lunes, 30 de septiembre de 2024

LA INMENSA LABOR DEL PERIODISTA E.D. MOREL

 

Como de costumbre, he elegido para este artículo a un personaje que, en la actualidad, es alguien casi desconocido para nosotros. Sin embargo, ya veréis que, en su época, fue alguien muy influyente a nivel mundial.

Edmund Dene Morel, que era cómo se llamaba nuestro personaje de hoy, nació en 1873 en París. Curiosamente, era hijo de un francés y una británica.

Su padre fue un funcionario del Ministerio de Finanzas de Francia. El problema fue que murió cuando Edmund sólo tenía 4 años. Eso hizo que la familia tuviera graves problemas económicos, porque su familia paterna no les quiso ayudar. Así que su madre, que era cuáquera, optó por regresar al Reino Unido con su hijo.

Parece que allí tampoco les fue muy bien, porque su madre enfermó y él tuvo que dejar sus estudios a los 15 años para ponerse a trabajar.

Comenzó trabajando en la naviera Elder Dempster, de Liverpool, cuyo propietario era Alfred Jones. Aparte de ello, se sacaba un dinero extra dando clases de francés.

En aquella época, empezó a escribir artículos para los periódicos. Sus fuentes eran las conversaciones que mantenía con los marinos, que acudían a su oficina.

En 1896, solicitó la nacionalidad británica y ese mismo año se casó con Mary Richardson. El matrimonio tuvo 5 hijos.

En 1898, como su compañía tenía en exclusiva el transporte marítimo entre Bélgica y su colonia del Congo, le enviaron a Amberes para que controlase la carga y descarga de las naves de su empresa.

Allí pudo comprobar que, mientras esas naves solían venir cargadas con inmensas cantidades de caucho y marfil, siempre volvían al Congo repletas de armas, cadenas y municiones. O sea, que estaban sometiendo a los nativos a la esclavitud.

Así que tuvo la ocurrencia de ir a contárselo al presidente de su compañía, el cual le aconsejó que no hiciera caso y siguiera haciendo su trabajo. Estaba claro que se estaba forrando con ese negocio.

Por ello, Edmund, se dedicó a entrevistarse con misioneros, marinos y gente de todo tipo, que hubiera estado en el Congo belga para hacerse una idea de lo que estaba ocurriendo allí.

A pesar de que en su empresa le ofrecieron un puesto muy bien remunerado para que permaneciera en silencio, eso fue lo que le animó a dejar su trabajo y denunciar lo que estaba ocurriendo a base de escribir artículos en periódicos franceses y británicos.

Fundó su propio periódico, The West African Mail, donde denunció que se estaba sometiendo a la población congoleña a realizar trabajos forzados, les torturaban, les mutilaban y hasta les asesinaban.

A los hombres les ponían una serie de objetivos diarios. Si no los cumplían, les cortaban la mano derecha o secuestraban a sus mujeres. A veces, ambas cosas.

Curiosamente, en un principio, su antiguo jefe apoyó a ese periódico con el fin de que no contara todo lo que sabía. Sin embargo, muy pronto le retiró su apoyo.

Creo que, antes de seguir, es preciso explicar qué ocurría en el Congo.

En 1885 se celebró la famosa Conferencia de Berlín, por la que los países europeos se repartieron el territorio de África, donde sólo había dos países independientes. Uno era Liberia, fundada por los abolicionistas de USA para enviar allí a los esclavos, que vivían en América y que desearan regresar a África. El otro era lo que se llamaba Abisinia y hoy conocemos como Etiopía.

El rey Leopoldo II de Bélgica creó la denominada Asociación Internacional del Congo y convenció al resto de las potencias allí reunidas para que le cedieran ese territorio para fines humanitarios y filantrópicos.

Una vez que aceptaron su propuesta, cambió el nombre de esa Asociación por el de Estado Libre del Congo, el cual estaría gobernado por él, en calidad de monarca absoluto. Un territorio con una superficie de 2.344.000 km2.

Curiosamente, tal y como indicaba la Constitución de Bélgica, su parlamento aprobó que su monarca fuera, a la vez, rey de Bélgica y del Congo.

Sin embargo, sólo se trataba de una unión de países en una persona y no una colonia de Bélgica, sino de Leopoldo II.

Las atrocidades cometidas por los representantes de ese monarca dieron lugar a muchas denuncias. Entre ellas, la famosa novela “El corazón de las tinieblas”, cuyo autor fue Joseph Conrad.

Sin embargo, lo que hizo más efecto fue el informe del diplomático británico Roger Casement, al cual dediqué otro de mis artículos y que provocó un gran escándalo a nivel internacional.

 En 1904, el Gobierno británico encargó a Casement que viajara por el Congo para conocer in situ lo que estaba ocurriendo allí.

Incluso, el célebre autor Arthur Conan Doyle también relató en su novela “El crimen del Congo”, las atrocidades cometidas por los esbirros de Leopoldo II. Un Ejército privado autodenominado Fuerza Pública.

En 1904, Casement junto a E. D. Morel fundaron la Asociación para la reforma del Congo. Ciertamente, movilizaron a la opinión pública a base de difundir fotos sobre las atrocidades, que se estaban cometiendo en el Congo. También impartieron conferencias y charlas para dar a conocer la realidad de lo que estaba ocurriendo. Organizaron manifestaciones masivas y buscaron el apoyo de celebridades para intentar presionar a las grandes potencias a fin de que cesara el maltrato a los congoleños.

Realmente, Morel, que era un gran orador, fue el que llevó la voz cantante. Ciertamente, Casement también podría haber realizado esa labor, sin embargo, no podía, ya que era un representante del Gobierno británico.

Incluso, tuvieron la colaboración de varios misioneros, que acababan de regresar del Congo, los cuales dieron cientos de charlas, tanto en el Reino Unido como en USA, para contar lo que pasaba en el Congo.

Hasta el célebre escritor Mark Twain publicó un panfleto titulado “El soliloquio del rey Leopoldo”, donde se burla de este monarca y “las cosas buenas” que hizo en el Congo.

Parece ser que el que más apoyo financiero les dio fue el millonario y empresario cuáquero William Cadbury, fundador de la famosa marca de chocolates que lleva su nombre.

Por otra parte, el rey Leopoldo II, contrató al abogado USA Henry Kowalsky para intentar que el Gobierno USA se pusiera de su parte y no hiciera caso a la Asociación de Morel.

Parece ser que el rey le retiró su confianza, después de que ese abogado se hubiera liado a puñetazos con otras personas en medio de un juicio.  Sin embargo, éste le exigió una renovación del contrato y la correspondencia entre ambos llegó a los periódicos del infame William Randolph Hearst, los cuales publicaron todos los sobornos que había realizado a diversos senadores.

Así que esta vez, los gobiernos del Reino Unido y USA, este último presidido por Theodore Roosevelt, se dieron mucha prisa para aplacar ese escándalo y propusieron la llamada Solución belga. Ésta consistió en obligar al rey Leopoldo II a renunciar al Congo para que pasara a ser una colonia de Bélgica.

Así, tras una dura votación en el Parlamento de Bélgica, en noviembre de 1908, el Congo pasó a ser el Congo belga.

Realmente, se siguió forzando a los congoleños a trabajar, pero de una manera menos dura y sin utilizar la violencia.

No obstante, permanecieron en sus cargos tanto el gobernador, que había sido nombrado por el monarca belga como todos sus ayudantes.

Como es de suponer, el Estado belga apenas se preocupó ni de la Sanidad, ni de la educación de los congoleños.

Sin embargo, muchas empresas mineras belgas y de otros países se instalaron allí, atraídas por la gran riqueza mineral, que había en ese inmenso territorio.

En 1911, Morel dio por terminada su campaña hacia el Congo belga. A partir de entonces, visitó otros países, como Marruecos o Nigeria.

En 1912, se presentó a las elecciones generales del Reino Unido, como candidato del Partido Liberal, pero no ganó un escaño.

En la época anterior a la I Guerra Mundial demostró que era un pacifista y se opuso a que su país interviniera en esa guerra, que ya se veía venir muy pronto. Incluso, llegó a ser, brevemente, encarcelado por enviar folletos pacifistas a otros países. Algo que era ilegal. No obstante, ese período en la prisión le trajo graves problemas de salud.

De hecho, publicó un libro titulado “Diplomacia de antes de la guerra”, donde daba a conocer todos los pasos que se estaban dando para lograr el estallido de la guerra.

Incluso, en la posguerra, publicó varios artículos, donde denunció las violaciones y robos cometidos por los soldados senegaleses, que Francia había enviado para ocupar la zona del Ruhr.

Durante la I Guerra Mundial lo pasó muy mal, porque muchos le acusaron de ser simpatizante de los alemanes y hasta un posible espía alemán. Incluso, la cosa se agravó cuando detuvieron a su amigo, el irlandés Casement, con un cargamento de armas, enviado por los alemanes para apoyar la insurrección en Irlanda. Por ello, fue juzgado, condenado a muerte y ahorcado.

No obstante, en 1922, consiguió un escaño en la Cámara de los comunes por el Partido Laborista, quitándole su escaño nada menos que a Winston Churchill. Siendo reelegido en 1924. Parece ser que celebró su victoria sobre Churchill, porque lo consideraba un tipo muy belicista.

Incluso, varios políticos británicos pidieron su nominación para el Premio Nobel de la Paz, pero no lo consiguió. No obstante, durante varios años fue asesor del primer ministro Ramsay MacDonald.

Por el contrario, en Bélgica tenía muy mala prensa, pues muchos alegaban que lo que intentaba era que el Reino Unido se anexionara el Congo belga, favoreciendo los intereses comerciales de las empresas británicas.

Argumentaban que Morel trabajó en una gran empresa de Liverpool y que muchos empresarios de esa ciudad le ayudaron para que publicase todos esos folletos y panfletos a fin de romper el monopolio comercial de Leopoldo II sobre el Congo.

También le acusaron de ser tan colonialista como los demás y de pensar que los africanos eran inferiores a los europeos.

Lo cierto es que Morel escribió que muchos africanos estaban obsesionados por tener cuanta más descendencia mejor, a causa de la gran mortalidad infantil que había en ese continente. Por ello, le acusaron de racista.

Durante la I Guerra Mundial fundó, junto con otras personalidades, como Ramsay MacDonald la Unión de Control Democrático. Esta organización pedía que se suprimiera la diplomacia secreta, para que fuera controlada por el Parlamento. Después de la guerra, debería crearse una organización internacional para prevenir conflictos en el futuro. Lo que luego sería la Sociedad de Naciones.

También pedían que, al final de la guerra, no se humillase a los vencidos, porque esto podría dar lugar a futuras guerras. Como ocurrió tras el Tratado de Versalles.

Escribió muchos artículos en la revista de su organización. Incluso, culpó del inicio de la guerra a Francia y a la Rusia zarista y no a los imperios centrales, como se había hecho en Versalles. Como ya mencioné en mi artículo sobre el coronel Redl.

También fue muy crítico con el Tratado de Versalles y acertó plenamente, cuando dijo que daría paso a otra guerra.

Desgraciadamente, en 1924, sufrió un ataque cardiaco del que no pudo recuperarse y falleció.

El famoso escritor George Orwell, lo definió como “un hombre heroico, pero ya olvidado”.

Para terminar, hay que decir que su hija Stella se casó con un activista político polaco, llamado Joseph Retinger. Seguro que, dicho así, a casi nadie le sonará de nada. Sin embargo, si empiezo diciendo que, durante la II Guerra Mundial, fue el principal asesor del Gobierno polaco en el exilio.

Durante la posguerra fue uno de los miembros fundadores del Movimiento Europeo, en el que se basaron para crear la actual UE.

Incluso, fue uno de los fundadores del famoso Club Bilderberg y hasta fue nominado para el Premio Nobel de la Paz, aunque tampoco se lo concedieron.

 

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2 comentarios:

  1. Impresionado me quedo...
    Mucha historia la conocía, pero como ya he dicho son trazos de brocha gorda...
    Me asombra que existan persona como ésta.
    Siempre un placer y esperando ansioso el siguiente.
    Un saludo

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    1. Supongo que no le perdonarían el haberse metido con un país europeo, como Bélgica, y también el dar a conocer todos los tejemanejes, que dieron lugar a la I Guerra Mundial.
      Muchas gracias por su comentario y saludos.

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