sábado, 23 de septiembre de 2023

OPERACIÓN AFRODITA

 

Como se suele decir, las victorias tienen muchos padres, mientras que las derrotas suelen ser huérfanas.

También sabemos que los anglosajones son muy dados a enaltecer sus victorias y olvidar sus derrotas, porque tienen una memoria muy selectiva.

Así que ese es un buen motivo para que yo ahora les recuerde que esa operación fue un completo fracaso y que dio lugar a muchas bajas.

Aunque se diga lo contrario, las bombas volantes V-1 y V-2 hicieron mucho daño, sobre todo, en la ciudad de Londres. Realmente, nunca fueron muy precisas. Sin embargo, era casi imposible interceptarlas. Así que no creo que los ciudadanos británicos, que tenían que soportar esos bombardeos, estuvieran muy convencidos de que fueran ganando la guerra.

A finales de 1943, el general Henry Harley Arnold procedente de la Aviación USA, tuvo la “genial idea” de encargar la instalación de unos pilotos automáticos en unos bombarderos, que se hallaban en desuso.


Esta operación fue presentada al célebre general Doolittle, el cual la aprobó a mediados de 1944.

Se encargó esta misión al 562 Escuadrón de bombardeo USA, cuya sede estaba en la base británica de Honington, en Suffolk. También la Armada USA preparó otra unidad similar y la denominó Operación Anvil.

La mayoría de los aviones utilizados en esta aventura fueron 

viejos bombarderos B-17 a los que los dejaron casi vacíos para poder llenarlos de explosivos. Igualmente, se redujo la tripulación, quedando sólo el piloto y el ingeniero de vuelo.

El explosivo elegido para esta operación fue el Torpex, de fabricación británica, mucho más potente que el TNT.

Junto a cada uno de esos bombarderos volaría otro B-17, dotado de equipos de radio y tv, que iban conectados al otro bombardero.

Lógicamente, el bombardero utilizado como un dron, llevaba unas cámaras de tv, conectadas al avión nodriza, para ir guiándole durante su vuelo. Fueron los primeros drones utilizados en una guerra.

Ciertamente, la tv empezó a funcionar en USA poco antes de la II Guerra Mundial. Sin embargo, la entrada de este país en la guerra hizo que se parasen las inversiones en ese nuevo medio de comunicación y, por ello, la RCA, cedió su tecnología a las fuerzas armadas para que la utilizaran durante el conflicto bélico.


En un principio, se pensó utilizarlos como drones autónomos, guiados desde el otro bombardero, considerado una nave nodriza. Sin embargo, no pareció que eso fuera muy prudente. Así que, como ya he dicho, los bombarderos con explosivos llevaban un piloto y un ingeniero de vuelo.

La idea era que el piloto hiciera despegar el avión y llevarlo hasta la altura que le hubieran ordenado. Cuando ya estuvieran relativamente cerca del objetivo, pasarían el control de su aeronave a la nodriza. Después activarían los explosivos y se lanzarían en paracaídas.

Se ve que no tendrían demasiada confianza en esta operación, pues sólo les suministraron 10 bombarderos y 4 aviones nodriza.

Así que, esos vuelos comenzaron en agosto de 1944. La primera misión fue contra una rampa de lanzamiento de las nuevas bombas V-3, situada en Francia. 


Los tripulantes consiguieron lanzarse, en cambio, el avión nodriza perdió el control del bombardero y éste se estrelló en una zona muy alejada de su objetivo.

En la segunda y tercera misiones tuvieron menos suerte, porque los aviones no llegaron a sus objetivos y los tripulantes se mataron, al lanzarse desde el avión.

En la cuarta misión también se produjeron fallos en el control de la aeronave nodriza. En cambio, los tripulantes consiguieron salvarse, lanzándose en paracaídas, mientras que los 3 bombarderos cayeron al mar, aunque muy cerca de la costa inglesa.

En la quinta misión probaron un nuevo sistema de control, que parece que funcionó algo mejor. El piloto murió, porque no se le abrió el paracaídas, mientras que el 

avión dron fue derribado por el fuego antiaéreo alemán.

En la sexta misión se utilizaron 4 aviones drones para bombardear una refinería alemana de petróleo, situada junto a Dinamarca.

Esta vez, fallaron 3 de los 4 aviones, debido a fallos en el control desde el avión nodriza. En cambio, el cuarto se estrelló cerca de su objetivo, causando importantes daños.

La séptima misión fue la única que se le adjudicó a la Armada. Se realizó el 12/08/1944, utilizando un B-24.

El piloto era alguien muy conocido. Nada menos que el teniente Joseph P. Kennedy jr. O sea, el hermano mayor del famosísimo JFK, el futuro presidente John F. Kennedy.


Realmente, las esperanzas de su padre estaban puestas en Joseph y lo estaban preparando para tener un cargo muy importante en el Gobierno USA.

Sin embargo, en aquella época, para hacer una buena carrera política en USA, era muy importante haber estado en el Ejército o, más concretamente, haber combatido en la guerra.

Hasta el mismo Nixon que era cuáquero y, por tanto, de una religión pacifista. Con lo cual, no tenía obligación de ir a la guerra. Sin embargo, pidió ingresar, voluntariamente, en la Armada.

Incluso, el propio JFK, también solicitó ingresar en la Armada, pero fue rechazado, debido a una grave lesión en la espalda, producida, cuando jugaba en la Universidad, durante un partido de fútbol americano. Esa lesión le provocó un gran sufrimiento durante toda su vida.

Lo cierto es que JFK se valió de las muchas influencias, que tenía su padre, para ingresar en la Armada y combatir contra los japoneses en el Pacífico.

Curiosamente, el que siempre había ambicionado tener un alto cargo en el Gobierno era su padre. O sea, Joseph P. Kennedy, senior. Se trataba de un hijo de unos inmigrantes irlandeses, que había conseguido hacerse rico en USA. En aquella época, ser católico y de origen irlandés no era la mejor tarjeta de presentación en USA.

No obstante, en 1938, el presidente Roosevelt lo nombró embajador

de su país en el Reino Unido. Sin embargo, su idea de que su país debería de mantener unas buenas relaciones con la Alemania de Hitler, ya que USA no había entrado todavía en la II Guerra Mundial, no le gustó nada al presidente y lo cesó en 1940. Ese fue el fin de su carrera política.

Volviendo a la séptima misión pilotada por Joseph P. Kennedy jr., el cual iba acompañado por el teniente Wilford J Willy, le ordenaron eliminar el mismo objetivo que al de la primera misión.

El avión hizo un despegue perfecto. Sin embargo, sobre las 18.00, cuando todavía sobrevolaban la costa inglesa, el avión explotó de repente y cayó en la desembocadura del río Blyth, muriendo ambos tripulantes. Se cree que ello fue debido a que las cargas explotaron antes de tiempo.

Los restos de la aeronave cayeron sobre un pequeño pueblo de la costa, dañando varias casas, aunque no se informó de que se hubieran producido heridos o muertos entre sus habitantes.

Curiosamente, Joseph ya había terminado su ronda de 25 misiones de bombardeo y podría haber regresado a USA. Sin embargo, se presentó voluntario para realizar esta misión suicida.

Otra curiosidad es que, aparte del avión nodriza, en esa misión hubo un avión tipo Mosquito, que iba tras ellos para filmar ese vuelo. Este avión iba pilotado por el coronel Roosevelt, hijo del presidente USA. Precisamente, la explosión del bombardero también produjo daños en el Mosquito, sin embargo, consiguieron aterrizar en su base.

La octava misión tenía como objetivo estrellar el avión en la base naval de Le Havre.


No sólo no consiguió alcanzar su objetivo, sino que la explosión también destruyó su nave nodriza.

La novena misión, que tenía como objetivo destruir una base de submarinos en Dinamarca, fue derribada por el fuego antiaéreo alemán.

La décima misión tenía como objetivo otra refinería alemana, cerca de Dinamarca. Tampoco consiguió alcanzar su objetivo por las malas condiciones meteorológicas.

A la undécima misión, cuyo objetivo era la misma base de submarinos, le ocurrió lo mismo, que no lograron alcanzar su objetivo por las malas condiciones meteorológicas.

La duodécima misión, compuesta por dos B-17 y un avión nodriza, fue mucho más compleja. Parece ser que el mal tiempo impidió ver el objetivo, que era la misma base de submarinos, así que los redirigieron hacia Berlín.

Ciertamente, ya iban muy mal de combustible, así que uno

de ellos, por ese motivo, cayó al mar; mientras que el otro, como se quedó sin avión nodriza, porque se había tenido que dar la vuelta, fue volando, sin control de ningún tipo, hasta que se estrelló en Suecia.

La decimotercera misión la componía dos B-17. Su objetivo estaba en la ciudad de Herford, pero no pudieron alcanzarlo por falta de visibilidad, debido a unas nubes muy densas que cubrían el cielo. Así que los enviaron a la ciudad de Haldorf, estrellándose en las afueras de la misma.

La decimocuarta y última la formaban 2 aviones B-17 y su objetivo era una central eléctrica en Oldenburg. Tampoco pudieron alcanzarla al ser derribados por el muy eficaz fuego antiaéreo de los alemanes.

Por fin, esta operación acabó cuando, a finales de enero de 1945, el general USA Carl Spaatz, le envió un mensaje urgente al general Doolittle, en el que le decía que ya no se lanzarían más aviones de este tipo hasta nueva orden.

 

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miércoles, 20 de septiembre de 2023

EL CASO DE VIKTOR KRAVCHENKO

 

Hoy voy a narrar un caso, que llegó a hacerse muy famoso en los años 40, pero que hoy ha quedado casi olvidado.

El personaje de hoy se llamaba Víktor Andreievich Kravchenko. Nació en 1905 en la actual ciudad ucraniana de Dnipro. Entonces perteneciente al Imperio ruso.

Parece ser que su padre tenía unas ideas muy revolucionarias. Sin embargo, nunca militó en ningún partido político. Mientras que su abuelo fue un oficial del Ejército zarista.

Viktor se graduó como ingeniero metalúrgico y durante sus estudios coincidió con el futuro líder soviético Leónidas Brezhnev, del que se hizo muy amigo.

En 1929, Viktor, se convirtió en un miembro muy activo del PCUS, mientras trabajaba en unos altos hornos de la zona de Donbas. Una zona que está hoy muy de actualidad.

Allí empezó a ver el maltrato que el Gobierno soviético le estaba dando a Ucrania. Incluso, estuvo a punto de ser detenido en la llamada Gran Purga, ordenada por el infame Stalin. La cual fue realizada con la excusa de vengar la muerte de Sergei Kirov, al cual dediqué otro de mis artículos.

Durante la invasión alemana de la URSS, luchó como capitán del Ejército soviético. Sin embargo, en 1943, fue destinado a la Comisión de compras de la URSS en Washington DC.

En 1944, aprovechó que seguía residiendo en USA para desertar y solicitar asilo político en ese país.

Por supuesto, el Gobierno soviético, exigió su inmediata extradición. Increíblemente, el embajador USA en Moscú, se puso de parte de Stalin y llegó a escribir al propio presidente Roosevelt a fin de intentar convencerle para que lo extraditara a la URSS. Afortunadamente, no le hizo caso.

Una extraña decisión, pues el presidente había llegado a prohibir a los miembros de su gobierno que hablasen mal de Stalin, ya que lo necesitaba como aliado.

No sé si lo haría, porque Viktor dio una conferencia de prensa y les 

dijo a los periodistas que “se estaba poniendo bajo la protección de la opinión pública de USA”.

No obstante, como sabía que los soviéticos iban a ir a por él. Vivió con un nombre falso. Incluso, tuvo una relación con una mujer USA, llamada Cynthia Kuser Earle, con la que tuvo dos hijos y no les pudo poner sus apellidos por miedo a que los asesinasen los agentes del KGB.

Tampoco se pudo casar con ella, porque ya estaba casado en la URSS y, de ese matrimonio había nacido un hijo, llamado Valentín.

Su mujer soviética, Zinaida Gorlova, se divorció de él y se volvió a casar. Su nuevo marido adoptó al hijo y le cambiaron el apellido a Valentín para que no le señalaran como el hijo de un traidor. No obstante, unos años más tarde, fue detenido y enviado a uno de esos campos de concentración en Siberia.

Viktor se dedicó a escribir sobre cómo era la vida en la URSS. Su primer libro, publicado en 1946, y el que tuvo más éxito, se tituló “Yo elegí la libertad”. Allí 

narró lo que estaba ocurriendo con las colectivizaciones forzosas en el campo, los numerosos campos de concentración, los presos condenados a realizar trabajos forzados, las purgas, el hambre, etc.

También narró las escenas que vio en 1932 en Ucrania, como las de los niños con las tripas hinchadas por el hambre, muertos tirados por las calles, casos de canibalismo, etc.

Se estaba refiriendo al infame Holodomor. Un episodio ocurrido entre 1932 y 1933, por el que El Gobierno soviético se llevó todas las cosechas de cereales de Ucrania y provocó la muerte de 4.000.000 de personas.

Este libro fue escrito con la colaboración del escritor USA Eugene Lyons, porque todavía no dominaba el inglés. Algunos dicen que Stalin fue uno de los que primero leyó este libro y, como es lógico, no le hizo mucha gracia.

Incluso, Viktor, se llegó a acusar de haber colaborado con el régimen, como miembro del PCUS, por haber obligado a los campesinos a trabajar más horas para terminar antes de recoger la cosecha. Sin embargo, su jefe no le felicitó por ello, sino que le dijo: “Tú no lo entiendes. No se trata de eso, sino de doblegar la voluntad de los campesinos”.

En resumen, en ese libro, puso en ridículo al llamado “paraíso socialista”, al que aspiraban a copiar los partidos de izquierda de medio mundo. Eso nunca se lo perdonaron ni Stalin, ni sus sucesores en el Kremlin.

Evidentemente, muy pronto se le echaron encima tanto el Gobierno de la URSS, como destacados intelectuales comunistas de toda Europa.

En 1949, demandó a la revista de unos comunistas franceses, llamada “Les lettres françaises”, por decir en un artículo titulado “Cómo se fabricó Kravchenko”, que todo lo que había escrito era mentira y que él era un alcohólico y no era el autor de ese libro. El editor de esta revista era el famoso escritor Louis Aragon.

El gobierno de la URSS puso toda la carne en el asador, llevando al juicio amuchos de sus compañeros para acusarlo de traidor y estafador. Incluso, llevó a su ex mujer, que lo acusó de maltratador y hasta de impotente.

No hará falta decir que los padres de ella habían sido, previamente, encarcelados en la URSS para que no declarase más que lo que le habían ordenado que dijera.

Aparte de ello, también acudieron a esa audiencia varios agentes del KGB, que le acusaron de estar loco.

Incluso, algunas personalidades célebres, como Frederic Joliot Curie o el mismísimo Jean Paul Sartre.

Es más, llegaron a llevar a declarar contra Viktor a Hewlett Johnson, una importante figura religiosa anglicana, que era el decano de Canterbury y que siempre fue muy pro soviético.

Por el contrario, el abogado de Viktor citó ante el tribunal a una serie de testigos, que corroboraron, ampliamente, lo que había narrado en su libro. Algunos de ellos eran personas que habían conseguido escapar de esos campos de concentración.

Incluso, una de las testigos, había estado primero encerrada en un campo de concentración nazi y luego en otro soviético y dijo que el segundo era mucho peor que el primero.

Parece ser que algunas sesiones del juicio fueron muy tensas, como cuando, después de haber escuchado la declaración del general soviético Rudenko, Viktor le dijo: “Yo me cago en tu amado Stalin. He esperado toda mi vida para poder decirlo”.

Al final, Kravchenko ganó el juicio, sin embargo, la muy escasa indemnización dictada por el juez no le permitió ni siquiera pagar los gastos de su defensa.

Incluso, la revista presentó un recurso ante el Supremo francés, el cual volvió a condenarla, pero su abogado tampoco consiguió que le aumentasen la indemnización a Viktor.

Sin embargo, este juicio tan mediático dio lugar a que su libro fuera todo un éxito y se vendiera como las rosquillas.

Por lo visto, invirtió una parte de sus ganancias en minas en Perú, en las cuales mejoró las condiciones laborales de los mineros de ese país. Sin embargo, no le fue nada bien debido a las trabas de todo tipo, impuestas por las autoridades de ese país y la corrupción allí imperante. Hay quien dice que estuvieron influidas por el KGB.

Hay que decir que el Gobierno soviético se tomó muy en serio la deserción de Víktor. Tanto fue así que llegaron a encarcelar y hasta a asesinar a varios de sus familiares y amigos.

No obstante, también fue vigilado de cerca por el FBI, que es el encargado del contraespionaje, ya que pensaba que podría tratarse de otro agente del NKVD, después llamado KGB.

Desgraciadamente, en 1966, su cuerpo fue encontrado con un balazo en la cabeza, en su apartamento, situado en Manhattan.

Parece ser que los agentes del KGB ya habían entrado, años atrás, varias veces en su apartamento. En una de ellas, le dejaron una bala sobre su escritorio y en otra quisieron darle una paliza y tuvo que disparar sobre uno de ellos.

Curiosamente, dos años antes, su amigo, Leónidas Brezhnev, había sido elegido primer secretario del PCUS. Se ve que esas amistades no le sirvieron de nada.

Parece ser que siempre fue perseguido por los agentes del KGB en USA. Así que no sería de extrañar que lo hubieran asesinado.

No obstante, dicen que padecía una fuerte depresión, desde que algunos amigos rusos le informaron de que unos 30 familiares suyos habían muerto en los campos de concentración de la URSS.

Al cabo de unos años, al desclasificar algunos archivos, se ha sabido que el presidente Johnson se interesó por este tema y le preguntó al FBI si se trataba de un suicidio o si había sido asesinado. Estos le respondieron que no tenían ninguna evidencia de asesinato, pero sí sospechaban que podría haber sido esa la causa de su muerte. Aunque la carta que dejó escrita parecía ser de su puño y letra.

Este suceso me recuerda mucho al de la muerte de Walter Kriwitski, al 

que dediqué, recientemente, otro de mis artículos. El estilo es casi el mismo. Así que no sería de extrañar que los hubieran realizado los mismos agentes del KGB.

Unos años más tarde, Valentín tuvo conocimiento de que su padre había tenido otros dos hijos en USA, aunque uno de ellos murió joven. Así que, cuando le dejaron salir de la URSS, fue a USA y allí se reunió con su hermanastro Andrew y pidió asilo político en ese país, donde, unos años después, murió.

Andrew siempre sospechó que su padre había sido asesinado por la KGB y en 2008 produjo un documental titulado “El desertor”, donde se narraba la vida de Viktor.

 

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domingo, 17 de septiembre de 2023

UN CANALLA LLAMADO GRIGORI MAIRANOVSKI

 

Para empezar, he de decir que, aunque algunos me han sugerido que le calificase como criminal, he preferido calificarlo de canalla, porque los únicos que pueden calificar a alguien como un criminal son los jueces y yo no lo soy.

Su nombre fue Grigori Moiseyevich Mairanovski y nació en 1899 en una localidad de Georgia, región perteneciente al Imperio ruso. La misma región donde nació Stalin.

Perteneció a una familia acomodada y estudió Medicina en Tbilisi y luego en Bakú. En 1920 ingresó en el PCR, que, dos años después, pasaría a ser el famoso PCUS.

En 1922, terminó sus estudios, graduándose en la Segunda Universidad Estatal de Moscú. Empezó trabajando como médico. Sin embargo, cuando fue a hacer prácticas al Instituto Bioquímico, observaron sus grandes habilidades y le contrataron.

En 1935 llegó a ser el jefe del laboratorio de toxicología del Instituto de Medicina Experimental de la URSS, que se hallaba bajo la dirección del doctor Ignatii Kazakov. Sin embargo, fue sancionado por el PCUS, porque quiso enterarse de lo que no debía. Algo más tarde fue readmitido en el partido.

Desde 1937, dirigió, dentro del laboratorio toxicológico, un departamento denominado laboratorio X, donde se probaban todo tipo de venenos, absolutamente en secreto. Posteriormente, fue llamado la Kamera. Su contacto con la NKVD fue Pavel Sudoplatov. Gracias a éste

conocemos lo que ocurría en aquel laboratorio, que estaba en un edificio del NKVD cercano a la infame Lubyanka.

Parece ser que este departamento había sido creado en 1920, por una orden expresa de Lenin. Hay quien dice que las balas con las que hirieron gravemente a Lenin estaban impregnadas de un veneno muy peligroso. Posiblemente, curare.

Ese departamento pasó a depender, directamente, de la NKVD. Lo que luego pasó a llamarse la KGB. Incluso, sólo tenían acceso a él un puñado de dirigentes de esa institución, encabezada por el cruel Beria.

En ese laboratorio crearon y probaron muchos venenos. 

Dedicándose, especialmente, a los que no podrían ser detectados en las autopsias.

Lo más tremendo de este asunto es que no se contentaron con probarlos con animales de laboratorio, sino también con seres humanos. La KGB les proporcionó infinidad de prisioneros, procedentes del Gulag, para probar esos venenos, antes de matarlos.

Durante la II Guerra Mundial, también los probaron con prisioneros de guerra. Especialmente, con los alemanes. De hecho, Mairanovski fue apodado “el doctor muerte”.

Parece ser que el procedimiento habitual era inyectarles el veneno, encerrarles en una habitación acristalada y cronometrar lo que tardaban en morirse. Luego enviaban algunos de esos cadáveres a un centro forense, para ver si les encontraban algo, al realizarles la autopsia.

A nuestro personaje también le encargaron deshacerse de algunos enemigos políticos del régimen soviético. Por ejemplo, el caso de Alexander Shumsky, uno de los líderes nacionalistas ucranianos. Fue excarcelado por motivos de salud. 

Sin embargo, enviaron a los miembros de este laboratorio al lugar donde residía y, pocos días más tarde, murió por una insuficiencia cardiaca.

También hicieron lo mismo con algunos de aquellos agentes soviéticos a los que ordenaron regresar a Moscú. Incluso, algunos autores dicen que fue el autor de la muerte del famoso Raoul Wallenberg, al que ya dediqué otro de mis artículos.

Wolfgang Vaclav salus, que había sido secretario personal de Trotsky, murió en 1953 en Múnich de algo que parecía una neumonía, pero que lo había producido uno de los venenos de Mairanovski.

Otro de los casos fue el escritor Lev Rebet. Un exiliado de nacionalidad soviética, que, aparentemente, había muerto de repente en 1957.

Unos años más tarde, un agente de la KGB, que participó en ese hecho, contó que, al cruzarse con él en una escalera, le echó en la cara un gas venenoso, que le produjo la muerte.

Otros métodos utilizados fueron rociar la bombilla de la lámpara de mesa de un escritor con un líquido venenoso, que al encenderla se esparciría por toda la habitación.

Incluso, utilizaron el fluoruro de sodio, un compuesto que se utiliza en los dentífricos para combatir la caries dental. Ese compuesto es peligroso, si se utiliza en grandes dosis.

Otra de las cosas, que solía hacer nuestro personaje era inyectar alguno de sus venenos, en medio de reconocimientos médicos rutinarios a algunos agentes de los que se quería deshacer el NKVD.

En uno de los mensajes, enviado por Mairanovski a Beria, presumía de haber eliminado a varias docenas de enemigos de la URSS. No obstante, se cree que en su laboratorio mataron a varios miles de personas.

La propia NKVD, en la cual obtuvo el grado de coronel, llegó a reconocer que nuestro personaje les había proporcionado 10 armas secretas de gran importancia.

Por lo visto, se especializó en crear esos venenos, que luego se han utilizado en muchas ocasiones. Consistían en colocarlos en la punta de un bastón o un paraguas y pinchar disimuladamente a alguien para que luego falleciera. Como si hubiera sido un simple accidente y no dolía más que la picadura de un mosquito.

También mezclaron sus venenos con alimentos, agua, inyecciones, vacunas o para actuar al contacto con la piel.

Por otro lado, fabricaron unos sobres de cartas llenos de venenos en polvo, que envenenaría a la persona que los abriera. Incluso, perfeccionó uno de esos sueros de la verdad.

En 1951, fue arrestado, como tantos otros, en el llamado Caso de los médicos. Una especie de purga, decretada por Stalin, alegando que querían envenenarle.

Curiosamente, los interrogadores no pudieron obtener ningún testimonio contra él del resto de los médicos, porque nadie sabía nada de lo que hacía.

Por otro lado, el Gobierno dio la orden de que no se le interrogase para que no confesara lo que había estado haciendo, durante todos esos años, porque no interesaba que se supiera.

Así que su caso fue enviado a una comisión especial, dependiente del ministro de Seguridad.

En 1953, los médicos que estaban siendo procesados, fueron puestos en libertad. Tuvieron mucha suerte, porque Stalin murió, antes de que ellos fueran condenados.

En el caso de nuestro personaje, fue condenado a 10 años de cárcel y, en 1961, fue puesto en libertad, pero se le prohibió residir en Moscú y otras ciudades importantes de la URSS. Así que se mudó a una pequeña localidad en Daguestán, al sur de Rusia. Allí siguió trabajando en otro laboratorio de bioquímica.

Creo que no debió de estar muy al tanto de que todo había cambiado, tras la muerte de Stalin.

Lo digo porque, desde la misma cárcel, envió una serie de cartas a los altos jerarcas, como Beria y otros, recordándole los méritos que había hecho, matando gente por orden suya.

Incluso, le envió otra a Jruschov, en la que le recordaba que, en 1947, se habían reunido ambos para organizar el asesinato de un arzobispo de la iglesia greco-católica de Ucrania.

Estaba claro que era un personaje que estorbaba mucho a estos políticos. Más que otra cosa, porque Jruschov había procedido a la llamada desestalinización, condenando en público los asesinatos de Stalin, como si él no hubiera tenido nada que ver en ese asunto. Aspiraba a que le considerasen como el bueno de aquella “película”.

Así que, es de suponer que a nuestro personaje lo considerarían un testigo muy molesto y decidieran matarlo, porque, en 1964, murió a causa de un fallo cardiaco.

Con lo cual, no sería de extrañar que hubieran utilizado uno de sus venenos con el autor de los mismos. Se puede decir que probó su propia medicina.

Hasta aquí, muchos se preguntarán si no existe un paralelismo entre los experimentos de los médicos nazis y los de este médico soviético y su equipo. Sí que existe. La diferencia está en que los primeros estuvieron en el bando que perdió la guerra, mientras que éste estuvo en el bando ganador.  

Los romanos solían exclamar la frase “vae victis”. O sea, ¡ay de los vencidos!, porque los vencedores harían con ellos lo que les diera la gana.

Desgraciadamente, no sabemos si todavía existen laboratorios de ese tipo en la actual Rusia. Supongo que sí, porque también la CIA ha utilizado alguna vez venenos de este tipo. Como aquella caja de puros, que le regalaron a Fidel Castro, los cuales habían rociado con peligrosas toxinas.

Así que no nos puede sorprender que, en fecha tan reciente, como 2006 el parlamento ruso aprobase una ley, que facultaba al presidente para ordenar operaciones con el fin de asesinar a disidentes exiliados en el extranjero.

 

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sábado, 9 de septiembre de 2023

EL ACCIDENTE NUCLEAR DE MAYAK

 

Hace pocos días, estuve leyendo un artículo en el diario ABC, en el que se decía que estaban aumentando, peligrosamente, los casos de cáncer entre las personas de menos de 50 y hasta de menos de 40 años en el mundo occidental, pero no conocían la causa de ello.

He de decir que también suelo leer los comentarios, porque, en muchas ocasiones, suelen ser más jugosos que el propio artículo. Dado que muchos de ellos los escriben personas que conocen esos temas mucho mejor que los periodistas.

Así que me llamó la atención uno que hablaba de un accidente ocurrido en septiembre de 2017 y que se achacaba a un escape radiactivo, presuntamente, originado en esa central. Una instalación que yo desconocía.

No obstante, ese mismo año, recuerdo haber leído en la prensa que se había detectado una nube radiactiva, volando sobre Europa Occidental. Sobre todo, en los países escandinavos.

Incluso, se publicó que el Pentágono había enviado un avión a esa zona, para que detectase el origen de ese escape radiactivo. Salvo error, no se han publicado los datos recogidos por ese avión.

Así que me puse a investigar un poco sobre esa central. Está situada a unos 150km al sur de Ekaterimburgo, una ciudad que tiene 1.500.000 de habitantes.

Por lo visto, fue construida entre 1945 y 1948, como parte del programa nuclear soviético e iba a dedicarse a la producción de plutonio. Se trata de una de las instalaciones nucleares más grandes de Rusia.

Parece ser que no se tuvieron en cuenta ciertas medidas de seguridad y supongo que tampoco se utilizaron unos materiales de calidad. Así que siempre ha dado problemas.

No hay que olvidar que el responsable del programa nuclear soviético fue el malvado Beria. Así que llegaron a utilizar unos 40.000 prisioneros de los Gulags más cercanos para su construcción, porque tenían mucha prisa en terminarla cuanto antes.

En su interior, se instalaron nada menos que 5 reactores nucleares y el agua contaminada la vertieron, alegremente, en unos lagos cercanos y en un afluente del río Obi. De hecho, el lago Karachai, uno de esos lagos donde solían verter sus residuos nucleares, se considera el lugar más contaminado del planeta.

Alrededor de esta central hay unas 40 aldeas, cuyo suministro de a procede de ese río.

Por ello, 24 de ellas tuvieron que ser evacuadas, dado el alto grado de contaminación de esas aguas.

Incluso, utilizaron a los habitantes de una de ella para estudiarlos. Los dejaron seguir viviendo allí. Sin embargo, les sometían a revisiones periódicas, para ver el nivel de contaminación en sus cuerpos.

En septiembre de 1957, tuvo lugar el llamado desastre de Kyshtym. El suceso tuvo lugar cuando un tanque lleno de desechos radiactivos, procedentes de antiguas bombas atómicas, estalló liberando una gran cantidad de material muy peligroso a la atmósfera.

Por lo visto, al ir cayendo al suelo, contaminaron una zona de unos 750 km alrededor de la citada planta nuclear.

Muriendo miles de personas que vivían en esa zona.

Para empeorar aún más el tema, no se les ocurrió otra cosa a las autoridades soviéticas que obligar a miles de personas a limpiar esa zona con cepillos y bayetas. Entre esos miles de personas había muchas mujeres embarazadas.

Fue uno de los mayores accidentes nucleares. Sin embargo, el Gobierno soviético, censuró cualquier información sobre este hecho y sólo se supo cuando, en la década de los 70, lo mencionó un científico soviético que huyó de su país a Occidente.

No obstante, para ser que la CIA tuvo conocimiento de 

este accidente. Sin embargo, el Gobierno USA, censuró esa noticia para que no se preocupasen las personas, que vivían, en ese país, en lugares cercanos a plantas nucleares.

Por lo visto, en Mayak, hubo otro accidente menor en 1968, cuando unos técnicos estaban realizando un ensayo con plutonio y perdieron el control. La planta fue desalojada y los únicos que murieron fueron los responsables, que se quedaron intentando dominar la situación.

Actualmente, esta planta no produce plutonio, sino que sólo se dedica al reprocesamiento de combustible nuclear ya usado. Incluso, se cree que ha dado servicio a otros países, como Italia.

También en el mes de septiembre, pero de 2017, se produjo el accidente que mencioné al principio de este artículo.

Las estaciones europeas de vigilancia radiactiva empezaron a detectar una peligrosa nube de rutenio 106, que venía del este de Europa y volaba hacia Escandinavia y hacia el sur de Francia.

Como por el hilo se saca el ovillo, el Instituto Francés de Radioprotección y Seguridad Nuclear siguió la pista de la nube y demostró que procedía de alguna instalación de reprocesamiento nuclear de esa zona. Sus colegas de Alemania, Suiza, Austria, Noruega y Grecia llegaron a la misma conclusión.

Aunque se vio que la nube radiactiva llegó hasta Niza, el Gobierno español no dijo nada sobre si podía haber llegado a nuestro territorio. No sé si por desidia 

o porque ni siquiera disponemos de esos detectores de radiactividad.

Por lo visto, en 1973, ya se registró un fenómeno parecido, pero con otro compuesto, procedente de una planta de reprocesamiento nuclear, situada en el norte de Gran Bretaña. Esa planta se ha cerrado en 2022.

Evidentemente, tanto el Gobierno ruso como la empresa rusa Rosatom, aseguraron que el escape no pudo proceder de ninguna de sus instalaciones. Sabiendo cómo funcionan, supongo que seguirían diciendo lo mismo, aunque tuvieran que jurar sobre 7 Biblias.

Supongo que las autoridades rusas no tendrían previsto decir nada,

porque los vientos predominantes en esa zona suelen soplar hacia el este. O sea, hacia el territorio ruso. Sin embargo, esa vez, soplaron hacia Occidente y se descubrió el “pastel”.

Al mismo tiempo, se dedicaron a reprimir todo tipo de protestas contra la forma que tiene Rosatom de manejar los desechos radiactivos. Es más, llegaron a encarcelar a varios de los más críticos, acusándoles de divulgar secretos de Estado.

Incluso, en 2019, un comité de científicos occidentales realizó un estudio independiente y llegó a las mismas conclusiones. O sea, que el escape procedía de la central de Mayak.

Curiosamente, a mediados de diciembre de 2017, un directivo de esa central reconoció que solían soltar rutenio 106 a la atmósfera, pero “en niveles no preocupantes”.

Por el contrario, según unos estudios realizados por Greenpeace,

las tasas de cáncer en las ciudades de los alrededores de Mayak superan 3,5 veces la media de toda Rusia.

No obstante, sólo he mencionado los accidentes más graves. Sin embargo, se sabe que esta planta ha tenido unos 20 accidentes más, aunque, en esos casos, sólo fueron afectados los trabajadores de esa central.

Creo que había olvidado mencionar que esa planta se halla junto a Ozyorsk, una de esas ciudades cerradas, que se construyeron durante la época soviética y que siguen estando cerradas tanto para los extranjeros como para los propios rusos, los cuales no pueden visitarlas, sin antes tener un visado.

No está deshabitada. Se cree que tiene unos 81.000 habitantes. La mayoría de ellos son trabajadores de esa central y sus familias. Hasta 1994 no tuvo un nombre. Sólo se la conocía por un código.

Por lo que se refiere a este incidente, los científicos dijeron que la cantidad llegada a Europa Occidental, no debería de ser perjudicial para la salud. Sin embargo, yo no me fiaría mucho, también dijeron lo mismo cuando ocurrió el accidente de Chernóbil.

Seguro que todo el mundo recuerda que, hace muchos años, cuando uno iba a una consulta médica, muchos de estos doctores solían tener aparatos de rayos X en su consulta, que, a veces, estaba dentro de su propia casa, y decían que no era perjudicial para la salud. En cambio, ahora no los tiene ninguno. Por algo será.

 

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lunes, 4 de septiembre de 2023

LA AVENTURERA VIDA DEL DUQUE DE LOS ABRUZOS

 

Es muy probable que todos hayamos oído hablar del rey Amadeo I de Saboya. Un rey traído desde Italia por el general Prim y que tuvo un efímero reinado.

La verdad es que empezó con muy mal pie, porque, antes de haber llegado a España, fue asesinado este general. Así que lo primero que hizo este monarca, al llegar a Madrid, en diciembre de 1870, fue visitar su capilla ardiente, situada en la Basílica de Atocha, donde se reunió con su viuda. Después fue a las Cortes para realizar el juramento exigido por su cargo. Después, fue proclamado rey de España.

Ya sabemos que los reyes de España nunca se coronan, como en otros países, sino que se proclaman.

No era la primera vez que ocurría una desgracia en la vida de Amadeo, pues el día de su boda, un jefe de estación, fue atropellado y muerto por el mismo tren en donde viajaban de luna de miel.

Amadeo fue el tercer hijo de Víctor Manuel II, primer rey de Italia, y le otorgaron el título de duque de Aosta. Con eso, ya se puede suponer que no fue un monarca del gusto de la Iglesia, porque su padre se empeñó en poner la capital de Italia en Roma y, para ello, invadió los estados Pontificios. Algo que ya comenté en uno de mis últimos artículos.

Antes de venir, Amadeo exigió que su nombramiento fuera votado en
las Cortes. A mediados de noviembre se celebró esa votación, en la que fue elegido por una amplia mayoría.

Tampoco fue muy querido por la aristocracia española. Supongo que sería porque igual temían no ser admitidos en su corte.

Amadeo no llegó acompañado por su esposa, ya que ésta se quedó en Italia, reposando del parto de su segundo hijo.

Así que el rey, que tenía fama de ser muy mujeriego, se lo pasó muy bien y tuvo varias amantes. Una de ellas fue Adela Larra, una de las hijas del famoso poeta Larra, como ya mencioné en otro de mis artículos. Incluso, a pesar de ser una mujer casada, tener ya 3 hijos y 10 años más que el rey.

Posteriormente, vino la reina, la cual cayó mucho mejor a los españoles, por tener un carácter más simpático y hablar español casi sin acento.

En enero de 1873 nació en el Palacio Real de Madrid su tercer hijo. Su nombre era Luigi Amedeo o Luis Amadeo y fue nombrado infante de España. Es al que le voy a dedicar 

este artículo.

Al mes siguiente, Amadeo I, abdicó y toda la familia tuvo que regresar a Italia. No viajaron, como hubiera sido más lógico, hacia la costa levantina, porque no se fiaban de la acogida que podrían tener allí. Así que decidieron irse hacia Portugal, donde reinaba un cuñado de Amadeo. Desde allí, regresaron a Italia.

No obstante, Luis Amadeo, había sido bautizado en la capilla del Palacio Real, siendo sus padrinos los reyes de Portugal y lo llevó a la pila la viuda del general Prim, originaria de México.

Desgraciadamente, su madre murió con sólo 29 años a causa de la temible tuberculosis. Curiosamente, le dejó varia de sus joyas a su sobrina, María Leticia Bonaparte, que, 

unos años más tarde, sería la segunda esposa de Amadeo.

A los 15 años, ingresó como guardiamarina en la Escuela Naval italiana y recorrió el mundo a bordo de un buque escuela.

En 1890, a la muerte de su padre, fue nombrado duque de los Abruzos por su tío, el rey Umberto I de Italia.

Posteriormente, se dedicó al montañismo, empezando por escalar algunos picos de los Alpes y siguiendo por otros en Canadá y USA.

En 1897, adquirió un barco para explorar el Polo Norte. Cartografiaron toda la zona y luego desembarcaron. Aunque no lograron llegar hasta el mismo Polo Norte, se quedaron más cerca que los anteriores exploradores. Supongo que sufrieron muchas penalidades, porque al duque le costó la amputación de dos dedos de una mano a causa del frío.

Entre 1902 y 1904 se embarcó en un crucero de la Armada italiana para dar su tercera vuelta al mundo. Curiosamente, desembarcaron en China poco después de la guerra de los boxers. Esa que se puede ver en la famosa película “55 días en Pekín”, la cual fue rodada en España.

En 1906, se dirigió a Uganda. Allí estuvo escalando una serie de montañas y una de ellas fue bautizada con su nombre. Fue uno de los grandes exploradores de su época.

En 1909, se trasladó al Himalaya. Su objetivo era escalar el famoso K2, que mide 8.611m. desgraciadamente, sólo consiguieron ascender hasta los 6.600m, con lo que establecieron un nuevo récord. Posteriormente, también escalaron otras montañas de esa zona.

En 1911, fue movilizado para participar, como marino, en la guerra greco-turca. Posteriormente, también sería movilizado para participar en la I Guerra Mundial, en calidad de contralmirante jefe de la flota del Adriático.

Por lo visto, propuso utilizar su flota de una manera ofensiva. Sin embargo, el Estado Mayor sólo deseaba que realizase funciones defensivas. Así que, tras el hundimiento de uno de sus barcos, a causa de unas minas colocadas en la bocana de un puerto, fue cesado, argumentando problemas de salud a causa de sus múltiples expediciones alpinas.

Parece ser que nuestro personaje conoció al gran amor de su vida en un baile, celebrado en 1907, en la Embajada de Italia en Washington DC. Se trataba de Katherine Elkins, 

una joven perteneciente a una de las familias más ricas e influyentes en la política de USA.

Durante varios meses, esa relación fue la comidilla de la capital. Sin embargo, se encontraron con la firme oposición de la familia real italiana y, más concretamente, con la de la reina Margarita, esposa de su tío Umberto I y con la del nuevo rey, Víctor Manuel III.

Incluso, algunos personajes de la realeza, como el propio rey de Inglaterra, realizaron gestiones a favor de nuestro personaje, pero no consiguieron que la casa real italiana diera su brazo a torcer.

Me llama la atención que se opusieran a este matrimonio, supuestamente, por ser ella plebeya, y no se opusieron al segundo matrimonio del ex rey Amadeo I, que se casó con una sobrina suya, 22 años menor que él y que, en un principio, estuvo prometida con el hijo mayor de éste. Incluso, de ese matrimonio nació un hijo.

A pesar de que los padres de la joven ofrecieron una gran dote, no hubo manera de convencer a la reina madre, que no estaba dispuesta a que su sobrino se casara con una plebeya. No sé si sería porque su madre se casó, en segundas nupcias con un plebeyo y fue castigada por la casa real.

Incluso, el duque de los Abruzos amenazó con renunciar a pertenecer a la familia real y hasta a la Armada italiana. Así que uno de sus hermanos, al que estaba muy unido, fue a hablar con él para convencerle de que no lo hiciera.

Eso hizo que la relación se terminase y ella se casara con Billy Hitt, otro miembro de una importante familia de Washington DC.

Parece ser que nuestro personaje conoció Somalia en un viaje, como oficial de la Armada, por las costas de ese país y le debió gustar mucho.

Supongo que, por ello, a partir de 1919 se estableció en Somalia, donde fundó un asentamiento agrícola en la que practicó y enseñó a los nativos la agricultura moderna. Por entonces, esa zona era una colonia italiana.

No fue sólo una granja, sino que logró fundar 16 aldeas, donde vivían unos 3.000 somalíes y unos 200 italianos. También se dedicaron a experimentar el cultivo de las plantas propias del lugar.

Incluso, consiguió recaudar fondos para construir casas, carreteras, 

escuelas, represas y hasta una iglesia y una mezquita.

Parece ser que estuvo casado con una joven princesa somalí, llamada Faduma Ali. No tuvieron hijos.

Como no le gustaba la inactividad, en 1928, realizó una exploración en la que descubrió las fuentes del río Uebi Shabelle, uno de los principales de Somalia.

Por lo visto, el asentamiento que fundó fue el más próspero de Somalia y llego a construir una fábrica de conservas alimentarias.

Desgraciadamente, su salud ya no era tan buena y murió el 18/03/1933 en la villa que había fundado en Somalia.

Su última voluntad fue ser enterrado allí mismo. A orillas del río Uebi Shabelle. Les dijo a sus familiares: “Prefiero que alrededor de mi tumba se tejan las fantasías de las mujeres somalíes, antes que las hipocresías de los hombres civilizados”.

Parece ser que en su casa sólo tuvo dos cuadros. Uno de ellos era del rey de Italia y el otro era una foto de Katherine Elkins.

En 1992, se produjo una operación militar internacional, auspiciada por la ONU, cuyo fin fue parar la guerra civil y el hambre en Somalia. Hay que decir que una parte de Somalia fue colonia italiana hasta 1960, cuando se unieron con la otra zona, colonizada por el Reino Unido.

La misión militar italiana pretendió llevarse los restos de nuestro personaje a Italia, sin embargo, la población local les pidió que

no lo hicieran, ya que le tenían mucho respeto a nuestro personaje.

Desgraciadamente, cuando, en 2006, las milicias islamistas llegaron a esa zona, destruyeron la villa que había construido y profanaron su tumba, esparciendo sus restos por los alrededores. Incluso, destruyeron un monolito construido para honrar su memoria.

Italia bautizó con su nombre a un crucero, que luego sería el buque insignia de su Armada. También el Museo Nacional de la montaña, en Turín, está dedicado a nuestro personaje. Hasta le pusieron su nombre a un tipo de lagarto africano.

 

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