ESCRIBANO MONACAL

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UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

sábado, 12 de abril de 2025

LA OPERACIÓN IRONCLAD

 

Seguro que muchos ya creen saberlo casi todo sobre la II Guerra Mundial. Sin embargo, yo soy el primero que afirmo que aún desconocemos más de la mitad de lo ocurrido en ese conflicto bélico.

Por ello, se me ha ocurrido escribir un artículo sobre una de las batallas más desconocidas de esa guerra.

Todos sabemos que los británicos lo pasaron muy mal durante la II Guerra Mundial. Ya no me refiero a los militares, sino también a los civiles, que resistieron en Gran Bretaña.

Los sucesivos gobiernos británicos, desde la primera revolución industrial, apostaron fuertemente por la industria, dejando a un lado la agricultura y la ganadería.

Por ello, confiaron su alimentación a los proveedores, que les suministraban productos de sus muchas colonias, por medio de su inmensa marina mercante.

Eso ya lo vio el propio Napoleón Bonaparte y, por eso, decretó el boicot de todos los países contra el Reino Unido. Los únicos que no lo respetaron fueron Portugal y Rusia y ese fue el motivo que alegó para invadir ambos países,

Durante la I Guerra Mundial aún no estaban muy perfeccionados
los submarinos. No obstante, los alemanes consiguieron hundir unos 3.000 barcos mercantes.

Sin embargo, en la II Guerra Mundial, Alemania apostó fuertemente por el arma submarina, ya que sus barcos no podían competir con la potente Armada británica.

Eso dio lugar a que esta vez hundieran 4.700 barcos mercantes británicos y murieran unos 29.000 marineros.

Evidentemente, esto dio lugar a una gran escasez de alimentos en el Reino Unido. La gente tuvo que plantar verduras y hortalizas hasta en los parques públicos y el Gobierno castigó con mucha dureza el mercado negro.

La verdad es que lo debieron de pasar muy mal. Eso se puede ver en algunas series, aunque no muchas, porque ya sabemos que los británicos tienen una memoria muy selectiva. De hecho, el Reino Unido, fue uno de los primeros países en pedir un préstamo al FMI.

Para el que esté interesado en esa época, yo recomiendo una pequeña serie británica, que se llama Foyle’s War y que tiene unos 20 años, pero todavía se puede ver en algunos sitios.

Curiosamente, sus productores dijeron que la serie les estaba saliendo muy cara y ya no iban a hacer más capítulos. Sin embargo, mucha gente les pidió que siguieran y rodaron una temporada más.

A modo de ejemplo, para ver cómo lo pasaron, he de decir que en España eliminaron las cartillas de racionamiento en 1952, mientras que en el Reino Unido fue en 1954.

Volviendo al tema de este artículo, como la mayoría de las mercancías y los refuerzos británicos para la guerra tenían que venir por el Índico y atravesar el Canal de Suez, los alemanes se fijaron en la posición de Madagascar, que no está demasiado lejos de Yemen y estaba bajo el control del Gobierno colaboracionista de Vichy. Sería un buen sitio para enviar unas cuantas naves para impedir el paso de esos convoyes británicos hacia el Mar Rojo y el Canal de Suez.

Madagascar no parece tan grande, vista desde lejos. Sin embargo, tiene una superficie de unos 587.000 km2, que es mayor que la de la Península Ibérica (583.000 km2). Es la cuarta isla más grande del mundo.

No hará falta recordar que Japón entró en la guerra, en diciembre de 1941, tras atacar la base USA de Pearl Harbor, situada en Hawai. A partir de entonces, se sucedieron las victorias japonesas y eso puso en guardia a los aliados.

En enero de 1942 cayó Birmania y en febrero del mismo año, nada menos que Singapur. Un lugar, que el Gobierno británico había considerado inexpugnable.

A la flota británica se le ordenó que zarpara de Birmania y se refugiara en el puerto de Mombasa, en la actual Kenia.

El colmo fue cuando sus servicios de Inteligencia detectaron que se habían reunido en Berlín un almirante alemán con otro japonés para ponerse de acuerdo sobre la forma de actuar en el Índico. Parece ser que acordaron que las prioridades serían tomar Madagascar, Seychelles y Ceilán.

Incluso, se enteraron de que la Armada japonesa iba a realizar una operación con varios submarinos y varios barcos de superficie.

Así que la Armada británica decidió tomar la iniciativa y, sospechando que iban a viajar hasta Madagascar, decidieron tomar esa enorme isla, antes de que llegaran los japoneses para instalar bases en esos puertos.

Además, la zona norte de la isla de Madagascar se encuentra a unos 1.400 km de Mombasa. Así que la flota británica correría un grave peligro, si se quedara en ese puerto. En tanto que la distancia de Madagascar al Mar Rojo es de unos 2.400 km.

El almirantazgo británico ideó un plan al que llamó Operación Ironclad y, como se suele decir, puso toda la carne en el asador, porque formó una flota con unos 50 barcos. La mayoría de ellos procedía de la zona del Mediterráneo. Esta zona quedó ahora a cargo de la Armada USA. También llevaban dos portaviones para dar cobertura aérea.

Por el contrario, creo que se quedaron cortos con los efectivos a desembarcar, ya que sólo llevaron unos 4.000 efectivos entre marines y comandos. Sin embargo, el Gobierno francés de Vichy tenía destacados allí a unos 8.000 efectivos, al mando del general Armand Leon Annet.

Curiosamente, no le quisieron decir nada al general De Gaulle para no estropear esta operación. Se ve que nunca se fiaron mucho de él, ni él de los británicos.

En principio, se había previsto realizar el desembarco en abril de 1942, pero hubo que hacerlo a primeros de mayo de ese año.

El general Annet sólo podía plantear una discreta defensa. Aparte de esos 8.000 efectivos, casi todos senegaleses y malgaches, tenía 4 barcos y 5 submarinos de la Armada francesa. Además de unas decenas de aviones y artillería de costa. Sobre el papel, no estaba mal, pero era todo material y armamento muy obsoleto. Lo normal para una isla que no había sido afectada por la guerra.

Los británicos eligieron como zona de desembarco el puerto de Diego Suárez (actualmente, Antsiranana), situado al norte de esa isla.

Las fuerzas británicas estuvieron comandadas por el general de Marines Robert Sturges y el almirante Edward Syfret, ambos con mucha mayor experiencia bélica que el general Annet.

Por lo visto, lo primero que hicieron fue inutilizar las defensas costeras, por medio del desembarco de comandos.

Hay que decir que el general Annet sólo tenía 3.000 efectivos defendiendo esa zona. Los demás estaban repartidos por el resto de la isla. Así y todo, se produjeron unas 500 bajas en cada bando.

No obstante, los japoneses ya habían enviado allí varios de sus submarinos de bolsillo, los cuales consiguieron dañar gravemente al acorazado británico HMS Ramillies, buque insignia de esa flota, y hundir a un petrolero, que se hallaba junto a él.

Los submarinos franceses también alcanzaron a algunos barcos británicos, aunque sólo lograron hundir a una corbeta.

Al final, los británicos hundieron tanto a los submarinos japoneses como a los franceses.

Seguro que nadie se hubiera imaginado que hubieran luchado juntos los japoneses y los franceses contra los británicos. Estas cosas son las que no les gusta recordar a los franceses.

Parece ser que los británicos confiaron en una rápida victoria, dado el éxito que tuvieron al desembarcar. No hay que olvidar que su último desembarco fue durante la I Guerra Mundial, en el que sufrieron la derrota de Gallipoli.

Sin embargo, como esa isla es muy montañosa y los franceses no tenían la intención de rendirse, pasaron muchos meses hasta que lograron la rendición del general Armand Annet y sus tropas, la cual tuvo lugar en el mes de noviembre de ese año.


Por ello, el Alto Mando británico tuvo que enviar muchos refuerzos para poder vencerles.

Hay quien afirma que los franceses resistieron durante más tiempo a los británicos en Madagascar que a los alemanes, cuando invadieron Francia.

Tras la rendición del general Annet, su puesto como gobernador de Madagascar fue ocupado por el general británico Sturges. No obstante, en diciembre de ese año, fue sustituido por el general francés Legentilhomme, leal al general De Gaulle. Esa lealtad le había ocasionado ser condenado a muerte, en ausencia, por el régimen de Vichy.

La situación ya continuó de esa forma hasta el final de la guerra.

Madagascar, como otros pueblos colonizados, quiso ser independiente. Eso dio lugar a un levantamiento, que tuvo lugar entre 1947 y 1949. Comenzando el Domingo de Ramos, que coincidía con la tradicional fiesta de año nuevo, según las costumbres de Madagascar.


Curiosamente, las autoridades francesas acusaron al Gobierno británico de estar apoyando a los rebeldes. Eso dio lugar a que expulsaran al cónsul y a todos los británicos residentes en esa isla.

Parece ser que no hubo demasiadas bajas en el bando francés. Sin embargo, en el bando malgache se cuentan por decenas de miles, ya que, según relatan los testigos, los franceses utilizaron métodos absolutamente criminales, como incendios de pueblos, torturas, fusilamientos masivos y hasta lanzamiento de personas vivas desde los aviones. Algo que luego les copiaron en Argentina.

Incluso, detuvieron a tres políticos malgaches, que eran diputados en la Asamblea Francesa. No respetaron sus derechos como parlamentarios. Fueron encarcelados e interrogados mediante torturas. Al final, les condenaron a cadena perpetua con trabajos forzados, pero fueron amnistiados en 1958.

Sin embargo, varios miles de malgaches fueron juzgados por tribunales penales civiles y militares. Curiosamente, de las 44 penas de muerte dictadas por los consejos de guerra, sólo se ejecutaron 8. Mientras que de las 129 dictadas por los tribunales ordinarios, se ejecutaron 16.


Afortunadamente, en 1960 lograron su independencia.

Finalmente, tras haberse rendido, el general Annet fue trasladado a Sudáfrica y de allí a Casablanca, para terminar en una prisión parisina.

Posteriormente, en 1947, fue juzgado y condenado por un delito llamado de indignidad nacional. Esta condena daba lugar a la pérdida del derecho al voto, la expulsión de la Administración pública o del Ejército, también la expulsión de los puestos directivos en las empresas privadas, etc. Incluso, los tribunales podrían dictar el destierro fuera de Francia y hasta la incautación de todos sus bienes.

Afortunadamente, este delito fue abolido en 1951 y luego solicitó ser amnistiado. Cosa que logró en 1954.

 

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