ESCRIBANO MONACAL

ESCRIBANO MONACAL
UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

miércoles, 10 de enero de 2024

TALOS DE CRETA

 

Como vivimos en una época en la que nuestras costas son un auténtico coladero, ya que, por lo que se ve, aquí desembarca todo aquel que quiere y encima luego los alojan en hoteles de lujo, se me ha ocurrido que podríamos acudir a la Mitología para que podamos ver el remedio que se les ocurrió a los antiguos griegos.

Realmente, hay varias versiones sobre la creación de Talos de Creta. En la que casi todas están de acuerdo es que se trataba de una especie de autómata gigante con forma humana, que se encargaba de vigilar las costas de la isla de Creta. Incluso, en alguna medalla antigua lo representan como un hombre alado. Aunque también hay otra versión que indica que tenía forma de toro.

La versión en la que coinciden la mayoría de los expertos es que fue un autómata de bronce fundido por el dios Hefesto (al que los romanos llamaron Vulcano), por encargo del propio Zeus.

No olvidemos que el propio Homero alude en la Ilíada a los muchos autómatas creados por Hefesto, dios de la forja.

En las fuentes que conocemos, Talos es mencionado, por vez primera, en el siglo VII a. de C., en obras de teatro, pinturas, cerámicas y esculturas. Por lo visto, se trataba de una historia muy popular.

Parece ser que Zeus le hizo tres regalos a su amante Europa, la cual iba a casarse con un rey de Creta, cuyo nombre era Asterión.

Uno de esos regalos fue el propio Talos, un invento para que defendiera esa isla; otro fue un perro muy fiero, llamado Lélape y, por último, una jabalina, que siempre daba en el blanco.

No hay que olvidar que Zeus había tenido un romance con Europa, fruto del cual nació el futuro rey Minos de Creta.

En resumen, la labor que se asignó a Talos fue la de dar, diariamente, tres vueltas a las costas de Creta. Algo que me parece bastante complicado, ya que, según he consultado, las costas norte y sur de esa isla tienen, cada una, unos 240 km. de largo.

Por lo visto, Talos fue muy bien recibido por el rey de Creta, ya que, en aquella época, eran muy frecuentes los ataques de los piratas a las ciudades costeras de esa isla.

Por otro lado, tampoco debe de extrañarnos que los griegos construyeran un autómata, ya que sabemos que eran muy aficionados a construirlos.

Evidentemente, no quedan restos, ni conocemos a los inventores de aquella época, pero sí conocemos a algunos más recientes, como el famoso Herón de Alejandría (10-70 d. de C). A éste se le atribuyen inventos como una máquina de vapor, una especie de cuentakilómetros y varias fórmulas para su aplicación en las Matemáticas.

Otros de sus inventos fue hacer que se abrieran las puertas de un templo, cuando un sacerdote encendiera una hoguera y que se cerraran, cuando éste la apagara.

Incluso, diseñó una especie de máquina, en la que se han inspirado las máquinas de venta de refrescos, sólo que, en su caso, a cambio de unas monedas entregaba un recipiente con agua bendita, porque estaba en la puerta de uno de los templos griegos.

Herón se consideraba seguidor de otro inventor griego llamado Ctesibio, el cual vivió en el siglo III a. de C.

Éste consiguió construir un reloj de agua muy preciso y un órgano hidráulico.

Estos dos inventores vivieron en Alejandría, donde se hallaba la famosa biblioteca, la cual presumía de tener todos los conocimientos de la época y de varios siglos de antigüedad.

Hoy en día, hay mucha gente que cree que los griegos despreciaban las ciencias, cosa que es falsa. De hecho, tuvieron grandes matemáticos y físicos.

Los griegos inventaron muchas cosas para su aplicación en la construcción, la navegación o hasta en la guerra. Estos ingenios no sólo eran movidos por animales, sino que también consiguieron moverlos con la fuerza hidráulica o por medio de aire comprimido.

El primer inventor griego del que tenemos noticias se llamaba Arquitas de Tarento, el cual, aparte de dar clases de Matemáticas, inventó cosas tan útiles como los tornillos y otras para la diversión, como una paloma de madera, que podía mover sus alas por medio de un mecanismo a base de poleas y aire comprimido.

Arquímedes también fue otro gran científico griego, aunque siempre residió en Sicilia. A él debemos el famoso tornillo de Arquímedes, muy utilizado para extraer agua de minas y pozos. También construyó varios tipos de catapultas para defender su isla.

La afición de los griegos por los autómatas llegó hasta el punto de hacerlos desfilar en algunas de sus procesiones. Según nos cuenta Polibio, vio una, que iba precedida por un caracol mecánico, que lanzaba una especie de perfume.

En otra de esas procesiones se podían ver, aparte de gente con disfraces mitológicos de todo tipo, un autómata, que representaba a Nisa, una ninfa, que, según la Mitología, amamantó a Dionisio, o sea, Baco. Esta figura se levantaba, periódicamente, sin ayuda de nadie.

Volviendo a nuestro personaje de hoy, parece ser que solía realizar su trabajo con mucha eficacia. Cuando veía un barco no autorizado a llegar a Creta, le lanzaba grandes peñascos, hasta que conseguía hundirlo o hacer que huyera.

En el caso de que alguno de esos navegantes consiguiera llegar a la costa, se encendía hasta ponerse al rojo vivo.

Después, abrazaba a esos navegantes hasta conseguir que se abrasaran. Está claro que su creador fue todo un perfeccionista.

Sin embargo, nada, ni nadie es invencible. En cierta ocasión, pasaron frente a la costa cretense Jasón y sus argonautas. Como era de esperar, Talos les lanzó grandes pedruscos, que casi llegaron a hacer naufragar a aquella nave.

Según nos cuenta Apolonio en sus Argonáuticas, Jasón y su esposa, la bruja Medea consiguieron llegar en una pequeña embarcación a la costa cretense.

Antes de nada, hay que decir que Talos tenía una especie de tubo o vena, por el que circulaba una especie de alimento de los dioses y que iba desde el cuello hasta uno de sus talones.

Por lo visto, Medea logró engañar a Talos, diciéndole que, si se quitaba el tornillo, que tenía en ese talón, lograría alcanzar la inmortalidad, como si fuera un dios.

Talos cayó en el engaño y, al quitarse ese tornillo, perdió toda la sustancia que recorría ese tubo y eso dio lugar a que quedara inservible.

Una vez conseguido eliminar a Talos, Jasón y Medea, alcanzaron su objetivo, que era capturar el Vellocino de oro.

Algún autor dice que esto de la herida en el talón, nos hace recordar el famoso talón de Aquiles en la guerra de Troya. Otro menciona que lo de la “vena”, le recuerda al procedimiento de la cera perdida.

Aunque, en la era de la inteligencia artificial, hay también quien dice que es posible que Talos no fuera consciente de ser un simple robot o autómata y que aspirase a ser algo más que un simple mortal.

Aprovecho que éste es mi primer artículo de este año, para desearos ¡UN MUY FELIZ AÑO 2024!

 

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2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Le invito a leer otros artículos de este blog de Historia.
      Muchas gracias por su comentario y saludos.

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