jueves, 29 de diciembre de 2022

LA FESTIVIDAD DE SANTO THOMAS BECKETT

 

Ciertamente, nunca he sido muy dado a mirar el santoral, sin embargo, hoy se me ha ocurrido mirarlo y me he llevado la sorpresa de que es el día de Santo Thomas o Tomás Beckett.

La verdad es que ya le dediqué otro de mis artículos en 2017. No obstante, hoy me apetecía hacer otro y ahora voy a explicar el por qué. Además, no voy a poner ninguna imagen.

Como suelo decir, la Historia es algo que suele repetirse, si se dan las mismas o unas condiciones parecidas para ello.

Para que se me pueda entender mejor, voy a empezar por narrar la historia de este curioso personaje.

Thomas Beckett nació en 1118, en Londres. Su familia pertenecía a la clase acomodada del reino y no eran sajones, sino normandos.

Por el contrario, en la famosa película Beckett, dirigida en 1964 por Peter Glenville, se afirma que era sajón, pero eso no es cierto.

He de decir que esa película fue la que, hace muchos años, me llevó hasta este personaje. Sobre todo, lo más recomendable de la misma es el duelo interpretativo entre Peter O’Toole y Richard Burton, dos de los mejores actores británicos.

De hecho, la película está basada en la obra teatral de Jean Anouilh, “Becket o el honor de Dios”, estrenada en Londres en 1959.

Volviendo a nuestro personaje, la temprana muerte de su padre hizo que su familia pasara ciertos apuros económicos. Eso dio lugar a que abandonase sus estudios y se pusiera a trabajar a las órdenes de Theobald, arzobispo de Canterbury.

Parece ser que se hizo muy amigo del clérigo y éste lo envió a que estudiase Derecho en la prestigiosa Universidad de París. Incluso, lo nombre archidiácono de su catedral.

Por lo visto, muy pronto se dieron cuenta de su gran valía como negociador, así que Theobald recomendó a este joven al rey Enrique II de Inglaterra, el cual no tardó en nombrarle canciller del reino. Más o menos, lo que ahora es el primer ministro o un presidente del Gobierno.

Para el que no le suene mucho este monarca, seguro que lo recordará si menciono que fue el segundo esposo de la tan famosa Leonor de Aquitania, aparte de ser el suegro de Alfonso VIII de Castilla, el vencedor de la batalla de Las Navas de Tolosa.

Como se puede ver en la citada película, el monarca y Becket, aparte de trabajar juntos, se hicieron muy amigos. Este último se dedicaba a satisfacer todos los deseos del rey. Inclusive, si se metía con la Iglesia.  Es más, solían irse juntos de cacería y de juerga y parece que se lo pasaban muy bien.

Por otro lado, como el rey se metía en muchas guerras, andaba muy mal de tesorería y puso los ojos en los bienes de la Iglesia. Sin embargo, estos estaban bajo la protección del arzobispo Theobald y también del Papado.

Tanto el rey como su canciller se pasaban el tiempo buscando cómo hacerse con los bienes de la Iglesia, pero no había manera de “hincarles el diente”.

Sin embargo, como Theobald ya era muy anciano, falleció y había que buscarle un sucesor. Así que al rey no se le ocurrió a nadie mejor que nombrar para ese puesto a su fiel canciller Becket.

Era una forma de meter a alguien de los suyos para hacer su voluntad dentro de una institución, como es la Iglesia católica. Seguro que ya veis por dónde voy.

Parece ser que Becket le suplicó al rey que no lo hiciera, porque ahora tendría que obedecer a otro Señor. Sin embargo, parece que el rey se lo tomó a broma e impuso su voluntad.

Contra todo pronóstico, el juerguista Becket se tomó muy en serio su nuevo papel. En cuanto fue ordenado sacerdote, se deshizo de todas sus propiedades y hasta de sus elegantes ropajes, regalándolos a los pobres.

Hay que decir que era alguien que había acumulado grandes riquezas y había hecho siempre ostentación de ellas, como aquella vez que fue de viaje a Francia, llevando 250 personas del personal de servicio. Además, tenía una especie de pequeño ejército, compuesto por unas 700 personas.

Sin embargo, quiso mantener unas buenas relaciones con el rey, pero sabía que muy pronto iba a tener problemas de todo tipo. No obstante, dimitió de su puesto como canciller, aduciendo que no podía compaginar ambos cargos.

Los nobles normandos, descendientes de aquellos que acompañaron en 1066 a Guillermo el conquistador en la conquista Inglaterra sólo pensaban en apropiarse de todos los bienes de los sajones.

No hará falta decir que eran descendientes de los vikingos y que lo primero que hizo Guillermo fue ordenar la elaboración de un catastro de todo el territorio para comprobar las riquezas que había allí.

Así que, en cierta ocasión, esos nobles se metieron con algunos frailes. Incluso, llegaron a asesinar a uno de ellos. Por tanto, a Becket no le quedó más remedio que tomar cartas en el asunto y exigir que esos nobles fueran juzgados por un tribunal eclesiástico.

Evidentemente, un rey que estaba acostumbrado a hacer lo que le daba la gana no estuvo de acuerdo con eso y ahí empezó todo. Porque otra de las cosas que buscaba el rey era quedarse con las muchas multas, que solían imponer los tribunales eclesiásticos.

En un principio, el rey quiso deshacerse de él por medio de los tribunales civiles. Sin embargo, Becket no admitió la autoridad de unos tribunales civiles sobre él. Dicho de otro modo, al rey le salió el tiro por la culata.

No obstante, como conocía muy bien al monarca, optó por exiliarse en Francia, donde gozó de la protección del soberano de ese país.

Sin embargo, como el Papa Alejandro III no parecía muy dispuesto a excomulgarlo, para no enemistarse con el monarca inglés, fue el propio Becket quien lo hizo. Eso se puede ver en una secuencia muy elaborada de la citada película.

En aquella época, eso de que excomulgasen a un rey no era ninguna tontería. Significaba que ya no tenía el respaldo de Dios y, por tanto, cualquier noble con ambiciones podría destronarlo y coronarse como nuevo rey.

Ya en tiempos de los romanos existía la idea de que los gobernantes tenían que tener a los dioses de su parte, porque, de lo contrario, el pueblo podría derrocarles y poner a otro en su lugar.

No obstante, en 1170, el Papa le convenció de que había hecho las paces con el monarca inglés y que podría regresar a Inglaterra. Sin embargo, muy pronto pudo comprobar que las posiciones de ambos seguían en el mismo sitio donde las había dejado antes de exiliarse.

Parece ser que, en un arranque de ira, cuando el rey estaba rodeado de algunos de sus nobles, se le ocurrió decir “¿no habrá nadie capaz de librarme de ese cura turbulento?”

Por lo visto, cuatro de esos nobles se lo tomaron como una petición real y fueron a buscar a Becket.

Tal día como hoy, 29 de diciembre, pero de 1170, éste se hallaba celebrando las vísperas en la catedral de Canterbury. Enseguida, fue rodeado por estos cuatro tipos, los cuales le hicieron lo único que sabían hacer, matar a los adversarios.

Le dieron varios tajos con sus espadas en la cabeza y en la espalda. Por eso, se le representa con una espada en la cabeza.

Parece ser que sus últimas palabras fueron: “Muero gustoso por el nombre de Jesús y en defensa de la Iglesia católica”.

Por lo que se ve, en aquella época, todavía quedaba gente, como Becket, que sabía a las órdenes de quiénes estaban y no eran, como ahora, la voz de su amo.

Este asesinato tuvo una repercusión tremenda en toda la Cristiandad. Hasta el mismo rey se asustó de sus consecuencias.

El propio Papa Alejandro III se apresuró a canonizarlo y, hoy en día, hay multitud de templos dedicados a ese santo, muerto como mártir. También llamado Santo Tomás de Canterbury.

Hoy en día, los gobernantes, utilizan otros métodos que llamen menos la atención para deshacerse de los rivales políticos, como lanzarlos desde una ventana de un hotel de Moscú y otras cosas por el estilo.

Volviendo a nuestro tema de hoy, la conmoción llegó a tal extremo que el propio Enrique II tuvo que hacer penitencia. Se desplazó hasta el lugar donde había sido asesinado Becket. Tuvo que pasar por un pasillo hecho por los frailes, los cuales le fueron azotando hasta que entró en el templo. Luego tuvo que orar en el lugar del asesinato y junto a la tumba de Becket.

También para lavar su imagen ante la Iglesia, hizo abundantes donaciones a iglesias y conventos de todo su reino.

Por lo visto, su tumba fue trasladada a otro lugar en el siglo XVI. No obstante, en el lugar donde se hallaba su relicario todavía tienen una vela encendida y los arzobispos ofician una misa en ese mismo lugar, ya que también es un santo de la iglesia anglicana.

Precisamente, Alfonso VIII y Leonor Plantagenet, hija de Enrique II y Leonor de Aquitania, se casaron el mismo año de 1170.

Así que supongo que Leonor pidió que dedicaran algunos templos castellanos a la memoria de Becket, porque supongo que ella lo había conocido. Por eso mismo, hay algunos templos dedicados a él o con pinturas o grabados, donde se escenifica su asesinato.

También hay varias obras literarias y películas dedicadas a la vida de este santo. Incluso, Los cuentos de Canterbury, de G. Chaucer, empiezan narrando una peregrinación hasta esa catedral para rezar ante la tumba del santo.

Así que, con esto quiero decir que no hay que perder la esperanza, porque siempre habrá alguien que sepa cumplir bien con su trabajo y ser leal a su pueblo y no al que lo ha elegido sólo para que haga lo que le convenga.

 

¡¡OS DESEO UN FELIZ AÑO 2023!!

LA HISTORIA DE LOLA MONTEZ

 

Hoy traigo al blog la historia de una de esas mujeres, que consiguieron la fama haciéndose pasar por lo que no eran. Al igual que le ocurrió a la famosa bailarina y espía Mata Hari.

El nombre real de nuestro personaje de hoy era Eliza Rosanna Gilbert. Nació en 1821 en una pequeña localidad de Irlanda, cuando esa isla aún pertenecía, en su totalidad, al Reino Unido.

Su madre fue Elizabeth Oliver, que pertenecía a la aristocracia local, mientras que su padre fue el alférez inglés Edward Gilbert.

Parece ser que la pareja se conoció en 1818, cuando el militar llegó con su regimiento hasta esa ciudad. Se casaron casi dos años después.

En 1823, su padre consiguió ir destinado a la India, donde podría cobrar mucho más y ascender con mayor rapidez en su carrera militar. Por ello, su esposa y su hija se trasladaron con él.

Desgraciadamente, Edward, murió a los pocos meses de su llegada a la India a causa de una epidemia de cólera.

Su madre, que, por entonces, sólo tenía 19 años, decidió casarse de nuevo. Volvió a hacerlo con otro militar. Esta vez se trataba de un teniente, que también estaba con su unidad de guarnición en la India.

Parece ser que la niña nunca se llevó muy bien con su padrastro, así que la pareja decidió enviarla a un internado en Escocia, donde tampoco le fue muy bien.

Posteriormente, la enviaron a un internado dirigido por una hermana de su padrastro y, por último, a otra escuela para gente acomodada. En todas ellas dio muestras de su carácter rebelde e indisciplinado.

En 1837, se fugó con otro oficial, el cual también fue destinado a la India. El matrimonio sólo duró 5 años y no tuvieron hijos.

La verdad es que su historia coincide en muchos puntos con la de Mata Hari. Con la diferencia de que ésta se casó con un oficial holandés, al que destinaron a la isla de Java (Indonesia).

Volviendo a nuestro personaje de hoy, no sé dónde aprendería bailes españoles, pero lo cierto es que regresó a Europa y debutó en varios teatros, haciéndose pasar por una bailarina española, llamada Lola Montez. En otros sitios aparece como Montes.

Supongo que su pelo moreno y su belleza le ayudarían a triunfar en varios países. Hay quien dice que muchos de los irlandeses de pelo moreno, son descendientes de los marinos y soldados españoles, que venían con la Armada Invencible y que naufragaron en aquellas costas.

Por lo visto, Lola debutó en París. Aunque no alcanzó el éxito, sí que consiguió hacer muy buenas amistades. Como Franz Liszt, Alejandro Dumas (padre), George Sand, etc.

En 1846, se trasladó a Múnich, donde estaba la corte del reino de Baviera. No olvidemos que todavía no se había producido la unificación de Alemania.

Parece ser que su amante, el barón de Maltzahn, la presentó al rey Luis I de Baviera y éste quedó prendado de ella.

De hecho, se cuenta una anécdota en la que el rey le preguntó si sus pechos eran reales y ella le respondió abriéndose la camisa para enseñárselos.

Curiosamente, Lola había pedido esa audiencia con el monarca bávaro para reclamar justicia, porque un empresario teatral se había negado a pagarle lo estipulado en el contrato.

Así que se convirtió en la amante del rey y, no sólo eso, sino que, en muchas ocasiones, le dijo cómo tenía que gobernar.

Se dice que eso la hizo muy impopular entre los bávaros, pero yo creo que no es del todo cierto. Parece ser que el rey había estado gobernando como un monarca absoluto, de acuerdo con la nobleza.

Sin embargo, ella le condujo hacia el liberalismo, con lo cual le 

enemistó con los nobles y el clero, especialmente con los jesuitas, que tenían mucho poder en ese país.

Para colmo, el monarca se empeñó y consiguió darle un título nobiliario a Lola. Concretamente, el de condesa de Landsfeld, que le regaló con motivo de sus cumpleaños, junto con una buena pensión, un palacete a su nombre en el centro de Múnich y el otorgamiento de la nacionalidad bávara.

Parece ser que esto provocó una crisis, que dio lugar a la dimisión de todo el Gobierno del Reino de Baviera. Por lo visto, hasta el mismo Papa Pío IX también le criticó su actitud.

Incluso, tras una serie de protestas estudiantiles, Lola convenció al rey para que clausurara las clases en la Universidad de Múnich.

Sin embargo, el estallido de las revoluciones liberales en casi toda Europa, dio lugar a que el monarca abdicase en 1848, sucediéndole su hijo mayor, Maximiliano II.

Lola consiguió huir a tiempo y llegó a Suiza, donde esperó, en vano, la llegada del rey. Sin embargo, éste se exilió en Francia y ya no se movió de ese país hasta su muerte, ocurrida en 1868.

Los que la conocieron decían que seguía siendo una mujer muy rebelde, que montaba a caballo, fumaba públicamente y solía defenderse con una fusta de los que le molestaban.

Sin embargo, ella, que sólo tenía 27 años, se trasladó a Londres. Allí conoció a un joven oficial de Caballería con el que se casó. Por lo visto, también era un rico heredero.

Parece ser que no se había anulado el anterior matrimonio de Lola. Así que, tras haber sido denunciada por bigamia, la pareja se trasladó a Francia y luego a España. Posteriormente, regresaron a Gran Bretaña, donde él murió en 1856.

Supongo que no querría tener más problemas en Europa, así que decidió trasladarse a USA. Ese era lo que hoy llamaríamos un país emergente.

Debutó, con mucho éxito, como actriz de comedia en varios teatros de la costa este para luego dirigirse a San Francisco. Allí se casó con un periodista local, pero el matrimonio sólo duró dos años.

En 1855, su espíritu aventurero la llevó hasta Australia. Allí actuó tanto en varios teatros como en funciones para los mineros.

Por lo visto, su erótica Danza de la araña, en la que se iba quitando un velo tras otro, llamó mucho la atención. Se dice que muchos políticos y empresarios aplazaron sus reuniones para ir a verla. Por el contrario, las familias más conservadoras dejaron de asistir a los teatros.

Se dice que, en cierta ocasión, Lola se presentó en la oficina de un periodista local, que había criticado una de sus representaciones y le atacó con un látigo. Se ve que era una mujer de armas tomar.

En mayo de 1856 decidió regresar a San Francisco. Por algún motivo desconocido, su representante cayó por la borda del barco y nunca más se supo de él.

Desafortunadamente, no tuvo la misma suerte, cuando reapareció en los teatros de San Francisco. Así que se marchó a la costa este.

Allí conoció a un tipo muy extraño. Se hacía llamar “reverendo”, sin embargo, era un periodista llamado Charles Chauncey Burr, que se convirtió en su agente.

Parece ser que él también fue muy amigo de Edgar Allan Poe. Incluso, escribió varios poemas con el mismo estilo de este famoso escritor.

Así que Burr la animó a dar conferencias a las mujeres, tanto en América como en el Reino Unido. Incluso, en 1858, publicó un libro titulado “Las artes de la belleza”, donde daba consejos a las mujeres de USA.

Desgraciadamente, a partir de 1860, empezó a sentirse mal. No me ha quedado muy claro cuál era la enfermedad que padecía. En unos sitios dice que fue una embolia, que le paralizó el lado izquierdo de su cuerpo. Mientras que en otros se dice que padecía sífilis.

Lo cierto es que unos amigos le pagaron un apartamento en el centro de Nueva York. Allí se estuvo reponiendo.

En las Navidades de 1860 parecía encontrarse mejor y se fue a dar 

un paseo por el centro de esa ciudad, que siempre le había gustado mucho.

Ya sabemos que esa ciudad tiene unos inviernos muy fríos. Supongo que se resfriaría y, cuando regresó a su apartamento, la mujer que la atendía comprobó que tenía mucha fiebre.

La cosa se fue complicando con una neumonía y, lamentablemente, a mediados de enero de 1861, murió, cuando ni siquiera había cumplido los 40 años. Aunque en su lápida figure la edad de 42 años.

Su antiguo amante, el rey Luis I, que seguía exiliado en Francia, fue informado del hecho por una amiga de Lola, que le envió una carta, donde le contaba la triste noticia.

Curiosamente, este monarca, que tenía casi 40 años más que ella, murió 7 años después, en 1868.

Lola fue enterrada en un cementerio de Brooklyn (Nueva York). Curiosamente, en su lápida figura su nombre real, Eliza Gilbert.

Se han hecho varias películas sobre su vida, como la titulada “Lola Montes” (1955), dirigida por Max Ophüls, que tuvo mucho éxito.

 

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martes, 27 de diciembre de 2022

EL EXTRAÑO CASO DE HARRY DEXTER WHITE

 

Hoy voy a hablar en este artículo de un personaje con una vida muy peculiar. Ciertamente, hay varios detalles que, imagino que os llamarán mucho la atención.

Como ya he dicho, su nombre completo era Harry Dexter White. Nació en 1892, en Boston (USA). Sus padres eran unos inmigrantes lituanos y judíos, llegados a América a finales del siglo XIX.

En 1917, se alistó en el Ejército, poco después de la entrada de USA en la I Guerra Mundial. Supongo que, por tener estudios universitarios, le fue otorgado el empleo de teniente y luchó en Francia hasta el final de la contienda.

Antes de la guerra, había estado estudiando la carrera de ingeniero agrónomo. Sin embargo, en la posguerra, la dejó por la de Economía. Carrera que comenzó cuando ya tenía nada menos que 29 años.

Ya sabemos que la guerra es algo que suele cambiar la vida a mucha gente. Sin embargo, en este caso, parece que se la cambió demasiado.

No obstante, estudió en algunas de las mejores universidades USA, como son Stanford, Columbia y, por último, Harvard. Parece ser que, al término de su licenciatura, fue contratado por este último centro para que diera clases en el mismo. Cuando ni siquiera era doctor. Título que obtuvo en 1932, ¡cuando ya había cumplido los 40 años!

Parece ser que su tesis fue tan brillante que, en 1934, le ofrecieron un puesto en el Departamento del Tesoro USA. Más tarde, pasó a ser uno de los asesores más influyentes del secretario del Tesoro, Henry Morgenthau jr., casualmente, también de origen judío. Seguro que ese nombre les sonará a los que hayan leído algunos de mis artículos.

Poco a poco, fue escalando puestos dentro del Departamento del Tesoro, hasta llegar al puesto de subsecretario. O sea, el segundo puesto de mayor importancia de ese Departamento.

Como era un especialista en finanzas internacionales, muy pronto, se inmiscuyó en asuntos, cuya competencia era del Departamento de Estado. O sea, lo que en España se llama Ministerio de Asuntos Exteriores.

Por ello, presionó para que el Gobierno USA obligase al de Japón a fin de que se retirase de los territorios, que había invadido en China.

Evidentemente, no tuvo mucho éxito. Sin embargo, hay quien dice que esa no fue una idea suya. Algo de lo que hablaré más adelante.

En 1941, tras la entrada de USA en la II Guerra Mundial, fue nombrado enlace entre el Departamento del Tesoro y el de Estado y director general de un organismo llamado División de Investigación Monetaria, que se dedicaba a asegurar la cotización del dólar en los mercados mundiales.

Como jefe de ese Organismo, parece ser que no respetó las normas vigentes en ese momento y contrató a algunas personas, que luego se demostró que eran agentes soviéticos. No está claro si él desconocía ese dato.

En mi artículo sobre el infame Plan Morgenthau, ya dejé entrever que era muy posible que la redacción del mismo no fuera debida sólo al propio Morgenthau, sino también a White.

El nombre oficial de ese plan era “Programa sugerido para después de la rendición de Alemania” y el original del mismo se encuentra en el Museo Franklin D. Roosevelt.

Lo voy a resumir, para el que no conozca el tema. Lo que se quería era convertir Alemania en un país subdesarrollado y que sólo viviera de la agricultura y la ganadería. Cuando siempre había sido uno de los países más industrializados del mundo.

El argumento para hacer eso era que así no podrían empezar una nueva guerra mundial. Sin embargo, también podría morir de hambre alrededor de un 40% de la población alemana.

Por otra parte, como ese documento se filtró a la prensa, el Gobierno alemán se frotó las manos al conocerlo y eso le vino muy bien al ministro Goebbels para divulgarlo y así aumentar la resistencia contra las tropas aliadas. El propio general Eisenhower dijo que eso le había costado tener que luchar en el frente contra otras 30 divisiones alemanas.

Así que, al ver el poco éxito obtenido, tanto Churchill como F.D. Roosevelt archivaron ese plan. Como si no lo hubieran firmado nunca.

Realmente, había un conflicto entre los Departamentos de Estado y del Tesoro. El primero pretendía que Alemania se recuperase muy pronto para así poder pagar unas fuertes indemnizaciones de guerra. Mientras que el segundo pretendía dejar a los alemanes al borde de la inanición para que se les quitara de la cabeza la idea de intentar empezar otra guerra. Parece ser que Roosevelt era partidario de lo segundo.

No obstante, al final de la guerra, Morgenthau jr., envió 

a algunos de sus inspectores a Alemania para que obstaculizasen, todo lo posible, la recuperación de ese país.

En 1944, White fue enviado a la famosa Conferencia de Bretton Woods, donde logró imponer sus criterios sobre los del prestigioso economista británico J. M. Keynes. Estaba muy claro que lo que pretendía el Gobierno USA era abrir los mercados internacionales para que los demás países comprasen sus productos. Desde luego, ahí tuvo mucho éxito.

Por lo visto, en 1946, lo premiaron con el cargo de director gerente del archiconocido FMI. Sin embargo, al año siguiente, dimitió de ese cargo.

Curiosamente, ya en 1939, un asesor del Gobierno USA, llamado
Adolf Berle, se había reunido con un antiguo agente soviético, llamado Whittaker Chambers. En esa reunión, le dio los nombres de varios ciudadanos USA, que eran agentes de la URSS y, entre ellos, mencionaba a un tal “Mr. White”. Sin embargo, parece ser que ni el presidente, ni el FBI le hicieron mucho caso, cuando afirmó que podría haber espías soviéticos dentro de la Administración Pública USA.

No obstante, empezaron a sospechar de White, cuando Chambers le dijo a un agente del FBI, que había metido a varios agentes soviéticos en el Departamento del Tesoro.

Parece ser que, en 1948, el mismo Chambers, fue de nuevo entrevistado, pero esta vez, por un asesor presidencial. Según parece, le dijo que no creía que White fuera un comunista, pero que trabajó para la URSS.

Poco después, Chambers, le entregó un mensaje escrito a mano, el cual, según dijo, le había entregado, unos años atrás, el propio White, junto con varios informes secretos del Departamento de Estado.

Esos documentos fueron investigados por el FBI y se comprobó que eran auténticos y que la letra coincidía con la de White.

También, por esa época, otra antigua agente soviética, llamada Elizabeth Bentley, y que ahora trabajaba para el FBI, lo acusó de haber recibido varios documentos de empleados de la oficina de White.

Así que el propio Edgar Hoover, director del FBI, llevó, personalmente, una lista al presidente, donde figuraban una serie de ciudadanos USA, que trabajaban para la URSS y allí estaba el nombre de White.

Curiosamente, el presidente Truman no hizo caso a esas advertencias, pues, como ya he mencionado, en enero de 1946, nombró a White representante de USA en el FMI. Incluso, ese nombramiento fue ratificado, al mes siguiente, por el Senado.

Posteriormente, como ya he dicho, fue nombrado director gerente de ese importante organismo internacional.

Sin embargo, en 1947, cuando el fiscal general del Estado decidió investigar a fondo su caso, el presidente Truman no tuvo más remedio que cesar a White.

Así que, en 1948, su caso pasó al infame Comité de Actividades Antiamericanas. La ya mencionada Bentley declaró que tenía mucha información sobre White y hasta que pasó algunas planchas para fabricar billetes de dólar en la zona ocupada por los soviéticos. Aunque esa acusación quedó en entredicho.

En agosto de ese año, White, fue llamado a declarar ante ese Comité. Allí respondió a las preguntas y negó ser comunista. Sin embargo, nada más terminar, sufrió un ataque al corazón.

Cuando consiguieron que se recuperase, se trasladó a una casa de campo, que tenía en una localidad del Estado de New Hampshire (USA).

Desgraciadamente, sólo dos días después, tuvo un segundo infarto del que ya no pudo recuperarse, falleciendo en esa localidad.

En 1950, un informe del FBI, relativo a los mensajes soviéticos descodificados, mediante el Proyecto Venona, indicaba que el nombre de White aparecía en ellos bajo diferentes apodos.

Incluso, de haberse opuesto al pago de un préstamo del Gobierno USA a la China nacionalista. Un país que, por entonces, sufría una inflación descontrolada.

También protegió a algunos de los funcionarios a su cargo a pesar de haber sido avisado por el FBI de que se trataba de espías soviéticos. Como fue el caso de Harold Glasser.

Ciertamente, todavía hoy se discute el papel de White. Hay muchos que no lo consideran un espía, sino alguien que aportó documentos secretos USA a los servicios de Inteligencia de la URSS. Algunos afirman que lo hacía, porque no creía que USA y la URSS tuvieran que ser enemigos.

También hay quien dice que la idea del Plan Morgenthau vino desde Moscú a fin de que las tropas USA tuvieran una mayor resistencia para invadir el territorio alemán y así la URSS pudiera anexionarse toda Alemania.

Por otro lado, hay quien dice que White fue el autor del ultimátum de USA a Japón y, por ello, este país atacó Pearl Harbor. De esa manera, Japón quedaría obligado a luchar contra USA y no podría invadir la URSS. Tal y como había planeado Stalin.

Richard Nixon, futuro presidente USA, que era uno de los miembros de ese infame Comité, criticó que alguien sospechoso de ser un agente soviético tuviera un cargo público y acceso a información confidencial.

 

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miércoles, 21 de diciembre de 2022

LOS BARCOS MERCANTES DE LA CLASE LIBERTY

 

Como todos sabemos, la II Guerra Mundial, se desarrolló en varios niveles. Quizás, los más importantes fueron el militar, el económico y el industrial. Hoy me voy a referir a este último.

Ciertamente, los cañones y la aviación son muy valiosos en tiempos de guerra. Sin embargo, si carecen de municiones no sirven para nada. Más o menos, es lo que les está ocurriendo ahora a los rusos en Ucrania.

Así que la mejor manera de llevar esos suministros es por medio de barcos, ya que pueden transportar muchas más toneladas que los camiones o los aviones.

Yo tengo muy claro que los Aliados y, concretamente, los USA, ganaron la II Guerra Mundial, no por tener un Ejército muy potente, sino porque su industria reponía, inmediatamente, todo el material que iban perdiendo en los frentes de batalla.

De hecho, en cuanto a la Aviación, no tenían problemas para reponer los aviones dañados. Sin embargo, se tardaba mucho en formar a un piloto para la guerra.

Por eso mismo, cuando los pilotos eran capturados por el enemigo, solían encerrarlos en campos de concentración muy alejados del frente. Así, en caso de huida, les sería muy complicado llegar hasta sus propias líneas.

Los británicos tomaron buena nota de la pérdida de barcos mercantes propios en la I Guerra Mundial y no querían tener el mismo problema en el que se hallaban en ese momento. Así que decidieron encargar unos 60 barcos más baratos a unos astilleros ubicados en USA.

Como ese país ya era una gran potencia industrial, no sólo en América, sino a nivel mundial, tomó nota de esos diseños y los perfeccionó para adaptarlos a sus necesidades logísticas.

Para poder satisfacer la demanda británica y la propia, la Comisión Marítima de USA encargó el diseño de estos barcos al ingeniero naval William Francis Gibbs, el cual también supervisó el desarrollo de este inmenso programa de construcción naval.

En un principio, el Gobierno USA, sólo le otorgó a este programa un presupuesto de 350.000.000 de dólares. Evidentemente, luego se multiplicó.

Curiosamente, en aquella época, la industria naval no estaba muy desarrollada en USA, pues no se hacían muchos pedidos, ya que sobraron muchos barcos, después de la I Guerra Mundial y además le afectó mucho la Crisis de 1929.

De esa manera, construyeron un tipo de barcos para la clase Liberty, que medían 135 m de eslora y 17 m de manga, desplazaban más de 14.000 Tm, con una carga útil de unas 10.000 Tm y el casco iba soldado y no remachado, como suele ser lo habitual. Incluso, podría ser cargado o descargado por sus propios medios.

También le dotaron con un tipo de motor ya existente, que movía una única hélice. Así que su velocidad no era muy alta y su precio tampoco, pues no llegaba a los 2.000.000 de dólares.

Cada barco llevaba una tripulación de unos 60 marineros civiles y, cuando fueron armados, también unos 40 marineros de la Armada USA.

Sin embargo, el empresario Henry J. Kaiser organizó un método de trabajo, consistente en hacer los barcos por piezas en varios astilleros para luego ensamblarlos y soldarlos. Lo cual suponía que cada uno de esos barcos se construyera en un tiempo récord.

Aunque Kaiser es un apellido que suena muy alemán, en cambio, este empresario nació en una localidad del Estado de Nueva York, aunque es cierto que sus padres eran inmigrantes alemanes.

Parece ser que se decidió por utilizar la soldadura, porque la mayoría de sus obreros no eran especialistas, ya que a estos los habían movilizado. Incluso, gran parte del personal de sus astilleros estaba formado por mujeres. Así que fue más sencillo enseñarles a soldar que a remachar.

Luego se comprobó que las soldaduras no funcionaban bien en los mares muy fríos y se rompían. Así que hubo que reforzarlas, siguiendo el consejo del ingeniero lord John Baker.

Sin embargo, otra ingeniera británica, llamada Constance Tipper, demostró que ese no era el problema, sino que el acero utilizado no aguantaba una temperatura tan baja del agua.

Curiosamente, cuando esos aceros navegaban por aguas demasiado frías, solían comportarse como si estuvieran derretidos en los hornos de fundición. Por ello, se les aplicó a esas chapas de acero un proceso de laminado en frío.

Así que inventó el Test de Tipper con el que se puede observar el comportamiento de los aceros empleados en la construcción de los barcos, según las condiciones del agua.

Ciertamente, se construyeron en un momento de gran alarma y con una previsión de que durasen no más de 5 años. Así que no se utilizaron los mejores materiales, ni tenían demasiadas comodidades. Se fabricaron en serie del mismo modo en que se construían los coches en las fábricas de Henry Ford.

Los primeros 14 barcos de esta nueva clase fueron botados a finales de septiembre de 1941. Unos meses antes de que los japoneses atacaran Pearl Harbor.

Cuando se puso en marcha toda esa complicada cadena de producción, lo normal era construir cada uno de estos barcos en 42 días a un ritmo de 3 entregas diarias. Sin embargo, hubo algún caso en el que sólo tardaron 4 días y 15 horas. Toda una proeza.

De esa forma, al final de la guerra, se habían construido 2.750 barcos de esta clase en los 18 astilleros, de ambas costas, dedicados a ello.

Evidentemente, eran presas fáciles para los submarinos alemanes y japoneses. No obstante, sólo lograron hundir a unos 200 de ellos.

Sencillamente, los construyeron en una cantidad tan grande, que los submarinos alemanes no dieron abasto para hundirlos a todos. De hecho, hundieron más a los de las clases tradicionales de mercantes.

Posteriormente, los fueron artillando con piezas de todo tipo y algunos llegaron a entrar en combate con otros barcos mercantes artillados del enemigo y hasta hundirlos a causa de los incendios provocados por sus disparos.

Sin embargo, la mayoría de estos barcos mercantes fueron utilizados para abastecer a la URSS, después de que se produjera la invasión alemana. De hecho, fueron llamados los buques de la victoria.

Incluso, muchos de ellos también fueron utilizados para el transporte de tropas. Tanto en el Desembarco de Normandía, como en las operaciones navales en el Pacífico.

Parece ser que este programa de construcción naval atrajo a muchos obreros. Concretamente, unos 700.000, de los que unas 200.000 eran mujeres. Aunque también se habla de 1.500.000 de puestos de trabajo directos e indirectos.

En aquella época se popularizó un cartel, donde aparecía una mujer a la que llamaron “Rosie, la remachadora” y donde se podían leer en inglés “nosotras podemos hacerlo”.

De hecho, como la mayoría de los hombres estaban movilizados, hubo unos 20 millones de mujeres trabajando en fábricas de aviones, barcos, municiones y suministros de todo tipo. Las que fabricaban estos mercantes fueron llamadas “damas Liberty”.

Posteriormente, cuando se demostró la versatilidad de este tipo de

mercantes, se optó por construir otros un poco más grandes y con unos motores más potentes. Eran los de la clase Victory.

Volviendo a los Liberty, muchos de ellos llegaron al final de la guerra, incluso algunos fueron utilizados en la guerra de Corea. Así que después fueron vendidos a varios armadores, sobre todo, griegos e italianos y llegaron a navegar hasta los años 70. Sólo dos de ellos han quedado en exhibición en un museo naval.

Curiosamente, al principio, tuvieron muchos detractores. Hasta el propio presidente Roosevelt los veía como feos y les llamaron “patitos feos”. Incluso, los oficiales de la Armada les apodaron “vacas marinas”. Pero luego comprobaron su gran versatilidad a lo largo de la guerra.

Como se construyeron tantas unidades de esta clase, tuvieron nombres de todo tipo. Parece ser que un centenar de ellos recibieron los nombres de algunos marinos mercantes USA muertos en esta guerra. Por lo visto, murieron unos 9.000 marinos mercantes USA en barcos de todo tipo.

 

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domingo, 18 de diciembre de 2022

LOS ENIGMAS DEL SECUESTRO DEL HIJO DE LINDBERGH

 

He dejado para el final un suceso tan luctuoso y enigmático, como fue el secuestro de este pobre bebé, hijo mayor de Charles Lindbergh.

En mis anteriores artículos ya he hablado de la hazaña de este gran
piloto. Algo que le aportó una gran fama y varias condecoraciones en diversos países.

También dije que, en 1929, se había casado con Anne Morrow, hija del empresario y político USA, Dwight Morrow. Ella y el piloto se conocieron cuando su padre era el embajador de su país en México.

En 1930 tuvieron al primero de sus 6 hijos, al que llamaron Charles, igual que su padre. Era el típico hijo de un nórdico. Tenía el pelo rizado, rubio y con ojos azules.

No hay que olvidar que el piloto siempre estuvo muy contento de su origen nórdico y fue un convencido partidario de que había unas razas superiores a otras y de la eugenesia para las personas con problemas físicos.

Como la pareja quería vivir tranquilamente y no deseaban que los periodistas les continuaran persiguiendo por todas partes, encargaron la construcción de una casa en un lugar apartado, llamado Hopewell, situado en el Estado de Nueva Jersey.

Un lugar situado a unos 140 km de Nueva York y a donde sólo se podía llegar por un estrecho camino, ya que, en aquella época, en sus alrededores había varias zonas pantanosas.

No obstante, parece ser que, como no se había terminado de construir esa casa, ellos sólo iban allí a pasar los fines de semana. Por el contrario, solían residir en una mansión perteneciente a la familia de Anne.

El último fin de semana de febrero de 1932 decidieron quedarse unos días más en Hopewell, porque el pequeño estaba muy resfriado y no quisieron que empeorase. Así que telefonearon a la cuidadora del niño, que se hallaba en la mansión de la familia de Anne, para que fuera a Hopewell.

Se trataba de una chica escocesa, llamada Betty Gow, que tenía un novio, también originario de un país escandinavo.

Así que Betty llegó a la casa de Hopewell y allí estuvo cuidando al niño, que ya tenía casi 20 meses y que sentía mucho cariño por ella.

El martes 01/03/1932, Betty llevó al bebé en brazos hasta su habitación, que se encontraba en la primera planta de esa casa. Una vivienda que tenía 10 habitaciones.

Su padre se hallaba en el salón de la planta baja leyendo un libro, mientras que su madre, que ya estaba embarazada del segundo de sus hijos, estaba en la bañera de la segunda planta.

Betty metió al niño en su cuna y se fue a descansar un rato a su habitación, que estaba al lado de la del niño.

El padre dice haber oído, sobre las 21.30, un ruido como de unas maderas cayendo al suelo, pero no prestó mucha atención.

Sin embargo, sobre las 22.00, Betty regresó a la habitación del bebé, para comprobar si estaba dormido, y se encontró con la sorpresa de que había desaparecido.

Salió corriendo hacia la habitación de Anne para preguntarle si había cogido al niño y ésta le respondió que no. Así que ambas bajaron corriendo al salón para contarle a Charles lo que había sucedido.

Parece ser que éste cogió una escopeta y salió a buscar por los alrededores, pero no vio nada. Luego volvió a la casa y encontró, junto a la ventana de la habitación del bebé, una nota en la que alguien había escrito que pedían una recompensa de 50.000 dólares, si querían recuperar al niño.

Era una nota muy extraña, pues estaba escrita con mala caligrafía y además parecía redactada por algún extranjero que no dominase el inglés.

Además, exigía que el rescate se pagara en certificados de oro, que eran unos billetes con el anverso similar a los de los dólares actuales. Sin embargo, el escudo y el número de serie, que aparece en verde en los billetes actuales, en aquellos eran de color naranja.

A pesar de que en la nota le advirtieron que no lo hiciera, Lindbergh llamó a la Policía. Los agentes sólo encontraron una escalera de madera de esas que tienen varias piezas (como las que usaban antes los de la Telefónica); la manta del niño y las marcas dejadas en el barro por los neumáticos de un coche. Pero ninguna huella dactilar.

Algunos afirman que esa escalera no aguantó ese peso, porque estaba diseñada para arreglar tejados y no para apoyarla en el suelo.

Evidentemente, esta noticia no le podía pasar desapercibida a la prensa. Así que aquello se llenó de periodistas de todos los medios de comunicación.

Por otro lado, lógicamente, toda la Policía de ese Estado y los de alrededor se ponen manos a la obra. Incluso, el FBI, que entonces ni siquiera tenía competencias en el secuestro de personas.

Hasta el mismo Al Capone ofrece 10.000 dólares de recompensa por cualquier información sobre este caso y pone a trabajar a su banda para encontrarlo.

Por lo visto, una de las primeras sospechosas fue una criada, que trabajaba en la mansión de los suegros de Lindbergh, llamada Violet Sharpe. Parece ser que esta mujer se iba a casar con el mayordomo de esa misma casa. Sin embargo, de pronto, se suicidó, ingiriendo líquido de limpiar los metales.

Parece ser que el motivo fue que no quería que se supiera, que había pasado esa noche con otro hombre, que no era el mayordomo.

Ciertamente, hubo otros millonarios, que ofrecieron recompensas por cualquier información sobre el paradero de ese niño. Sin embargo, un profesor jubilado, llamado Joseph Condon, ofreció una recompensa de 1.000 dólares e, increíblemente, alguien le contestó por carta.

Incluso, parece ser que le dijeron que eran una banda formada por 3 hombres y 2 mujeres y que tenían al niño escondido en un barco. Para colmo, le enviaron el pijama del bebé. Condon se lo llevó a Lindbergh, éste lo reconoció y permitió que se pagase el rescate.

Parece ser que Condon pagó el rescate y, junto con Lindbergh, fueron a buscar al niño al barco que le habían indicado, pero allí no encontraron absolutamente nada.

Unos dos meses después del secuestro, un camionero, al que se le ocurrió hacer algo que hemos hecho todos, al conducir un coche. O sea, parar un momento fuera de la calzada para orinar. De repente, vio una mano entre unos matorrales y se dio cuenta que allí había un bebé. Así que fue a informar a la Policía. El cadáver estaba a unos 7 km de la casa de Lindbergh y tenía un golpe en la cabeza.

Parece ser que no le hicieron una detallada autopsia, porque estaba medio descompuesto y la teoría de la Policía fue que a los secuestradores se les cayó el niño por la escalera en el mismo momento del secuestro.

La madre se negó a ver el cadáver, mientras que el padre tampoco quiso verlo detalladamente, aunque dijo reconocerlo. Así que decidió que fuera incinerado y él tiraría sus cenizas al mar.

Sin embargo, parece que los investigadores tienen un golpe de suerte. A mediados de septiembre de 1934, un tipo pretende pagar en una gasolinera con uno de esos billetes.

Supongo que al empleado le llamarían la atención por dos motivos. El primero es que habían caducado el año anterior y el segundo es que estaba en la lista con los números de serie utilizados para el pago del rescate.

Eso hizo que el empleado tomara nota de su matrícula y avisara a la Policía. Con ese dato, los agentes entraron en la vivienda del sospechoso, situada en el Bronx de Nueva York, y allí encontraron 15.000 dólares de ese mismo tipo, camuflados en recipientes para aceite.

Aparte de eso, también hallaron en un papel el número de teléfono de Condon, un diseño para construir una escalera como la utilizada y trozos de madera, que luego se comprobó que eran iguales a los de la escalera hallada.

En aquella casa vivía un inmigrante alemán, llamado Bruno Hauptmann. Era carpintero y ya tenía antecedentes penales. No obstante, él siempre dijo que era inocente y que ese dinero era de un amigo suyo, que regresó a Alemania y ya había fallecido allí.

Entre enero y febrero de 1935 tuvo lugar el juicio contra Hauptmann. Parece ser que el fiscal sólo le acusaba de haber secuestrado al niño, pues achacaba su muerte a un accidente, mientras lo bajaban por la escalera.

Sin embargo, aquello se convirtió en un juicio mediático, donde todos 
lo acusaban de asesinato y pedían la pena de muerte.

Efectivamente, ese fue el veredicto del jurado. Por ello, el juez le condenó a morir en la silla eléctrica. Condena que se ejecutó el 03/04/1936.

Sin embargo, siempre hubo gente que dudó de su culpabilidad, como el mismo Edgar Hoover, fundador del FBI. Casualmente, la esposa de Hauptmann también se llamaba Anne y siempre defendió la inocencia de su marido.

La verdad es que casi nadie creyó que el enigma se resolviera con la condena y ejecución de Hauptmann.

Hay muchos interrogantes sin resolver cómo ¿quién sabía que esa era la habitación del niño y que el pestillo de su ventana no funcionaba? ¿por qué no actuaron más tarde, cuando todos estuvieran dormidos? ¿cómo sabían que la familia Lindbergh había decidido quedarse después del fin de semana, si eso no solían hacerlo? ¿Por qué no cortaron la línea telefónica, para que Lindbergh no pudiera llamar a la Policía? Así que es de suponer que tendrían algún contacto dentro de esa casa.

Por otra parte, en 1981, se desclasificaron algunos archivos del FBI sobre este caso. En ellos se vio que Condon no reconoció la voz de Hauptmann, que había oído a lo lejos, en la oscuridad nocturna de un cementerio, cuando fue a entregarle el rescate.

Los grafólogos concluyeron que Hauptmann no era la persona que había hecho esos escritos para Lindbergh.

En los billetes no se encontró ninguna huella digital de Hauptmann, pero sí de otros, que no supieron identificar.

A lo largo del tiempo, ha habido dos personas que han dicho ser el hijo de Lindbergh, que, según ellos, no había muerto, sino que había sido entregado a otra familia.  No obstante, los tribunales han desestimados ambos casos.

También se descubrió que varios de los compañeros de trabajo, que habían declarado que ese día Hauptmann no había acudido a la empresa donde trabajaba, habían sido presionados por la Policía para que declararan eso.

Los trozos de madera hallados en el taller de Hauptmann y que decían ser los mismos de los de la escalera, parece ser que los había llevado allí la Policía.

Incluso, un testigo, que afirmaba haber visto a Hauptmann, unos días antes, vigilando la casa de Lindbergh, por aquella época, ya estaba casi completamente ciego.

Hay hipótesis de todo tipo. Me ha llamado mucho la atención una curiosa teoría que todavía sostienen algunos. Según dicen, ese niño había nacido con ciertas deformidades y su padre se había dado cuenta de ello.

Ya sabemos que Lindbergh era un apasionado de la eugenesia. Incluso, unos años antes, realizó algunos experimentos científicos con el Dr Alexis Carrel, un famoso médico francés, que fue galardonado en 1912 con el Premio Nobel de Medicina por su contribución al desarrollo de la cirugía vascular y los trasplantes de órganos. Sin embargo, también era otro apasionado de la eugenesia. Así que, según dicen los que sostienen esta teoría, es posible que el piloto le pidiera consejo al médico.

Incluso, también dicen que es posible que los miembros de la banda quisieran extorsionar a Lindbergh, porque decían tener el cadáver del niño.

Por lo visto, como en esa fecha se sufría la Gran Depresión de 1929, se produjeron muchos secuestros de gente famosa o sus familiares.

Otro detalle que, por lo visto, no se les pasó por alto a los investigadores fue que un hermano de la niñera, Betty Gow, trabajaba en una de las fábricas de Ford, en Detroit, pero también pertenecía a un grupo de gánsteres llamados Purple gang, los cuales estaban especializados en secuestros y extorsiones. Sin embargo, nunca pudieron probar que estuviera relacionado con este caso.

Henry Ford siempre fue muy amigo de Lindbergh. Ambos fueron condecorados por Hitler. Sin embargo, tomaron partido por los Aliados en la II Guerra Mundial.

En fin, siento haberos dejado con más interrogantes que al principio, pero sólo puedo deciros que ese es el estado actual de esta cuestión.

 

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domingo, 11 de diciembre de 2022

EL FAMOSO PILOTO CHARLES LINDBERGH (2ª PARTE)

 

En mi anterior artículo dejé a este famoso personaje regresando a su país, donde, como es normal, recibió todo tipo de homenajes. Se publicaron docenas de libros sobre su hazaña, que, por lo visto, se vendieron muy bien.

Incluso, se organizó una gira por muchas ciudades USA, donde también fue agasajado y dio una serie de conferencias, en las que narró su viaje y expresó sus ideas sobre el futuro de la Aviación. Algo que todavía estaba empezando a despuntar.

Posteriormente, realizó otra gira por diversos países de Hispanoamérica, adonde voló pilotando su propio avión. Al final de la misma, voló desde St Louis hasta Washington DC para entregar su aeronave al famoso Smithsonian, con el fin de exhibirla dentro de sus colecciones.

Parece ser que todas estas charlas dieron lugar a un gran aumento en el número de solicitudes para ingresar en escuelas de vuelo y a una mayor demanda para la compra de aeronaves.

Durante su gira por Hispanoamérica conoció a la hija del embajador USA en México. Se casaron dos años después y tuvieron 6 hijos

Curiosamente, el Gobierno USA le pidió que realizase una visita a la Alemania de Hitler, al objeto de comprobar la calidad de sus aeronaves. Por lo visto, una de las personas que le mostraron esos avances fue la famosa piloto Hanna Reitsch, a la que ya dediqué otro de mis artículos.

Parece ser que nuestro personaje quedó muy impresionado por la simplicidad de construcción y las novedades que aportaba el caza Messerschmitt Bf109. Incluso, pudo pilotarlo.

Curiosamente, cuando remitió sus informes al Gobierno USA, los militares no le hicieron mucho caso, porque lo consideraron muy exagerado. No obstante, también realizó un viaje, con el mismo objetivo, a la URSS.

A partir de entonces, se puso a dar una serie de declaraciones que no gustaron a muchos. Como que Alemania ya poseía unos 8.000 aviones y podría construir otros 1.000 cada mes. Una cifra muy superior a la calculada por la Inteligencia francesa.

Así que quiso influir para que USA no entrase en otra guerra mundial, que ya se estaba adivinando en el horizonte. Incluso, fue apoyado por Joseph Kennedy, padre de JFK, y, por entonces, embajador de USA en el Reino Unido, el cual informó a su Gobierno que Francia estaba muy mal armada y que el Reino Unido sólo tenía una potente Armada, pero nada más.

Por tanto, recomendó que esos países incrementasen su fuerza aérea para disuadir a Hitler y que éste se centrase, exclusivamente, en un ataque a la URSS.

También, Lindbergh, se opuso a eliminar el embargo de armas a los países europeos para que USA no se convirtiera en lo que es ahora, el mayor fabricante de armas de todo el mundo.

En aquella época, en USA se vivía un gran debate entre los que querían participar en la II Guerra Mundial y los que querían ser neutrales e, incluso, regresar a la tradicional política aislacionista de ese país. Parece ser que Lindbergh se decantó por esta última y eso no gustó nada al Gobierno USA.

Así que hicieron una campaña contra él en los medios de comunicación, diciendo que era proalemán e, incluso, antisemita.

Por ello, participó en muchos actos, convocados por la asociación aislacionista American First. En sus charlas se opuso a que USA participase en esa guerra y hasta que se firmase la Ley de préstamo y arriendo para vender armamento a los Aliados. Por el contrario, abogó por firmar un tratado de neutralidad con Alemania.

Parece ser que eso enfadó mucho al presidente Roosevelt, el cual le calificó, públicamente, como derrotista. Por ello, Lindbergh, renunció a su grado de coronel, porque habían puesto en duda su lealtad a su país.

Al mismo tiempo, acusó tanto a los británicos, los judíos y el Gobierno USA por estar presionando para que su país entrase en esa guerra. Eso hizo que lo tachasen de nazi.

Por otra parte, también se hizo muy amigo de Henry Ford, el famoso fabricante de automóviles, el cual no disimulaba su antisemitismo.

Por lo visto, Lindbergh, admiraba la forma de entender la vida de los franceses, británicos y alemanes. Sin embargo, no le gustaba nada la URSS. Su idea era que el Ejército USA fuera muy potente para disuadir a otros países, pero nunca ofensivo.

Después de la entrada de su país en la guerra, quiso reingresar en el Cuerpo Aéreo, pero se lo denegaron. Así que se dedicó a ser consultor de ingeniería de varios fabricantes de aviones.

Parece ser que consiguió que lo enviasen al frente del Pacífico para comprobar el rendimiento de esos aviones e, incluso, le permitieron participar en algunas misiones de combate.

Incluso, realizó algunas mejoras en esos aviones para que consumieran menos combustible, lo cual les permitió realizar misiones a una mayor distancia de sus bases.

Al final de la guerra, le llevaron a ver unos campos de concentración nazis y se quedó perplejo, porque desconocía que hubieran ocurrido esas cosas.

Tras la II Guerra Mundial, fue nombrado asesor del jefe del Estado Mayor de la USAF y también de la Pan American Airways. Una famosa línea aérea que ya no existe.

En 1954 fue nombrado general de brigada de la reserva de la Fuerza Aérea y, ese mismo año, ganó el codiciado Premio Pulitzer por una novela, en la que relató su famoso vuelo con todo lujo de detalles.

Posteriormente, también estuvo presente en los lanzamientos de las naves del proyecto Apolo y comentó para la televisión esos acontecimientos .

En los años 50, había vivido largas temporadas en Alemania y parece ser que allí tuvo varios amoríos con ciudadanas de ese país. Fruto de ellos fueron 7 hijos de 3 mujeres distintas.

Parece ser que ellos nunca supieron quién había sido su padre hasta que una de estas hijas empezó a sospechar y, al cabo de los años, lo confirmó mediante pruebas de ADN.

A finales de los años 60 se preocupó por la supervivencia de las tribus primitivas y por las especies animales amenazadas de extinción. De esa forma, consiguió que

se fundaran parques nacionales tanto en Hawai como en Alaska.

En aquella época ya no era tan defensor de la tecnología, porque había empezado la Guerra Fría y temía que una guerra nuclear acabara con toda la Humanidad. Por eso mismo, se dedicó a defender la Naturaleza.

Tras su jubilación, ordenó construir una casa en la isla hawaina de Maui. Una especie de paraíso en medio de la naturaleza.

Desgraciadamente, en 1972, empezó a padecer un cáncer del sistema linfático, que, dos años después, acabó con él.

Parece ser que se trasladó a un Hospital de Nueva York, donde fue tratado mediante radioterapia, pero, al ver que no mejoraba, decidió suspender el tratamiento y regresar a su casa de Maui.

Allí murió y fue enterrado en un cementerio, que habían mandado construir él y su amigo y vecino Samuel F. Pryor, en la misma isla de Maui.

 

FIN DE LA SEGUNDA PARTE

 

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