Hoy traigo al blog a un personaje
que, a mi modo de ver, quiso pasarse de listo en un sitio tan peligroso como la
URSS de Stalin.
Su familia estaba formada por
judíos de origen lituano. No obstante, parece ser que estaban muy integrados en
este país, pues en su casa sólo se hablaba en alemán y casi nunca en hebreo.
Su padre era un funcionario de
Correos, pero, desgraciadamente, murió cuando Karl era aún muy joven.
Por lo visto, nuestro personaje
era muy aficionado a la lectura. Así que tomó el apellido Radek del personaje
de una novela muy popular en la zona donde vivía.
Desde muy joven se implicó en
movimientos revolucionarios. En 1904, se afilió al llamado Partido
Socialdemócrata del Reino de Polonia y Lituania.
Al año siguiente, luchó en la fallida revolución rusa de 1905. Fue detenido, pero consiguió huir hacia Alemania.
No olvidemos que, en aquella época, la mayoría de Polonia formaba parte de Rusia.Allí empezó a trabajar como periodista
en varios medios, especializándose en artículos sobre temas internacionales, y
se afilió al SPD (Partido Socialdemócrata de Alemania).
Sin embargo, en 1913, fue
expulsado de ese partido por haber sido acusado de diversos robos. Algo que nunca
fue probado. Parece ser que la orden de expulsión vino de Friedrich Ebert, entonces
líder de ese partido.
Al estallar la I Guerra Mundial,
se trasladó a Suiza, para estar cerca de Lenin, al que había conocido unos años
antes y con el que compartía una buena amistad. Radek le facilitó a Lenin relacionarse
con otros partidos similares en Alemania.
Sin embargo, parece ser que tuvo
algunas discusiones con él sobre el famoso Alzamiento de Pascua en Irlanda. Mientras
que Lenin estaba entusiasmado, Radek le decía que no tenía futuro, porque se
trataba de un territorio, principalmente, agrícola, pero nadie había contado
con los agricultores.
En 1917, Radek fue uno de los que acompañó a Lenin en aquel tren, facilitado por los alemanes, para que pudieran regresar a Rusia.
Sin embargo, a Radek le
prohibieron la entrada en Rusia, debido a que tenía pasaporte austro-húngaro. Un
país que estaba en guerra con Rusia. Así que se tuvo que quedar en Estocolmo.
Tras la Revolución Rusa de
octubre, ya se le permitió la entrada en ese país y fue nombrado vicecomisario
de Asuntos Exteriores. De hecho, fue uno de los participantes en las
negociaciones para el famoso Tratado de Brest-Litovsk, con el que terminó la participación
de Rusia en la I Guerra Mundial. Algo que nunca le perdonaron los demás
aliados.
En principio, como ya le conocía
la Policía alemana, no le dejaron pasar. Sin embargo, luego cruzó la frontera
ilegalmente.
Participó en varias reuniones,
que dieron lugar a la fundación del Partido Comunista de Alemania.
En 1919, participó en el sangriento
levantamiento Espartaquista. Motivo por el que fue detenido y encarcelado hasta
el año siguiente.
En mi artículo sobre el Tratado de
Rapallo ya comenté que Alemania y Rusia habían firmado ese acuerdo, porque no
les dejaron entrar en las sesiones para deliberar sobre el Tratado de
Versalles.
Parece ser que ese tratado, hoy
en día, casi olvidado, se empezó a perfilar durante una entrevista entre Radek y
el futuro canciller Walther Rathenau, cuando el primero todavía se hallaba
encarcelado.
Así que algunos le acusaron de ser
uno de los culpables de la derrota del levantamiento comunista, que se había
producido en 1923 en Alemania. Por ello, fue expulsado del Comité Directivo del
Komintern.
A partir de ese momento, dijo ser
partidario de las ideas de Trotsky y criticó las de Stalin.
Aunque este último todavía no
gobernaba en la URSS, sí que tenía un importante cargo en el Gobierno. Posiblemente,
por ese motivo, no admitió las críticas mordaces de Radek, expulsándole del
partido y deportándole a una localidad de Siberia. Para que se le refrescaran
las ideas.
Se ve que no comprendió que sus críticas llenas de humor y sus chistes políticos no le iban a hacer ninguna gracia a un tipo como Stalin, el cual tenía un sentido del humor muy peculiar.
De todas formas, no vayamos a
pensar que Radek era un santo, sino que también fue partidario de aplicar
medidas contundentes contra los que se desviaran de la doctrina oficial del
partido.
A pesar de que la gente podía ser
condenada a largos años en Siberia, hubo muchos que se atrevieron a hacer chistes.
Por ejemplo: ¿Cómo se va a gestionar
el problema de los ratones en el Kremlin?
Otro ejemplo: ¿Cuál es la diferencia
entre un cuento de hadas capitalista y uno comunista?
El capitalista comienza diciendo:
“había una vez”. Mientras que el comunista empieza: “habrá alguna vez”.
Otro más. Stalin perdió su pipa
favorita. Unos días más tarde, fue a verlo Beria y le preguntó si ya la había encontrado.
Stalin le dijo que estaba bajo el sofá. Beria le respondió que eso era
imposible, porque ya habían detenido a 3 personas, las cuales confesaron
haberla robado.
Otro más. En un desfile del 1º de mayo, un anciano llevaba una pancarta, en la cual se podía leer: “Gracias, camarada Stalin, por mi feliz infancia”.
Un líder comunista le preguntó si
se estaba burlando, porque todavía no había nacido Stalin, cuando el abuelo era
un niño. El otro le respondió: por eso le estoy agradecido.
Tampoco Breznev pudo librarse de
los chistes. Tras un discurso, fue a quejarse a su redactor, porque le había
pedido que le escribiera un discurso que durase 15 minutos y éste duró 45. El
otro le respondió que le había dado 3 copias.
Curiosamente, aunque Radek solía
contar chistes sobre Stalin, sin embargo, también escribió en Pravda unos
artículos, donde elogiaba la labor del político.
Parece que no le gustó mucho el
clima siberiano. Por ello, en 1929, junto con otros deportados, escribieron un mensaje
para que fueran perdonados.
A partir de entonces, siguió, al
pie de la letra, las instrucciones
del Kremlin y se dedicó a elogiar la política
alemana. Incluso, les felicitó cuando ocuparon Renania. Seguro que entonces
estarían debatiendo lo que luego sería el famoso pacto Ribbentrop-Molotov.
También se le consideró inventor
del término nacionalbolchevismo, con el que criticó a algunos líderes comunistas
alemanes, que eran demasiado nacionalistas, en lugar de ser internacionalistas.
Fue uno de los redactores de la Constitución
de la URSS de 1936. No obstante, eso no le libró de caer en una de las grandes
purgas de los años 30.
forzados. Hay quien dice que había llegado a ciertos acuerdos con el fiscal para que no lo condenaran a muerte. Una pena habitual en aquella época.
Oficialmente, murió en mayo de
1939, durante una pelea con otro preso. Sin embargo, algunos autores afirman
que lo mataron por encargo de la NKVD. Lo que luego se llamó la KGB.
No obstante, en 1988, fue
oficialmente rehabilitado por Gorbachov.
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