo en el territorio de Irán, así que, en 1901, un
financiero británico, llamado William Knox D’Arcy, logró convencer al shah de
Persia para que le otorgara la concesión en exclusiva para buscar ese petróleo.
A cambio, sólo le daría, al
cambio actual, unos 2.000.000 de libras esterlinas y sólo un 16% de los
beneficios por el petróleo extraído.
En 1908, cuando ya apenas les
quedaba dinero para seguir buscando petróleo, el geólogo G. B. Reynolds lo
encontró. Así que, inmediatamente, se fundó la Anglo-Iranian Oil Company
(AIOC), compañía que explotaría esos yacimientos. Posteriormente, llamada BP.
Lógicamente, ya hubo algunos
gobiernos europeos con la mirada puesta en esos yacimientos, porque el petróleo
empezaba a tener mucha importancia.
Por ejemplo, los alemanes
propusieron quedarse con algunos de esos yacimientos a cambio de construir una
línea férrea, que comunicase esa zona con el Mediterráneo.
Evidentemente, eso no se lo iban a
permitir los británicos. Precisamente, en aquella época, anterior a la I Guerra
Mundial, Churchill era el ministro de Marina y la Armada británica estaba
sustituyendo los barcos movidos por carbón por los movidos por derivados del
petróleo. Así que necesitaba disponer de la mayor cantidad posible de
yacimientos petrolíferos. Por eso, el Gobierno británico invirtió mucho dinero
en esa sociedad.
El shah se vio tan acorralado,
que no tuvo más remedio que firmar y promulgar la Constitución de 1906.
Sin embargo, su sucesor, abolió
la Constitución y ordenó al Ejército que atacase el Parlamento. También contó
con la ayuda de tropas británicas y rusas. No olvidemos que el antiguo Imperio
Ruso hacía frontera con Irán.
No obstante, aunque el shah consiguió detener la revolución en 1911, estos acontecimientos dieron lugar a un golpe de Estado, que se produjo en 1921 y a su sustitución por la dinastía Pahlevi, en 1925.
Volviendo a Mosadeq, en 1905, fue
elegido diputado para el nuevo Parlamento de Irán, pero no pudo ocupar su
escaño, ya que sólo tenía 24 años y necesitaba haber cumplido los 30.
Dado que pertenecía a un partido,
que protestaba por los tratados firmados con los británicos, tuvo que exiliarse
en Suiza.
Allí vivió durante unos años hasta
que fue llamado por el nuevo presidente del Gobierno de Irán para ocupar la
cartera de Justicia.
Su carrera política continuó,
siendo nombrado gobernador de varias provincias y, finalmente, ministro de
Asuntos Exteriores.
Como ya he mencionado, en 1925,
el Parlamento depuso al shah y nombró como nuevo shah al general Reza Khan, que,
hasta entonces, había sido primer ministro. Mosadeq consideró que eso iba
contra la Constitución y tuvo que abandonar, temporalmente, la política.
Tras el comienzo de la II Guerra Mundial, Irán se declaró neutral y su territorio no fue invadido por ningún otro país.
Sin embargo, en 1941, poco
después de la invasión alemana a la URSS, tropas soviéticas y británicas
invadieron Irán con el pretexto de que el shah era muy amigo de los alemanes y
no querían que sus yacimientos petrolíferos quedasen en poder de Hitler.
Los combates comenzaron a finales
de agosto de ese año y sólo duraron una semana, ya que las tropas iraníes se
rindieron muy pronto.
Estas tropas aliadas también
invadieron Irak, Líbano y Siria. Estos dos últimos eran territorios coloniales
franceses. De esa manera, se aseguraron disponer del petróleo de esos
territorios.
Tras la rendición de Irán, el shah
Reza Khan abdicó y se fue al exilio, dejando el trono a su hijo, el joven Mohamed
Reza Pahlevi. No obstante, el país sería administrado por británicos y soviéticos
hasta 1946.
Es posible que, aparte de controlar el petróleo para que no le llegase a Hitler, la verdadera razón de la intervención británica fue que el shah Reza Pahlevi había cancelado el antiguo contrato firmado con D’Arcy, porque quería obtener más beneficios de la explotación del petróleo y eso no gustó nada en Londres.
En 1944, Mossadeq se presentó, nuevamente, a las elecciones generales y fue elegido diputado en el Parlamento. Esta vez, representaba a un partido llamado Frente Nacional de Irán, cuyo programa consistía en devolver la democracia a su país e impedir que los extranjeros tuvieran influencia sobre el gobierno nacional. Incluso, pretendían nacionalizar la compañía petrolífera AIOC.
En 1951, el Parlamento de Irán
eligió a Mosadeq para el cargo de primer ministro. Nombramiento que fue
aprobado por el shah.
Mosadeq introdujo una serie de
medidas muy populares, como el seguro de desempleo, la indemnización por las
bajas laborales, la obligación de que los terratenientes construyeran viviendas
para sus trabajadores, etc.
Así que, el 01/05/1952, Mosadeq se decidió a nacionalizar la petrolera AIOC e incautar todos sus activos. Evidentemente, como se suele decir, en Londres, “le tomaron la matrícula”.
Nuestro personaje alegó que, con
las ganancias del petróleo podrían cubrir todo su presupuesto anual y así combatir
la corrupción, la pobreza y las enfermedades entre la población.
Lógicamente, esto lo tomaron los
británicos como una declaración de guerra. Así que amenazaron a las navieras
para que no enviasen sus petroleros a Irán, obligaron a sus técnicos a salir del
país y así impedir que se siguieran explotando esos yacimientos, que
consideraban suyos.
Anunció un bloqueo naval y denunció a Irán ante el Consejo de Seguridad de la ONU.
También consiguió que el resto de las grandes empresas petroleras se negasen a trabajar en Irán. Todo ello dio lugar a la parada de todas las explotaciones petrolíferas en ese país.
Del mismo modo, esas empresas
petroleras aumentaron su producción en sus yacimientos de la Península Arábiga,
para que no hubiera escasez en el mercado.
En 1951, Mosadeq convocó
elecciones generales para el siguiente año. Por lo visto, quiso que se aprobase
una ley electoral para dar más votos a la gente de las ciudades, frente a las
de las zonas rurales, que solían ser analfabetos y estaban manipulados por los
terratenientes.
Por otro lado, la Inteligencia británica se empleo a fondo en Irán para comprar a una serie de personajes importantes de la vida civil y del Ejército.
Parece ser que Mosadeq, en plenas elecciones, se dio cuenta de que estaban amañadas. Así que ordenó que se parase el recuento de los votos.
En julio de 1952, cuando Mosadeq
iba a presentar su nuevo gobierno al shah, quiso también nombrar al ministro
del Ejército y al jefe del Ato Estado Mayor. Unos nombramientos que siempre
había realizado el shah. No olvidemos que el padre de Reza Pahlevi había sido
general y jefe del Estado Mayor Central.
Como el shah se negó a cederle ese
privilegio, Mosadeq dimitió de su cargo. Posteriormente, el shah nombró como
primer ministro a Ahmad Qavam, que declaró sus intenciones de volver a negociar
con los británicos. Eso dio lugar a múltiples manifestaciones por todo el país.
Sin embargo, inopinadamente, uno de
esos famosos ayatolás iraníes predicó la guerra santa contra el primer ministro,
lo cual dio lugar a la caída del gobierno.
El propio shah llamó de nuevo a Mosadeq para formar gobierno. Parece ser que estaba tan asustado que le preguntó si tendría que abdicar, pero le respondió negativamente. Eso sí, esta vez le concedió a Mosadeq la posibilidad de nombrar al ministro del Ejército.
Evidentemente, nuestro personaje salió muy fortalecido de esta crisis y se atrevió a solicitar al parlamento que le permitiera gobernar, durante 6 meses, con unos poderes casi dictatoriales para resolver una serie de problemas urgentes, que tenía el país. Contra todo pronóstico, su propuesta fue aprobada por el Parlamento.
Así que empezó a hacer sus
reformas en la Banca, la educación, el sistema sanitario, la judicatura, etc.
Incluso, limitó los poderes del
shah y de su hermana gemela, que era contraria a la política de Mosadeq.
Parece ser que no le bastaron
esos 6 meses y en enero de 1953 pidió una prórroga de un año para poder terminar
sus múltiples reformas.
Por lo visto, se buscó muchos
enemigos entre los terratenientes a los que impuso fuertes multas por obligar a
trabajar a su gente sin pagarles un salario. Incluso, obligó al shah a vender a
bajo precio la mayoría de sus propiedades rurales a los campesinos.
Eso también provocó que muchos de
sus tradicionales aliados políticos dejaran de apoyar a Mosadeq.
A finales de 1952, Mosadeq, en
lugar de intentar mejorar las relaciones con el Reino Unido, lo declaró un país
enemigo y rompió las relaciones diplomáticas.
Eso no gustó nada en Londres, pues el Gobierno británico era el mayor accionista de la compañía AIOC y los beneficios obtenidos servían para enjugar el déficit de ese país.
Churchill, como siempre, supo
jugar muy bien sus cartas y, tras la llegada de Eisenhower a la presidencia
USA, hizo correr el bulo de que el Gobierno de Irán se estaba acercando mucho
al comunismo y había empezado por intentar derrocar al shah.
Así que, en marzo de 1953, el
Gobierno USA ordenó a la CIA montar un plan para derrocar a Mosadeq, al cual
llamaron Operación Ajax.
Éste consistió en infiltrar
agentes en Irán para aumentar el malestar de la población y obligar al shah a
derrocar a Mosadeq. La idea era mostrarle como un dictador enemigo de la
democracia.
En un principio, el golpe de estado,
encabezado por el teniente general Zahedi fracasó por falta de apoyos, pero el
jefe de la CIA en Teherán no se rindió y volvió a intentarlo.
La residencia oficial de Mosadeq
fue bombardeada y éste escapó de milagro. Sin embargo, al día siguiente, se
entregó a la CIA. Posteriormente, sería trasladado a una prisión militar.
Por supuesto, los aliados le
impusieron al general Zahedi la firma de un acuerdo, para dejar las cosas como
estaban antes, pero, esta vez, repartiendo esa “tarta” también con USA.
Posteriormente, en diciembre de
1953, Mosadeq y sus colaboradores fueron juzgados ante un tribunal militar. La mayoría
de ellos fueron encarcelados, incluso, algunos fueron condenados a muerte y
ejecutados.
En el caso de Mosadeq, aunque los
fiscales le pedían la pena de muerte, sólo fue condenado a 3 años de prisión.
No obstante, estuvo sometido a
arresto domiciliario hasta el día de su muerte. Ocurrida en marzo de 1967.
No sólo se le negó un funeral
público, sino también ser enterrado en un cementerio. Así que lo enterraron en el
jardín de su casa.
Curiosamente, su figura fue utilizada en 1979 por los revolucionarios para reivindicar sus protestas ante la Embajada USA en Teherán.
Parece ser que su pérdida de apoyos coincidió con el aumento de su enemistad con el clero musulmán, que siempre ha tenido mucho poder en Irán.
Sin embargo, Mosadeq siempre fue
muy popular en Irán y nunca le perdonaron ni al shah, ni a USA el haberle
derrocado. Según algunos autores, eso fue aprovechado por el ayatolá Jomeini
para derrocar, en 1979, al shah.
Confieso que me ha quedado un
poco largo, pero espero que os haya gustado.
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