ESCRIBANO MONACAL

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lunes, 1 de abril de 2024

LA CURIOSA VIDA DEL INGENIERO ALBINO LASSO

 

Cuando se habla de lo mal que trató el régimen franquista a los republicanos, hay que decir que hubo de todo. Es cierto que hubo gente que lo pasó muy mal (yo conocí a algunos de ellos) y otros a los que no les fue tan mal.

Incluso, hubo muchos casos en los que emparentaron familias de ambos bandos. Me viene ahora a la memoria que una nieta del propio Franco, se casó con un nieto de un general republicano. Éste, durante la posguerra, fue condenado a muerte, pero su pena fue conmutada y liberado pocos años más tarde.

Hoy traigo al blog el caso de una persona llamada Albino Lasso Conde. Nuestro personaje nació en 1906 en Madrid.

Parece ser que perteneció a una familia muy acomodada y con muchas propiedades agrarias en la provincia de Cuenca.

Incluso, fue sobrino del teniente general José Lasso Pérez, que llegó a ser el titular de varias capitanías generales, en la época de la guerra de Cuba.

Albino estudió en la Escuela oficial de Ingenieros de caminos, canales y puertos de Madrid, licenciándose en 1932.

Parece ser que empezó trabajando en una compañía eléctrica de Cuenca para luego aprobar la oposición e ingresar en el cuerpo de ingenieros de caminos, canales y puertos del Estado.

Como trabajaba en Madrid, se hizo socio del Ateneo y allí conoció e hizo amistad con Manuel Azaña. Eso hizo que fichase por el partido Izquierda Republicana, cuyo presidente era Azaña.

En 1936, Albino se presentó a las elecciones generales como candidato de su partido por la provincia de Cuenca. Un partido adscrito al Frente Popular.

Es de sobra conocido que, en esas elecciones, se produjeron muchas incidencias y en algunas provincias, como Cuenca, hubo que repetirlas, pero Albino salió elegido también la segunda vez.

Hay que decir que en Cuenca se presentaron dos personajes muy conocidos. Uno de ellos era José Antonio Primo de Rivera. El otro fue el propio Francisco Franco. Sin embargo, este último quiso presentarse a la repetición de las elecciones, pero no le dejaron por no haberse presentado la primera vez a las mismas.

Sabemos que la guerra civil empezó a mediados de julio. Ese fue un hecho muy importante, ya que a mucha gente le pilló lejos de su residencia habitual por hallarse de vacaciones.

Concretamente, Albino se hallaba en San Sebastián, una ciudad que quedó en la zona republicana. Así que se puso a las órdenes de las autoridades militares republicanas.

De momento, se le asignó el grado de capitán de Aviación. Supongo que sería para construir o reparar las pistas, porque no era piloto.

Posteriormente, se le ascendió a mayor de milicias y se le puso al cargo de un batallón encargado de las vías ferroviarias. Incluso, llegó a ser secretario de Aviación. Lo que entonces se llamaban las FARE (Fuerzas Aéreas de la República Española).

En 1938, su nombre alcanzó cierta notoriedad por un suceso ocurrido en los tribunales de Justicia.

Parece ser que en la Audiencia Territorial de Madrid existía una gran rivalidad y casi enemistad entre el presidente de la misma, Luis Zubillaga, del PSOE, y el fiscal jefe, Feliciano López y López de Uribe, del PCE.

A finales de junio de ese año, el fiscal de la audiencia, siguiendo las órdenes de López de Uribe, ordenó la detención del matrimonio formado por Rogelio Periquet y María Teresa Giralt, ambos muy amigos de Zubillaga.

Periquet era un abogado, que había defendido a algunas personas acusadas de ser miembros de la Quinta Columna y, por tanto, también le acusaron a él de lo mismo.

En cuanto se enteró Zubillaga de la detención de sus amigos, ordenó la detención de Sara Giralt, hermana de María Teresa, acusándola de espionaje.

Sara tenía la nacionalidad cubana y estaba casada con un oficial español de Artillería, el cual se hallaba refugiado en una embajada. Por lo visto, Sara era amiga del fiscal jefe.

Parece ser que Albino tenía mucha amistad con Sara y eso dio lugar a que firmase varios avales para que la dejasen en libertad. Aunque luego se demostró que aquello era algo más que una simple amistad.

Se supone que el propósito de estas detenciones cruzadas eran conseguir una especie de pacto o canje para que los tres quedasen en libertad. A pesar de ello, ese rifirrafe duró todo el verano de 1938. Cuando el gobierno cesó a Zubillaga y a López de sus respectivos puestos.

De todas formas, me parece un juego muy peligroso acusar, falsamente, a una persona, para conseguir la libertad de otras y más en ese momento, donde se fusilaba a diestro y siniestro.

En febrero de 1939, Albino participó, como diputado, en la última sesión de las Cortes republicanas, celebrada en los sótanos del castillo de Figueras.

Posteriormente, se exilió, junto a Sara y la hija de ésta, Lydia, en Francia.

Mientras tanto, la suerte de Zubillaga y de López de Uribe fue dispar. El primero fue condenado a varios años de cárcel. Sin embargo, el segundo fue condenado a muerte y fusilado.

Lógicamente, Albino fue depurado e inhabilitado durante 4 años,

pero no expulsado de la función pública. Un detalle muy importante.

La pareja con la niña emigró a Brasil, donde él se dedicó al cálculo de estructuras para los modernos edificios, que se estaban construyendo en ese país.

Desconozco si, en aquella época, Sara se había quedado viuda. Lo cierto es que allí fue donde lograron casarse, en 1945, aunque no tuvieron hijos.

Sin embargo, su trabajo le llevó a recorrer otros países de ese continente, como Uruguay, Argentina, México, etc.

Nunca formó parte del Gobierno republicano en el exilio, pero sí estuvo muy atento a las noticias que se publicaban sobre ese organismo.

Incluso, llegó a publicar algunos artículos en los que denunciaba la violencia ejercida por el régimen franquista.

Sin embargo, en 1955, se decidió a viajar a España con el fin de tramitar su regreso definitivo a nuestro país. Incluso, solicitó, al ministro de Obras Públicas, el reingreso en 

el cuerpo de ingenieros de caminos, canales y puertos.

A pesar de que le llegaron al ministro unos informes muy desfavorables sobre nuestro personaje, increíblemente, es readmitido en el servicio en 1956, aunque no le dejan reincorporarse hasta 1962.

Es posible que hubiera una razón de peso, que influyera en la decisión del ministro. Parece ser que, durante su estancia en Argentina, Lasso estuvo trabajando con algunas empresas españolas de obras públicas, en la construcción de varias presas en ese país y les gustó mucho su forma de trabajar.

Fue destinado a Barcelona y allí, en ese mismo año, tuvo una gran actuación para luchar contra las inundaciones de los ríos Ripoll y Tordera.

Parece ser que construyó muros de hormigón, presas para labores agrícolas, protección de taludes y unas nuevas pasarelas, ya que las anteriores habían quedado destruidas por esas inundaciones.

Estas nuevas pasarelas iban sujetas por tirantes. Tal y cómo se estaban construyendo en USA, sin embargo, eran toda una novedad en España.

De hecho, fueron declaradas bienes protegidos por el Ayuntamiento de Sabadell, que es la localidad donde se encuentran esas pasarelas.

Por esta actuación es condecorado por el propio Franco, con la Encomienda de la Orden del Mérito Civil.

Por supuesto, Franco sabía de sobra que se trataba de un antiguo diputado de Izquierda Republicana, un partido que estaba dentro del Frente Popular.

No obstante, nunca consiguió su traslado a Madrid, a pesar de haberlo solicitado en infinidad de ocasiones. Se ve que todavía lo considerarían como alguien sumamente peligroso.

También fue un hombre muy avanzado a su tiempo, ya que criticó algunas cosas como los vertidos, que se solían realizar en el mar, dando lugar a playas cada vez más contaminadas.

Llegó a ser ingeniero jefe de la Confederación Hidrográfica del Pirineo Oriental, hasta 1975. Año en el que pidió la excedencia voluntaria y fue cuando pudo regresar a Madrid.

Parece ser que, durante mucho tiempo, mantuvo correspondencia con su gran amigo Carlos Esplá, otro exiliado, que ocupó algunos cargos secundarios en el Gobierno republicano. Éste publicó sus informaciones en uno de sus libros.

Parece ser que le decía que en España se cobraba poco y se trabajaba mucho. Por eso, muchos tenían pluriempleos y eso iba en detrimento de la vida nocturna.

Por el contrario, los campos de fútbol y los cines estaban casi siempre a rebosar de espectadores.

Desgraciadamente, nuestro personaje murió en 1978 en Madrid. Su esposa falleció 9 años después.

 

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