sábado, 23 de septiembre de 2023

OPERACIÓN AFRODITA

 

Como se suele decir, las victorias tienen muchos padres, mientras que las derrotas suelen ser huérfanas.

También sabemos que los anglosajones son muy dados a enaltecer sus victorias y olvidar sus derrotas, porque tienen una memoria muy selectiva.

Así que ese es un buen motivo para que yo ahora les recuerde que esa operación fue un completo fracaso y que dio lugar a muchas bajas.

Aunque se diga lo contrario, las bombas volantes V-1 y V-2 hicieron mucho daño, sobre todo, en la ciudad de Londres. Realmente, nunca fueron muy precisas. Sin embargo, era casi imposible interceptarlas. Así que no creo que los ciudadanos británicos, que tenían que soportar esos bombardeos, estuvieran muy convencidos de que fueran ganando la guerra.

A finales de 1943, el general Henry Harley Arnold procedente de la Aviación USA, tuvo la “genial idea” de encargar la instalación de unos pilotos automáticos en unos bombarderos, que se hallaban en desuso.


Esta operación fue presentada al célebre general Doolittle, el cual la aprobó a mediados de 1944.

Se encargó esta misión al 562 Escuadrón de bombardeo USA, cuya sede estaba en la base británica de Honington, en Suffolk. También la Armada USA preparó otra unidad similar y la denominó Operación Anvil.

La mayoría de los aviones utilizados en esta aventura fueron 

viejos bombarderos B-17 a los que los dejaron casi vacíos para poder llenarlos de explosivos. Igualmente, se redujo la tripulación, quedando sólo el piloto y el ingeniero de vuelo.

El explosivo elegido para esta operación fue el Torpex, de fabricación británica, mucho más potente que el TNT.

Junto a cada uno de esos bombarderos volaría otro B-17, dotado de equipos de radio y tv, que iban conectados al otro bombardero.

Lógicamente, el bombardero utilizado como un dron, llevaba unas cámaras de tv, conectadas al avión nodriza, para ir guiándole durante su vuelo. Fueron los primeros drones utilizados en una guerra.

Ciertamente, la tv empezó a funcionar en USA poco antes de la II Guerra Mundial. Sin embargo, la entrada de este país en la guerra hizo que se parasen las inversiones en ese nuevo medio de comunicación y, por ello, la RCA, cedió su tecnología a las fuerzas armadas para que la utilizaran durante el conflicto bélico.


En un principio, se pensó utilizarlos como drones autónomos, guiados desde el otro bombardero, considerado una nave nodriza. Sin embargo, no pareció que eso fuera muy prudente. Así que, como ya he dicho, los bombarderos con explosivos llevaban un piloto y un ingeniero de vuelo.

La idea era que el piloto hiciera despegar el avión y llevarlo hasta la altura que le hubieran ordenado. Cuando ya estuvieran relativamente cerca del objetivo, pasarían el control de su aeronave a la nodriza. Después activarían los explosivos y se lanzarían en paracaídas.

Se ve que no tendrían demasiada confianza en esta operación, pues sólo les suministraron 10 bombarderos y 4 aviones nodriza.

Así que, esos vuelos comenzaron en agosto de 1944. La primera misión fue contra una rampa de lanzamiento de las nuevas bombas V-3, situada en Francia. 


Los tripulantes consiguieron lanzarse, en cambio, el avión nodriza perdió el control del bombardero y éste se estrelló en una zona muy alejada de su objetivo.

En la segunda y tercera misiones tuvieron menos suerte, porque los aviones no llegaron a sus objetivos y los tripulantes se mataron, al lanzarse desde el avión.

En la cuarta misión también se produjeron fallos en el control de la aeronave nodriza. En cambio, los tripulantes consiguieron salvarse, lanzándose en paracaídas, mientras que los 3 bombarderos cayeron al mar, aunque muy cerca de la costa inglesa.

En la quinta misión probaron un nuevo sistema de control, que parece que funcionó algo mejor. El piloto murió, porque no se le abrió el paracaídas, mientras que el 

avión dron fue derribado por el fuego antiaéreo alemán.

En la sexta misión se utilizaron 4 aviones drones para bombardear una refinería alemana de petróleo, situada junto a Dinamarca.

Esta vez, fallaron 3 de los 4 aviones, debido a fallos en el control desde el avión nodriza. En cambio, el cuarto se estrelló cerca de su objetivo, causando importantes daños.

La séptima misión fue la única que se le adjudicó a la Armada. Se realizó el 12/08/1944, utilizando un B-24.

El piloto era alguien muy conocido. Nada menos que el teniente Joseph P. Kennedy jr. O sea, el hermano mayor del famosísimo JFK, el futuro presidente John F. Kennedy.


Realmente, las esperanzas de su padre estaban puestas en Joseph y lo estaban preparando para tener un cargo muy importante en el Gobierno USA.

Sin embargo, en aquella época, para hacer una buena carrera política en USA, era muy importante haber estado en el Ejército o, más concretamente, haber combatido en la guerra.

Hasta el mismo Nixon que era cuáquero y, por tanto, de una religión pacifista. Con lo cual, no tenía obligación de ir a la guerra. Sin embargo, pidió ingresar, voluntariamente, en la Armada.

Incluso, el propio JFK, también solicitó ingresar en la Armada, pero fue rechazado, debido a una grave lesión en la espalda, producida, cuando jugaba en la Universidad, durante un partido de fútbol americano. Esa lesión le provocó un gran sufrimiento durante toda su vida.

Lo cierto es que JFK se valió de las muchas influencias, que tenía su padre, para ingresar en la Armada y combatir contra los japoneses en el Pacífico.

Curiosamente, el que siempre había ambicionado tener un alto cargo en el Gobierno era su padre. O sea, Joseph P. Kennedy, senior. Se trataba de un hijo de unos inmigrantes irlandeses, que había conseguido hacerse rico en USA. En aquella época, ser católico y de origen irlandés no era la mejor tarjeta de presentación en USA.

No obstante, en 1938, el presidente Roosevelt lo nombró embajador

de su país en el Reino Unido. Sin embargo, su idea de que su país debería de mantener unas buenas relaciones con la Alemania de Hitler, ya que USA no había entrado todavía en la II Guerra Mundial, no le gustó nada al presidente y lo cesó en 1940. Ese fue el fin de su carrera política.

Volviendo a la séptima misión pilotada por Joseph P. Kennedy jr., el cual iba acompañado por el teniente Wilford J Willy, le ordenaron eliminar el mismo objetivo que al de la primera misión.

El avión hizo un despegue perfecto. Sin embargo, sobre las 18.00, cuando todavía sobrevolaban la costa inglesa, el avión explotó de repente y cayó en la desembocadura del río Blyth, muriendo ambos tripulantes. Se cree que ello fue debido a que las cargas explotaron antes de tiempo.

Los restos de la aeronave cayeron sobre un pequeño pueblo de la costa, dañando varias casas, aunque no se informó de que se hubieran producido heridos o muertos entre sus habitantes.

Curiosamente, Joseph ya había terminado su ronda de 25 misiones de bombardeo y podría haber regresado a USA. Sin embargo, se presentó voluntario para realizar esta misión suicida.

Otra curiosidad es que, aparte del avión nodriza, en esa misión hubo un avión tipo Mosquito, que iba tras ellos para filmar ese vuelo. Este avión iba pilotado por el coronel Roosevelt, hijo del presidente USA. Precisamente, la explosión del bombardero también produjo daños en el Mosquito, sin embargo, consiguieron aterrizar en su base.

La octava misión tenía como objetivo estrellar el avión en la base naval de Le Havre.


No sólo no consiguió alcanzar su objetivo, sino que la explosión también destruyó su nave nodriza.

La novena misión, que tenía como objetivo destruir una base de submarinos en Dinamarca, fue derribada por el fuego antiaéreo alemán.

La décima misión tenía como objetivo otra refinería alemana, cerca de Dinamarca. Tampoco consiguió alcanzar su objetivo por las malas condiciones meteorológicas.

A la undécima misión, cuyo objetivo era la misma base de submarinos, le ocurrió lo mismo, que no lograron alcanzar su objetivo por las malas condiciones meteorológicas.

La duodécima misión, compuesta por dos B-17 y un avión nodriza, fue mucho más compleja. Parece ser que el mal tiempo impidió ver el objetivo, que era la misma base de submarinos, así que los redirigieron hacia Berlín.

Ciertamente, ya iban muy mal de combustible, así que uno

de ellos, por ese motivo, cayó al mar; mientras que el otro, como se quedó sin avión nodriza, porque se había tenido que dar la vuelta, fue volando, sin control de ningún tipo, hasta que se estrelló en Suecia.

La decimotercera misión la componía dos B-17. Su objetivo estaba en la ciudad de Herford, pero no pudieron alcanzarlo por falta de visibilidad, debido a unas nubes muy densas que cubrían el cielo. Así que los enviaron a la ciudad de Haldorf, estrellándose en las afueras de la misma.

La decimocuarta y última la formaban 2 aviones B-17 y su objetivo era una central eléctrica en Oldenburg. Tampoco pudieron alcanzarla al ser derribados por el muy eficaz fuego antiaéreo de los alemanes.

Por fin, esta operación acabó cuando, a finales de enero de 1945, el general USA Carl Spaatz, le envió un mensaje urgente al general Doolittle, en el que le decía que ya no se lanzarían más aviones de este tipo hasta nueva orden.

 

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