ESCRIBANO MONACAL

ESCRIBANO MONACAL
UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

viernes, 29 de noviembre de 2024

EL EVENTO CARRINGTON

 

En una época como la actual, donde muchos organismos internacionales suelen estar pendientes de la actividad solar, ya que de ella depende la vida en la Tierra, conviene recordar que, a mediados del siglo XIX ocurrió este evento, que trajo unas consecuencias muy desagradables y que podría volver a repetirse.

Parece ser que esta gran tormenta solar, que se produjo a primeros de septiembre de 1859, vino después de la aparición de una serie de manchas en la zona ecuatorial solar, tan grandes que, casi podían ser vistas sin necesidad de un telescopio.

Los expertos dicen que esas manchas y tormentas solares son muy habituales y suelen aparecer cada 11 años. El último ciclo tuvo lugar entre los años 2008 y 2019.

Sin embargo, el denominado Evento Carrington, llamado así en honor a su descubridor, el astrónomo británico Richard Carrington, fue el más potente de los últimos 500 años.

Su descubrimiento tuvo tal trascendencia que, desde entonces, los ciclos de manchas solares se denominan Ciclo Carrington y el número que le corresponda.

También es cierto que no fue el único que observó este evento, sino que también lo hizo otro astrónomo británico llamado Richard Hodgson, situado en otro lugar de Gran Bretaña.

Parece ser que en este evento no participó sólo una, sino dos eyecciones de masa solar. Por lo visto, la primera le abrió el paso a la segunda y esa podría ser la razón por la que ésta sólo tardó 17 horas en llegar hasta nuestro planeta, cuando lo normal es que tarden varios días.

Normalmente, las tormentas solares suelen afectar a las zonas polares y sus alrededores. Esto es así, porque la capa que nos protege de estas radiaciones, llamada Magnetosfera, es más delgada en esas zonas.

Por eso, las auroras boreales suelen verse en esas zonas. Sin embargo, esta llamarada fue tan potente, que llegó a deformar la magnetosfera, consiguiendo penetrar hasta el Ecuador de nuestro planeta. Esa fue la razón por la que se vieron auroras boreales en países como España o Colombia. Lo mismo ocurrió en el Hemisferio Sur.

Estos dos astrónomos escribieron, separadamente, unos informes muy detallados sobre estas llamaradas y hasta realizaron dibujos con esas manchas solares, antes y después de aquella formidable tormenta solar.

Parece ser que el resplandor visto en algunos lugares dio lugar a que gente, como los mineros de las montañas, pensaran que ya era de día, aunque todavía era de noche, y se dispusieran a desayunar antes de ir a trabajar.

Incluso, se publicó en algunos periódicos que se podía leer de noche la prensa, sin necesidad de ningún tipo de luz artificial.

Evidentemente, no todo fueron alegrías. Como en aquella época todavía existían muy pocos aparatos eléctricos, la mayoría de los daños se produjeron en las comunicaciones telegráficas.

Ciertamente, muchos de esos cables salieron ardiendo. No es que fueran muy antiguos, pues aquella tecnología tenía sólo 5 años.

Incluso, algunos operadores telegrafistas resultaron heridos por sobrecargas de tensión.

Sorprendentemente, hubo algunos que desconectaron las baterías de sus equipos e, increíblemente, estos siguieron funcionando correctamente con la corriente que les estaba llegando por medio de esa llamarada solar.

Se sabe que algunos telegrafistas llegaron a trabajar durante dos horas sólo con esa corriente eléctrica, que les llegaba desde el espacio.

Evidentemente, esto no habría sido igual en el mundo actual. Ahora tenemos miles de aparatos eléctricos, que se hubieran estropeado con un evento como éste.

Incluso, una llamarada solar como esa habría achicharrado a muchos de los satélites, que hay en órbita y habrían perjudicado, muy seriamente, nuestras comunicaciones.

Hoy en día, ¿se imagina alguien un mundo sin Internet? Ya hasta los pocos teléfonos fijos que van quedando, funcionan casi todos a través de los router, que tenemos en nuestras casas.

Afortunadamente, en 1859, no se reportó ninguna víctima de este evento. Supongo que, desgraciadamente, hoy en día, podrían contarse por miles.

Posteriormente, han ocurrido otras tormentas solares destacables, como las de 1872, 1921, 1938, 1941, 1958, etc.

Ciertamente, nos han llegado algunas tormentas solares muy potentes, como las de 1972 o 1989, pero no produjeron una potente tormenta geomagnética, porque nos protegió nuestra Magnetosfera.

Sin embargo, en 2012 y en 2024, tuvimos más suerte, porque las llamaradas producidas por unas muy potentes tormentas solares no llegaron a impactar sobre nuestro planeta y pasaron de largo.


En 2013, la afamada compañía aseguradora londinense Lloyd's contrató a unos laboratorios para calculasen las indemnizaciones, que habría que pagar, en el caso de que nos afectase otro evento del mismo tipo que el de Carrington.

El resultado del informe era estremecedor, pues, sólo para los USA, se calculaba que tendría un coste de entre 600.000.000.000 y 2.6 billones de dólares. Evidentemente, ahora sería mucho más caro. O sea, casi el 15% del PIB de USA.

Sólo el evento sufrido en 1989 afectó a una central hidroeléctrica en el norte de Canadá, la cual quedó durante varias horas fuera de servicio. Eso provocó unas pérdidas de varios cientos de millones de dólares canadienses.

Curiosamente, algunos investigadores han estado estudiando la posibilidad de otros eventos de este tipo, ocurridos en siglos pasados.

Increíblemente, han encontrado lo que buscaban en los anillos de los árboles y en las muestras de hielo de los polos.

En los años 775 y 993, parece ser que se produjeron fenómenos parecidos al Carrington. Concretamente, en el 775 se ha comprobado que se produjo uno que fue unas 10 veces superior al de Carrington.

Incluso, se cree que hubo otro muy superior al del 775, sufrido por nuestros antepasados en el siglo VIII a. de C.

Como hemos visto, en la mayoría de las ocasiones, nos hemos salvado gracias a la Magnetosfera que rodea la Tierra.

Sin embargo, muchas veces parece que los científicos, en lugar de solucionar nuestros problemas, nos quieren complicar la vida. Alguien debería decirles que los experimentos se hacen con gaseosa.

Todos sabemos que se han efectuado más de 2.000 pruebas nucleares de todo tipo. Sin embargo, seguro que muchos desconocerán que, en la década de los 60, se puso en marcha la llamada Operación Fishbowl, consistente en lanzar una serie de misiles nucleares para que estallaran en el espacio.

Ciertamente, hubo varios fracasos. Sin embargo, en julio de 1962, se pasaron de la raya con el lanzamiento de la Operación Starfish Prime, consistente en alterar el cinturón de Van Allen para comprobar si así pudieran frenar en ese lugar a los misiles, que podrían ser lanzados contra ellos por la URSS.


Parece ser que el tiro les salió por la culata. Ya sabemos lo que pasa cuando uno escupe al cielo, pues entonces les ocurrió algo parecido.

Por lo visto, la explosión fue tan potente que averió redes telefónicas, aparatos eléctricos y hasta los primeros satélites que se había lanzado al espacio. Incluso, averió cientos de farolas en Hawai. Unas islas situadas a unos 1.500 km del lugar del lanzamiento.

La explosión pudo ser vista en todos los rincones del Pacífico. Parece ser que, durante unos 7 minutos, se pudo observar una especie de aurora boreal de color rojo.

Aquella “broma” no terminó ahí, sino que se pudo observar que se había provocado un agujero en la Magnetosfera, que no se cerró hasta que pasaron unos 5 años. Con lo cual, estuvimos casi indefensos frente a las peligrosas partículas solares.

Por lo visto, el llamado Pulso Electromagnético fue tan potente que las agujas de los instrumentos se salieron y no fueron capaces de medirlo.

No sé si las autoridades de USA y la antigua URSS se asustaron por las consecuencias de estas pruebas. Lo cierto es que, en 1963, firmaron un acuerdo para no hacer más pruebas nucleares en la atmósfera.

Aparte de ello, se ha comprobado que la Magnetosfera también sirve para confinar la atmósfera, ya que los planetas que han perdido esa capa también han perdido su atmósfera. Por eso mismo, lo mejor es no volver a tocar esa capa.

Hay muchas discusiones científicas. Sin embargo, hay muchos expertos que afirman que buena parte de la oleada actual de casos de cáncer en todo el mundo es consecuencia de esas más de 2.000 pruebas nucleares que se han efectuado en todo el planeta.

 


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lunes, 25 de noviembre de 2024

EL HUNDIMIENTO DEL BARCO CASTILLO DE OLITE

 

He de reconocer que, de momento, no tenía previsto hacer un artículo sobre este tema, pero, dado que me lo han pedido, pues ahí va.

Este es un tema muy interesante y está dentro de los muchos sucesos ocurridos al final de la guerra civil, donde las noticias se van sucediendo con una rapidez escalofriante.

En marzo de 1939 ya todos los militares republicanos tienen muy claro que la guerra está perdida. Incluso, desde 1938, ya hay muchos militares que estaban presionando a Negrín para llegar a una especie de armisticio. Sin embargo, éste era partidario de seguir este conflicto bélico, porque ya se atisbaba a lo lejos que muy pronto iba a comenzar la II Guerra Mundial y él pensaba que los aliados se pondrían del lado del Gobierno republicano. Craso error el suyo.

Lo cierto es que el 16/02/1939 tuvo lugar una reunión en la base aérea de Los Llanos (Albacete) entre el presidente Negrín y altos mandos militares, entre los que se encontraba el general de brigada procedente del arma de Ingenieros, Carlos Bernal García, jefe de la base de Cartagena.

En esa reunión, la mayoría de los militares se mostraron en contra de continuar la guerra. Algo que no gustó nada a Negrín. Así que no se le ocurrió otra cosa que destituir a algunos de los que se oponían a sus deseos, como fue el general Bernal, sustituyéndolo por el teniente coronel Francisco Galán, conocido miembro del PCE. También era hermano del capitán Fermín Galán, uno de los militares que se sublevaron, en 1930, en la guarnición de Jaca (Huesca) y que luego fue fusilado por ello.

Supongo que pretendió deshacerse de esos mandos militares, porque ya sabría que estos estaban manteniendo contactos, a través del coronel Casado, con el Estado Mayor de los nacionales. Hay que decir que el 02/02/1939, Casado se había reunido con algunos de estos altos mandos republicanos para exponerles la posición de los nacionales para dar término a la guerra civil.

Aunque Franco había exigido la rendición incondicional, todavía había muchos militares, encabezados por el propio coronel Casado, que confiaban en que llegarían a un acuerdo entre militares y se respetarían sus puestos en el Ejército y la Armada. Otro craso error.

Negrín cometió otro grave error, que fue abandonar Madrid, junto con los pocos que le apoyaban, que eran casi todos los mandos del PCE, y trasladarse a una finca cercana a la localidad alicantina de Elda. Esto fue visto por muchos como una forma de prepararse una huida rápida hacia el exilio, ya que tenían muy cerca una base aérea y un puerto.

Negrín exigió que el coronel Casado se presentara en aquella finca, a la que habían denominado Posición Yuste, muy cerca de otra, donde se habían alojado altos jerarcas del PCE.

Casado conocía muy bien a Negrín y a los comunistas y, por ello, se negó a trasladarse hasta allí.

Por otro lado, se comenta que Negrín pensó sustituir a todos los altos mandos del Ejército por significados militantes comunistas. Algo que no llegó a ocurrir, aunque sí es cierto que estos estaban muy vigilados por los comisarios políticos, que eran todos del PCE.

A la vista de esta situación, el 03/03/1939, estalló una rebelión en la base naval de Cartagena, sede de la flota de la Armada republicana y donde también existía una importante guarnición del Ejército de Tierra.

Varios mandos militares, encabezados por el capitán de navío Fernando Oliva, jefe del Estado Mayor en esa ciudad, que siempre habían estado en el bando republicano, se rebelaron contra esta decisión de estar a las órdenes de comunistas. Incluso, la marinería, donde abundaban los afiliados a la CNT, apoyó esta sublevación de sus mandos.

Pronto nombraron como jefe a Rafael Barrionuevo, general de brigada de Infantería de Marina retirado. Éste se puso en contacto con el alto mando nacional, garantizándole que la sublevación había triunfado en casi toda la ciudad y que las baterías de costa no les dispararían, pero que deberían de darse prisa para traer refuerzos a fin de afianzar la situación.

De esa manera, se unieron en su afán los militares que habían protagonizado ambas sublevaciones. Los primeros eran republicanos, pero partidarios del coronel Casado, mientras que los de Barrionuevo eran partidarios de los nacionales.

Por otra parte, como el teniente coronel Galán había sido detenido por los sublevados, el almirante Buiza, jefe de la flota, amenazó con bombardear el edificio de la Capitanía, si no era puesto, inmediatamente, en libertad. Barrionuevo accede a ello.

Sin embargo, ahora amenaza a la flota con bombardearla, si no se va de Cartagena en los próximos 15 minutos. Así que Galán es invitado a montar en uno de esos barcos y la flota se hace a la mar con destino a Orán, en la Argelia francesa.

Mientras ocurrían esos sucesos, Negrín había ordenado que la 206 Brigada Mixta, a las órdenes del mayor de milicias y dirigente comunista Artemio Precioso Ugarte, se dirigieran a reconquistar esa ciudad.  A primera vista, podría pensarse en un difícil empeño, sin embargo, lo consigue a mediodía del 05/03/1939.

Curiosamente, años más tarde, Artemio Precioso Ugarte, fue presidente de Greenpeace España.

Por otro lado, desde el cuartel general de Franco se da la orden de que una flota compuesta, exclusivamente, por barcos de transporte se dirija desde el puerto de Castellón hasta el de Cartagena. Ni siquiera piden la protección de otros barcos de la Armada nacional, ya que han sabido que la Armada republicana ha huido hacia Orán.

Tampoco sabemos si esa orden la dio el propio Franco, porque, según dicen algunos autores, en ese momento, se encontraba aquejado de una fuerte gripe.

Es posible que quisieran darse mucha prisa para llevar refuerzos a Cartagena dado que les interesaba mucho que no fracasara la sublevación en esa ciudad. Por lo visto, los destructores de la Armada nacional se encontraban a una distancia considerable y tardarían bastante tiempo en llegar hasta allí.

Hay que decir que se lo jugaron todo a una carta, porque el Gobierno francés se negó a admitir a la flota republicana en Orán y el almirante Buiza pensó regresar a Cartagena, aunque luego le dieron permiso para atracar en Bizerta.

De todos modos, la flota nacional, procedente de Castellón, fue llegando en la madrugada del 06/03, sin problemas de ningún tipo, a la costa de Cartagena. Estaba formada por unos 30 buques, que transportaban a unos 25.000 soldados. El problema es que sólo los podrían desembarcar en un puerto, ya que no podrían hacerlo en ninguna playa.

Sin embargo, sobre las 9 de la mañana, empiezan a recibir los disparos procedentes de las baterías de costa de Cartagena. Así que el vicealmirante Moreno da la orden de retirada

Parece ser que también llegaron otros barcos con refuerzos nacionales, procedentes del puerto de Málaga.

Por lo visto, ahora es cuando Franco da la orden de que desembarquen en Portmán, pero esto se hace imposible a causa del fuego de la artillería de costa.

Por ello, el vicealmirante Moreno se entrevista con Franco y le convence de que lo mejor es ordenar una retirada, antes de que hundan alguno de esos barcos.

Así que, el 08/03/1939, se da la orden de retirada y todos los barcos regresan a sus puertos de origen. Sin embargo, pronto se dan cuenta de que hay dos que no regresan. Uno es el Castillo de Olite y otro el Castillo de Peñafiel. En el caso de este segundo barco, pronto se recibe una comunicación por radio del jefe del puerto de Ibiza, donde informa al alto mando nacional de que ha llegado este barco a ese puerto, con algunas bajas a bordo.

Sin embargo, del primero no se sabe nada. Una semana más tarde, se escucha una información, emitida desde una emisora soviética, donde se da cuenta del hundimiento de ese buque, pero no le hacen mucho caso. Incluso, algunos desertores, que se han pasado al bando nacional, informan de ello.

Para empezar, el Castillo de Olite, realmente, fue un barco mercante soviético, capturado por la Armada nacional, el cual fue incautado, cuando se dirigía con contrabando hacia Gibraltar.

Su nombre original era Postishev y había sido botado en 1921 en un astillero holandés. Era un barco muy lento, pues sólo alcanzaba los 10 nudos y en su interior viajaban unos 2.112 soldados.

Antes de embarcar a esos soldados, habían tenido que descargar casi toda la carga, que iba dentro del buque, en su mayor parte estaba compuesta por sacos de harina.

Así que, como no era un barco destinado a embarcar tropas, y como era un viaje corto, los habían metido en los compartimentos para la carga de los cuales sólo se podía salir a través de unas compuertas, por donde sólo podían pasar de uno en uno. Parece ser que la mayoría de esos soldados eran gallegos.

Por lo visto, el barco no debería de estar en muy buen estado, porque salió de Castellón con la radio averiada y sin tener contacto con el resto de la flota de transporte de tropas. Al mando del barco estaba el alférez de navío Eugenio Rodríguez Lazaga

Así que, cuando de se acercaron confiados a la bocana del puerto de Cartagena, recibieron un primer disparo, que no les alcanzó por muy poco. Sin embargo, cuando intentaron dar media vuelta, fueron alcanzados por un segundo disparo, que impactó en el centro del barco y provocó que se hundiera en muy pocos minutos.

Como era de esperar, ese hundimiento tan rápido provocó que muchos no pudieran escapar por las compuertas y se hundieran dentro del barco.

Curiosamente, antes de que este barco se aproximase a Cartagena, fue sobrevolado por un hidroavión de reconocimiento del bando nacional, el cual quiso indicarles que se dieran la vuelta, pero ellos no entendieron el mensaje y continuaron su viaje.

Según dijeron los supervivientes, muchos se salvaron, porque se aferraron a los sacos de harina, los cuales se solidificaron al contacto con el agua salada y flotaron hasta llegar a la costa. De esa manera, consiguieron llegar hasta la costa del pueblo de Escombreras.

El balance fue de 1.477 muertos, 342 heridos y 293 detenidos y enviados a un campo de concentración hasta el final de la guerra en la localidad de Fuente Álamo.

Por lo visto, la orden que le dieron por carta a Rodríguez Lazaga era la de no penetrar en el puerto de Cartagena hasta que no le dieran la orden. Sin embargo, como se había quedado sin contacto con el resto del convoy, pensaron que los demás ya estarían dentro del puerto. Así que enfilaron hacia el interior y, cuando vieron que todavía había muchas banderas republicanas, pretendieron darse la vuelta.

Entre tanto, el capitán Guirao, perteneciente a la 206 Brigada Mixta, que había conquistado Cartagena, llegó hasta la sede de la batería la Parajola, al mando del capitán Antonio Martínez Pallarés. Éste no quería disparar sobre el barco, porque sabía que la guerra casi había terminado y esto le podía traer graves consecuencias.

Sin embargo, Guirao puso su pistola sobre la cabeza de Pallarés y le ordenó disparar. Así que eso hizo. Esa orden le costó a Pallarés un consejo de guerra y su fusilamiento en 1941. Guirao tuvo mejor suerte y se exilió en Francia.

Incluso, Guirao ordenó que disparasen dos veces más para ahuyentar a los barcos, que venían desde Escombreras para auxiliar a ese buque. No obstante, los pescadores siguieron rescatando a los supervivientes.

 

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domingo, 24 de noviembre de 2024

LA CURIOSA HISTORIA DEL DESTRUCTOR USS STEWART

 

No hace mucho, estuve leyendo un artículo sobre esta nave y me llamaron mucho la atención las peripecias sufridas por sus tripulantes.

Es muy posible que escriba aquí cosas incorrectas sobre términos navales, porque he de reconocer que entiendo poco sobre ese tema. Como nos suele ocurrir a la mayoría de los que somos de tierra adentro.

Para empezar, es preciso decir que este barco llevaba el nombre del contralmirante Charles Stewart, un famoso marino militar USA, que luchó en varias guerras, como la que mantuvieron contra los piratas berberiscos del norte de África o la guerra de 1812, en la que fueron derrotados por el Reino Unido.

Precisamente, ya dediqué uno de mis artículos a esa guerra, donde los británicos llegaron hasta Washington DC y hasta le prendieron fuego a la Casa Blanca. Obviamente, eso no aparece en las películas realizadas en USA.

Volviendo a este barco, fue uno de los muchos destructores, cuya construcción fue ordenada por el Gobierno USA a fin de luchar contra los submarinos alemanes en la I Guerra Mundial. Sin embargo, no llegó a tiempo de entrar en combate, porque fue botado en 1920.

Era un destructor que medía 95 m de largo o eslora, con una manga de casi 10 m y un calado de 3 m. desplazando unas 1.300 Tm a plena carga. Tenía 4 chimeneas y 4 calderas, que movían 2 hélices. Su velocidad era de unos 35 nudos y su autonomía de unas 2.500 millas náuticas, que son unos 4.600 km.

Su armamento consistía en 4 cañones de 102 mm y sólo un cañón antiaéreo de 76mm. Se ve que todavía no se había desarrollado la guerra aérea. También poseía 12 tubos para lanzar torpedos.

Su tripulación consistía en 7 oficiales y 124 marineros. Siendo uno de los destructores pertenecientes a la clase Clemson, construidos en un astillero de Filadelfia.

En un principio, fue destinado a la flota de destructores, que operaban en el Atlántico, hasta que, en 1922, junto con otras naves de la misma clase, fueron destinados a Filipinas.

Al siguiente año, se le ordenó que se dirigiera a Japón para ayudar en las labores de rescate de las víctimas del terremoto sufrido en Kanto.

Entre los años 1924 y 1928 tuvo que participar en las operaciones contra los disturbios ocurridos contra los extranjeros en China. Más o menos, lo que se puede ver en la famosa película El Yang-Tsé en llamas, dirigida por Robert Wise en 1966 y protagonizada por el célebre actor Steve McQueen.

En 1937, tras comenzar la guerra entre China y Japón, se le ordenó que permaneciera en el puerto de Shanghai para ayudar a los ciudadanos USA, que residían en esa zona.

A partir de 1940, tras ser reparado en el astillero de Cavite, se le encomendó la labor de patrullar las aguas de Filipinas.

A finales de noviembre de 1941, como ya se intuía que Japón podría bombardear las naves USA, el jefe de la flota de Asia les dio la orden de que se dispersaran por varios puertos para no ser alcanzados todos en el mismo sitio. Curiosamente, fue lo que, poco después, les ocurrió a los barcos, que se hallaban en Pearl Harbor. Por ello, el Stewart se dirigió a un puerto en la isla de Borneo. Por entonces, una colonia holandesa.

Tras la entrada de USA en la II Guerra Mundial, su papel fue el de escoltar a los convoyes, que se dirigían desde Filipinas hasta la isla de Java y Australia.

En enero de 1942 tuvo su bautismo de fuego, al tener que enfrentarse a unas naves japonesas en el Estrecho de Makassar, situado entre Borneo y la isla de Sulawesi.

Posteriormente, fue incorporado a una flota, que se encargó de hostigar a los japoneses, en su avance hacia el norte de Sumatra.

En febrero de 1942 participó en la batalla en el Estrecho de Badung, situado entre las islas de Bali y Nusa Penida, en Indonesia.

Allí, aunque fue gravemente dañado, consiguió llegar hasta el astillero más cercano para ser reparado, el cual estaba situado en la ciudad de Surabaya, en la isla de Java.

Parece ser que, tras haberlo colocado en dique seco, el puerto sufrió un bombardeo por parte de la aviación japonesa. Lo cual hizo que sufriera más daños.

Así que, como vieron que era imposible de reparar, decidieron destruirlo.

Por tanto, el barco quedó hundido en ese puerto y la tripulación fue evacuada, antes de caer en manos de los japoneses, que ya estaban muy cerca. Incluso, fue dado de baja en la lista de naves de la Armada USA y su nombre fue dado a otro destructor de escolta.

Sin embargo, al año siguiente, varios pilotos USA, que volaban en aviones de reconocimiento, informaron, muy extrañados, haber visto un barco USA en una zona dominada por los japoneses.

Por lo visto, los japoneses consiguieron reflotar y reparar el USS Stewart, convertirlo en el Patrullero nº 102 de su Armada Imperial y asignarle una tripulación japonesa.

Curiosamente, en agosto de 1944, el Patrullero 102, junto a un buque de escolta avistaron al submarino USA Harder, el cual había logrado una merecida fama de ser muy eficaz en el hundimiento de barcos japoneses.

Este submarino se hallaba junto a otra nave de ese tipo, llamada Hake.

Sin embargo, aunque se sumergió para no ser visto, ello no le sirvió de nada, porque los japoneses lo habían localizado y le lanzaron varias cargas de profundidad.

Ello dio lugar a que el Harder fuera alcanzado por esas cargas y pereciera toda su tripulación. Más tarde, el Hake revisó toda esa zona, cercana a la isla filipina de Luzón, pero no encontró ningún superviviente.

En noviembre de 1944, el Patrullero 102, fue llevado a realizar algunas reparaciones en el astillero japonés de Kure. Esta vez, sí que le colocaron una mayor cantidad de baterías antiaéreas. Sin embargo, no le sirvió de mucho, porque, en abril de 1945, la flota con la que navegaba fue muy castigada por la aviación USA, cerca de la península de Corea.

Así que fue llevado para nuevas reparaciones en el astillero de Kure y allí fue donde se lo encontraron, las tropas USA, al final de la guerra.

Por ello, la Armada USA le dio un recibimiento como si se tratase de un marino, que hubiera sido salvado de su cautiverio.

Así que se le efectuaron ciertas reparaciones y se le ordenó a su capitán que se dirigiera al puerto de San Francisco.
Sin embargo, parece ser que el barco no debía de estar en muy buenas condiciones, pues sus motores fallaron y tuvo que ser remolcado por un buque que le escoltaba. De esa forma, consiguieron llegar a ese puerto en marzo de 1946.

Supongo que el Almirantazgo USA no sabría que hacer con él, porque estaba muy dañado. Aparte de que, al final de la guerra, lo que sobraban eran barcos. Así que tomaron la decisión de darle definitivamente de baja bajo el nombre de DD-224.

A finales de mayo de 1946, se dio la orden de hundirlo frente a la costa de San Francisco.
En esa operación participaron 5 cazas de la Armada, los cuales le ametrallaron y le dispararon varios misiles. Aún así, el barco se resistió a hundirse. El único que lo consiguió fue un barco cazasubmarinos, después de dispararle varias andanadas, durante más de 2 horas.

Sin embargo, ahora viene la sorpresa. En agosto de este año, cuando unos investigadores estaban revisando esa zona con sus drones submarinos, se dieron de frente con este barco, que se hallaba en posición vertical y a unos 1.000 m de profundidad. Sin embargo, lo hallaron casi intacto.

No queda ahí la cosa. Volviendo al submarino Harder, resulta que fue hallado por otro equipo de investigadores, en mayo de este mismo año, en el fondo del mar, cerca de la isla de Luzón.

También se encuentra a unos 1.100 m de profundidad, en posición vertical y está casi intacto, salvo que se le aprecia un fuerte impacto en el lado de babor, detrás de lo que los submarinistas llaman la vela. O sea, esa torreta que tienen los submarinos.

En fin, una historia que me ha llamado mucho la atención. Así que espero que también os haya gustado.

 

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