ESCRIBANO MONACAL

ESCRIBANO MONACAL
UNA GRAN OBRA MAESTRA REALIZADA EN MARFIL

lunes, 11 de julio de 2016

LOS FAMOSOS BONNIE Y CLYDE



Estoy totalmente seguro que más de uno habrá oído hablar de esta famosa pareja. Lo más curioso del asunto es que, en su momento, sólo fueron conocidos en la zona donde efectuaron sus delitos y, en cambio, hoy lo son en todo el mundo.
Realmente, es muy llamativo que una pareja que, en su momento, fueron unos tipos muy buscados por las fuerzas de seguridad, todavía hoy son, más o menos, vistos como unos héroes populares.
Es posible que todo ello haya sido debido a la gran repercusión social que han tenido las películas, series de tv y obras musicales que han tratado sobre la vida de esta pareja. Por supuesto, edulcorando al máximo la narración, hasta borrar, prácticamente, los hechos delictivos que cometieron.
En su descargo, se podría argumentar que el medio oeste de USA fue el lugar más castigado por la Depresión de 1929. Para que os hagáis una idea, en todo el país se perdieron unos 15.000.000 de puestos de trabajo. El famoso PIB cayó un 50% y las exportaciones más de un 70%. Casi nada.
Así que, en esa época, menudearon los bandidos y forajidos como esta pareja, John Dillinger, Ma Baker y muchos otros menos conocidos. No obstante, la mayoría de los ciudadanos USA eran igual de pobres y no se dedicaron a robar, ni a matar a nadie. Cada uno se dedicó a lo que pudo y a sacar a su familia adelante.
Lo lógico es que, tras una guerra o una crisis económica, se produzca mucha miseria y la gente pase mucha hambre. Eso ha ocurrido siempre.
Lo llamativo es que la enorme crisis de la Gran Depresión de 1929, se cerró con la llegada de la II Guerra Mundial. Por lo menos, por lo que respecta a USA. Algo que no había ocurrido nunca.
Para empezar, Bonnie Parker, que es como se llamaba ella, nació en 1910 en una población del centro del Estado de Texas, llamada Rowena.
La verdad es que nunca tuvo mucha suerte en la vida. Su padre era un modesto albañil, que falleció, cuando aún era muy pequeña. Siendo ella la segunda hija de la pareja.
Ante esta situación, su madre, decidió mudarse con sus tres hijos a Dallas, cerca de la casa de sus padres, para intentar mejorar su suerte y la de su familia, pero tampoco lo consiguió.
Bonnie siempre fue una chica bajita, delgada y muy rubia. Aficionada a escribir poesía, lo cual le hizo ganar algún premio, y al cine.
Se casó, con sólo 16 años, con un tipo llamado Roy Thornton, el cual resultó ser un delincuente. Así que, al poco tiempo, fue encerrado en la cárcel y a los 3 años, Bonnie, consiguió la separación, pero nunca pidió el divorcio.
Por esa misma época, cuando trabajaba como camarera de una cafetería, una amiga le presentó a Clyde Barrow. El otro protagonista de nuestra historia. Ese encuentro se realizó en enero de 1930. Parece ser que fue lo que se dice un flechazo a primera vista
Por lo que se comenta, Clyde, era un tipo muy corriente. No muy alto, pelo castaño y peinado con la raya en medio de la cabeza, a la moda de los años 30.
Salvo que conducía coches veloces y solía llevar siempre armas, no se ve que tuviera ningún atractivo especial para enamorar a nadie al instante.
Clyde Barrow nació en 1909 en un suburbio de Dallas y fue el quinto hijo de una familia con 8 hermanos. Crecidos todos en un ambiente miserable y emigrados desde el campo. Su familia regentaba una gasolinera.
Con 16 años ya fue detenido por no devolver a tiempo un coche alquilado. Luego, lo sería en varias ocasiones más por distintos hechos delictivos.
Al poco tiempo de haber conocido a Bonnie, Clyde, es detenido por la Policía y enviado a la cárcel. Concretamente, a una granja-prisión para trabajos forzados.
En esta ocasión, Bonnie, parecía mucho más interesada en su nueva pareja y le envió muchas cartas al penal. Algunas de las cuales se conservan aún.
En este, como en otros muchos casos, la cárcel le sirvió para endurecerse mucho y no para llevar una vida tranquila y honrada.
Se cuenta que uno de los presos lo violó en varias ocasiones. El cadáver de ese mismo preso apareció un tiempo después, dentro de la prisión,  muerto en extrañas circunstancias.
También se dice que Clyde le encargó a otro preso que le cortara dos dedos del pie con un hacha. Así se liberaría de los trabajos forzados. De esa manera, nuestro personaje, caminó cojo el resto de su vida.
A principios de 1932, Clyde, fue puesto en libertad condicional y se reunió de nuevo con su pareja. Aunque la madre de Bonnie, Enma, le recomendó a su hija que no volviera con él, no consiguió que le hiciera  caso.
Por entonces, se estuvo formando la banda. A la pareja se unió Raymond Hamilton, amigo de Bonnie, el cual, fue muy pronto detenido en Michigan. Más tarde, la misma Bonnie, fue encarcelada durante un corto periodo de tiempo en Texas.
Por esa misma época, Clyde y otro miembro de la banda, apellidado Jones, asaltaron una tienda. Al hacerles frente el dueño, no dudaron en matarlo y huyeron.
En agosto de 1932, Clyde y otros amigos, fueron a una fiesta en un pueblo de Oklahoma y bebieron mucho alcohol. Algo absolutamente prohibido durante la famosa Ley Seca. Cuando un sheriff los quiso detener para interrogarles, lo mataron en mitad de la calle.
En marzo de 1933, Buck, un hermano mayor de Clyde, salió de la cárcel y empezó a dirigir la banda. Alquilaron un apartamento en un pueblo de Missouri, desde donde se dedicaron a organizar nuevos golpes. Ahí fue donde se hicieron esas fotos, posando con armas, que, después, les han hecho tan famosos.
No obstante, también hay quien dice que Buck y su esposa, Blanche, se habían reunido con Clyde para convencerlo, a fin de que se entregara a las autoridades, pues Buck había obtenido el perdón de todos sus delitos.
Alguien les denunció y la Policía montó una redada para detener a toda la banda. A pesar de ser sorprendidos, consiguieron escapar, matando a dos agentes. Sin embargo, en su precipitada huida dejaron allí todas sus cosas, incluidas las cámaras con las fotos antes citadas. Algo que le fue de suma utilidad a la Policía.
Así que, de ahora en adelante, ya no podrían ir por ahí a cara descubierta, como habían hecho hasta entonces.
Lo que tendrían muy claro es que ahora les estaba buscando toda la
Policía y ya conocían sus identidades. Así que no podían permitirse ni un segundo de descanso. Siempre había uno de ellos de guardia, por si acaso.
Aparte de eso, en aquel momento, las autoridades, se estaban tomando muy en serio a la delincuencia. El año anterior, había sido secuestrado el hijo del famoso aviador Lindbergh. Surgió un gran escándalo y se movilizó todo el país para encontrarlo.
Se aprobaron una serie de leyes, por las que la Policía federal acudiría en ayuda de las de cada Estado, cuando no pudieran contener a la delincuencia. Aparte de que les autorizaron a usar armas en su trabajo. Se trataba del famoso FBI.
La Policía permitió que se publicaran las fotos de los forajidos, junto con unos poemas que había escrito Bonnie, durante su estancia en la cárcel.
Sin embargo, no consiguieron el apoyo del pueblo hacia las autoridades policiales, pues, por entonces,
el ciudadano medio de USA, veía a las autoridades de su país como a un nido de corruptos y a estos chicos jóvenes los aceptó como a unos nuevos bandoleros buenos. Así comenzó su leyenda.
No obstante, sus asaltos continuaron por todo el país, asesinando a unas diez personas, que se resistieron a ser robadas.
Incluso, en algunos de sus asaltos, tomaron rehenes. No les hicieron daño y los soltaron a una considerable distancia. Dándoles dinero para que pudieran volver a sus casas.
En una de sus huidas, Clyde, que llevaba el volante, no pudo evitar que el coche cayera por un terraplén, de una carretera en construcción.
Bonnie sufrió diversas quemaduras de importancia en su pierna izquierda, lo cual la obligó a reposar durante varias semanas. No obstante, perdería para siempre la movilidad en esa pierna.
A mediados de 1933, la banda alquiló dos viviendas rurales en una localidad de Missouri. Allí residieron en una Bonnie, Jones y Clyde. En la otra, estaban Buck y Blanche.
Parece ser que el dueño se mosqueó al ver que sus huéspedes tapaban sus ventanas con periódicos y porque Blanche le pagó con dólares de plata. Algo extraño en la época y que, seguramente, procedían de la caja fuerte de algún Banco. Así que contactó con la Policía.
Se montó una gran redada, en la que se utilizó hasta un vehículo blindado. No obstante, los forajidos estaban avisados, porque uno de ellos fue a la ciudad y escuchó rumores de que había muchos agentes de Policía alrededor de la ciudad.
Así que, cuando los agentes llamaron a la puerta, a las 11 de la noche, Bonnie, les dijo que no podía abrirles, porque no estaba vestida y que esperaran un momento.
Al poco rato, comenzó el tiroteo, por ambas partes. En el intercambio de disparos, Buck, fue herido gravemente por un disparo al cráneo y su esposa, Blanche, también fue herida al haber recibido un impacto de unos trozos de cristal en los ojos.
No obstante, pudieron escapar todos y llegar hasta un antiguo parque de atracciones en el Estado de Iowa.
Esta vez, un campesino, que había encontrado varios restos de vendas manchadas de sangre, les denunció a la Policía. Así que se montó otra redada y otro tiroteo. Esta vez, Buck murió y Blanche fue de nuevo herida  y, esta vez, capturada.
Jones, fue detenido más tarde en Houston y allí realizó una completa confesión , tras haber pactado una cadena perpetua.
No sé si pensarían que no los iban a detener nunca. Lo cierto es que, en enero de 1934, realizaron una operación tremendamente osada.
Esta vez, no se les ocurrió otra cosa que atacar el penal donde había estado encerrado Clyde, e intentar que escapara de allí su antiguo socio, Raymond Hamilton.
Es posible que a esas alturas, ya no se fiaran de nadie y quisieran ampliar la banda sólo con gente de plena confianza.
También, algunos afirman que realizó este asalto a su antigua prisión para vengarse del sistema carcelario.
Lo cierto es que les salió de perlas. Atacaron a los guardias de la prisión y consiguieron que se escaparan 5 presos. Por supuesto, uno de ellos fue Hamilton. También se les unió otro preso, llamado Henry Methvin.
Esto ya era demasiado para las autoridades. A partir de entonces,  el responsable del Departamento de Prisiones de Texas, prometió que los miembros de la banda serían perseguidos por todo el país y les darían muerte allí donde los pillaran.
En abril de 1934, el nuevo grupo, asesinó a dos agentes de la Policía de Tráfico, en una localidad de Texas. No está muy claro si el único asesino fue Methvin o también Clyde. Según parece, Bonnie, tampoco participó en este tiroteo.
Realmente, todo el mundo coincide en que Bonnie nunca disparó un arma, sin embargo, hay muchas discusiones sobre si ella estuvo en la organización de los atracos.
No obstante, esta vez la prensa les atacó, cuando publicaron que uno de los agentes asesinados iba a casarse pronto y que su novia llevó su vestido de bodas a la funeraria, donde se custodiaba el cadáver del agente.
Unos días más tarde, también asesinaron a otro policía en un pueblo de Oklahoma, lo cual hizo que la opinión pública se enemistara con ellos.
Incluso, la gente empezó a verlos como unos simples asesinos y no como unos meros ladrones, como había ocurrido hasta ahora. Entonces, varias autoridades e instituciones ofrecieron recompensas por sus cadáveres.
En Texas contrataron a Frank Hamer, un antiguo Rangers, que tenía en su haber la captura y muerte de varios forajidos,  para liderar al grupo, que se encargaría de perseguir y eliminar a esta banda. En el grupo había dos agentes de Louisiana y cuatro de Texas. Precisamente, uno de ellos la conoció cuando trabajó de camarera en la cafetería, donde él solía desayunar.

Hamer estuvo estudiando los movimientos de la banda y cómo cometían sus fechorías en un Estado y se pasaban a otro, donde los agentes locales no les podían perseguir.
También contactó con los padres de Methvin, a fin de que se rindiera, cosa que, por fin, consiguió a cambio de que entregara a la banda y, a cambio, se le rebajaría su futura condena.
Ésta quedó en 8 años de cárcel, pues nunca fue juzgado por los dos asesinatos de los que había sido acusado.
El 21/05/1934, el grupo de agentes supo que la banda se iba a reunir en Shreveport, como les había informado el traidor, Methvin.

Por lo visto, habían decidido que, en caso de que cada uno tuviera que huir por su lado, el nuevo lugar de reunión sería la casa de los padres de Methvin.
En la mañana del día 23, los agentes, que les esperaban al borde de una carretera local, detectaron la presencia del coche de Clyde, un Ford V8, que había sido robado. El padre de Methvin, se acercó con su camión para que no fueran tan deprisa y les obligó a acercarse más hacia el lado donde estaban agazapados los perseguidores.
Cuando el coche se acercó a los matorrales, donde estaban escondidos los agentes, éstos se pusieron a dispararles, sin haberles dado previamente el alto, en contra de lo que ordenaba la Ley.
Los agentes estaban bien armados con fusiles automáticos, escopetas y pistolas. Sus órdenes eran vaciar los cargadores de sus armas en el coche y sobre los cuerpos de la pareja y eso fue lo que hicieron, al pie de la letra.
En ese mismo orden, les dispararon con sus armas, dejando a la pareja sin posibilidad alguna de repeler los disparos.
Empezaron a dispararles poco antes de que el coche llegara a la altura de ellos y siguieron, hasta que el vehículo se paró un poco más allá, tras haber pasado por delante de los agentes, que estaban escondidos a un lado del camino.
En el coche, se pudieron contar 167 impactos de bala. Parece ser que Clyde murió enseguida a causa de una bala que se alojó en su cerebro. Mientras que Bonnie sufrió una lenta agonía.
Cuentan que dentro del coche se hallaron varias armas automáticas, escopetas, pistolas y varias cajas de cartuchos. Aparte de una colección de matrículas de coches de varios Estados.
En cuanto a la pareja, algunos afirman que los cadáveres tenían unos cincuenta impactos de bala por todo el cuerpo.
Realmente, el informe del forense, indica que contó 17 heridas separadas en el cuerpo de Clyde y 26 en el de Bonnie. Lo cual puede indicar que en alguno de los orificios se alojó más de una bala.
Tras la llamada del grupo de agentes para notificar su “hazaña”, en el lugar, se agolparon multitud de curiosos. Varios de ellos se dedicaron a llevarse objetos como recuerdo.
Incluso, llegaron a cortar mechones de pelo y trozos de vestido, para venderlos a buen precio. El forense tuvo que ordenar a los agentes que impusieran el orden, pues, cuando llegó, lo primero que vio fue un hombre que intentaba cortarle una oreja a Clyde.
Así que remolcaron el coche, con los cuerpos dentro, hasta la localidad más cercana, donde encargaron su embalsamamiento a una empresa funeraria.
El cuerpo de Clyde fue identificado por su padre, Henry. También acudió al lugar una pareja, que había sido, anteriormente, tomados como rehenes por la banda, a fin de identificarles.
Curiosamente, también se dedicaban a las pompas fúnebres, en otra ciudad.
Se cuenta que la pareja deseaba haber sido enterrada junta, sin embargo, la madre de Bonnie, se negó a ello. Lo curioso es que Bonnie murió llevando su anillo de casada y fue enterrada con él .
La familia de Bonnie intentó llevar su cuerpo a casa. Como ella había deseado. Sin embargo, el gentío que se concentró para ir al entierro, unas 20.000 personas, hizo eso imposible.
Su cuerpo fue enterrado el 26/05, inicialmente, en el cementerio de Fishtrap, en una tumba engalanada con una gran cantidad de ramos de flores, llegados de todo el país. Posteriormente, en 1945, su tumba fue trasladada,  al nuevo cementerio de Crown Hill, ambos en Dallas. En su largo epitafio, se puede leer una poesía, que escribió ella misma.
En cambio, en el caso de Clyde, su cuerpo fue enterrado el día antes, en el cementerio Western Heights, también en Dallas. Su cuerpo reposa en una tumba situada junto a la de su hermano Marvin. Ambas tumbas tienen una única lápida con un epitafio que se podría traducir como: “Se ha ido, pero no será olvidado”.
Las entidades que habían prometido pagar recompensas por la muerte de estos forajidos, se echaron para atrás y los agentes que habían participado en esta operación  sólo cobraron unos 200 dólares cada uno.
El traidor a la banda, Henry Methvin, tras haber sido puesto en libertad en 1942, murió 6 años después a causa de haber sido atropellado por un tren.
También su padre, Ivy, había muerto en 1946, al haber sido atropellado por un coche, cuyo conductor estaba borracho. Se pensó que ambas muertes no eran casuales y habrían podido producirse como una venganza por su colaboración con los agentes para matar a nuestros personajes, pero nunca se arrestó a nadie por ello.
Como en USA a todo hay que sacarle una rentabilidad, el coche de la pareja, que siguió mostrando numerosos agujeros de bala, fue llevado de feria en feria, como si fuera un trofeo de caza. Posteriormente, fue expuesto en Las Vegas y hoy en día está en un pequeño museo en una localidad de Nevada.
Para terminar, simplemente, quería recordar que esta historia se popularizó en todo el mundo, sobre todo,  gracias al cine. Hay varias películas sobre el tema. La más conocida es la de Arthur Penn, estrenada en 1967 y protagonizada por Waren Beatty y Faye Dunaway.
También hay numerosas canciones, como la célebre” Balada de Bonnie&Clyde”, de Georgie Fame, estrenada el mismo año que la película.
Al mismo tiempo, se han realizado varias obras de teatro y series de televisión, inspiradas en las andanzas y la muerte de esta pareja.
Ciertos autores afirman que mucha gente de aquella época vio a esta pareja como a unas personas que se rebelaban contra la crisis y la corrupción que imperaba en USA y, por ello, los aceptaron como unos héroes populares.
Incluso, existe una enfermedad, llamada hybristophilia, también conocida como el síndrome Bonnie&Clyde, que consiste en que algunas personas admiran a ciertos delincuentes, les envían cartas de admiración y hasta de amor a las cárceles, donde han sido encerrados.
Incluso, en algunos casos, ha ocurrido que estos admiradores han llegado a casarse con esos delincuentes.
Espero que os haya gustado la historia, aunque, como tantas otras, me haya quedado un poco larga.

lunes, 4 de julio de 2016

EL CONCILIO DE BASILEA Y EL ORIGEN DEL RENACIMIENTO



No sé si vosotros os habréis hecho alguna vez la pregunta de cómo fue posible que una sociedad tan cerrada y tan atrasada, como era la de la etapa Medieval, de pronto, empezara a funcionar de otra manera y diera lugar a lo que se ha llamado el Renacimiento.
Hay muchas teorías al respecto, sin embargo, me gustaría transmitiros una serie de ideas que tengo sobre este tema. Varias de ellas, tomadas de otros autores, por supuesto.
Me parece que el Renacimiento era muy probable que se diera, por vez primera, en Italia, por una razón muy sencilla. Desde el siglo XII existían en esa península sangrientas disputas entre los güelfos y los gibelinos. O sea, los partidarios de los Papas y los de los emperadores.
A mi modo de ver, eso fue trascendental para crear un Humanismo, donde se defendiera que todo tenía que ser hecho a la medida del hombre, en contra del pensamiento escolástico tradicional. De esa manera, ya comenzaron a separarse la Iglesia y el Estado.
De todas formas, ya en el siglo XI, encontramos la figura del filósofo Abelardo, el famoso amante de Eloísa, que propugnaba un tipo de filosofía precursora del Humanismo.
Por otro lado, a partir del siglo XV, hubo una época llamada la Pequeña Edad del Hielo, que duró hasta 1850. Por cierto, no sé si sabréis que entre los siglos X y XIV hizo más calor que en el siglo XX.
Se sabe, por las crónicas de esa época, que, durante el siglo XV y parte del XVI, se llegaron a congelar varios ríos y hasta el puerto de Valencia.
Es posible que estos hielos dieran lugar al final de la famosa epidemia de peste, que llegó a Europa en 1348 y que, según se cree,  se llevó por delante al 60% de los europeos. O  sea, unos cincuenta de los 80.000.000 de personas que habitaban en Europa. Seguramente, el frío mató a los bichos que transmitían esa enfermedad tan mortífera.


También se dice que esto provocó muchos desplazamientos de personas, huyendo de la peste, y que, los supervivientes, al haber escasez de mano de obra, empezaron a cobrar mucho más por su trabajo.
De esa manera, algunas familias formaron sus grandes capitales, como el caso de los famosos Médicis, en Florencia.
Estas familias, a pesar de que estaban todavía en la Edad Media, empezaron a tener gustos refinados y, viendo el lujo que derrochaban las construcciones romanas, es muy posible que fomentaran el gusto por lo clásico. O igual, fue al revés.
Desgraciadamente, muchos de estos edificios romanos se encontraban ya en ruinas. Bien, a causa de las invasiones bárbaras, las guerras medievales o, simplemente, porque sus piedras se habían utilizado para otras construcciones. Como ocurrió en el caso del Coliseo de Roma.
Por si no lo sabíais, la Iglesia, no solía utilizar los antiguos templos romanos, porque solían ser muy pequeños para realizar las misas. Ya que esos templos  eran sólo la casa de sus dioses y los antiguos romanos  no celebraban las ceremonias  dentro del recinto, sino en la puerta. Así que la mayoría de esos templos no fueron aprovechados para el culto cristiano, salvo el caso de los grandes. Como ocurrió con el Partenón de Atenas.
Lo cierto es que, durante la Edad Media,  siempre se había tenido constancia de que había existido una civilización, como fue la greco-romana con unos conocimientos técnicos y artísticos muy por encima de los que tenían ellos y creían haberlos perdido.
Por eso, estos mecenas de los artistas y humanistas, les pagaron generosamente para que investigaran y pudieran encontrar estos saberes casi perdidos.
En aquella época, disponer en una de esas cortes a un Leonardo, un Miguel Ángel o cualquier otro artista era todo un lujo y, a veces, como parte de las relaciones entre esos Estados de la actual Italia, se cedían temporalmente sus respectivos artistas, para que trabajaran en otra corte. Era una forma de dar prestigio a su Estado.
Así que ahora os voy a narrar la historia de un Concilio, que se suele pasar por alto, pero que a mí me parece que también influyó en el origen del Renacimiento.
Para explicarlo correctamente, lo suyo es que os comente que, en 1414, se produjo el Concilio de Constanza, donde los monarcas cristianos pusieron todo su empeño en unificar toda la Cristiandad, bajo el báculo de un único Papa. Desgraciadamente, las luchas políticas habían dado lugar a tres Papas diferentes.
Eso se consiguió en 1417, cuando, durante este concilio, se nombró nuevo Papa a Martín V, el cual consiguió terminar con esta situación a la que se llamó el Cisma de Occidente.
No obstante, dentro de la Iglesia seguía habiendo dos corrientes de opinión. Por una parte, unos pensaban que el Papa debía comportarse como un monarca absoluto, sin tener que depender de nadie.
Por otra, estaban los que pensaban que las resoluciones de los concilios debían estar por encima de las del Papa. Esto se llamó el conciliarismo. Evidentemente, Martín V, no estaba de acuerdo, pero sí aceptó realizar concilios más a menudo y lo cumplió.
En 1422 tuvo lugar un concilio en Siena, pero no se llegaron a decidir  grandes acuerdos para reformar la Iglesia.

El siguiente concilio fue convocado en 1431 en Basilea. A éste no pudo asistir Martín V, pues murió unos meses antes de que comenzara. Lo inauguró su sucesor, Eugenio IV.
Para empezar, el nuevo Papa se encontró con el  problema  del conciliarismo y con un ambiente hostil. Así que disolvió ese concilio y lo mandó a Ferrara. Algunos de los reunidos en Basilea no se dieron por aludidos y siguieron allí. Mientras que la mayoría de ellos se trasladaron a la nueva sede.
A Eugenio IV se le ocurrió que podría intentar también acabar con el Cisma de la Iglesia Ortodoxa, que estaba separada de la Occidental desde el siglo XI, así que invitaron a las autoridades ortodoxas a asistir al Concilio.
Es posible que, como estas cosas tardan mucho en debatirse,  las ciudades donde se celebró este evento, fueran enviando a los participantes a otra, ya que generarían muchos gastos.
El concilio se había iniciado en 1431, en Basilea. En 1438, se trasladó a Ferrara. Al año siguiente, le tocó el turno a Florencia, pues se había declarado un brote de peste en la anterior sede. En 1443, se fueron a Roma, ya hasta el final, que fue dos años más tarde.
Los representantes de las Iglesias ortodoxas de Oriente, presididas por el emperador bizantino, Juan VIII Paleólogo, acudieron a la sede de Ferrara.
Este fue todo un acontecimiento en el Mundo occidental, pues  estas gentes venidas del Imperio Bizantino,  heredero del antiguo Imperio Romano de Oriente, aportaron una serie de conocimientos absolutamente olvidados en Occidente.
En esa reunión se consiguieron verdaderos avances en aras de una posible reunificación de las dos Iglesias. Algo realmente inaudito, pocos años antes.
Increíblemente, los representantes de las dos iglesias aceptaron el origen del Espíritu Santo, un tema que siempre había causado fricción entre las dos partes.
Aparte de ello, se dejó que cada Iglesia siguiera sus tradiciones a la hora de la Comunión. Se aceptó el hecho del Purgatorio y, lo más importante, el poder del Papa sobre toda la Iglesia.
Ya en Ferrara, en 1439, se firmaron los acuerdos con la Iglesia Griega y la Armenia. En 1443, con los jacobitas y en 1445, con los nestorianos.
Más adelante, en Florencia, Eugenio IV, fue proclamado Pontífice único de las dos Iglesias, lo cual fue una gran victoria. El concilio fue clausurado en la misma Roma.
No obstante, las malas lenguas, que son muchas, dicen que los ortodoxos vinieron a firmar todo lo que se les pusiera por delante, para que Occidente les ayudara en su lucha contra los turcos. Los cuales estaban ya demasiado cerca de Bizancio.
No hay que olvidar que Bizancio fue conquistada, por éstos,  pocos años después. Seguramente, por ese mismo motivo, y por la casi nula ayuda de Occidente a Bizancio, la separación entre las dos Iglesias se volvió a producir a partir de 1472. Aparte de que la mayoría del clero ortodoxo se opuso, desde un principio, a su unión con el de Occidente.
Sin embargo, lo que yo os quería decir es que, junto a los grandes personajes de la Iglesia Ortodoxa, viajaron a Ferrara y luego a Florencia, un grupo muy selecto de intelectuales, los cuales poseían grandes conocimientos de la antigua cultura greco-romana, que se habían perdido en Occidente.
Uno de ellos fue el patriarca latino en Constantinopla, Basilio Besarión, que fue uno de los personajes más importantes de ese gran evento. De hecho, fue uno de los redactores, junto al gran humanista Ambrosio Traversario,  del Decreto por el que se reconocía el final del Cisma de Oriente.
En Venecia, todavía se recuerda a Bessarion, por la donación de buena parte de su espléndida colección de libros antiguos a la Biblioteca Marciana de esa ciudad.
También tradujo varias obras de Aristóteles y de Platón, sintiendo predilección por la filosofía de este último y dándola a conocer en Occidente, pues aquí se le daba más importancia al primero.
Otro de los visitantes famosos fue Georgios Gemistos, llamado Pletón. Éste sólo vino como asesor. Por tanto, gozó de mucho tiempo libre, el cual aprovechó para enseñar la filosofía platónica en Florencia.
Incluso, se permitió afirmar que muchos gobernantes podrían organizar mejor sus Estados si siguieran los consejos que escribió Platón en su obra “La República”.
Fundó la Academia Platónica Florentina, bajo el mecenazgo de Cosme de Médicis, que no se perdía una clase de este filósofo.
Allí convergieron personajes muy importantes, pero no voy a extenderme para no hacer demasiado largo este artículo. Lo dejo para otro posterior.

miércoles, 22 de junio de 2016

LOS PIRATAS DE EDELWEISS, OTRO GRUPO ANTINAZI



Siguiendo con aquel ciclo que comencé hace tiempo, sobre grupos anti-nazis, esta vez os traigo al blog un grupo de esos que no habla casi nadie.
Tras la llegada de Hitler al poder en Alemania, se crearon una serie de grupos para que su partido único controlara, desde dentro, la sociedad alemana de la época.
Desde el punto de visto juvenil, el más importante, sin duda, fue el de las Juventudes Hitlerianas.
No obstante, hay que aclarar que esta organización ya existía antes de 1933, año de la llegada de Hitler al Gobierno alemán. Puede parecer extraño, pero no lo es. Los nazis pretendían crear un estado de opinión a su favor y lo intentaron a todos los niveles. En este caso, se valieron de la mentalidad inmadura de los niños para meterles sus ideales en la cabeza.
Se cree que se fundó en 1926, con muy pocos integrantes. Sin embargo, en 1932, ya llegaban casi a los 108.000. En 1934, ya eran 2.300.000 y en 1940 la formaban unos 8 millones de chicos.
Hay que aclarar que, antes de la guerra, no era obligatorio pertenecer a esta organización juvenil. Después, se declararon ilegales todos estos grupos y era obligatorio militar en las Juventudes Hitlerianas.
En cambio, el grupo a que voy a dedicar este artículo, era mucho más modesto. Destacaban por su ausencia de jerarquías. Por supuesto, no les daban instrucción militar a sus afiliados, como hacían en las Juventudes Hitlerianas, para crear futuros soldados. Ni tampoco estaban separados por sexos.
Por lo general, eran grupos de unos 15 miembros y solían residir en las grandes ciudades, como Hamburgo, Leipzig, Francfort y Colonia. Solían hacer eso para no ser detectados por la Policía, pues ya era obligatorio ser de las Juventudes Hitlerianas.
En total, serían unos 5.000, estando la mayoría de ellos  en Colonia. A pesar de ser grupos muy reducidos, siempre se consideraron todos como miembros de los Piratas de Edelweiss.
Aunque parezca poca gente, no estaría de más comentar que se considera que, por esa época, la famosa y cacareada Resistencia Francesa la componía mucha menos gente.
Los Piratas solían vestir camisas de diferentes colores, para no parecer que fueran uniformados, pero con una chapa para reconocerse entre ellos. Pantalón oscuro y el pelo algo más largo de lo que se llevaba en aquella época.
También solían cantar canciones escritas por compositores judíos u otras de oposición al régimen nazi. Por supuesto, no en público.
Simplemente, solían ser hijos de familias de la clase trabajadora y muchos de ellos ya trabajaban en fábricas, para ayudar en casa, ya que todavía no habían sido llamados al servicio militar.
Como les ocurría  entonces a muchas familias, varios de ellos habían perdido al padre, luchando en la guerra o, por el contrario, había sido encerrado o ejecutado por ser de la oposición al régimen.
Sus reuniones se realizaban en los cafés, en los parques o en sitios apartados. También realizaban campamentos, viajaban en bicicleta a otros sitios o visitaban a sus colegas en otras ciudades. Todo ello había que hacerlo a escondidas, pues estaba absolutamente prohibido por el régimen, ya que los jóvenes sólo podían realizar lo que les ordenaban las Juventudes.

Solían esconderse, para no ser atrapados por las patrullas de las Juventudes Hitlerianas. Aun así,  a veces pelearon con ellos.   
No obstante, los Piratas de Edelweiss, estuvieron siempre muy influidos por el antiguo movimiento juvenil alemán, fundado en 1896, que englobaba organizaciones como el Wandervogel, siendo todos ellos suprimidos por el Gobierno nazi.
La forma de organizarse era prácticamente la misma que sus predecesores e, incluso, utilizaban las mismas tiendas de campaña de color negro y muy parecidas a las de los indios, que han venido utilizando después los scouts alemanes.
La mayoría de los miembros de los Piratas eran chicos entre 14 y 17 años, que habían terminado la escuela y aún no habían sido llamados para ir al Ejército.
Dentro de los Piratas, había unos subgrupos diferentes en cada ciudad, pero todos tenían una ideología común de oposición al régimen y se sentían miembros del mismo grupo.
Durante la guerra, parece ser que se dedicaron a actividades de propaganda, como recoger folletos lanzados por los aviones aliados y meterlos en los buzones de las viviendas.
Llegó un punto en que la Gestapo los arrestó y, tras tenerlos varios días encerrados, los pusieron en libertad, después de haberles afeitado la cabeza. Lo cual es vergonzoso para un adolescente. En cambio, parece que ahora está más de moda.
Eso sólo les ocurría a los más afortunados. Otros fueron a parar a reformatorios, hospitales psiquiátricos y hasta a campos de trabajos forzados.
Más adelante, tras enterarse la Gestapo de que estaban ayudando a escapar a algunos desertores alemanes y protegiendo a presos escapados de los campos de concentración, el propio Himmler, ordenó realizar una redada contra esos grupos.
Con el tiempo, algunos de esos piratas, se habían pasado, con sus antiguos camaradas, a un grupo llamado Ehrenfeld, por estar radicado en el barrio de ese nombre en la ciudad de Colonia.
Este grupo se dedicó a realizar ciertos sabotajes, como echar azúcar en los depósitos de gasolina de los vehículos militares, hacer pintadas contra Hitler, descarrilar trenes con municiones, etc.
También robaron comida y material de los trenes de mercancías y fueron almacenando lo conseguido, como armas, comida, etc, en un sótano de ese barrio. Necesitaban esa comida para los presos escapados a los que habían dado refugio.
La Policía, tras interrogar a unos sospechosos, descubrió el escondite y allí detuvo a varios de ellos, pero no a los jefes.
En su huida, los jefes, Steinbrück y Lorent, mataron a un par de agentes y ambos fueron detenidos unas semanas más tarde.
Dos semanas después, a mediados de octubre de 1944,  ya eran 63 los detenidos por estos hechos. Entre ellos había, incluso, 19 adolescentes.
A primeros de noviembre, la Gestapo, tomó cartas en el asunto y ahorcó públicamente, sin juicio previo, a 13 varones, entre ellos, seis adolescentes, junto a  la estación ferroviaria de Ehrenfeld. Este bochornoso espectáculo se realizó entre la gente que iba a coger el tren.

El mayor de ellos tenía 57 años y el menor, sólo 16. En la actualidad, una placa honra la memoria de estos jóvenes resistentes al nazismo.
El más famoso de ellos era un chico de 16 años llamado Barthel Schink, que fue ahorcado con los demás.
Su familia, ya en los años 50, intentó recurrir esa “sentencia”, pues no había sido juzgado. Sin embargo, en 1958, se estimó correcto que se le calificara de criminal en la época de Hitler.
En 1978, se volvió a reabrir el caso y, contra todo pronóstico, se le volvió a calificar como criminal, indicando que había sido correcta la investigación realizada en los años 50.
En la posguerra, las diferentes potencias aliadas quisieron influir sobre ellos.
Supongo que sería porque los jóvenes son más fácilmente influenciables y serían los hombres del mañana.
Sin embargo, a pesar de que algunos de estos subgrupos se dejaron “cortejar” por alguna de las potencias vencedoras, la mayoría se disolvió, al ver que la política volvía a mandar sobre estas organizaciones.
Realmente, ellos nunca quisieron traicionar a su Patria, sino, simplemente, querían derrocar al régimen de Hitler, que se dice muy pronto.
Algunos miembros de estas organizaciones que intentaron realizar sabotajes contra las fuerzas aliadas, tuvieron distinta suerte. Los capturados por los USA fueron condenados a leves penas de prisión.
Sin embargo, los capturados por las autoridades soviéticas, fueron condenados a unas penas muy importantes, concretamente a 25 años de prisión.
Evidentemente, esta gente no tuvo nada que ver con la llamada Operación Edelweiss, puesta en práctica por el Ejército alemán, en 1942, con el objetivo de capturar las zonas petrolíferas del sur de la antigua URSS.
Los Piratas de Edelweiss fueron reconocidos, en 1988, por Israel, como “Justos entre las Naciones”. Ese fue uno de los motivos por los que las autoridades alemanas se avinieron a reabrir este caso en varias ocasiones, pues dio lugar a un escándalo internacional.
En 2005, gracias a las presiones de varios de sus antiguos integrantes, fue eliminada su calificación como “grupo criminal” de los archivos de la Justicia y la Policía alemanas.
Además, el Gobierno de Alemania, les reconoció públicamente como “luchadores de la resistencia” y héroes.
Hasta aquí, la historia de uno de los muchos grupos de alemanes que lucharon contra el régimen nazi. En este caso, se trataba de un grupo de jóvenes que tuvieron la mala suerte de venir al mundo en un tiempo de guerras. Sin embargo, no quisieron tomar el camino más sencillo, que fue el que eligieron la mayoría de los alemanes, hacerse nazis.
Lo que no entiendo es por qué eligieron el nombre de Edelweiss, pues, según parece, era la flor preferida de Hitler.
Para terminar, en una de las canciones de este grupo decían lo siguiente: “Nuestra canción está llena de libertad, amor y vida. Somos los Piratas de Edelweiss”.
Espero que este artículo os haya gustado.